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Una de las revelaciones de Giorgio Martelli ante la Fiscalía fue que el presidente de Enersis, Jorge Rosenblut, lo contactó con el abogado José Tomás Guzmán para gestionar el dinero que el Grupo Angelini entregó a la pre-campaña de Bachelet. Con un bajísimo perfil, Guzmán ha presidido casi todas las empresas del holding y fue la mano derecha del fundador del grupo, Anacleto Angelini. Se le atribuye un rol clave en el lobby por la anterior Ley de Pesca. Hasta ahora las empresas de Angelini involucradas en financiamiento irregular de la política son Copec, Celco, Cruz del Sur, Corpesca y Siemel.

A sus 86 años, José Tomás Guzmán Dumas exhibía a lo menos dos logros profesionales: hacer una exitosa carrera por más de seis décadas al alero del Grupo Angelini y, al mismo tiempo, mantener un bajísimo perfil. Ahora, llegó el fin del anonimato del abogado, socio, amigo y albacea del fallecido Anacleto Angelini, fundador del conglomerado que a través de AntarChile controla un imperio construido sobre los rubros forestal, pesquero y energético. Y ello, porque el operador político Giorgio Martelli declaró ante la Fiscalía que fue Guzmán –a través del presidente de Enersis, Jorge Rosenblut– quien gestionó el desembolso de más $200 millones para financiar irregularmente la pre-campaña de Michelle Bachelet, entre 2012 y 2013.

"Al igual que SQM Salar, Jorge Rosenblut me contactó con José Tomás Guzmán y me dijo el monto autorizado para la operación con el Grupo Angelini. Guzmán estableció la distribución de financiamiento entre las empresas del grupo y me indicó los montos de cada empresa de un monto general que se había pactado entre Guzmán y Rosenblut", contó Martelli a los fiscales, según los extractos de su declaración dados a conocer por TVN.

Las empresas designadas por Guzmán para hacer los pagos fueron Celulosa Arauco (Celco), Seguros Cruz del Sur y Copec. El abogado tenía autoridad para tomar la decisión: José Tomás Guzmán fue presidente de las dos primeras compañías hasta el año 2013 y aún es vicepresidente de Copec.

Jaime Orpis

Jaime Orpis

Desde hacía ya casi dos años que el financiamiento político irregular se había convertido en un problema para el Grupo Angelini. En 2013, CIPER dio a conocer que otra de sus empresas, Corpesca, había pagado $25 millones a un asesor de la diputada Marta Isasi durante la tramitación de la Ley de Pesca (vea el reportaje de CIPER "Ex asesor de diputada Marta Isasi revela pagos de Corpesca para financiar campañas políticas"), lo que le costó la salida y un juicio por soborno (aún en desarrollo) al gerente general de la pesquera, Francisco Mujica, y una investigación judicial por cohecho a la ex parlamentaria. Fue justamente durante esa indagatoria que Mujica reveló que también había realizado pagos irregulares al senador Jaime Orpis (UDI). En abril pasado, Corpesca debió rectificar sus declaraciones tributarias entre los años 2009 y 2013, por $235 millones pagados de manera directa o indirecta a Orpis.

No sería el único reconocimiento del holding: revista Qué Pasa reveló que a comienzos de mayo el grupo hizo una nueva rectificación ante el Servicio de Impuestos Internos (SII) y pagó $850 millones por tributos adeudados debido a financiamiento político ilegal. Además, la revista informó que Cruz del Sur registra $90 millones pagados a Harold's & Johns Business & Law, la sociedad de Alex Matute y Harold Correa, uno de los hombres de la G-90 (PPD) más cercanos al ex ministro del Interior Rodrigo Peñailillo y actual jefe de gabinete del ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre.

Giorgio Martelli

Giorgio Martelli

Cruz del Sur fue vendida en 2013 al Grupo Security, el que según el diario Pulso, ya confirmó al Ministerio Público que en total se pagaron unos $120 millones a las sociedades Asesorías y Negocios, de Martelli, y a Harold's & Johns entre los años 2011 y 2012. Antes de que Cruz del Sur fuera vendida al Grupo Security, el Grupo Angelini ejercía su control a través de Inversiones Siemel, sociedad que se mantiene en el holding y que registra en 2013 un pago de $7,9 millones a Eduardo Montalva, asesor del senador Iván Moreira (UDI). Montalva también emitió boletas para el Grupo Penta y fue el propio Moreira quien asumió ante los fiscales que ninguno de sus colaboradores hizo trabajos para empresas de Penta.

