En medio de la agitada polémica en torno a la capacidad de integración en la sociedad germana de los inmigrantes turcos y árabes desatada por el banquero Thilo Sarrazin, que les acusó de abusar del sistema social del país, el prestigioso Instituto de Investigaciones Económicas (DIW) de Berlín, señaló que Alemania necesitará, a partir de 2015, por lo menos 500.000 inmigrantes anuales para poder mantener en funcionamiento la economía del país.

Esta proyección, que puede causar inquietud en amplios sectores de la sociedad germana, fue dada a conocer por el presidente del Instituto, Klaus Zimmermann, quien señaló que el país también necesitará con urgencia aumentar la edad laboral hasta los 70 años para poder mantener los niveles de bienestar que existen en la actualidad.

«A partir de 2015 perderemos cada año 250.000 trabajadores. Entonces faltarán ya en el mercado tres millones de empleados, sobre todo fuerzas cualificadas. A la vez, los trabajadores serán cada vez mayores, con lo que aumentará el número de los más formados». explicó el economista en una entrevista publicada en el periódico 'Hamburger Abendblatt'.

«Necesitamos urgentemente mano de obra e inmigrantes del extranjero, como mínimo 500.000 al año para asegurar nuestra economía. La inmigración del futuro deberá estar orientada al mercado laboral y a las necesidades a corto plazo: quien obtenga un puesto de trabajo podría venir para un periodo de cinco años», añade Zimmermann

Pese al enfoque predominantemente económico del presidente del DIW, el economista también añade un poco más de aceite a la hoguera que provocó Sarrazin con su libro 'Alemania se desintegra'. Sugiere que el problema de la inmigración turca y árabe es cultural y no religioso. Según Zimmermann, a Alemania solo llegan inmigrantes campesinos, porque los turcos con estudios universitarios, la mayoría procedentes de Estambul, eligen Estados Unidos como principal destino para inmigrar. «La Unión Europea tiene que abrir sus fronteras a Turquía», sugiere el economista. «Debemos animar a los inmigrantes a una mejor formación e integración, pero también tenemos que ofrecer más para que esa integración sea un éxito», añade.

Y es que la burocracia alemana y un injustificado temor relacionado con el origen de los inmigrantes han creado un problema añadido. Actualmente viven en Alemania más de 500.000 titulados extranjeros que no pueden ejercer sus profesiones porque las autoridades no les reconocen su acreditación universitaria. Según Maria Böhmer, responsable del gobierno alemán para asuntos migratorios, este aspecto de la sociedad germana representa un «gigantesco desperdicio» de recursos, causado por el control neurótico que ejercen las autoridades de la federación y de los 'Länder' para reconocer los títulos.