Por Sandra Burgos/ Natalia Godoy
Resuelto el tema de la mesa directiva de La Polar, uno de los puntos clave, que ya comienza su cuenta regresiva, es la ingeniería financiera que deberá materializar a fin de evitar la quiebra.
Para ello la empresa cuenta con dos planes. El primero es llegar a un acuerdo privado con los bancos, tenedores de bonos y efectos de comercio antes del 15 de septiembre, el cual tiene como objetivo principal conseguir un plazo de gracia de un año para comenzar a pagar las acreencias, las cuales además deberán pasar de corto a largo plazo. Si no se logra este acuerdo, el plan B es reprogramar la situación financiera de la compañía, a través de un convenio judicial preventivo.
El Plan A
Este plan La Polar lo viene trabajando desde el momento en que se acordó la tregua de 90 días con los bancos y los tenedores de bonos. A partir de entonces los días van pasando y se hace necesario llegar a un acuerdo que, en primera instancia, lo que busca es que sus acreedores le den un período de gracia de un año para operar y comenzar a generar el flujo de caja que le permita cumplir con sus compromisos financieros.
La Polar está absolutamente descapitalizada, por lo que necesariamente debe repactar todos sus pasivos. La razón es muy simple, si no lo hace y comienza a pagar sus obligaciones financieras, consumirá todo su capital de trabajo y con un escenario en que nadie le va a otorgar crédito, ni siquiera sus proveedores. De hecho, la gran mayoría de ellos están despachando su mercadería al contado.
Aquí el tema no es menor. El peor escenario que podría enfrentar la compañía sería el desabastecimiento. Los grandes proveedores tienen contratados seguros básicamente con alguna de las tres grandes aseguradoras que hay en Chile. A raíz del escándalo financiero de La Polar, éstas detuvieron la cobertura que tienen las líneas de crédito de aquellos seguros, en consideración a la alta probabilidad de que la multitienda quiebre o no responda.
Así, el escenario es complejo porque la compañía está frente a la necesidad de tener que afrontar un abastecimiento casi al contado y recuperar la credibilidad para las compañías de seguro, para que sus proveedores puedan volver a venderle a crédito.
A eso se suma, la necesidad de estabilizar sus operaciones a través de la generación de flujo, lo que se logra con la fidelización de la relación con los clientes para evitar mayores morosidades. Eso ya se está haciendo con la devolución de los valores que repactaron.
Pero, si a eso se agrega el tener que pagar cuotas de interés al sistema financiero, a los tenedores de bonos, y de efectos de comercio, La Polar se encuentra con que no tiene caja suficiente para hacerlo.
Por eso es clave llegar al acuerdo con los acreedores, sólo así se gatillará el aumento de capital por US$ 210 millones y un leve equilibrio para seguir funcionando.
Sin embargo, las probabilidades de que el Plan A de La Polar tenga éxito son muy excasas. En estas negociaciones de privados hay exigencias que son incumplibles, ya que generalmente están asociadas a garantías que en este caso no existen.
El Plan B
Si al 15 de septiembre no se llega al acuerdo privado, el escenario se complica y sería el momento en que se gatilla el Plan B. Así entraría la figura del abogado especialista en quiebras, Nelson Contador, quien viene trabajando desde hace un mes esta carta que consiste básicamente en un acuerdo judicial preventivo que le permita a la compañía repactar sus deudas para seguir funcionando.
Hasta la fecha el único caso público de una negociación extrajudicial que se conoce haya llegado a buen puerto, fue la que tuvieron los salmoneros con los bancos acreedores posterior a la crisis del virus ISA. En aquella oportunidad los bancos contaban con la garantía de que si renegociaban los plazos de las deudas podría cobrar una vez que el cultivo de salmones comenzará a dar dividendos.
Pero las posibilidades de que ocurra un evento como este en el caso de La Polar son escasas. La multitienda tiene un hoyo financiero de $ 460.000 millones (US$984 millones). De dicha suma $ 114.000 millones le debe a los bancos (US$ 244 millones), $ 256.000 millones a los tenedores de bonos (US$ 548 millones), $ 60.000 millones por efectos de comercio (US$ 128 millones )y $ 30.000 millones por otros servicios (US$ 64 millones).
