APRENDAMOS CON GARY BECKER ...CHICAGO A NUESTRAS MANOS
Gobierno, Capital Humano, y crecimiento económico
Gary S. Becker
Premio Nobel de Economía 1992.
1.Introducción
Ningún factor tiene mayor significado para las relaciones entre las naciones, el tema de estos encuentros, que las tasas de crecimiento del ingreso por habitante. Los países que experimentan un crecimiento importante durante varias décadas llegan a jugar un papel importante en los asuntos internacionales económicos y políticos, mientras que las naciones que se estancan [en las que el crecimiento económico se estanca] llegan a perder mucha de la influencia que un día tuvieron.
El rápido crecimiento de Taiwán, una pequeña isla que ha sido ostracizada políticamente por mucho del mundo, le permite ejercer una influencia considerable en los asuntos económicos de varios países, incluyendo la China. Por el contrario, la Unión Soviética, todavía una potencia militar de primera magnitud, ha visto casi toda su influencia disminuir a causa de su desastroso desempeño económico.
La enorme variabilidad de las tasas de crecimiento es instructiva, porque provee buenos y malos ejemplos de enfoques del crecimiento. De 1960 a 1985, la tasa de crecimiento del PIB [Producto Interno Bruto, valor de toda la producción de un país] per cápita para más de 100 países superó el 2.0 porciento, que es extremadamente alto para los estándares históricos. Sin embargo las tasas variaron desde -3% para el Chad hasta más de 6% para Corea, Singapur y Taiwán: El 25% superior [ el cuartil superior, la parte de la muestra formada por un número de países que son la cuarta parte de la muestra, y que además son los que tienen el crecimiento más alto de la muestra] de los países con mayor crecimiento [en el período 1960-1985] tuvieron un crecimiento superior al 3.3%, mientras que el 25% inferior [el cuartil inferior, los de menos crecimiento ] crecieron menos de 0.75% por año.
Es natural observar a las naciones de crecimiento más rápido para obtener lecciones sobre qué se necesita para lograr rápido crecimiento. Los países difieren en varios aspectos, así que no es sorprendente que muchas consideraciones, a menudo contradictorias, se enfatizan en la literatura académica y popular Pero argumentaré que dos consideraciones dominan sobre las demás. Con seguridad que no es una sorpresa para esta audiencia que la primera tiene que ver con el papel del gobierno. Y para aquellos que conocen mi trabajo tampoco será una sorpresa oír que la segunda tiene que ver con el capital humano.
2. Interferencia del gobierno.
A mediados de los 1970s, la vasta mayoría de los economistas, y ni que decir otros académicos, no estaban convencidos de que el gobierno grande dañaba al crecimiento económico y a la prosperidad. Después de todo, la Unión Soviética y otros países comunistas parecían crecer más rápidamente que el resto del mundo. Algunos expertos en la economía soviética inclusive creían a Krushev cuando presumió, al final de los 1950s, de que la economía soviética iba a sobrepasar a la de los EUA.
Además, el gasto del gobierno era en Suecia una fracción del ingreso mucho mayor que en otros países occidentales, y sin embargo la economía sueca parecía estar desempeñándose muy bien. Y comparaciones de la productividad de las empresas del gobierno y privadas operando en la misma industria no mostraban sin ambiguedad que las empresas del gobierno eran menos eficientes.
Toda esta evidencia cambió radicalmente en los últimos quince años. El buen desempeño de los regímenes comunistas era un espejismo, hoy es muy claro que dichas economías se desempeñaron muy mal desde alrededor de 1965. Los contribuyentes germano-occidentales descubrieron para su pesar, que la mayoría de las fábricas de Alemania Oriental no valían nada en el mundo económico moderno.
Una valiosa lección para la investigación es que hasta diligentes y objetivos estudiosos (scholars), con la mejor de las intenciones sobrestiman grandemente el valor para los consumidores y los productores de la producción de una economía que no tiene un sistema de precios que funcione y que mida el verdadero valor económico de lo producido.
