Transparencia
Sin embargo, incluso los salvaguardas del buen gobierno tienen zonas oscuras, tal como demuestra el informe de evaluación del Pacto Mundial de Naciones Unidas publicado este mismo mes por el organismo independiente de supervisión externa de las Naciones Unidas (Joint Inspection Unit - JIU.)
Entre otras apreciaciones, el informe denuncia riesgos reputacionales para la organización y recomienda "evitar la situación en la que cualquier grupo o actor externo puede desviar la atención de los objetivos estratégicos acordados para promover los intereses que puedan dañar la reputación de las Naciones Unidas". Así, el fenómeno de "lavado de cara" es ya una cuestión innegable.
LA CARA MÁS OSCURA
Las zonas en sombra del Pacto Mundial de Naciones Unidas ya habían sido exploradas previamente por los analistas más críticos. Así, Anthony Judge en su documento "Globalization: The UN's 'safe haven' for the world's marginalized - the Global Compact with multinational corporations as the UN's 'final solution'" (Globalización: El "lugar seguro" de la ONU para los marginados del mundo ahonda en el origen poco transparente de la idea del Pacto Mundial y afirma que contribuye a "vaciar de contenido" a la ONU.
Sin llegar a extremos tan críticos, ha habido ya varios desmanes relacionados con el Pacto Mundial, incluyendo su sección española. El segundo número del cuarto volumen de la revista 'Globalización, Competitividad y Gobernabilidad", editada por Georgetown University y Universia, que analiza las prácticas de Responsabilidad Social Corporativa de las empresas españolas adheridas al Pacto Mundial de las Naciones Unidas. La publicación revela que las empresas españolas declaran un alto nivel de cumplimiento de los indicadores para evaluar las cuatro áreas del Pacto Mundial, pero no especifican en sus informes el detalle de sus acciones emprendidas, ya sea en materia de Derechos Humanos, Trabajo, Medio Ambiente y Lucha contra la Corrupción. Esta situación de "desbarajuste responsable" se ve confirmada por los datos ofrecidos por el Observatorio de RSC, especialmente sugestivos en relación al controvertido tema de las remunraciones. La investigación elaborada por el organismo el pasado año expone que el 60% de las compañías analizadas no proporciona datos sobre las remuneraciones de los consejeros de administración, y sólo el 37 por ciento informa de forma desglosada sobre la remuneración individual y los conceptos retributivos de los consejeros. En ese aspecto, se muestra un "retroceso" con respecto a 2008, cuando un 43 por ciento de las empresas informaba de forma desglosada.
Críticas aparte, el Pacto Mundial parece haber hecho esfuerzos en los últimos tiempos por "actualizarse", integrándose con herramientas como la Web 2.0. .En el marco del último Foro de Davos se lanzó el Global Compact LEAD, que cuenta con la firma de más de medio centenar de compañías líderes en sostenibilidad y responsabilidad social y ambiental y transparencia corporativa. Se trata de una nueva etapa para el organismo de Naciones Unidas, una nueva fase que, tal como explicó en su día el secretario general de la ONU Ban Ki-moon, exige "un compromiso renovado con los principios fundamentales, en lugar de encerrarse en el nacionalismo, el proteccionismo, y otros ismos que promueven mezquinos intereses comunes sobre los objetivos globales." Este es un grupo exclusivo de empresas diligentes y estratégicas en su acercamiento a temas ambientales, sociales y de gobernabilidad. No son muchas las compañías que se involucran en esta corriente, pero las que lo hacen envían un mensaje poderoso.
Más allá de las mejoras recomendadas por el informe de Joint Inspection Unit, son numerosos los frentes abiertos para el "renacido" Pacto Mundial, que ha de institucionalizar los diversos mecanismos de la RSE, estableciendo un marco al efecto que atienda a los aspectos sociales, ambientales y de buen gobierno. Tras este marco surgen nuevos conceptos, como el de "ciudadanía corporativa global" que acompaña a la red de relaciones entre Empresa, Estado y Sociedad que constituyen un núcleo de análisis para un futuro inmediato. Un Estado comprometido con el buen gobierno y un buen "ciudadano corporativo" son aquellos que están activamente comprometidos con la promoción de las buenas actuaciones de la empresa en la sociedad. Esta noción, aplicable al sector publico y a la ciudadanía, inspira responsabilidades y derechos individuales en el seno de una comunidad política, teniendo como concepto clave la "participación" en la sociedad más que una serie de derechos y obligaciones individuales.
En el hastiado escenario económico postcrisis, sólo una empresa ética, abierta al diálogo y a la colaboración puede sobrevivir a largo plazo. Es éste, y no otro, el caldo de cultivo en el que han de aflorar las empresas firmantes del Pacto Mundial. Un desafío en el que sólo las compañías más comprometidas demostrarán su liderazgo en el siglo XXI.
CONSULTEN, OPINEN , ESCRIBAN .
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
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