Hasta hace un año y medio, Patricia Matte y Reinaldo Solari no se conocían personalmente. De hecho, nunca habían cruzado palabra. El uno sabía del otro por las esporádicas apariciones en los medios de comunicación. Todo cambió a fines del 2007 cuando Matte recibió un llamado telefónico del presidente de Falabella: Solari quería conocerla y conversar con ella. La experta en educación fue hasta la oficina familiar del empresario con una carpeta. La que siempre lleva cuando se reúne con hombres de negocios que quieren hacer donaciones a la Sociedad de Instrucción Primaria (SIP), que ella dirige y que es gestora de las famosas "Escuelas Matte", un modelo educativo exitoso que se fundó hace 152 años. "Llegué a la entrevista pensando que me ofrecería alguna donación específica. Por eso en la carpeta incluí varios proyectos concretos: desde una biblioteca hasta un plan de seguimiento de talento de nuestros mejores alumnos", recuerda Patricia Matte. Sin embargo, Solari y su familia buscaban algo más. Primero, escuchar de boca de su propia gestora cómo funciona la SIP. Y luego, lo más importante e inesperado, ofrecerle ser socios en un emprendimiento social. Matte salió gratamente sorprendida del encuentro. Nace la idea Casi un año conversaron para afinar los detalles de la alianza. Finalmente, en octubre de 2008 se firmó el acuerdo marco entre la SIP y la Fundación Reinaldo Solari (FRS) -constituida en agosto de ese mismo año-. Así nació Aptus Chile, una corporación sin fines de lucro, cuya misión es mejorar la calidad de la educación en colegios vulnerables del país, a través de la transferencia de productos y metodologías pedagógicas y de gestión probadas, eficaces y replicables a gran escala y bajos costos. En definitiva, no se trata de construir escuelas o equiparlas: es difundir expertise metodológico. En otras palabras, no hardware, sino software. Puras neuronas. Matte y Solari explican el alcance del proyecto: la SIP tiene 17 colegios propios en los cuales estudian 18 mil alumnos. Si se suman las asesorías a otras 40 escuelas públicas, en la actualidad la institución impacta con su modelo a casi 32 mil estudiantes. La meta de Aptus es llegar, de aquí a cinco años, a 65 mil alumnos. "El año pasado tuvimos una demanda mucho mayor de asesorías que no pudimos abordar pues no estábamos preparados para hacerlo. Esperamos, con el apoyo de la FRS, poder responder a esta demanda insatisfecha a partir del 2010", dice Patricia Matte. Hoy trabajan en la nueva corporación 27 personas a tiempo completo, en una moderna oficina situada a pasos de la Plaza de Armas. A ellas se une el apoyo constante del equipo de la SIP: 670 profesores y 200 administrativos. La idea es que desde ahora la SIP pueda abocarse exclusivamente a la administración de sus propios colegios y que todo el tema de asesorías pedagógicas y de gestión quede en manos de Aptus. De hecho, los 40 colegios que en la actualidad asesora la entidad dirigida por Matte quedarán enmarcados bajo el techo de la nueva corporación. ¿Qué ofrecen? Solari dice que en la práctica, salvo excepciones, los 10.500 colegios y 170 mil profesores de Chile deben buscar soluciones a sus principales inquietudes y problemáticas de manera independiente. Casi solitaria. "Lamentablemente son muy pocos los servicios profesionales de calidad a disposición de dichos colegios", comenta. Ese vacío es el que Aptus Chile pretender llenar. El presidente de Falabella explica que hoy el sistema escolar chileno está diseñado de tal forma que el profesor ocupa más del 75% de su tiempo en la sala, haciendo clases. Esto le deja poco más del 20% del tiempo para todo lo demás: planificar, preparar las pruebas, corregirlas, reunirse con los apoderados y los directivos del colegio, motivar a los estudiantes que van más lento. "Basados en la cultura organizacional de la SIP, lo que buscamos con Aptus es entregarles a los pedagogos todo un set de metodologías probadamente exitosas, de forma envasada y sistematizada", dice Solari. La idea es alivianarles la carga y darles más tiempo para que desarrollen bien su función principal: enseñar. Por ello Aptus Chile proveerá a los profesores de los colegios que soliciten sus asesorías de planificaciones clase a clase de las principales asignaturas; pruebas y evaluaciones con sus respectivos