Actualizado: 3:52:23 AM hora de Cd. Juárez | |
Anabel Hernández/Random House Mondadori/Grijalbo
Especial para El Diario
Durante el prolongado festín, cuyos invitados principales fueron los Fox, los Sahagún y los Bribiesca, la familia presidencial literalmente alcanzó el xix, que en lengua maya significa el clímax, el punto culminante, de donde no se puede ir más lejos.
Puede que la familia presidencial no esté consciente de ello, pero los simples mortales sabemos que después de una buena juerga siempre viene la resaca, que ya comienza a caer pesadamente sobre la debilitada figura presidencial, aunque Fox no quiera darse por enterado.
Hoy, qué lejos se ve aquella fría tarde del 18 de febrero de 2000, cuando en el atrio de la iglesia de San Juan del Río, en Querétaro, centenas de ciudadanos se dieron cita en el lugar con una pequeña vela encendida y dieron la bienvenida al candidato de la Alianza por el Cambio, Vicente Fox, cantando el Himno a la alegría.
Entonces Fox arremetía contra la corrupción priista, se desgañitaba afirmando que se acabaron los saqueos sexenales y que nunca más saldrían las familias del Presidente con los bolsillos cargados de dinero. Qué rápido olvidó su verdadera cita con México bajo la sombra de los robustos árboles de Los Pinos y la abullonada silla presidencial.
¿De qué se ríe el Presidente?, me he preguntado los últimos doce meses de su gobierno al ver que en sus apariciones públicas tiene grabada en el rostro una indeleble sonrisa irónica. Incluso cuando no pudo leer su último informe de gobierno, la mantuvo intacta. Algún buen chiste le habrán contado que ignoramos el resto
¿De qué se ríe, si en el sexenio van más de 1,500 asesinados por el narcotráfico, en medio de una cruenta guerra entre el Cártel de Sinaloa --ahora mejor conocido como el Cártel de la Federación-- y el Cártel del Golfo?
Esta investigación periodística, realizada durante los últimos doce meses de la administración foxista, es una respuesta aproximada a esos cuestionamientos. A través del testimonio de más de 120 personas entrevistadas, más 300 horas de revelaciones de quienes fueron testigos del xix presidencial, y una intensa búsqueda documental de las huellas dejadas a su paso, se logró reconstruir parte del contenido de las valijas con las que la familia Fox Sahagún abandona Los Pinos.
Los testimonios los escuché igual detrás de la barandilla de algún reclusorio que sentada en el Champs Elysées de Paseo de la Reforma, de boca de policías, abogados, funcionarios públicos, empleados, amigos y parientes de la familia presidencial, y de ciudadanos comunes y corrientes, todos ellos con acreditada veracidad, que decidieron romper el silencio. Conozco el rostro, nombre y apellido de cada uno de ellos; los nombres de muchos los guardaré bajo reserva porque así me lo han solicitado para salvaguardar su integridad física, porque en este presidencialismo exacerbado, cortesano, la pelea entre un ciudadano común y el Presidente de la República y su familia es evidentemente una lucha desigual, mucho más cuando la denuncia revela hechos intencionadamente escondidos y negados por el grupo aún en el poder.
Entre las personas que entrevisté hay fuentes involucradas con las instituciones estadounidenses de investigación del crimen organizado y fuentes relacionadas directamente con los cárteles del narcotráfico en México, hombres del círculo de los mañosos, como se autonombran de manera amable, casi fraternal, los barones de la droga en nuestro país.-
También hablé con integrantes de la propia familia presidencial y con abogados de importantes empresarios que han sido atropellados y extorsionados a lo largo del sexenio, víctimas de su propia ambición.
Decidí dar voz a estas personas a través de la mía después de contrastar con otros testimonios la información que me proporcionaron. Los pasé por el tamiz de la duda razonable y los confronté, pero conforme más me adentraba en la investigación, más confirmaba sus revelaciones.
El respaldo documental de esta investigación descansa en cajas de archivos con más de diez mil fojas.
En algunos casos, los relatos que escuché eran tan sorprendentes que decidí ser testigo e ir directamente a muchos lugares que sirvieron de escenario para la consumación de los abusos de poder.