La investigación del financiamiento irregular de la política que lleva a cabo el Ministerio Público y que partió por ilícitos tributarios del Grupo Penta, ya alcanza a otras cuatro grandes empresas: Soquimich (SQM), Grupo Angelini, Aguas Andinas y Enersis, entre otras. El presidente del gigante energético de América Latina, Jorge Rosenblut, quien fue recaudador de la campaña de Michelle Bachelet y el contacto de Giorgio Martelli con Guzmán (Angelini) y Patricio Contesse (SQM), deberá declarar en los próximos días como imputado (ver reportaje de CIPER: Jorge Rosenblut: las huellas del próximo imputado por la caja negra de Martelli). Después será el turno de José Tomás Guzmán.

EL CONSIGLIERE

Quienes lo conocen dicen que José Tomás Guzmán no venía de una familia acomodada: era un joven esforzado. Mientras estudiaba Derecho en la Universidad de Chile trabajaba en el Hipódromo cortando boletos y en otras tareas menores para juntar dinero. Un trabajo que compartía con otro compañero de universidad: Carlos Figueroa Serrano (DC), ex ministro de los presidentes Frei Montalva y Frei Ruiz Tagle. Junto al también abogado Mario Diez Urzúa, Guzmán y Figueroa comprarían su primer caballo: "Casaca".

Hasta hace pocos años, Guzmán mantenía los lazos de amistad con un grupo de sus compañeros de Derecho de la "U": Carlos Figueroa Serrano, José Florencio Guzmán, José Said Saffie, Patricio Figueroa Velasco, Patricio Silva del Campo, Gustavo Ross y Mario Diez Urzúa.

Tras graduarse, José Tomás Guzmán ingresó al estudio jurídico de Aquiles Portaluppi, quien sería su mentor, además del marido de su hermana, Carmen Guzmán. Con el tiempo, se harían socios y el estudio pasaría a llamarse Portaluppi, Guzmán y Bezanilla.

Anacleto Angelini

Anacleto Angelini

"Conocimos a don Cleto cuando venía llegando de Italia (1948). En el avión se sentó junto a un cliente de la oficina de Aquiles Portaluppi, y este señor le recomendó como abogado a Aquiles. Ambos fueron amigos toda la vida, vivieron muy unidos", contó José Tomás Guzmán a El Mercurio en septiembre de 2007, tras la muerte de Anacleto Angelini, "don Cleto". Un abogado que fue testigo de cómo Anacleto Angelini y Portaluppi fueron estrechando su relación profesional y personal, cuenta que éste último se convirtió en una especie de consigliere para el fundador del holding, rol que tras el fallecimiento de Portaluppi (1989) heredó Guzmán.

El estudio de Portaluppi se transformó en el bufete de cabecera de Angelini, al punto de funcionar físicamente en el mismo lugar. En 2001, se mudaron juntos al edificio corporativo de 21 pisos que el grupo encargó al afamado arquitecto Borja Huidobro. Ubicado en El Golf 150, en Las Condes, el piso 19 es el centro de operaciones de sus principales ejecutivos. Allí ejerce el control del holding el sobrino y heredero del fundador, Roberto Angelini, hoy presidente de AntarChile y Empresas Copec.  En el piso 18 funciona Portaluppi, Guzmán y Bezanilla.

Pero el rol de José Tomás Guzmán en las empresas va mucho más allá de un asesor jurídico de confianza. Guzmán es accionista de Inversiones Angelini y Compañía Limitada, el principal vehículo de inversión de la familia Angelini, creado en 1978 como Inversiones Topocalma y rebautizado en 2002. En ese momento, los socios eran Anacleto Angelini, su esposa María Noseda y sus sobrinos Roberto y Patricia Angelini, entre quienes se dividió la participación del fundador tras su muerte. El único socio que no es de la familia es Guzmán.

Otras tres sociedades con domicilio en paraísos fiscales figuran entre los accionistas de Inversiones Angelini: Jean Pierre y Yolab (Panamá) y Vengalia (Islas Vírgenes Británica). Las tres son representadas por dos abogados ligados al grupo: Juan Edgardo Goldenberg y Arnaldo Gorziglia. Aunque Roberto Angelini ha dicho que pertenecen a "fondos de inversión que en su momento ayudaron a don Anacleto", sus dueños permanecen amparados por el secreto de los paraísos fiscales. Por eso, hay quienes creen que en realidad quienes están detrás son los mismos Angelini.