métodos de corrección y los materiales adecuados para cada materia, entre muchos otros elementos. La idea de Aptus es transformarse en una "potenciadora educacional": "usando nuestra metodología potenciaremos a otros colegios para que logren lo que la SIP ha logrado en estos años", dice Patricia Matte (Ver recuadro). El estudio de los Solari Solari relata cómo llegó a Matte: "Mi señora, mis hijos y mis nueras conocen bien y comparten mis inquietudes por mejorar la calidad de la educación del país. Por eso como familia decidimos cooperar de un modo concreto en este tema". Paula del Sol, la señora de Carlo Solari, hijo de Reinaldo, fue la encomendada de llevar a la práctica la intención: ella realizó un acabado estudio sobre la realidad educacional en Chile y los distintos actores que estaban participando. "Sabíamos que en esta materia no era necesario reinventar la rueda", dice el empresario. Tras ese informe y varias entrevistas para conocer el funcionamiento de diversas instituciones involucradas, los Solari llegaron a la conclusión de que la SIP era lo mejor que existía para lograr su objetivo: desarrollar y sistematizar el know how de una institución exitosa para poder expandirlo y escalarlo mediante un sistema eficiente de gestión a terceros. Lo notable de esta historia, agrega Patricia Matte, es que el directorio de la SIP llevaba al menos cuatro años discutiendo de qué forma podían crecer como institución sin perjudicar lo que ya tenían. "Si bien desde hace algún tiempo comenzamos a replicar nuestro modelo a través de asesorías a colegios, la verdad es que lo estábamos haciendo un poco a tientas. Sabemos que lo que tenemos es bueno, pero nuestro expertise está en la parte metodológica y en la administración de colegios, para expandir estos factores se necesita de gestión de crecimiento, cuestión que no manejábamos. Fue muy grato encontrarse con una familia que nos dijera 'queremos replicar lo que ustedes hacen a escala mayor', que tenía un estudio que los avalaba y que nos aseguraba que era posible hacerlo bien", explica. -¿Por qué escogieron el nombre Aptus? -P.M.: Viene del latín y significa apto, preparado, conectado; pero el concepto detrás de este nombre es el de potenciar las aptitudes que tanto los niños como los profesores tienen. Existe un debate en el país sobre la calidad de las escuelas de Pedagogía y los profesores. Sin embargo, en la SIP hemos demostrado que con los actuales educadores -que ganan las mismas remuneraciones que las que obtienen los docentes de planteles municipalizados- se puede hacer mucho más de lo que se está haciendo. No podemos esperar a que mejoren las cátedras universitarias, porque eso significa perder a generaciones completas de alumnos. Aptus tiene que ver justamente con eso: potenciar al alumno, pero también al pedagogo y al establecimiento para poder ayudarlos a cumplir su misión y objetivos educacionales. -¿Qué aporta la SIP a esta alianza? -P.M.: Experiencia educativa, metodologías de trabajo y nuestros mejores profesores. Lo hemos hecho con metodologías que han resultado ser exitosas en sectores de pobreza y a un costo razonable para el país con la subvención que el Estado entrega a los estudiantes (alrededor de $ 42.00 por alumno mensual). Ésa es la gracia de nuestro modelo y lo que lo hace replicable. -¿Y la Fundación Reinaldo Solari? -R.S.: En una etapa inicial, hemos aportado los recursos para dotar a Aptus de una infraestructura y armar los equipos. Y, lo más importante, realizar el trabajo de sistematización para escalar el conocimiento ya existente y envasar un producto que nos dé confianza en términos de homogeneidad, calidad y consistencia. -P.M.: Me gustaría agregar que además nos están entregando el financiamiento para sacar del aula durante un año a algunos de nuestros mejores profesores para que éstos puedan explicarle a un grupo de expertos multidisciplinarios su metodología exitosa, de manera que se pueda transformar en un producto replicable a gran escala. Nada de eso podríamos haber realizado nosotros solos, pues no podemos desviar recursos ni energías desde nuestra operación diaria, que ya es muy compleja. En resumen, sin su ayuda no habríamos podido escalar este proyecto. -¿En cuánto se estima esta inversión? -R.S.: Prefiero no dar cifras, porque lo relevante aquí es