Los Tigres Asiáticos basándose en general en economías libres subieron a la prominencia en los últimos 20 años. Y Chile mostró que una reforma radical hacia una economía libre podía funcionar en América del Sur también, a pesar de que la experiencia chilena no fue apreciada al principio porque fue promovida por un régimen militar dictatorial que era anatemizado por la prensa mundial. Los defensores de una presencia extensiva del gobierno dejaron de citar a Suecia, porque ese país se tropezó seriamente durante los 1980s --el ejemplo sueco de una "vía intermedia" resultó muy defectuoso-.
Diferencias entre el historial de crecimiento de los tigres, Chile, el bloque comunista, Suecia y otros, tuvieron mucho más efecto en la percepción popular que innumerables discusiones teóricas sobre los efectos de los malos incentivos [que creaba el gobierno extensivo]. Pero Friedman, Hayek, Stigler y otros miembros de nuestra sociedad fueron de crucial importancia en explicar por qué estos fracasos y éxitos no eran hechos fortuitos , sino que eran intrínsecas al tipo de sistema económico.
La evidencia resultante de comparaciones cuidadosas entre empresas estatales y privadas también se inclinó decisivamente a favor de la empresa privada. Por ejemplo, un estudio recente del Banco Mundial sobre una docena de privatizaciones en varios países encuentra que dichas privatizaciones casi siempre llevan a mayor eficiencia, aún cuando como firmas privados retenían un considerable poder monopólico.
Algunos estudios estadísticos encuentran una relación negativa entre la fracción del ingreso gastada por el gobierno y el desempeño económico del país, pero, desafortunadamente, las relaciones no son robustas. Sin embargo se puede mejorar un poco el asunto al distinguir entre consumo del gobierno y las contribuciones del gobierno a la infraestructura (ver Barro ). Pero aún esta distinción no incorpora la influencia perniciosa de innumerables regulaciones gubernamentales obstructivas.
Sin embargo, los varios tipos de evidencia que nos han llegado durante los últimos 20 años muestran convincentemente que por lo menos después de cierto punto, la intervención del gobierno en la economía retarda grandemente el crecimiento económico.
Sin embargo, el gasto del gobierno y las regulaciones se extendieron rápidamente en las mayoría de los países después de 1970 [Nótese que en 1967 se empezó a instaurar el IVA en Europa] : El gasto del gobierno central más el de los gobiernos locales en cincuenta países no comunistas aumentó de un promedio de 32 % del PIB en 1972 a un 36% en 1980 y a un 40% en 1985. Creo que esto contribuyó a la fuerte caída en el crecimiento en las décadas de 1970s y 80s en comparación con las décdas previas. ¿Es un accidente el que los tigres [asiáticos] tengan gobiernos que consumen fracciones [del ingreso] relativamente bajas, y que los países europeos --como Suecia y Holanda-- tengan fracciones relativamente altas?. La fracción del gasto [del gobierno] de los EUA, con un 37% en 1985, estaba un poco bajo el promedio porque dicha fracción [de gasto del gobierno] creció más lentamente durante la administración Reagan en los EUA que en los otros países [se refiere a los 50 países no comunistas]
3. Capital Humano.
Sin embargo, el gasto del gobierno y la regulación, a pesar de su importancia, no son los únicos determinantes del desempeño económico. Inversiones sustanciales en la calidad y en cantidad del capital humano también aparecen como cruciales. La evidencia que soporta esta afirmación es robusta y diversa, y es precisamente tan fuerte como la evidencia de los efectos negativos de una interferencia gubernamental muy extensiva.
Incluyo dentro del comcepto de capital humano el conocimiento y las habilidades que tienen las personas, su salud, y la calidad de los hábitos de trabajo que se construyen a lo largo del tiempo a través de la experiencia. El capital humano es importante porque la productividad en las economías modernas está basada en la creación, diseminación y utilización del conocimiento. El conocimiento es creado en las compañías, en los laboratorios y universidades y es diseminado en las escuelas y en el trabajo, y es usado por las compañías para producir bienes y servicios. Creo que cerca del 20% de los recursos de una economía en rápido crecimiento están siendo dedicados a inversiones en estos diferentes tipos de capital humano.