Además de José Tomás Guzmán, el único ejecutivo ajeno a la familia que participó de Inversiones Angelini fue Alejandro Pérez, el ex gerente de Celco que dejó la compañía tras el desastre ecológico que arrasó con los cisnes en la planta Valdivia. "Alejandro Pérez fue al sacrificio, pero don Anacleto le agradeció", recuerda un ejecutivo de la época. En 2006, Anacleto Angelini compensó la lealtad de Pérez permitiéndole el ingreso a su sociedad con un 0,5%, equivalentes a $850 millones de la época. Cuatro años más tarde, Pérez vendió su parte a dos sociedades de la familia Angelini y se convirtió luego en el controlador de la Universidad San Sebastián, entre otros negocios.

Roberto Angelini

Roberto Angelini

La participación de José Tomás Guzmán en Inversiones Angelini también ha sido siempre pequeña en términos porcentuales, pero al mismo tiempo millonaria. En el último aumento capital, realizado en septiembre de 2011, su participación directa equivalía a US$ 29 millones, a lo que hay que sumar otros US$ 54 millones que posee a través de Agroforestal e Inversiones Maihue Limitada, una de sus sociedades familiares. Para entonces, el capital de Inversiones Angelini era de US$4.400 millones.

Inversiones Angelini controla el 63,4% de Antarchile, la matriz de Empresas Copec (Celco, Copec y Abastible), Eperva (Corpesca) e Igemar. Después de Inversiones Angelini, los principales accionistas son las dos sociedades panameñas (Jean Pierre y Yolab) y Agroforestal e Inversiones Maihue, el vehículo de inversión de José Tomás Guzmán. Nuevamente la participación de Guzmán es pequeña (2,86%), pero el valor bursátil de Antarchile es de más de US$ 15.000 millones, con lo que sus acciones están valorizadas en unos US$ 430 millones.

Gracias a la confianza de los Angelini, José Tomás Guzmán ha ocupado los más altos puestos directivos en las empresas del grupo y aún hoy, pese a su avanzada edad, tiene un lugar en la mesa de casi todas las compañías. Actualmente es vicepresidente de AntarChile y de Empresas Copec. En Celco fue presidente hasta 2005, cuando lo reemplazó el ex ministro Alberto Etchegaray, un hombre más político que debió enfrentar la crisis de los cisnes. Pero cuando Etchegaray renunció en mayo de 2007, Guzmán volvió a la presidencia, donde se mantuvo hasta abril de 2013.

En el área pesquera, Guzmán es director de Corpesca. El abogado de confianza del Grupo Angelini encabezó Seguros Cruz del Sur hasta su venta en 2013, año en que también dejó la presidencia de Siemel, la sociedad desde donde el grupo controlaba la aseguradora y donde el abogado sigue siendo director. También ocupa un lugar en la mesa directiva de la Fundación Copec-UC y es miembro del consejo asesor del Centro de Estudios Públicos (CEP). A este influyente centro de pensamiento, fundado y controlado por Eliodoro Matte, el Grupo Angelini comprometió en enero de 2014 una donación de $2.500 millones.

Un ex ejecutivo del grupo cuenta que Guzmán siempre ha sido un directivo muy presente en las compañías en las que ha participado, pero con una mirada más legal que de perspectiva empresarial. "Él está por sobre el bien y el mal, es una persona de confianza", grafica la misma fuente, quien define a Guzmán como un católico muy devoto, afable y que tiene una buena relación con los empleados de las empresas.

Sobre su posición política hay dos versiones. Quienes lo conocen de larga data dicen que fue un hombre muy cercano a la Democracia Cristiana hasta que Salvador Allende asumió la presidencia en 1970. Los que han compartido con él en los últimos 20 años dicen que "es un hombre más bien de derecha". De allí que a todos sorprenda su relación con Jorge Rosemblut (PPD) y los aportes del grupo que él canalizó a través de Giorgio Martelli para la preparación de la campaña presidencial de Bachelet.

