Un puñetazo en la cara. Es todo el castigo que recibió Richard Fuld,presidente de Lehman Brothers en 2008 pese a ser responsable directo de la caída del gigante bancario, que se llevó por delante a la economía estadounidense arrastrando consigo a todo el engranaje mundial.
Hacía pocas horas que se había anunciado la caída de la entidad y Fuld estaba haciendo algo de «cardio» cuando sin previo aviso, de algún rincón de su gimnasio de «yuppie» salió un puño directo al maxilar.
A día de hoy, el arrebato de este personaje anónimo sigue siendo la única condena que ha recaído sobre un alto cargo de Lehman. Y no solo eso. Ninguno de todos aquellos que bombearon la burbuja financiera perfecta han tenido que ajustar cuentas con la Justicia estadounidense. Ningún alto cargo de EE.UU. ha sido condenado en relación con la crisis bancaria de 2008.
La única persona con nombre y apellidos sobre la que se ha impuesto una condena en relación con estos hechos se llama Fabrice Tourre, personaje de segunda fila en toda la historia, ex corredor bursátil de Goldman Sachs, condenado por fraude fiscal por la justicia federal de Nueva York. El jurado consideró por unanimidad que Tourre había «ocultado deliberadamente» a sus clientes la mala calidad de los productos financieros asociados a hipotecas «subprime». Para la prensa internacional, Tourre fue el perfecto cabeza de turco de los excesos de Goldman. Un banco en el que según trascendió a los medios, cuando se colocaba un producto tóxico a un cliente desprevenido era habitual entre los empleados jactarse de haber captado a un «muppet», o pringado.
Goldman (empresa) pagó un multazo de 550 millones de dólares para que la demanda por fraude que le había colocado la Comisión de Valores de Estados Unidos fuera diluyéndose en los titulares de la prensa. Y hasta hace una semana esta condena era la más alta que se había impuesto nunca la justicia estadounidense sobre una entidad financiera.
9.000 millones para JP Morgan
El Departamento de Justicia de Estados Unidos y el banco JPMorgan Chase cerró la semana un acuerdo por el que la entidad neoyorquina pagará 13.000 millones de dólares (9.000 millones de euros) de multa por sus «malas prácticas».
El pacto, que contiene la multa más alta que se ha alcanzado nunca entre el Gobierno estadounidense y una compañía es además la acción más dura tomada hasta ahora por el Gobierno de Barack Obama contra los responsables de la crisis financiera de 2008. Llegar a un acuerdo e investigar el fondo de la cuestión ha costado meses.
Pero el problema es que como aseguró el secretario de Estado Eric Holder, "JPMorgan no fue la única institución financiera que a sabiendas agrupó prestamos tóxicos y los vendió a inversores confiados". Ni tampoco la única culpable de la crisis.
Si echamos la vista atrás muchos tendrían algo que decir, la lista es larga. Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal entre 1987 y 2006 y firme defensor del boom de los derivados. Según "The Guardian" incluso aconsejó a muchos clientes a cambiar tipos fijos por variables, lo que dejó a muchos de ellos al descubierto; Kathleen Corbet, antigua consejera delegada de Standard & Poor's y en general todo alto cargo de las agencias de rating (Standard & Poor's, Fitch o Moody's), incapaces de ver el riesgo que entrañaban las "subprime."
La primera perdió un juicio en Australia por la calificación «engañosa» de los productos financieros que desencadenaron la crisis financiera de 2008 y causaron pérdidas millonarias en ese país. La sentencia abre la puerta internacional para que se reclamen más de 156.000 millones de euros en todo el mundo a la agencia.
En el panorama internacional el balance es parecido al de EE.UU. En Islandia se han producido algunas de las condenas más importante. También en Alemania o en los Países Bajos se ha juzgado y condenado a algunos directivos, como en el caso del banco alemán HSH Nordbank. En cambio en Reino Unido ningún alto cargo bancario ha cumplido condena a pesar de que allí se tomaron algunas de las decisiones más arriesgadas. Lo mismo ocurre en España, donde a pesar de las investigaciones iniciadas, todavía nadie ha sido condenado por su actuación durante la crisis económica.
A pesar de que la condena de Lehman es un paso muy importante, el balance global es negativo. "¿Pagaron los culpables?". Lamentablemente, solo algunos.
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