Estudios sobre el desempeño de países específicos generalmente encuentran que el crecimiento en la educación y en conocimiento nuevo a través de gastos en investigación y desarrollo contribuyen significativamente al crecimiento. Por ejemplo, todos los tigres [asiáticos] tienen fuerzas laborales relativamente bien educadas, bien entrenadas y que trabajan duro (hard working), y han sido efectivos al utilizar las tecnologías más avanzadas desarrolladas en otros países.
Estadísticas sobre los años de escolaridad es la única información sobre entrenamiento [para el trabajo] disponible para varios países. Los países que en 1960 tenían más altas tasas de matrícula escolar y una mayor incidencia de educación secundaria entre su población tendieron a tener un crecimiento más rápido durante los 25 años siguientes. De hecho, la escolaridad primaria (schooling) tiene un mayor impacto que otras variables que se han considerado (ver Barro). Un estudio incluso encuentra que la educación escolar y secundaria de las mujeres es más importante que la de los hombres, a pesar de que en muchos países es mucho menos frecuente que las mujeres formen parte de la fuerza laboral. Una explicación plausible es que las mujeres contribuyen no solamente cuando trabajan, pero también a través del efecto de la enseñanza a los niños de los valores y las habilidades de la próxima generación (ver Gill y Bhalla 1992).
Se ha reconocido por casi cuarenta años -- desde que la contribución del capital humano a la vida económica empezó a ser apreciada-- que inversiones extensivas en capital humano son necesarias para el crecimiento económico (ver e.g. Schultz y Harbison). Esto explica, entre otras cosas, los temores en Occidente acerca del ---- -aparententemente- muy importante compromiso de los Soviéticos con la educación matemática y científica de sus jóvenes. Se creía que ese compromiso daría a esa nación una considerable ventaja económica en el futuro, y a una ventaja militar también.
4. Los gobiernos y el capital humano.
Pero no era suficientemente apreciado por los economistas que escribían sobre capital humano -- me incluyo entre los culpables -- que inversiones extensivas en capital humano no son suficientes para producir un desempeño económico robusto. Porque el incentivo para acumular capital humano efectivo depende estrechamente de la extensión de la interferencia del gobierno en la economía. En particular, hay una evidencia creciente de que la contribución al crecimiento económico de la educación extensiva y del entrenamiento se reducen drásticamente cuando el gobierno interfiere demasiado.
A pesar de que los países comunistas generalmente se han clasificado alto en cuanto a asistencia a la educación secundaria -- Cuba todavía lo hace -- la interferencia del gobierno en las economías de estos países distorsiona los incentivos de tal manera que la escolaridad usalmente no se dedica a un buen uso. Uno puede terminar con demasiados ingenieros civiles y economistas, o con demasiado pocos programadores de computadoras e ingenieros electrónicos, porque no se permite que bajen las remuneraciones en la primera gama de ocupaciones, y las de las segunda gama son demasiado bajas.
En los países no comunistas, altas tasas impositivas al ingreso, subsidios extensivos y regulaciones intrusivas tienen efectos distorsionadores de primer orden. Yo experimenté un vivo ejemplo de esto hace unos pocos años cuando estuve en un comité consultor para una institución sueca de enseñanza superior. En el curso de las investigaciones les preguntamos a algunos estudiantes de doctorado en economía por qué tomaban tanto tiempo en terminar sus estudios de posgrado. Al principio ellos achacaron el atraso a la vieja y obsoleta tradición sueca de que una disertación es una Magnus Opus.
Pero al ir más lejos resultó claro que los incentivos para terminar eran insignificantes, en cambio, las ventajas tangibles de continuar como estudiantes de posgrado eran considerables. Puesto que los estudiantes recibían un importante estipendio del gobierno que requería poco trabajo aparte de estar escribiendo, o fingir estar escribiendo, una disertación. Y las muy altas tasas marginales de impuesto [altas tasas máximas de impuesto sobre la renta, supongo] en esa época implicaban que los ingresos después de impuestos aumentaban solamente un poco cuando un estudiante tomaba un trabajo de tiempo completo después de obtener un doctorado.
