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jueves, abril 16, 2009

el ex obispo FERNANDO LUGO, PAPÁ

el ex obispo FERNANDO LUGO, PAPÁ

Quién es Viviana Rosalith Carrillo Cañete, la mujer que destapó su amor oculto con el presidente paraguayo

Desató un escándalo en Paraguay y ahora se encuentra "dolida" y recluida en su casa. El presunto rol de Jésica Cirio. Galería de imágenes.

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14.04.2009 | 19:01

Fernando Lugo y Viviana Carrillo, un amor oculto que comenzó cuando el presidente era obispo y ella tenía apenas 16 años.

Fernando Lugo y Viviana Carrillo, un amor oculto que comenzó cuando el presidente era obispo y ella tenía apenas 16 años. | Foto: Cedoc

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Poco se sabe de la mujer que desató un escándalo político y legal en Paraguay, llevando al presidente Fernando Lugo a reconocer en un acto público su paternidad de un chico de dos años, al que concibió en un romance durante sus años de obispo. Viviana Rosalith Carrillo Cañete fue quien, a través de una demanda por filiación, destapó un turbio amorío del mandatario paraguayo. La relación dio como fruto a un niño llamado Guillermo Armindo, quien dentro de poco menos de un mes llevará el apellido de su padre: Lugo.

"Todo se inició una vez cuando le llevé las ropas de cama a su habitación, y al preguntarle si necesitaba algo más, él me dijo que sí, que era a mí a quien él necesitaba, siendo a partir de ese momento constante el acoso, hasta que debido a mi corta edad e inexperiencia, fui seducida por su forma de hablar, por sus palabras bonitas, por sus expresiones bellas, y por las promesas que me hizo de renunciar a su cargo por mí, y que pretendía compartir una vida conmigo y que tengamos muchos hijos y formemos una hogar, habiendo sido él, mi primer y único hombre". Así fue como comenzó, según la propia Carrillo, su relación con el entonces obispo Lugo.

Conoció a Lugo cuando apenas tenía 16 años, mientras realizaba su curso de confirmación en la ciudad de Choré, del departamento de San Pedro, dando rienda suelta a un amor prohibido. Lugo, con el tiempo, se volvió un habitué de la casa donde vivía Viviana junto a su madrina, Edith Lombardo de Vega, quien admitió al diario ABC que el obispo visitaba su casa seguido, compartían la mesa juntos, y hasta se quedaba a dormir, aunque en una habitación "totalmente independiente".

Viviana cursó hasta el quinto año en el Liceo San José Obrero de Choré y dejó la ciudad en 2002, cuando se mudó a la capital para estudiar. Aunque no existen registros de sus primeros años en Asunción, lo seguro es que su relación con Lugo continuaba. Hace tres años, aún antes del nacimiento de su hijo, se mudó a un departamento en el barrio Santa Anta en el que aún vive y que hoy le serviría de refugio ante la incesante guardia periodística en la entrada del edificio.

Sin embargo, tras la denuncia, hay versiones encontradas sobre su actual paradero. Una asegura que está encerrada en su departamento junto a su pequeño hijo, sus padres y hermanos. Otra indica que la mujer habría dejado el país junto al menor, luego de que se conoció la denuncia que hizo contra Lugo por su hijo no reconocido.

De perfil bajo, muy callada y reservada a la hora de salir de su casa, Carrillo estalló de bronca cuando trascendieron en la prensa guaraní rumores de romances entre el presidente paraguayo y la modelo argentina Jésica Cirio. Ese habría sido uno de los detonantes de la demanda, además de que Lugo, según consta en la denuncia, le dio un golpe en la cara. "Nunca quiso ser primera dama, le disgustaba la vida pública", dijo una amiga a ABC , al tiempo que remarcó que "está muy dolida por la situación que se generó".

Hoy, luego de que la noticia tomó revuelo tanto nacional como internacional, Viviana Carrillo Cañete, madre del hijo del presidente Fernando Lugo, presentó un pedido de desestimación de la demanda, tras conocerse que el ex obispo reconocerá al niño de dos años con su apellido. El último documento de su romance, que tras la demanda podría haber concluído, es una foto tomada a pocos días de la asunción del Lugo, en la que se ve a Viviana sentada en el césped y al mandatario firmando decretos, vestigo con ropa deportiva, que fue publicada hoy por el diario La Nación de ese país. La última imagen de un amor que sacudió al Paraguay.  


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Rodrigo González Fernández
Diplomado en RSE de la ONU
 
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1 comentario:

Anónimo dijo...

ESTUPRO EN EL OBISPADO

2009-4-13

Por Luís Agüero Wagner.

Una escabrosa historia de encubrimiento a un farsante acabó en gran parte este lunes de pascuas, cuando el obispo Fernando Lugo reconoció públicamente ante las cámaras de Televisión haber tenido relaciones con una jovencita de 16 años, Viviana Carrillo, en tiempos en que se desempeñaba como Obispo de San Pedro, abrió en Paraguay el debate que ya estaba instalado en otras latitudes: el de los escándalos aberrantes que de un tiempo atrás sacuden a la iglesia católica.


