–¿Cómo avanza la solución comprometida para la deuda de arrastre de créditos que tiene Indap?
–Lo primero que hicimos al asumir fue comenzar a analizar la deuda de arrastre y determinarla. A septiembre de 2010 teníamos un cuadro completo de esta tremenda mochila de los gobiernos anteriores. La deuda de arrastre, sumada a la vencida, castigada y condonada, fue superior a $90 mil millones en capital actualizado.
–¿Cómo afectó esa mochila financiera al desempeño de Indap?
–En nada. Tenemos un presupuesto total de $186 mil millones, de esos, $53 mil millones son para créditos, y mi preocupación es que retornen para seguir utilizándolos con el mismo objetivo. Nuestra política de créditos ha seguido operando con normalidad, pero queremos que se otorguen a quienes realmente tiene capacidad de pago. Las deudas que hemos renegociado implican que algunos usuarios quedan fuera del sistema Indap hasta que no regularicen su situación; esto apunta a enviar un mensaje claro de que las deudas con nosotros también hay que pagarlas.
–La reorganización que anunció al asumir, ¿en qué etapa está?
–En términos generales, hemos desvinculado de esta institución a alrededor de 140 personas de un personal total de 1.500 empleados, con lo cual puedo afirmar que la reestructuración está terminada, pero eso no significa que a la persona que no cumple su función se le redestine o se pida su salida. Hemos reestructurado parcialmente los departamentos y divisiones en el nivel central, pero en regiones hemos hecho un cambio más radical de los directores, pues quedan sólo dos del gobierno anterior, y en las 104 oficinas de áreas se han cambiado o trasladado alrededor de 85 de los encargados. No es fácil contratar personal con el perfil que queremos, donde apuntamos a un funcionario que entienda a los pequeños agricultores y sepa salir a terreno, sin quedarse pegado a su computador. Creo que ya no tenemos funcionarios que atornillaban al revés, que sí teníamos antes, la gente se ha dado cuenta que acá no entran consideraciones políticas, que hemos ido desterrando, sólo aspectos profesionales.
–¿Eso quiere decir que Indap ya no es una organismo para pagar favores políticos, como fue catalogado antiguamente?
–No, ya no es una caja pagadora de algunos partidos, conmigo en eso les iría muy mal.
–¿Qué otras áreas se han modificado?
–Cuando llegué a Indap una resolución demoraba ocho días, pero cuando coloqué en las carpetas la hora de llegada y despacho de una solicitud bajé a dos días ese plazo. Esa velocidad se logra imprimir en un buen equipo. También hemos modernizado el área informática, que es el corazón de esta institución, donde las pérdidas de tiempo son enormes, así que tenemos un equipo de la Universidad Adolfo Ibáñez trabajando con nosotros en este tema. Programas que se demoraban 95 días en obtener un resultado final hoy tardan 32, donde se requerían siete u ocho firmas para el resultado final estamos en cuatro. Y seguimos desarrollando sistemas de control y evaluación de resultados.
Esta institución anteriormente terminaba su labor de evaluación al momento de emitir el cheque, para nosotros ahí comienza, hay que saber qué se hizo realmente con el dinero. Estamos por hacer una administración transparente y eficiente, destinada a llegar a la vena de la pequeña agricultura. Asimismo, hemos constatado que hubo una desastrosa política de asistencia técnica para los pequeños agricultores, y hoy estamos trabajando para revertir eso y hacer más competitivo a este sector.
Fuente: Estrategia
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