Así entré a la inexpugnable bahía de Icacos, espacio de tortura y vejación en los tiempos de la guerra sucia y hoy lugar de recreo de la familia presidencial. Constaté en el interior de la Zona Naval Militar la existencia de una enorme mansión junto a la playa, conocida por el personal de Marina como la casa presidencial. Este espacio público, pagado con recursos del Estado, sirvió de escenario para satisfacer placeres privados y para cerrar jugosos negocios en beneficio personal de unos cuantos.
Ésta es la casa de las bacanales presidenciales que en un claro abuso de poder la Secretaría de Marina negó oficialmente y por escrito su existencia confiados de que ningún ciudadano común y corriente tendría la posibilidad de entrar y demostrar lo contrario. Se equivocaron.
La administración foxista entrega una concesión para operar una línea aérea comercial al hermano e hijo de Martha Sahagún; la compañía de aviación ya opera y en cinco años tiene planeada una inversión de hasta 90 millones de dólares.
Una red de empresas, presuntamente apadrinada por la familia del Presidente, opera en PEMEX y obtiene contratos por más de doce mil millones de pesos. El monto es suficiente para mantener durante un año a los 25 millones de mexicanos más pobres del país. Mónica Jurado Maycotte narra en entrevista exclusiva que pareciera como si Manuel Bribiesca Sahagún se fue perdiendo en el poder y la ambición, con el conocimiento de su madre, la segunda esposa del Presidente de México.
Cosme Mares y su esposa, Josefina, se quejan de todo el dinero entregado a Vicente Fox, y de que ahora sean perseguidos por el propio gobierno federal.
La corrupción viste de Chanel. La primera dama ofrece a empresarios hacer lobbying en la cabaña presidencial mientras recibe de ellos lotes de joyas, vestidos y depósitos para los trabajos altruistas de su fundación.
La verdad se abre paso por sí misma. El periodismo como fiscalizador de los poderes públicos no puede ser complaciente con quienes ostentan esos poderes. Es necesario actuar, investigar
Habrá quienes piensen en el Presidente de la República como un ser omnipotente ungido por la perfección per se, y no lo vean como el hombre de carne y hueso que es, verdugo y víctima de sus propias circunstancias, defectos personales y debilidades.
Aquí no hay juicios sumarios, hay revelaciones periodísticas. El periodismo de investigación contribuye a la democracia mediante el fomento de una ciudadanía al tanto de los hechos. La información es un recurso vital para habilitar a un público vigilante que, en última instancia, haga responsable al gobierno mediante su voto y participación, suele afirmar Silvio Waisbord, profesor del Departamento de Periodismo y Medios de Información Públicos de la Universidad Rutgers, en Nueva Jersey.
Como reportera del periódico Milenio cubrí la campaña presidencial de Vicente Fox en 2000, y estampas como la de San Juan del Río, Querétaro, recuerdo decenas.
En julio de 2001 revelé el primer escándalo de abuso, corrupción y derroche en la casa presidencial con la compra de toallas de 4,025 pesos y todo un costosísimo menaje para amueblar las que se supone serían las austerísimas cabañas presidenciales en Los Pinos. Hasta entonces nadie había publicado información tan cercana a la familia presidencial, sus usos, gustos y gastos.
Será por eso mismo que a raíz de la publicación de esa nota, por un lado comenzó a llegarme mucha información de distintas fuentes, y por otro el sexto sentido me decía que algo no estaba bien ahí, que algo estaba pasando con esos hombres y mujeres de carne y hueso a quienes había conocido en la campaña aspirando a llegar al poder. Así, vinieron a lo largo de todo el sexenio una serie de reportajes sobre el Presidente, su familia, amigos y socios, toda información fehacientemente documentada.
Entonces vinieron las preguntas, los señalamientos, y más de una vez me han preguntado: ¿Por qué lo haces?.
La respuesta es simple, y quien lea este libro supongo que al final llegará a la misma conclusión.
(*) D.R. 2006 Random House Mondadori S.A. de C.V.
Mañana
Compromisos de campaña: dinero a raudales*
La esposa de Cosme Mares acusaba a la primera dama de haberlos presionado para asociarse con el consorcio español Grupo OHL en la cocesión de la autopista Amozoc-Perote, que el matrimonio Mares Hernández ganó en licitación pública.
Según algunas versiones, el presidente y su esposa se llevarían 500 millones de pesos de tajada del negocio
RODRIGO GONZALEZ FERNANDEZ
CONSULTAJURIDICACHILE.BLOGSPOT.COM
Renato Sánchez 3586 dep 10
Santiago, Chile