Columna de Hugo Mery
¿EMPEZÓ EL FUTURO PARA FREI?
Tal vez la Concertación necesite remecerse con nuevos liderazgos, pero mientras tanto el ex Presidente ha logrado reposicionarse. Lo hizo encabezando una vigorosa ofensiva para que el Estado no se arrodille ante los empresarios y sea capaz de des-privatizar, de acuerdo a la expresión contenida en el antipoema apócrifo que Nicanor Parra se deja atribuir. Por Hugo MeryPublicado el 06 Jun 2007
“Quiero ser protagonista del futuro”, decía hace tres años Eduardo Frei, con el pelo al viento, desengominado y vistiendo “casual”, como dicen los preocupados por el “look”. Aunque no quiso confesarlo tampoco entonces, su tiro apuntaba a una vuelta a La Moneda. Su olfato le decía que no debía explicitarlo y esperar su oportunidad, tal vez cuando los otros dos aspirantes de su partido terminaran desangrándose. Esto último ocurrió en efecto, pero la suerte no estaba echada a favor de ninguno de ellos, sino de la “aparecida”socialista, Michelle Bachelet.El aterrizaje de Frei en la pista real fue algo forzado. Los miembros de su antiguo “círculo de hierro” lo visitaron para explicarle que en esa pasada debía declinar sus aspiraciones. La molestia que tal advertencia causó en el senador vitalicio y su señora sólo se amortiguó con la muerte de uno de los “emisarios del futuro”, el ex ministro suyo y de su padre, Raúl Troncoso. Frei Ruiz.Tagle se sintió doblemente tocado, porque unos meses antes él mismo creyó ver la muerte, en la mesa de operaciones.El nuevo protagonismo de Frei que comenzó el 11 de marzo del año pasado pareció circunscrito a la segunda línea del Estado. Como otros, como Andrés Zaldívar y Gabriel Valdés, parecía que no tocaría el cielo, aunque, a diferencia (y a costa) de ellos, él ya lo había tocado una vez.Hoy, Frei puede sentir que el futuro es ahora, es decir, de aquí a 2010. Bastó que dejara su silencioso rol de escudero legislativo de la Presidenta y abandonara un poco su mutismo en la Junta Nacional de su partido, el 13 de mayo último, para que proyectara un liderazgo. No como antes, por sus dos ventajas comparativas: apellidarse Frei y llamarse Eduardo. Ahora con una audaz propuesta: “estaticemos el Transantiago”.La presidenta del partido quedó descolocada, admitiendo lo interesante y digna de estudio que era la idea del ex Mandatario, de quien fue su ministra de Justicia. Adolfo Zaldívar, que hasta la víspera proclamaba su desafecto por la Concertación, pareció diluirse en el voto unitario y quedar a la espera de colocar de nuevo sus bravatas.Y aunque todos abjuren del adelantamiento de la carrera presidencial, las movidas de los aspirantes la tienen inevitablemente en perspectiva. Si actúan guiados sólo “por los intereses superiores del país”,¿que mejor servicio le pueden prestar a éste que lanzar sus propuestas desde el mando supremo? Frei, con el sentido y el discurso comunes que constituyen una de sus características, lo dice simplemente: “Yo siempre sostuve que reducir el período presidencial a sólo cuatro años iba a provocar estos adelantamientos”. La senadora Alvear precisa que “después de las elecciones municipales de octubre de 2008 veremos”, pero sus pasos la desmienten. Frei recibe a los trabajadores del Metro, ella hace otro tanto. Y sale de La Moneda diciendo que el Ejecutivo patrocinará un proyecto suyo que autoriza al Metro a operar vehículos en superficie, haciendo caer en contradicciones al ministro vocero de palacio.Tal vez sea sana tanta competencia, si todos se esfuerzan por aportar ideas en una dirección común. Y hoy lo que se ha abierto paso es una mayor injerencia del Estado para darle transporte digno y eficiente a los santiaguinos. La efectividad del golpe de Frei -si no hubo el “punto de inflexión” que