Fernando Coloma
Francisca Dussaillant
María Paz Lagos
El candidato a la Presidencia Sebastián Piñera está proponiendo una extensión del permiso posnatal, política que repercutirá en el bienestar tanto de las madres como de los recién nacidos.
La propuesta contempla extender el período posnatal de 12 a 18 semanas, donde se podrá elegir entre tomar el permiso en modalidad full-time o en forma parcial, dentro de un período que abarca hasta los seis meses. Además estará la posibilidad de trasladar semanas del pre al posnatal. Aquellas mujeres que lo deseen (y si empleador y médico están de acuerdo) podrán volver a trabajar en jornada parcial a partir de la novena semana y hasta los seis meses después del parto. La flexibilidad que contiene esta iniciativa permite acomodar el posnatal a las realidades individuales de cada mujer y puesto de trabajo.
Esta propuesta es una respuesta al creciente reconocimiento de la literatura científica acerca de los beneficios de una lactancia prolongada, en términos de los vínculos que se crean entre madre e hijo y de lo que ello significa para el desarrollo emocional del niño y de su posterior desempeño en la escuela y en la sociedad. Desde esta perspectiva, se trata de una iniciativa que fortalecería la familia y que tendría a la vez una clara implicación en la formación de capital humano del niño y, por ende, en su capacidad de enfrentar de mejor manera su inserción laboral futura.
Bajo una óptica estrictamente económica, al argumento que destaca los eventuales efectos positivos en el capital humano del niño se contrapondría, en principio, al clásico argumento contrario a la extensión del posnatal, cual es que dicha extensión limitaría las oportunidades laborales de las mujeres. Sin embargo, esta última aprensión no es respaldada por la evidencia empírica, pues no existe experiencia de extensión de este tipo de permisos en el mundo que haya tenido como consecuencia una caída en el empleo femenino.
Desde la teoría económica, esto se podría explicar porque el efecto en la expansión de la oferta sería más importante que el de reducción en la demanda. Por el lado de la oferta de trabajo femenino, un posnatal más largo es muy bien percibido por las mujeres, que verán un mercado laboral atractivo y amigable con sus necesidades de conciliación de familia y trabajo. Por el lado de la demanda de trabajadoras por parte de los empleadores, ésta no necesariamente disminuye, ya que tal política, al ser financiada por el Estado, no tiene costos directos. En términos indirectos sí podría caer la demanda, porque las empresas podrían ver como menos atractiva la contratación de mujeres en edad fértil, pues ellas eventualmente van a obligar a mayores costos de reemplazo frente a un posnatal más largo. Sin embargo, existen peculiaridades de la realidad chilena que permiten anticipar que este último efecto puede ser poco importante.
La primera de ellas es que durante la última década ha aumentado dramáticamente el uso de las licencias por enfermedad del niño menor de un año -particularmente entre el cuarto y el sexto mes posparto-, lo que, junto con dejar entrever un uso fraudulento de la licencia, implica costos significativos para algunas empresas por la poca previsibilidad que pasa a tener la prestación de los servicios de la mujer durante dicho período. Así, la existencia de un posnatal flexible, cuya distribución a través del tiempo es conocida por los empleadores, les daría a ellos una mayor certidumbre respecto del tiempo por el que deben contratar a un reemplazante. La segunda peculiaridad es que un posnatal más largo disminuirá la carga de costos de sala cuna en la que deben incurrir por ley las empresas con más de 20 trabajadoras.
Todo esto lleva a pensar en una demanda por trabajadoras que se mantendrá relativamente estable al extenderse el posnatal y una oferta de mano de obra femenina que se expandirá apreciablemente, lo que debiera redundar en un nivel de empleo femenino superior al que tenemos hoy en día, al menos para el caso de mujeres que no se encuentran restringidas por el salario mínimo. Sin embargo, por prudencia, y dado que no tenemos ningún estudio específico para la realidad chilena, la propuesta considera una extensión relativamente acotada del permiso (en seis semanas) con el objeto de realizar una evaluación cuidadosa de su impacto antes de tomar decisiones más radicales.
Finalmente, cabe señalar que con esta iniciativa se recoge a la vez la experiencia de algunas empresas privadas chilenas que desde hace algunos años ya implementan retornos paulatinos del posnatal, con efectos positivos en la disminución de las licencias médicas por enfermedad de hijo menor de un año, menor ausentismo y mayor compromiso de las madres beneficiadas.
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Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
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