Bajo este necesario el Plan B de la compañía cobra fuerza. Con esto, La Polar podría reprogramar las tasas de interés y las condiciones de pago a un plazo ideal de 10 años en consideración a su actual realidad financiera.
A pesar de que la compañía no jugó bien sus cartas con los segmentos a los cuales enfocó su negocio, si el directorio y la administración se ordenan, las probabilidades de que La Polar despegue del suelo son altas, ya que si bien se trata de personas más riesgosas, normalmente son clientes que manejan deudas más bajas que los de los otros retailers.
Aquí la negocación más complicada podría estar con los bancos que tienen fechas de pago dentro del corto plazo, siendo BCI el que tiene un riesgo más grande comprometido.
En el caso de los tenedores de bonos, las cosas podrían ser más sencillas, este plan les modificaría algunas condiciones en la tasa de interés ya que los plazos prácticamente van a ser los mismos.
Lo que pasó el 98
Aunque las circunstancias son distintas, el complicado escenario de La Polar hoy día hace recordar las trece oportunidades en que los bancos le pidieron la quiebra la multitienda en 1998, y como ésta logró más que salvarse con el ingreso de southern cross.
En aquel entonces Nelson Contador fue quien lideró el rescate legal y financiero de la compañía a través de un acuerdo judicial que se llevó a cabo con los bancos y los proveedores.
El ingreso de Southern Cross a La Polar estaba condicionado a la negociación de pasivos con las partes mencionadas que sumaban $ 30.000 millones.
Gracias al acuerdo el fondo de inversión ofreció $ 15.000 millones destinados al pago de las deudas, a un plazo de 5 años, tanto a bancos como a proveedores.
La cartera de cuentas por cobrar estaba entregada en garantía a los mismos bancos, administrada por un interventor. Así, el proceso de recuperación de la cartera con el veedor fue exitosa, porque los bancos recuperaron el 70% de sus créditos.
ACUERDO JUDICIAL PRVENTIVO
Se trata de un acuerdo entre el deudor y sus acreedores sobre la base de cualquier contenido lícito, que se establece con el objeto de evitar la quiebra del primero.
Internamente el contenido económico, jurídico y financiero del convenio lo preparan los ejecutivos de la compañía con un abogado especialista.
Si el convenio se presenta apoyado por 2 o + acreedores que representen + del 50% del total pasivo de la compañía, durante los 90 días siguientes a la presentación del convenio, contados desde la publicación en el Diario Oficial, los acreedores no pueden solicitar la quiebra del deudor.
Tampoco se pueden iniciar juicios ejecutivos, ejecuciones de cualquier clase o exigir la restitución del bien en los juicios de arrendamiento.
Cuando se trata de una compañía sujeta a la fiscalización de la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS), el convenio se presenta ante un árbitro especializado, que designa el Presidente de la Corte de Apelaciones, entre una nómina que mantiene la Superintendencia de Quiebras.
Peribonio y Roa se encontrarán en el congreso
Un verdadero cara a cara tendrán este lunes 18, en una nueva sesión de la comisión investigadora del caso La Polar, el actual director del Sernac, Juan Antonio Peribonio, y su antecesor, José Roa. Es que el primero cuestionó el lunes el actuar de Roa frente a 280 denuncias por repactaciones unilaterales en contra del retailer recibidas entre 2008 y 2009, de las cuales archivó 150, debido a que la multitienda nunca respondió a los reclamos de los clientes.
Estas críticas han sido rechazadas por Roa y él mismo ayer envió un mail al presidente de la instancia legislativa, Gonzalo Arenas (UDI) comunicándole su disposición de viajar a Chile -se encuentra en Estados Unidos- para responder en persona las consultas de los parlamentarios y aclarar las críticas a su gestión. A la instancia del próximo lunes también asistirá el presidente del Banco Central, José de Gregorio
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