que, además de entregar recursos económicos que son necesarios, nuestro principal aporte es el tiempo que como familia estamos dedicando para que esto funcione. Además, queremos aportar nuestro talento empresarial para gestionar con pocos recursos un sistema eficiente y de calidad. -En la actualidad existen varias empresas que están colaborando con el proyecto. ¿De qué manera se involucrarán en el modelo Aptus? -P.M.: Financian los costos que implica prestar nuestras asesorías. Por ejemplo, desde el año pasado estamos asesorando a 40 escuelas. La mitad de estas asesorías son financiadas por compañías que quieren aportar a la sociedad a través de la educación, y en vez de hacerlo directamente ellos nos piden a nosotros que repliquemos nuestro modelo en estos establecimientos. La mitad restante la financian los municipios a través de la Ley de Subvención Escolar Preferencial. -¿Éste es un proyecto exclusivamente privado o también trabajan con el Estado? -R.S.: Si bien somos una iniciativa completamente privada, nuestro proyecto se enmarca muy bien dentro de la nueva Ley de Subvención Escolar Preferencial (SEP) que impulsó el gobierno y el Mineduc. Ésta incluye las Asesorías Técnicas Educacionales (ATE), que consideran un subsidio escolar preferencial para niños vulnerables, de tal manera que estos colegios tengan recursos para contratar asesorías que les ayuden a mejorar su calidad. -P.M.: Es más: el Mineduc obliga a los colegios que no están dentro de los estándares de calidad establecidos a buscar asesoría, hacer un plan de mejora y efectivamente demostrar avances dentro de un plazo establecido para poder recibir la subvención completa por alumno. Entonces las escuelas que no están rindiendo bien, hoy sólo reciben un parte de este subsidio y el resto se destina a que contraten una asesoría. -¿O sea los colegios en estado vulnerable también pueden acercarse a ustedes para pedir asesoría? -P.M.: Sí, estamos inscritos en un registro que tiene el Mineduc para proveer asesorías a las escuelas que acceden a la nueva Ley de Subvención Preferencial pues tienen niños en situación de pobreza. -R.S.: De hecho a partir de este año ya estamos trabajando con municipios en el marco de esta ley. -¿Concretamente, con qué municipios trabajan hoy? -P.M.: Renca, La Pintana, San Pedro de Atacama y Viña del Mar. Además, con la ayuda de Minera Collahuasi, estamos trabajando con las municipalidades de Iquique y Alto Hospicio y a través de Minera Escondida con Antofagasta. Solari y la educación Para Reinaldo Solari la concreción del proyecto Aptus es la cristalización de un viejo deseo: retribuir a la sociedad chilena la valiosa oportunidad que le entregó al educarlo. "Fui formado en el sistema público: primero en la escuela en Iquique, después en el liceo y luego en la Universidad de Chile, donde me recibí como ingeniero civil", revela el penúltimo de los 10 hermanos Solari Magnasco. Nunca conoció a su padre italiano: murió cuando él tenía sólo dos años. A su madre la vio por primera vez a los 10 años, ya que cuando niño vivió en Italia. Ella se quedó en Chile y no podía traerlos de regreso porque, recuerda Solari, Mussolini tenía como política de Estado impedir que las familias numerosas salieran de la península. Pese a la pobreza en que vivió durante esa época, Solari nunca dejó de lado sus estudios y por eso le da extrema importancia al rol que ha tenido la educación en su desarrollo profesional. Ya en 1969, acompañó a su hermano Alberto en la creación del proyecto Haciendo Escuela, de Falabella. Este programa apoya en la actualidad a más de 30 mil alumnos en más de 39 colegios y escuelas a lo largo de Chile, y también se desarrolla en otros países donde está la multitienda. "Este programa está orientado a resolver los problemas materiales de los colegios, porque si hay un colegio en donde no hay baño ni pizarrón ni computadores ya partimos educando mal al niño. Es una labor que no es técnica, como lo que buscamos con Aptus Chile. Lo que hacemos con las Escuelas Falabella es un medio para lograr una buena educación, ahora como familia estamos dando un paso más allá y apuntando a la esencia de lo que es educar", asegura Solari. El presidente de Falabella además ha hecho especial hincapié durante su vida a la educación de quienes lo rodean: ya sea a su