Deus Ex: Human Revolution, sobre las consecuencias de un futuro biónico
Llevo unos días jugando al esperadísimo juego de Eidos Deus Ex: Human Revolution, supone argumentalmente una precuela al videojuego publicado originalmente hace diez años y nos sitúa en un futuro distópico donde grandes corporaciones, gobiernos y asociaciones criminales luchan por obtener el poder en torno a una única cosa: los implantes biónicos, que en el juego reciben el nombre de augmentations. Nos ponemos en la piel de Jensen Adam, un expolicía que es contratado como Jefe de Seguridad precisamente por una de estas grandes multinacionales, Sarif Industries, una de las principales investigadoras de los implantes y la que se ha encargado de comercializarlos, obteniendo beneficios astronómicos.
Una vez comienza el juego, lo que parece ser un incidente menor en un laboratorio es en realidad un asalto en toda regla perpetrado por lo que en ese momento son enemigos desconocidos (a lo largo del juego vamos descubriendo más sobre ellos) y que tiene como resultado el asesinato de varios de los científicos más importantes y que nuestro personaje quede en estado crítico debatiéndose entre la vida y la muerte. Para poder salvarlo, David Sarif, el fundador de Sarif Industries le llena hasta el último milímetro de su cuerpo con implantes biónicos, que nos van a permitir desde ese momento y mediante ampliaciones realizar tareas como correr más rápido, saltar más alto, golpear más fuerte, respirar gases tóxicos, caer desde grandes alturas sin lastimarnos, adivinar los pensamientos de otras personas, empatizar con ellas e incluso hackear ordenadores. Todo un superhombre, en definitiva.
El juego, desde el género de la ciencia ficción supone un acercamiento muy interesante a un campo que en un futuro no tan lejano como pudiera parecer va a dar mucho de qué hablar, el campo del aumento de las capacidades del organismo mediante ampliaciones, mediante implantes biónicos. Como estudiante de medicina, geek empedernido y apasionado de la tecnología el tema resulta fascinante ¿Y si llega un momento en el que el ser humano es capaz de controlar la evolución? ¿Y si llega un momento en el que una persona puede ser más máquina que humano? ¿Se le llamaría 'ser humano'? ¿O 'máquina humana'?
De momento es un campo que está muy orientado a facilitar la vida a personas con discapacidades, ya sean congénitas o amputaciones, por ejemplo, pero también vemos casos donde un implante fluorescente permite monitorizar los niveles de glucosa o un ojo biónico que devuelve porcentajes de visión recuperada absolutamente fabulosos. Con el tiempo, todas estas líneas de investigación se juntarán con otras que también operan en campos parecidos y que pretenden crear órganos sintéticos pero plenamente compatibles (ya existen algunos casos). Con más tiempo aún ambas convergerán en lo que venimos hablando desde el principio del post con motivo de Deus Ex: Human Revolution, la creación de implantes, e incluso de órganos, que resultan más útiles para el propio cuerpo que los que le vienen dados por naturaleza.
A lo largo del juego, vemos como las mejoras de las augmentations no se refieren únicamente al campo de lo físico, tenemos que lidiar también con abogados que gracias a las mismas consiguen ser mucho más agudo en el ejercicio de su profesión, o jefes finales que son auténticos superguerreros. Lo que hay también detrás de todo esto es un futuro conflicto con unas dimensiones éticas absolutamente abrumadoras. Porque cuando uno se lo plantea ¿es realmente ético ampliar las posibilidades del organismo hasta límites irreconocibles?
Precisamente en Deus Ex nos tenemos que enfrentar a una organización que está en contra de aumentar a los humanos con implantes. Si vivimos en un mundo dividido entre los pro choice y los antibortistas, entre legislaciones polémicas sobre clonación, sobre experimentación con células madre… cuesta mucho imaginarse las consecuencias que la aparición y el uso de implantes biónicos avanzados podrían despertar en la sociedad.
También se abren otras puertas muy interesantes pero que quizá sean carne de otro post. Es un tema extremadamente complejo y desde luego no sería tan trivial como lo planteo aquí pero por ejemplo, la sustitución repetida de órganos y partes del cuerpo defectuosas (algo inevitable por el envejecimiento) podría dar lugar en algún momento a una inmortalidad en potencia. O sobre la capacidad de almacenamiento del cerebro humano ¿Podríamos almacenar recuerdos? ¿Y crearlos? ¿Y borrarlos? Demasiadas preguntas, que, me temo de momento sí permanecen por completo en el terreno de la ciencia ficción.
Pero lo implantes, la robótica biónica y la creación de ciertos (ciertos) órganos sintéticos es algo que está mucho más cerca. Es un campo apasionante del que no dudo que cada vez empezaremos a oír más. Como bien dicen por ahí ¿El futuro? El futuro es ahora mismo.
Saludos
Rodrigo González Fernández
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