Por Stephen Leahy*
TORONTO, abr (IPS) - Nuestros dedos están adheridos al termostato planetario, aumentando la temperatura más que nunca. La catástrofe climática ya comenzó a dar una nueva forma a la civilización humana.
Sequías, inundaciones, olas de calor, tornados y huracanes. Todo esto que antes era producto exclusivo de las fuerzas de la naturaleza, ahora se ve amplificado por las enormes cantidades de calor adicional atrapado en la atmósfera a causa de la quema de combustibles fósiles, según advierten los científicos.
Esas calamidades ya no están distantes en el tiempo o el espacio. Decenas de millones de personas ya han sido afectadas por fenómenos climáticos no naturales extremos y violentos durante por lo menos las últimas dos décadas.
Las emisiones anuales de dióxido de carbono son tres veces mayores hoy que en los años 90. Aunque se pudiera hacer lo imposible --frenar todas las liberaciones--, la temperatura global continuará aumentando desde los actuales 0,8 grados promedio hasta entre 1,6 y 1,8 grados.
Y la temperatura promedio mundial permanecerá elevada por los próximos 500 años, debido a que los océanos retienen el calor por mucho tiempo.
Para impedir que la Tierra se caliente más de dos grados, lo que sería un punto de inflexión potencialmente catastrófico, las emisiones de dióxido de carbono necesitarán ser eliminadas completamente y pronto, señalan investigadores en un nuevo estudio publicado en marzo en la revista Geophysical Research Letters.
Del mismo modo que una sartén de hierro permanecerá caliente y seguirá cocinando luego de apagado el fuego, el calor retenido por los océanos mantendrá las temperaturas elevadas aunque disminuyan los gases invernadero.
Agregar más gases a la atmósfera, incluso en una proporción menor a la actual, empeoraría la situación y los efectos persistirían durante siglos.
Pese a estas advertencias, el uso de combustibles fósiles se disparó. El otoño boreal pasado, la Agencia Internacional de Energía informó que la actual tendencia de crecimiento, liderada por las nuevas centrales eléctricas alimentadas a carbón, hará aumentar la temperatura global promedio hasta tres grados para el año 2030, y en última instancia podría trepar a seis grados en las décadas siguientes.
"¿Qué pasaría si mañana descubriéramos que una catástrofe climática es inminente si nuestro planeta se calienta aun más? Para evitarlo, tendríamos que reducir ya las emisiones a cerca de cero", dijo Ken Caldeira, investigador climático en la Institución Carnegie de la estadounidense Universidad de Stanford, y coautor del informe.
Pero no podríamos llegar a cero en un año aunque el fracaso hiciera que la Tierra se convirtiera en una gigante bola de fuego.
Las reacciones climáticas hacen que las cosas ocurran muy rápido, observó Ted Scambos, investigador del Centro Nacional de Datos sobre Nieves y Hielo en Boulder, en el central estado estadounidense de Colorado.
Hace 10 años, el Ártico era una vasta área cubierta de hielo y nieve. En menos de una década, será un océano abierto y oscuro salpicado de blanco hielo flotante durante el verano y el otoño.
En la Antártida, un segmento de 414 kilómetros cuadrados de la plataforma helada de Wilkins se desprendió a fines del invierno debido al recalentamiento global, según científicos del British Antarctic Survey.
"Veremos grandes cambios en todo el globo. Eso me asusta. El recalentamiento por efecto de los gases invernadero no parará hasta que lo detengamos", dijo Scambos a IPS.
Y los desafíos tecnológicos no son tan difíciles.
"Podemos desarrollar y desplegar turbinas eólicas, automóviles eléctricos, etcétera, y vivir bien sin dañar el ambiente", aseguró Caldeira.
La mayoría de los pasos requeridos, como estimular la eficiencia energética, también son viables desde el punto de vista económico. Por el contrario, un cambio climático severo costaría billones de dólares, acotó Scambos.
Eso debería generar una nueva comprensión del costo real del consumo de petróleo y gas.
"El futuro puede ser mejor que el presente, pero tenemos que dar pasos para comenzar a abandonar ahora el hábito del dióxido de carbono, así no necesitaremos atravesar un síndrome de abstinencia luego", dijo Caldeira.
La mayoría de los gobiernos todavía están varados en la puerta de salida, sin estar dispuestos o sin poder dar esos primeros pasos. Las ventas de vehículos deportivos utilitarios a gas en Estados Unidos fueron altas en 2007, y el modelo más grande fue el más vendido.
* Este artículo es parte de una serie de cuatro sobre los cambios psicológicos y de comportamiento necesarios para reducir la temperatura del planeta. (FIN/2008)
Saludos
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
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