La Novena de Beethoven va más allá de personas concretas. Más que un símbolo alemán, la obra ha superado barreras culturales para convertirse en icono universal.
"Un símbolo alemán". Ese es el título del capítulo de la serie "Músicas de guerra y paz", que DW les ofrece en las mejores versiones. Con la expresión "símbolo alemán" no nos referimos a un compositor, puesto que, para muchos, este podría ser Bach; para algunos otros, Wagner; para otros, Beethoven. Hablamos de algo que va mucho más allá de personas concretas, una obra que es, además de un símbolo alemán, un icono universal: la Novena Sinfonía de Beethoven.
Facsímil de la partitura original de la Novena Sinfonía de Beethoven
La Novena ha superado barreras culturales para convertirse en símbolo de paz y fraternidad entre los hombres. Así lo cree también el director británico John Eliot Gardiner, que opina que "la Novena está más allá de límites y escalas temporales. En su época, fue la sinfonía más larga jamás escrita y su último movimiento es muy radical. Es el non plus ultra"
Gardiner se refiere cuando habla de "la radicalidad del último movimiento" a la introducción de un coro y solistas en el mismo, cosa nunca antes vista en un género que hasta entonces era puramente instrumental.
La Novena en contexto
Beethoven creció en la época que inspiró los ideales de las revoluciones francesa y norteamericana, un tiempo en que se hablaba de hermandad, igualdad y libertad. Estos ideales están presentes en la oda de Schiller que Beethoven utiliza en el último movimiento de la Novena.
Beethoven compuso la Novena cuando ya estaba prácticamente sordo. Para ayudarse en la escucha, se valía de estas trompetillas
La obra fue dirigida en su estreno por el propio Beethoven completamente sordo. Fue un gran éxito, pero todo el mundo se preguntó si aquella gran obra era o no era una sinfonía. Gardiner nos explica más detalles de la primera audición de la obra: "Hay que recordar que Beethoven estaba completamente sordo -y ya llevaba así algunos años-, así que para componer esta obra debió confiar en su memoria auditiva. Lo más impactante es que cometió muy pocos errores. Es decir, es la más compleja de su ciclo sinfónico y explora hasta el extremo los límites sonoros de los instrumentos de su tiempo."
Con los tres últimos movimientos de esta obra única les dejamos a continuación, concretamente con el juguetón Scherzo, con el espiritual Adagio y por último con el célebre Finale, que parte del caos para recrear después un universo propio de armonía entre los hombres.
Autora: María Santacecilia
Editor: Enrique López
Ludwig van Beethoven (1770-1827)
Sinfonía nº 9 en Re menor opus 125 (3 últimos movimientos)
Movimiento 2: Molto vivace – Presto
Movimiento 3: Adagio molto e cantabile – Andante moderato
Movimiento 4: Finale: Presto – Allegro assai – Allegro assai vivace (alla Marcia) – Andante maestoso – Adagio ma non troppo ma divoto – Allegro energico e sempre ben marcato – Allegro ma non tanto – Presto – Maestoso – Prestissimo
Lucy Crowe, soprano; Wilke te Brummelstroete, mezzo-soprano; Steve Davislim, tenor; Vuvani Mlinde, bajo.
Coro Monteverdi. Orquesta Sinfónica de Londres.
Sir John Eliot Gardiner (director)
Grabado por DW en la Sala Beethoven de Bonn el 5 de septiembre de 2011
Derechos de emisión: Una emisión antes del 27 de noviembre de 2012
Saludos
Rodrigo González Fernández
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