Encuesta con novedades
La encuesta CEP se ha constituido por bastante tiempo en un referente de gran importancia política. Conservar ese ascendiente supone, por eso mismo, imponerse exigencias también mayores. En este caso, es de lamentar que, no habiéndose medido al candidato Enríquez-Ominami como hipótesis en segunda vuelta, ni tampoco sus atributos, sea magra la explicación al respecto: "no había indicios" de que su opción fuera plausible cuando se elaboró el cuestionario. En otras encuestas, eso se habría aceptado; para ésta, las expectativas son mucho más altas. Dado que dicho candidato registra en ella una adhesión entre 13 y 15 por ciento, la medición resulta incompleta, en cuanto encajona una compleja realidad política en el marco del único binomio que el CEP considera.
Si se deja de lado este factor, la Concertación, pese a las enormes dificultades que ha enfrentado en esta campaña -resistencias, disidencias, renuncias, descoordinaciones, fragmentaciones partidistas, críticas y pugnas intestinas, en suma los "lomos de toro" a que ha aludido el diputado Burgos, figura prominente en el comando del candidato Frei-, basta que presente a una figura como abanderado de esa coalición para que, particularmente en segunda vuelta, casi equipare en esta encuesta al candidato opositor, que encabezó holgadamente todos los demás sondeos durante el último año.
Piñera no está compitiendo sólo contra Frei, sino también con el Gobierno en bloque. Anteayer, a la proclamación del senador DC en el Teatro Caupolicán concurrieron, además de las directivas y militantes concertacionistas y los tres últimos ex presidentes, también el actual gabinete en pleno, y se leyó el respaldo de la Presidenta Bachelet. El actual Gobierno no se limita al legítimo deseo de ser sucedido por otro de su mismo signo, sino que está empeñado en una resuelta actividad para que así ocurra, apelando a todos los enormes recursos a su alcance. No es éste un gobierno neutral, como -al menos en cuanto a cierta guarda de las formas- ocurrió en las presidenciales anteriores. Este elemento es importante, pues la Presidenta atraviesa por un momento de máxima aprobación (66 por ciento), aunque la volátil situación económica y el desempleo pueden hacer variar este cuadro. Incidentalmente, el reconocimiento de atributos en esta materia llama la atención, pues se le atribuye alta capacidad para resistir presiones, pese a que la línea seguida ha sido, más bien, de concesiones en casos muy visibles.
Piñera se mantiene a la cabeza en primera vuelta, lo que se explica porque Enríquez-Ominami le resta más votos a Frei que a Piñera, aunque también afecta a este último, lo que hace entender en parte su baja. En segunda vuelta, Piñera y Frei aparecen en un plano igualitario: un tercio de los adherentes de Enríquez se inclinaría por el primero, y los dos tercios restantes por el segundo. Esto es significativo, pues en las anteriores elecciones el voto de los candidatos a la izquierda de la Concertación se volcaba en masa a ella en el balotaje. No ocurriría así esta vez.
También es llamativo que la extrema izquierda, los díscolos y la desgajada DC aparezcan con una mínima adhesión: Navarro, Arrate y Adolfo Zaldívar marcan apenas uno por ciento cada uno, a diferencia de logros en torno a seis o siete por ciento en las elecciones municipales de hace seis meses. Puede interpretarse esto como un efecto más de la emergencia de Enríquez-Ominami.
En cuanto a atributos de los dos candidatos que mide esta encuesta, Piñera gana en firmeza ante presiones, destreza y habilidad, simpatía y seguridad; Frei en otros cuatro (preparación para la Presidencia, cercanía, sinceridad, capacidad de unir al país), y ambos empatan en confianza y capacidad para resolver problemas.
Se ratifica, pues, que esta elección será muy fuertemente reñida. Lo nuevo es que Enríquez está posicionado con firmeza, pues obtuvo la adhesión referida pese a que este sondeo (a diferencia de los demás) tiene cobertura rural, electorado en el que se presumía que aquél no tenía penetración. Con todo, cabe preguntarse si seguirá avanzando o si llegó ya a su peak de apoyo, y retrocederá ahora que el freísmo ha decidido enfrentarlo.
Si Piñera lograse mantener una delantera clara en primera vuelta, quien lo siga quizás no cuente esta vez automáticamente con toda la suma de izquierda más Concertación, pues podría haber votantes que opten por dar gobernabilidad a la primera mayoría relativa. Pero si su ventaja no fuese clara, ese cuadro podría variar a favor de quien logre el segundo lugar. El candidato de la Coalición por el Cambio ha tenido un buen inicio en cuanto a propuestas, pero no se ha desplegado en regiones, y las campañas modernas -como la de Sarkozy- se ganan por profesionalismo y trabajo en terreno