se atribuye él-, tuvo que ver con el cuándo y el quién. Lo dijo en medio del desconcierto generalizado. Y lo sostuvo quien como Presidente se caracterizó por privatizar. Es como si ahora la consigna fuera “des-privatizar”, de acuerdo a la expresión contenida en el antipoema apócrifo que Nicanor Parra se deja atribuir. Aunque la propuesta sea meramente pragmática -que el Estado ocupe, una vez más, el lugar de los privados que fallaron-, tiene vibraciones con ondas ideológicas: ¿no es una forma coyuntural y concreta de “corregir el modelo”, como quieren los zaldivaristas y de desatar los nudos del neoliberalismo, como se ha hecho en varios países latinoamericanos?Lo que refuerza aún más el reposicionamiento de Frei es que, al lado de su colega socialista en la mesa del Senado, Carlos Ominami, anunciase que el gobierno acogió, a última hora, su propuesta de que los 290 millones de dólares solicitados para salvar el Transantiago no vayan a los operadores, sino a una cuenta del BancoEstado debidamente transparentada. Ese es Estado activo, que cautela el bien común, no uno que se pone de rodillas, voceó el ex Mandatario, mientras el ex ministro socialista de Economía se mostraba más cauteloso con la idea de privatizar totalmente el Transantiago. El liderazgo de Frei en la materia -así como en la energética- continuará ejerciéndose, porque su objetivo declarado es cambiar el sistema de transporte, más allá de la medida desesperada que ahora decidió aprobar. El siguiente elemento a considerar es lo que digan las encuestas. Allí el ex Presidente verá si consiguió impresionar a la ciudadanía con su nuevo estilo, más enérgico y dueño de la palabra, para transmitir propuestas que remezcan a una anquilosada Concertación. La interrogante a dilucidar es si ella, para sacudirse totalmente, necesita también de nuevos liderazgos. más en :
¿EMPEZÓ EL FUTURO PARA FREI?
Tal vez la Concertación necesite remecerse con nuevos liderazgos, pero mientras tanto el ex Presidente ha logrado reposicionarse. Lo hizo encabezando una vigorosa ofensiva para que el Estado no se arrodille ante los empresarios y sea capaz de des-privatizar, de acuerdo a la expresión contenida en el antipoema apócrifo que Nicanor Parra se deja atribuir. Por Hugo MeryPublicado el 06 Jun 2007
“Quiero ser protagonista del futuro”, decía hace tres años Eduardo Frei, con el pelo al viento, desengominado y vistiendo “casual”, como dicen los preocupados por el “look”. Aunque no quiso confesarlo tampoco entonces, su tiro apuntaba a una vuelta a La Moneda. Su olfato le decía que no debía explicitarlo y esperar su oportunidad, tal vez cuando los otros dos aspirantes de su partido terminaran desangrándose. Esto último ocurrió en efecto, pero la suerte no estaba echada a favor de ninguno de ellos, sino de la “aparecida”socialista, Michelle Bachelet.El aterrizaje de Frei en la pista real fue algo forzado. Los miembros de su antiguo “círculo de hierro” lo visitaron para explicarle que en esa pasada debía declinar sus aspiraciones. La molestia que tal advertencia causó en el senador vitalicio y su señora sólo se amortiguó con la muerte de uno de los “emisarios del futuro”, el ex ministro suyo y de su padre, Raúl Troncoso. Frei Ruiz.Tagle se sintió doblemente tocado, porque unos meses antes él mismo creyó ver la muerte, en la mesa de operaciones.El nuevo protagonismo de Frei que comenzó el 11 de marzo del año pasado pareció circunscrito a la segunda línea del Estado. Como otros, como Andrés Zaldívar y Gabriel Valdés, parecía que no tocaría el cielo, aunque, a diferencia (y a costa) de ellos, él ya lo había tocado una vez.Hoy, Frei puede sentir que el futuro es ahora, es decir, de aquí a 2010. Bastó que dejara su silencioso rol de escudero