Socialismo y el estado de bienestar además debilitan a la familia, especialmente las relaciones entre padres e hijos, lo que afecta los incentivos para invertir en capital humano. El apoyo financiero del gobierno a los mayores, a los cuidados médicos, a los desempleados, a los estudiantes universitarios, y así sucesivamente, hace que muchas familias pierdan interés en invertir mucho en los valores y en el entrenamiento de sus hijos, porque padres e hijos ya no dependen tanto uno de otro. En particular, los padres no pueden esperar una recompensa tangible por lo que hagan por sus hijos, y los hijos tienen menos que ganar al cuidar (heeding) a sus padres. Después de todo, el Estado paga por su educación y los ayuda a salir de dificultades.
Los efectos perversos del socialismo y del estado de bienestar en los hábitos de trabajo están entre los más dañinos. Esto está expresado en una queja muy conocida del comunismo: "Nosotros fingimos trabajar y ellos fingen pagarnos".
En una economía de mercado, los trabajadores aprenden cómo les aventaja llegar a trabajar a tiempo y hacer un día de trabajo honesto. Ese tipo de comportamiento gradualmente se convierte en una costumbre, porque el trabajo diligente feeds on itself [¿se retroalimenta? ¿crea un círculo virtuoso¿]e incrementa la posibilidad de que existan buenos hábitos de trabajo en el futuro. Y para preparar a sus hijos para una vida de trabajo productiva, los padres tratan de instarurar estos hábitos a través de sus enseñanzas en casa.
Un régimen comunista o un estado de bienestar impuesto sobre una economía con buenos hábitos de trabajo puede vivir de estos hábitos durante un cierto tiempo. Porque los trabajadores que han sido conscienzudos por muchos años no responden rápidamente a altas tasas de impuestos y otros contraincentivos al trabajo. Ellos continúan trabajando fuerte por algún tiempo, lo que permite a los regímenes intervencionistas recién instalados desempeñarse temporalmente a altos niveles. Puede inclusive parecer que los incentivos individuales no son tan importantes para generar esfuerzo en el trabajo. Joseph Schumpeter, quien no era precisamente un amigo del socialismo, dijo a principios de los 1940s que "el orden socialista posiblemente logrará la lealtad (allegiance) que le está siendo negada cada vez más al capitalismo". [1944, pag 41] y "es posible que haya más auto disciplina en la sociedad socialista".
Pero a fin de cuentas, incluso poderosos hábitos [de trabajo] responden a los incentivos de precios y salarios. De hecho, las investigaciones que yo he llevado a cabo con algunos asociados indican que los hábitos y adicciones fuertes responden más en el largo plazo [durante el largo plazo] a esos incentivos [los de precios y salarios] que el comportamiento que no es habitual o débilmente habitual. Es posible que los trabajadores más viejos no aprendan nuevos trucos, pero los más jóvenes encuentran como "burlar" el sistema. Para los niños que crecen bajo el socialismo y otros régimenes altamente intervencionistas, las actitudes de sus padres hacia el trabajo duro parecen obsoletas. ¡Y la dolorosa verdad es que tienen razón!
El buen desempeño de las economías intervencionistas se eroisona con el tiempo en parte a causa del deterioro de los buenos hábitos de trabajo. La caída gradual de ambos explica por qué tomó mucho tiempo antes de que la mayoría de los líderes de la profesión económica se convencieran de que los regímenes comunistas y otros con intervenciones gubernamentales extensivas no podían mantener el paso de las economías de mercado. Paul Samuelson reflejaba la visión hasta entonces generalmente aceptada entre economistas en 1985 cuando se preguntaba en su libro de texto "best-seller" si realmente "las ganancias económicas valían" la represión política Soviética, una pregunta que según dijo, "es uno de los dilemas más profundos de la sociedad humana".
