Los 10 errores del inversor
Vivimos en un país donde estamos relativamente acostumbrados a a echar la culpa a un tercero: la culpa (de lo que me pasa) es del Estado que no interviene lo que debiera, dicen unos. Otros, con frecuencia decimos que la culpa es del estado, que interviene demasiado. Pero ahí no se acaba la lista de culpables: la culpa es de los especuladores, de la empresa privada, de una conspiración judeomasónica para dominar el mundo, de la avaricia, de .etc. Y vale para todo, incluido el erial en que se ha convertido el mundo de las inversiones, donde los sectores se cuentan por caídas dramáticas: Bolsa, inmobiliario, productos de renta fija, etc. Las alternativas para el el inversor se complican de mala manera. Pero este siempre podrá echar la culpa a otros.
¿Y si por un momento todos asumimos nuestros propios errores, si pensamos en lo que hemos hecho mal como inversores? La verdad es revolucionaria, esa es la auténtica revolución. Me ha gustado el decálogo de EFPA, que he visto en Unience, ya que en buena medida están presentes casi todos los errores que conozco. Y son sobre ellos sobre los que tenemos capacidad de gestión, no sobre el ultimo dislate de nuestras autoridades económicas. A continuación los cito y hago un breve comentario sobre cada uno:
1. No realizar previsiones de cuándo va a necesitar su dinero, estrategias distintas para el corto, medio y largo.
Muy habitual, no marcar claramente para que va destinado cada partida. Debemos identificar unos metas, unos objetivos, y cada uno de ellos necesita de un timing distinto.
2. No diversificar.
Cierto. Da mucho miedo el ver determinadas carteras de inversión. as excusas son múltiples, siendo la menos mala que la diversificación puede mermar nuestra rentabilidad. A ese le remitiría al punto anterior. Las otras son más preocupantes es que yo de eso no entiendo, o eso no me gusta, o llevando a autenticas locuras como trabajar en un sector y tener todo tu capital posicionado en el mismo. De una tacada estas fuera de partido.
3. Construir una cartera influenciado por los instrumentos financieros de moda.
Muy frecuente. Fruto del desconocimiento financiero, se aplica el dónde-va-Vicente-donde-va-la-gente. Es mejor equivocarse como borregos sin atreverse a marcar las diferencias con la mayoría. Los llemings al poder.Y ojo, que esto ocurre incluso con socios de supuestas entidades de consumidores. Tremendo.
4. No entender el vehículo de inversión en el que ha puesto sus ahorros.
Reconociendo que determinados productos no hay profesional que los entienda, ya que están pensado para finalidades muy distintas de las atender las necesidades del inversor, hay otros muchos bastante accesibles. Y, sin embargo, la gente no sabe, no contesta. No hay más que darle una vuelta al páramo formativo de estas materias en España. El afluente de un rio regional de 5ª categoría es mucho más importante que saber como funciona un hipotecario.
5. No tener paciencia para superar los momentos difíciles ni dejar que se desarrolle la inversión, vendiendo cuándo se está perdiendo.
Aquí todo el mundo asume el riesgo cuando va perdiendo, y aquí nadie se quiere ir mientras vaya ganando. Nuestra mentalidad y disciplina son sumamente débiles.
6. No ser disciplinado con los criterios de riesgo y horizontes ni con el objetivo fijado al inicio.
Totalmente relacionado con el punto anterior.
7. Optar por la seguridad: ello supone quedar desprotegido ante la inflación.
Ahora ese error es menor, pero durante muchos años, con inflaciones galopantes, la gente era incapaz de comprender que permanecer quieto o en estrategias muy muy conservadoras no suponía no perder. OP mejor dicho, solo suponía garantizar el valor nominal. Entre Hacienda y la inflación el agujero era de tamaño relevante.
8. Dejarse guiar por el sentimiento de "revancha al mercado", convirtiendo "recuperar lo perdido" como el nuevo objetivo.
Cualquiera que haya sentido el gusanillo del juego sabrá qué esto. Pierdo y doblo la apuesta. Ya me contareis como os fue.
9. Tomar decisiones influenciado por los amigos y las noticias.
Muy relacionado con el tercer punto. Las conversaciones de barra de bar, las sobremesas con el cuñado, etc, suelen ser , más que prescindibles, necesariamente evitables. Las posibilidades de sacar algo valioso de las mismas tienden a cero.
10. No disponer de un asesor financiero cualificado que le aconseje dónde invertir en base a su perfil y vele por sus intereses.
Un nudo gordiano. expertos asesores, lo que se dice expertos asesores hay pocos, muy pocos. Y cuestan dinero. La pregunta es si la gente esta dispuesta a pagarlos, ¿o piensan que son gratis?
Bien, como bonus track, aportaré una más, y es la ausencia de una correcta planificación fiscal, y no hablo sólo de la inversión en si, me refiero a todo el conjunto de actividades, productos y relaciones donde esta metido el inversor. De nada sirve ganar dinero si lo estas haciendo en demasía para ese tercero tan simpático llamado Hacienda.
Y vosotros, ¿algún error más?, ¿comentarios sobre los expuestos?
Vía|Unience
Más información|EFPA
En El Blog Salmón|La educación financiera tras las sucesivas reformas legales, Activos y pasivos, ingresos y gastos
el ABC de las finanzas
Imagen|flattop341
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Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en RSE de la ONU
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