En una oportunidad Mafalda dijo: "Lo urgente no deja tiempo para lo principal", concepto que es perfectamente aplicable a la forma en como se maneja nuestra economía.
Hay algunos conceptos que en el manejo de la Hacienda pública deberían tenerse en cuenta. El problema radica en que cada Gobierno quiere que se vean los resultados de sus obras, y obras de envergadura generalmente llevan más de una cadencia: un Gobierno planea y comienza una obra, en la siguiente continúan ejecutándola y en una tercera se la inaugura. Los estadistas, cuando "cortan la cinta" le dan el honor a los que planearon y realizaron la obra. Y conste que aspiro a que los Gobiernos cumplan el plazo completo que fija el mandato.
Otra concepción es que no forzosamente la presente generación debe solventar el esfuerzo y los gastos de una obra que dejará los beneficios para varias generaciones: por ejemplo, las obras de infraestructura.
La concepción de la teoría monetarista de que no haya inflación ya fue superada, y como se enseña en la primer clase de Economía, ésta debe estar al servicio de la sociedad y no ésta al servicio de la economía. La inversión del concepto llegó al máximo absurdo cuando un ministro dijo claramente que no compraría vacunas contra la gripe porcina si ello implicaría excederse de los límites del Presupuesto.
¡Y el vice ministro de Salud mencionó que no está dispuesto a comprar vacunas porque no tiene presupuesto para ello! ¡Como si un presupuesto equilibrado fuera la "Torá del Sinai" y ese equilibrio es más importante que la salud pública!
Creo que este serio problema lo padecemos porque los ministros de Economía no alcanzan a interiorizarse en profundidad de los alcances y consecuencias de una resolución y aceptan los conceptos de los técnicos que proponen los proyectos de manera tal que no reflejan todos los factores positivos y negativos del mismo. La urgencia en resolverlos no permite tomar las decisiones adecuadas, quedando toda la economía a merced de la opinión de esos técnicos, formados en escuelas económicas que no siempre responden a las verdaderas necesidades de nuestro país. Un ejemplo de ello lo tuvimos cuando se analizó el último Presupuesto bienal y fue el premier quien contradijo la opinión de los técnicos.
Un caso concreto de no poder ocuparse de lo importante es el acuciante problema del agua. En efecto; desde años los técnicos en agua vienen manifestando la preocupación por la escasez de lluvias y el aumento en el consumo de agua que está llevando a situaciones verdaderamente trágicas. Las propagandas de "Salvemos el Kineret" o "No dejemos que se seque el Kineret" sólo sirven para aumentar los ingresos de las empresas de publicidad y los medios que las publicitan. Además, la Municipalidad de Tel Aviv dijo que no está preparada para cobrar las tarifas diferenciales como quiere el Gobierno. Es de suponer que otras municipalidades respondieron en el mismo sentido.
En el problema del agua también incluyo la merma drástica que viene sufriendo a diario el Mar Muerto (Iam Hamelaj). Con el recalentamiento de nuestro planeta las lluvias en los últimos años son cada vez más escasas, y cuando caen se producen inundaciones en muchos lugares y muchos miles de metros cúbicos de agua dulce van al Mar Mediterráneo.
¿Por qué no se planifica realizar una serie de represas, canales, etc., para evitar que se vaya al mar ese agua que tanto nos hace falta? ¿Por qué se habla tantas décadas del famoso canal del Mediterráneo al Mar Muerto? ¿Por qué no se construyen más plantas desalinizadoras de agua para tener suficiente agua potable?
Si tenemos todo, los técnicos y la técnica para ello, ¿por qué se piensa en importar agua y depender de un país extranjero?
La misma pregunta que me hago es: ¿por qué no se construyen puentes o túneles en los cruces críticos de los caminos para evitar los innumerables "pkakim" (cuellos de botella) diarios que implican la pérdida de millones de horas de trabajo?
Estas obras no se hacen en un día y cuestan mucho dinero. El Gobierno debería comenzar a planificar estas obras y buscar el financiamiento internacional y se pagará durante varias décadas, como sucede en estos casos.
Estos dos temas: el agua y los "cuellos de botella" son muy importantes y deberían tener prioridad de las autoridades. Pero hay cosas "urgentes" que no dejan tiempo para solucionar estos serios problemas.
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
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