Y el proceso, por supuesto, también funciona a la inversa. Un régimen orientado al mercado que reemplaza a uno comunista o a otro gobierno intervencionista debe lidiar inicialmente con malas actitudes y hábitos de los trabajadores. Cuánto más tiempo los gobiernos previos hayan estado bajo semejantes regímenes, tanto más mala será la actitud hacia el trabajo diligente y confiable. To be sure, los buenos hábitos reviven y eventualmente florecen si los trabajadores deben responder a incentivos de mercado. Pero toma un tiempo depreciar los malos hábitos y desarrollar los buenos.
Tal vez nos daremos cuenta durante la primera sesión mañana si los hábitos y las actitudes de los trabajadores son importantes para entender los procesos dinámicos involucrados en la transición que aleja de los regímenes comunistas.
Por supuesto, no será sorprendente para los miembros de nuestra sociedad que la efectividad del gasto en capital humano, y el tipo de hábitos de trabajo y actitudes que se instauran [en la transición de alejamiento de los regímenes comunistas] , dependen íntimamente de los incentivos que provee el sistema económico. Porque, después de todo, ¿qué es la economía de mercado sino un sistema que empuja a la gente a usar y desarrollar su potencial? Pero lograr eso requiere tener la oportunidad de encontrar el "nicho" adecuado en la división económica del trabajo, requiere acumular hábitos de trabajo útiles, y adquirir valores básicos acerca de la manera correcta de vivir. Demasiado involucramiento del gobierno puede crear obstáculos insuperables en ese camino.
Por supuesto, no estoy afirmando que el Estado no tiene papel que jugar en una economía productiva, sin duda lo tiene. Ni siquiera debe dejar [el Estado] la acumulación de capital humano enteramente a la iniciativa privada de los individuos y las empresas. Pero su papel apropiado overall en la economía es mucho más abajo que el que hoy tiene, dicho lugar se refleja imperfectamente en el más de 40 porciento del ingreso que típicamente gastan los gobiernos. Y su contribución adecuada a la acumulación de capital humano es considerablemente más pequeña y diferente de lo que es hoy.
No tengo tiempo, y este no es el lugar, para discutir completamente lo que el Estado debe hacer para ir más allá en el capital humano, así que únicamente esbozaré algunas conclusiones, los detalles pueden encontrarse en otros lugares [ver Becker [1992]).
Ya expresé mi creencia de que una economía de mercado en buen funcionamiento promueve el desarrollo de buenos hábitos de trabajo -- no de la noche a la mañana, pero eventualmente. El principal objectivo de los gobiernos en la formación de hábitos debe ser evitar incentivos perversos a través de regulaciones excesivas e impuestos.
El entrenamiento en el lugar de trabajo (on-thejob training) es una de las fuentes más importantes de capital humano productivo, a pesar de que invariablemente es tratado con gran negligencia en comparación con la atención que presta a la escolaridad quienes analizan en estos temas. Al igual que los buenos hábitos, el entrenamiento laboral (on the job training) también requiere muy poca participación del gobierno: Una economía de mercado provee a los trabajadores incentivos fuertes y robustos para adquirir el entrenamiento apropiado para diferentes tareas.
Un área en la que se necesita la ayuda del gobierno es en financiar la educación de los niños hasta la secundaria. No necesito enfatizar a esta audiencia la importancia de distinguir entre el financiamiento gubernamental de la escolaridad, como en un sistema de cupones [bonos, dinero que se entrega a los padres para que envíen a sus hijos a la escuela que dichos padres escojan] y la operación de escuelas por parte del gobierno. La evidencia es ahora abrumadora, de que privatizar nuestro sistema de enseñanza [se refiera a los EUA] haría maravillas para la productividad en el sector educativo, de igual manera que la privatización ha mejorado grandemente la productividad en otras industrias.
Pero no es deseable que el gobierno financie la educación de todos los niños, como esencialmente hoy hace en todas las naciones. No tiene sentido, y tiene malos efectos por los incentivos que establece, el cobrar impuestos a los padres para después devolver esos impuestos como subisdios para que los padres paguen por la escolaridad de sus hijos. Más bien, la mayoría de los padres deberían llevar el costo de educar a sus propios hijos.