Tras la muerte de Anacleto Angelini en agosto de 2007, quedó clara su cercanía con su abogado de cabecera. José Tomás Guzmán fue el encargado del discurso principal en su funeral. Luego, cuando dos meses más tarde se conocieron los detalles de su testamento, se descubrió que Guzmán y Roberto Angelini –el sobrino que era como un hijo para Anacleto Angelini y su heredero empresarial– habían sido elegidos como sus albaceas. Los US$325 millones que se pagaron en impuestos sirven para dimensionar el volumen de la herencia que les fue confiada por el fundador del holding. De acuerdo a la última medición de la revista Forbes, la fortuna de Roberto Angelini y su familia asciende a actualmente a US$ 1.500 millones.

CIPER intentó comunicarse con José Tomás Guzmán, pero no fue posible. A través de su secretaria, agradeció el interés de obtener su versión pero rechazó responder a nuestras consultas.

LOS ZALDÍVAR Y EL LOBBY

La Ley de Pesca tramitada durante 2012 expuso el poder y las armas que está dispuesto a desplegar el Grupo Angelini con tal de conseguir un marco legal que favorezca sus operaciones pesqueras en el norte del país. Será precisamente por las artimañas empleadas en ese período que los ejecutivos de la compañía deberán responder ante la justicia. Aunque el poder de lobby de los Angelini ya era conocido desde hace años y se desplegaba sin pudores en el Congreso y en los pasillos de La Moneda. En ese juego, José Tomás Guzmán ha tenido un rol relevante.

Un reportaje publicado en La Tercera en julio de 2002 expone en detalle la estrategia pesquera de Angelini. Dos años antes, el grupo había desplegado su lobby para evitar que se establecieran cuotas de pesca en las regiones I y II, donde es el actor más poderoso, consiguiendo que la ley se aplicara desde la Tercera Región al sur. Sin embargo, contra todo pronóstico, la nueva normativa había resultado beneficiosa para las grandes empresas. Fue así como las pesqueras de Angelini –consigna La Tercera- consiguieron en 2002 que el entonces presidente del Senado, Andrés Zaldívar (DC), presentara un proyecto que ampliaba las cuotas hacia el norte.

Andrés Zaldivar

Andrés Zaldivar

Los vínculos entre la familia Zaldívar y Anacleto Angelini son conocidos y se han usado como ejemplo de la forma en que el sector privado permea a los políticos. Felipe Zaldívar, hermano del senador y quien dirigía el área pesquera del holding en 2002, era de los empleados más antiguos de Angelini. Además, algunos miembros de la familia Zaldívar tenían participación accionaria en estas empresas.

Según el artículo de La Tercera, el lobby de Angelini estuvo comandado por José Tomás Guzmán, Felipe Lamarca y Manuel Bezanilla (socio de Guzmán en el estudio),  quienes "fueron mandatados para obtener un favorable proyecto de ley, como ocurrió". En el Congreso, el grupo "se apoyó en dos de sus más cercanos colaboradores del mundo político, puntualmente de la Democracia Cristiana: el presidente del Senado, Andrés Zaldívar, y su hermano, también senador y timonel de esa colectividad, Adolfo". Luego, el reportaje detalla todas las gestiones que hizo Andrés Zaldívar en el Congreso y cómo su presión llegó a generar rechazo entre los parlamentarios de su partido, que no entendían "la pillería" de su interés en este proyecto.

Este estilo no desapareció con el tiempo. Cuando se conocieron ahora los millonarios pagos de Corpesca al senador Orpis, diversos medios dieron a conocer los proyectos que el parlamentario impulsó o apoyó en el Congreso y que beneficiaban a esa empresa. Los pagos a Martelli dejan abierta la pregunta de qué esperaban a cambio Guzmán y el Grupo Angelini al financiar irregularmente la pre-campaña de Michelle Bachelet.

El escenario judicial esta vez se avizora difícil para las empresas del Grupo Angelini. Y ello, porque el fiscal nacional, Sabas Chahuán se hizo cargo del juicio por soborno y cohecho en el que está involucrado Corpesca, el que dirige junto a la investigación de los ilícitos del financiamiento político en que incurrieron Grupo Penta, Soquimich, Grupo Angelini, Enersis y otras empresas. Será el equipo liderado por Chahuán y Carlos Gajardo el que interrogará al consigliere de Anacleto Angelini: José Tomás Guzmán.