No está demás mencionar que la Iglesia Católica protege a estos delincuentes para defender su propia imagen en lugar de denunciarlos y expulsarlos para defender al resto de ciudadanos. La mayoría de los casos de pedofilia se han intentado resolver internamente, trasladando a los curas pederastas a otras parroquias y hablando con las familias para evitar las denuncias. Lejos está Paraguay de ser un caso aislado en Sudamérica.
Un grave escándalo, de características y dimensiones similares al que estalló hace tres años en Estados Unidos, se instaló recientemente en los altares de la Iglesia Católica de Brasil.. Entre ellos figura el sacerdote Félix Barbosa Carreiro, quien hace unas semanas fue detenido tras ser sorprendido en una orgía de droga y sexo con 4 adolescentes, y que acusó a “otros 12 padres” de incurrir en prácticas similares. Otro caso es del padre Alfieri Eduardo Bompani, de 45 años, quien grababa videos y escribía un diario donde daba cuenta de sus acciones.

El más repulsivo es el caso es el del padre Tarcisio Spricigo, que abusó de varios menores antes de ser arrestado por haber violado un pequeño de sólo cinco años de edad. En los documentos y pruebsa del proceso contra el cura ha sido incluido un diario, que es una especie de “manual de pedofilia”, que incluye consejos como “jamás tener una relación con niños ricos”. El libro de Spricigo, que fue descubierto por casualidad por una monja que lo llevó a la Policía brasileña, también contiene “diez reglas para actuar y quedar impunes”.

“Llueven niños seguros y confiables que son sensuales y que mantienen un total secreto, que sienten la falta del padre y viven sólo con la madre (…) Soy un seductor, seguro y calmo. Basta aplicar las reglas y el chico caerá en mis manos y seremos felices para siempre”, anotó el religioso en su escalofriante“manual”.
La lista de casos de depravados y criminales ocultos bajo las sotanas se antoja interminable: En Chile, el religioso Jaime Low Cabeza, fue detenido por presunto estupro y abuso sexual contra menores. Los abusos que supuestamente afectaron a cinco menores -todos varonesde entre 15 y 17 años- se habrían concretado cuando el religioso se desempeñaba en la pastoral juvenil de la parroquia.

En 2001, el religioso salesiano Carlos Larraín fue acusado de abusos contra una menor de nueve años en la época en que se desempeñaba como director del Colegio María Auxiliadora (entre 1997 y 1999). En abril de 2004, el sacerdote Víctor Hugo Carrera fue detenido en el Aeropuerto Internacional de Santiago, luego de permanecer tres años como prófugo de la justicia, pues fue acusado de abuso sexual contra un menor en 1999 en Punta Arenas.
Mientras en Paraguay el obispo Fernando Lugo reconoció haber cometido estupro siendo obispo, y niños sordomudos denunciaron haber sido violados por curas en Verona, en México denuncian que existen logias protegen a estos criminales.

El cardenal mexicano Norberto Rivera Carrera y el arzobispo de Los Angeles, Roger Mahony, habrían encubierto a un sacerdote mexicano acusado de varios casos de abuso sexual contra menores monaguillos bajo el paraguas de esta suerte de Odessa de pedófilos.
La deportación por parte de las autoridades de la Santa Iglesia de Roma, con destino a Paraguay, de varios sacerdotes católicos acusados de haber abusado sexualmente de menores en todas las latitudes del orbe, aumenta las sospechas en cuanto al encubrimiento brindado a estos criminales. No hace mucho que en un ambiente caldeado laicos organizados y fieles católicos del Alto Paraná, a trescientos kilómetros de la capital del pais, denunciaron que en su comunidad se habían refugiado en un seminario los padres Carlos Urrutigoity y Eric Ensey, acusados de abuso sexual en Estados Unidos. Es demasiado casual que estos criminales se hayan refugiado en el Paraguay poco después del triunfo electoral del obispo Fernando Lugo, que se produjo en ancas de algunas de las más reaccionarias fuerzas atávicas de este Paraguay surrealista: el pensamiento mágico, la tradición autoritaria y el machismo con el cual fue denigrada un candidata mujer.
Para concluir esta descripción del Paraguay, podríamos tomar prestadas palabras publicadas en la Jornada de Oriente con la firma de Anamaría Ashwel, y sólo cambiar la palabra México por Paraguay: “una oscurantista alianza masculina, mayormente de políticos y sacerdotes, han regresado el tiempo de México al Virreinato: han legislado para quitarle el derecho a la mujer sobre su cuerpo. Sacerdotes supuestamente célibes, abiertamente misóginos, muchos pedófilos y desconocedores absolutos de la condición fisiológica y social de las mujeres —y encima vestidos con faldas largas— representando valores culturales que para las mujeres caducaron con el Virreinato, apuntalaron el voto de políticos que decidió que las mujeres sólo tienen el derecho a estar preñadas.” LAW