Por lo tanto, para ayudar a mejorar la eficiencia e ayudar a la igualdad de oportunidades, creo que el Estado debe proveer cupones [bonos] educativos únicamente para algo así como la quinta parte de las familias pobres que o bien carecen de los medios para cubrir los costos ellas mismas, o cuyo deseo de sacrificarse por sus hijos fue destruido por el estado de bienestar y por otras causas del derrumbe en la vida familiar [recuérdese que el autor habla de los EUA, que tiene un generoso sistema de entrega de dinero a las familias más pobres]. No sería caro financiar generosamente la escolaridad y el entrenamiento laboral hasta la edad de 19 años de todos los niños de dichas familias.
Estimo que en los EUA esto requeriría menos del 1 porciento del Producto Nacional Bruto [PNB, valor de la producción del país que queda en manos de ciudadanos y residentes] que es sólo una fracción del 6 porciento [del PNB] que los gobiernos usualmente gastan en educación en los EUA y en la mayoría de los países ricos. El sistema actual requiere mucho más ingresos tributarios porque los impuestos financian la escolaridad de prácticamente todos los niños en las escuelas, incluyendo las universidades.
Los gobiernos deben ayudar también al financiamiento del descubrimiento de nuevo conocimiento porque los nuevos descubrimientos a menudo se diseminan sin aportar mucho beneficio financiero a los descubridores. El gobierno de los EUA gasta un poca más del 1 porciento del PNB en investigación básica y desarrollo, y se encuentran porcentajes comparables [¿similares?] en Alemania, Japón, Francia, Gran Bretaña, Canadá y otras naciones que hacen mucho en esta área. Por lo tanto no es necesario que el gobierno haga un gran esfuerzo para llenar sus obligaciones en la creación de nuevo conocimiento.
Los números que he dado indican que el Estado puede proveer su papel de financiar las escolaridad y de promover el crecimiento del conocimiento gastando menos del 3 porciento del PNB, que es cerca de un 7 porciento de lo que usualmente gastan actualmente los gobiernos, y que probablemente no es ni siquiera la octava parte de las inversiones privadas en conocimiento y otro capital humano.
Un gran sector gubernamental retrasa el crecimiento no solamente directamente, pero también al impedirle al Estado que haga las tareas que debería estar haciendo. Actividades adecuadas, esenciales inclusive, como la escolaridad y la preocupación por los niños, tienen que competir con actividades inapropiadas para obtener el dinero y la energía de los funcionarios públicos capaces. En particular, los gobiernos llenarían mejor sus responsabilidades en el área del capital humano si su atención no fuera distraida hacia subsidiar industrias, hacia escoger los [futuros] ganadores tecnológicos, hacia operar las escuelas y compañías de salud y seguros, hacia overseeing advertising claims [??] y por involucarse en incontables actividades unwarranted.
5 Conclusión.
En conclusión, permitánme resumir el mensaje de esta charla. La evidencia durante la pasada mitad de siglo muestra que una intervención muy extensiva del gobierno en la economía retrasa el crecimiento económico, pero uno podría discutir sobre el significado de muy extensivo. Un tema accesorio [ancillary] es que inversiones apreciables en capital humano son necesarias en el mundo moderno porque las economías modernas se basan en el uso eficaz del conocimiento y de las habilidades.
Estos temas se interrelacionan. Una participación excesiva del gobierno en la economía reduce la acumulación del capital humano eficaz, se encuentre este capital bajo la forma de buenos hábitos de trabajo, habilidades productivas, o nuevo conocimiento. Y se necesita que el Estado esté involucrado únicamente en financiar una pequeña fracción de la gran inversión total en capital humano.
En una economía de mercado que funciona adecuadamente, la basta mayoría de las inversiones en capital humano sería la responsabilidad de individuos y organizaciones: Padres que invierten en sus hijos, adultos que adquieren entrenamiento adicional, y compañías y universidades que proveen entrenamiento, investigan, y desarrollan tecnologías comercializables.
Para mí, estas son las principales lecciones de la evidencia que nos da el crecimiento económico de los diversos países. Cuán bien el mundo incorpora estas lecciones influirá decisivamente las relaciones económicas y políticas entre las naciones en las décadas a venir.
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
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