legislativo de la Presidenta y abandonara un poco su mutismo en la Junta Nacional de su partido, el 13 de mayo último, para que proyectara un liderazgo. No como antes, por sus dos ventajas comparativas: apellidarse Frei y llamarse Eduardo. Ahora con una audaz propuesta: “estaticemos el Transantiago”.La presidenta del partido quedó descolocada, admitiendo lo interesante y digna de estudio que era la idea del ex Mandatario, de quien fue su ministra de Justicia. Adolfo Zaldívar, que hasta la víspera proclamaba su desafecto por la Concertación, pareció diluirse en el voto unitario y quedar a la espera de colocar de nuevo sus bravatas.Y aunque todos abjuren del adelantamiento de la carrera presidencial, las movidas de los aspirantes la tienen inevitablemente en perspectiva. Si actúan guiados sólo “por los intereses superiores del país”,¿que mejor servicio le pueden prestar a éste que lanzar sus propuestas desde el mando supremo? Frei, con el sentido y el discurso comunes que constituyen una de sus características, lo dice simplemente: “Yo siempre sostuve que reducir el período presidencial a sólo cuatro años iba a provocar estos adelantamientos”. La senadora Alvear precisa que “después de las elecciones municipales de octubre de 2008 veremos”, pero sus pasos la desmienten. Frei recibe a los trabajadores del Metro, ella hace otro tanto. Y sale de La Moneda diciendo que el Ejecutivo patrocinará un proyecto suyo que autoriza al Metro a operar vehículos en superficie, haciendo caer en contradicciones al ministro vocero de palacio.Tal vez sea sana tanta competencia, si todos se esfuerzan por aportar ideas en una dirección común. Y hoy lo que se ha abierto paso es una mayor injerencia del Estado para darle transporte digno y eficiente a los santiaguinos. La efectividad del golpe de Frei -si no hubo el “punto de inflexión” que se atribuye él-, tuvo que ver con el cuándo y el quién. Lo dijo en medio del desconcierto generalizado. Y lo sostuvo quien como Presidente se caracterizó por privatizar. Es como si ahora la consigna fuera “des-privatizar”, de acuerdo a la expresión contenida en el antipoema apócrifo que Nicanor Parra se deja atribuir. Aunque la propuesta sea meramente pragmática -que el Estado ocupe, una vez más, el lugar de los privados que fallaron-, tiene vibraciones con ondas ideológicas: ¿no es una forma coyuntural y concreta de “corregir el modelo”, como quieren los zaldivaristas y de desatar los nudos del neoliberalismo, como se ha hecho en varios países latinoamericanos?Lo que refuerza aún más el reposicionamiento de Frei es que, al lado de su colega socialista en la mesa del Senado, Carlos Ominami, anunciase que el gobierno acogió, a última hora, su propuesta de que los 290 millones de dólares solicitados para salvar el Transantiago no vayan a los operadores, sino a una cuenta del BancoEstado debidamente transparentada. Ese es Estado activo, que cautela el bien común, no uno que se pone de rodillas, voceó el ex Mandatario, mientras el ex ministro socialista de Economía se mostraba más cauteloso con la idea de privatizar totalmente el Transantiago. El liderazgo de Frei en la materia -así como en la energética- continuará ejerciéndose, porque su objetivo declarado es cambiar el sistema de transporte, más allá de la medida desesperada que ahora decidió aprobar. El siguiente elemento a considerar es lo que digan las encuestas. Allí el ex Presidente verá si consiguió impresionar a la ciudadanía con su nuevo estilo, más enérgico y dueño de la palabra, para transmitir propuestas que remezcan a una anquilosada Concertación. La interrogante a dilucidar es si ella, para sacudirse totalmente, necesita también de nuevos liderazgos. más en :
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