descendencia o a sus trabajadores. Hoy sus tres hijos (Piero, Sandro y Carlo) son destacados profesionales con estudios de postgrado en universidades tan prestigiosas como MIT y Wharton. Todos lo acompañan en la Fundación que lleva su nombre y que dio origen a Aptus, el proyecto que por estos días lo tiene más entusiasmado. "Estamos convencidos que la educación es la herramienta más eficaz para superar la pobreza y lograr una mayor igualdad de oportunidades para los niños y jóvenes chilenos. Por eso estamos decididos a destinar parte importante de nuestro tiempo y conocimientos para que este proyecto sea realmente exitoso", agrega Piero Solari, vicepresidente de Aptus Chile. En cuanto a la gente que trabaja con él en Falabella, Solari es enfático: "Sólo hay que abrir espacios y dar oportunidades: una fuerza laboral educada es el principal impulsor de la productividad y crecimiento del país. De todos los insumos que necesita una empresa, el capital humano es el único que no se puede comprar y hay que formarlo. Por eso es tan clave invertir tempranamente en él". Así se exporta El Método Matte En 1956 se fundó la primera escuela SIP, desde entonces 230 mil chilenos han egresado de colegios administrados por la SIP. Entre sus logros, esta institución destaca el hecho de que los resultados de sus establecimientos en las pruebas Simce y PSU son ampliamente superiores a los de sus pares, los colegios subvencionados y municipales, y prácticamente iguales a los de los colegios particulares pagados. Una de las claves de este éxito está en su método de lecto-escritura, el cual garantiza que antes de julio de primero básico todos los alumnos saben leer y escribir. "El conocimiento es un continuo, si tiene buenos cimientos es más probable que todo salga bien. Ésa es nuestra principal ventaja: damos a nuestros alumnos una base sólida a partir de la cual puedes construir. Queremos mostrarles a otros cómo se logra esto", dice Patricia Matte. Hoy en los establecimientos subvencionados un profesor pasa cerca del 75% de su tiempo frente a los alumnos, lo que le deja muy poco tiempo para todas las otras tareas, entre ellas preparar y planificar clases, evaluar, hablar con los apoderados y motivar a los alumnos. Aptus busca precisamente subsanar esta realidad, apoyando a los establecimientos y profesores con capacitación, herramientas y contenidos, de manera que los profesores puedan hacer mejor su trabajo y al mismo tiempo se deje instalada una capacidad pedagógica, administrativa y de gestión de colegio y sus directivos. En la actualidad, las asesorías de Aptus trabajan en tres ejes principales: asesorías en las asignaturas de lenguaje y matemáticas de kínder a cuarto básico; apoyo a la gestión directiva y, por último, la implementación de un proyecto lector -habilitación de una biblioteca-. Las asesorías y apoyo a la gestión directiva contemplan una etapa de capacitación, a la que se da inicio con la pasantía o visita para directivos y profesores a las Escuelas Matte, para que comprueben en "terreno" que la SIP logra buenos resultados académicos con la misma materia prima que ellos tienen. "Esto derriba las barreras sicológicas y prejuicios que los profesores pudieran tener con nosotros al sentirse intervenidos, cuando se convencen de que el cambio es posible, se motivan y el proceso se facilita", explica Patricia Matte. Luego se implementa una habilitación de salas, se entregan las planificaciones y diversos materiales que son necesarios para poder comenzar a traspasar los métodos y mejores prácticas. Posteriormente, se mantiene una asesoría mensual, mediante visitas de un equipo asesor a los planteles. Todo este proceso se complementa con evaluaciones y mediciones constantes. "En primera instancia se contempla un diagnóstico para identificar los déficits de aprendizaje y dar retroalimentación en las áreas necesarias. Luego se incluyen mediciones permanentes", afirma Solari. En Aptus creen que es necesario un ciclo de cuatro años de asesoría y acompañamiento de un colegio para poder ver resultados concretos. Éstos se debieran ver reflejados en el rendimiento de los alumnos en las pruebas Simce de lenguaje y matemáticas en cuarto básico, dado que su foco estará puesto en los primeros años escolares. | |
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