Hay repunte económico, pero en Alemania nadie celebra
Recientes encuestas reflejan que pese a una mayor confianza empresarial y de los consumidores, y que Alemania vuelve a recuperar su papel de motor de la economía europea, no se refleja en los ánimos del país.
Después de años de estancamiento, un mayor gasto de los consumidores y mejora en el crecimiento económico se reflejan en una mejoría en el mercado laboral, que todavía el año pasado registraba altos niveles de desempleo. Mientras que en julio del 2006 había 4,4 millones de desocupados, en julio de este año la cifra cayó hasta los 3.7 millones. Tales indicadores han provocado que algunos incluso hablen de un "segundo milagro económico alemán".
Abundan los reportes sobre un mejor balance presupuestario y un repunte en el gasto del consumidor entre la población alemana, normalmente cautelosa cuando se trata de soltar el dinero. Y de pronto, los titulares difunden un refrescante optimismo. ¿o será que lo conjuran?
Birgit Gebhardt, directora ejecutiva de la llamada Agencia para el Cambio Social, afirma que Alemania no ha salido del túnel. "Pese a que el país ha logrado mejorar su competitividad durante los últimos años y que el auge económico puede contribuir a mejorar los ánimos del país, todavía hay un largo camino por recorrer", afirma.
¿Qué es lo que genera la felicidad?
El instituto de demoscopia Allensbach, fundado en 1945, sondeaba los niveles de felicidad entre la población alemana cuando muchos hombres murieron en la guerra. Entonces preguntaba a las mujeres si podían ser felices, pese a haber quedado solas.
Desde entonces la interrogante en torno a la felicidad surgió regularmente en las encuestas hasta que se convirtió en un tema propio de una investigación. El último estudio en el amplio archivo del Instituto fue realizado el año pasado y encuestó a 1.800 alemanes a lo largo y ancho del país en un intento por descifrar lo que constituye la felicidad hoy en día. Wilhelm Haumann, uno de los directores del estudio, afirma que una economía floreciente no es la clave para la felicidad humana.
"Si analizamos la relación entre ingreso y la noción de felicidad y cómo ésta ha cambiado desde 1945, se observa un incremento masivo en el ingreso pero sin que haya un cambio en la sensación de felicidad de la población", afirma. Mientras que no hay una correlación definitiva entre una economía fuerte y la felicidad, si la hay cuando hay dificultades económicas. "Sesenta por ciento de los encuestados que dijeron sentirse infelices tenían problemas financieros", señala.
El dinero no es la respuesta
Si el dinero no es la felicidad, entonces ¿que hace a la gente feliz? Haumann sostiene que una condición para ser feliz es sentirse en control de su propia vida, más allá de las influencias externas. "No es ninguna coincidencia que las personas con mayor sentido de iniciativa son los más felices. Y muchos alemanes, sobre todo en la parte oriental del país, han crecido en una sociedad muy jerárquica.
Esto se ve en el mercado laboral, tradicionalmente conservador, donde la gente conserva un empleo pese a sentirse infeliz. Algo de esto esta cambiando. "La gente se está volviendo más atrevida, renuncian a empleos seguros y de tiempo completo porque están empezando a entender que tienen muchas otras posibilidades", afirma Tanja Siegmund, portavoz de Adecco, una agencia internacional de contratación. Siegmund afirma que Alemania tiene mucho que aprender de países como Holanda y Gran Bretaña, donde existen desde hace mucho trabajos temporales y de medio tiempo.
Rodrigo González Fernández
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