A la mayoría de los venezolanos nos debe producir una profunda vergüenza y tristeza la posición que Venezuela obtuvo en materia de corrupción de acuerdo con transparencia internacional .El puesto 168 sobre 179 evaluadas. Esta conclusión es un gran retroceso para el país. Habrá quienes quieren descalificar el trabajo y las conclusiones de la organización, pero para quienes vivimos en este país sin necesidad de hacer mediciones formales podemos percibir y constatar sin mayor dificultad como nuestro país está inmerso en una cultura de la corrupción.
Esta no es solo la que incita un Estado con instituciones cada vez más débiles, sin controles sobre los funcionarios y el manejo alegre de los dineros públicos. Quienes tienen el mandato de velar el patrimonio de todos los venezolanos poco hacen por demostrar rigor en esta materia. Me refiero también a la actitud de muchos ciudadanos que nos acostumbramos a pagar cualquier cuota de sobrevivencia con tal de conseguir objetivos en la adquisición de bienes o servicios. Especialmente los que ofrece el sector publico pero también muchas veces en el sector privado.
Cuántas historias leemos permanentemente sobre actos de corrupción y personajes envueltos en las más sórdidas historias de mal manejo de los recursos del Estado. El compadrazgo, el amiguismo, las comisiones, el cuánto hay para eso, son parte de la cultura de la sobrevivencia que muchos venezolanos aplican y ante los ojos de cualquier investigador ya no son parte de una muestra esporádica sino pareciera estar impregnada en la piel de gran parte de esta población.
Sin duda estos últimos años han sido peores en esta materia. Hemos visto en el sector público en general cómo con gran facilidad muchos funcionarios pueden ponerle las manos a las arcas del Estado. La corrupción se refleja no solo en robarse los dineros de la nación sino en la actitud desmedida en que se usan los bienes del Estado para beneficio propio. El uso indiscriminado de medios del Estado, el abuso en el uso de escoltas, conductores para fines personales y de sus familias es parte de esa nueva cultura del abuso que abraza muchos funcionarios. Más triste es ver a jóvenes funcionarios, muchos de ellos sin la debida preparación que asumen responsabilidades de Estado sin tener capacidad y además abusando descaradamente de los bienes o facilidades que el Estado les brinda para cumplir sus funciones. El nepotismo, el amiguismo está a la orden del día y sin mayores mecanismos de control para darle un parado a tanta bajeza humana.
Entonces no es casual que quienes hacen estos estudios lleguen a situarnos en números rojos y vergonzantes. Para la corrupción no debe haber tolerancia. Los mecanismos de control del Estado deben estar por encima de los gobiernos y los gobernantes. Quienes violentan los recursos del estado perjudican a los más pobres. Le cierran el paso a los esfuerzos por hacer de este país una nación digna y respetada. La soberanía se mancilla no solo por amenaza externa sino cuando se abre paso a la existencia de un Estado sin capacidad de garantizar transparencia en el manejo de sus arcas. Una gran cruzada contra la corrupción es la que tenemos por delante los venezolanos. Sin instituciones sólidas será difícil detener esta tragedia.
oscarhernandezbernalette@gmail.com
Fuente:el universal
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Saludos
Rodrigo González Fernández
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