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miércoles, junio 25, 2008

El día a día de las empresas en una era consciente de los cambios climáticos

CALENTAMIENTO GLOBAL Y LA RSE
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Aire puro: El día a día de las empresas en una era consciente de los cambios climáticos

Dónde instalar una nueva sede, cómo cerrar el circuito de la cadena de proveedores o cómo anticipar las demandas del cliente son decisiones con las que las empresas tienen que lidiar a medida que responden a la creciente preocupación por el calentamiento global. Timothy Juliani, investigador del Centro Pew de Cambio Climático Global, de Arlington, en Virginia, asegura que el calentamiento global "tiene que ver con todo: con la forma en la que vivimos nuestra vida, la forma en la que usamos la energía o con cómo fabricamos y transportamos los bienes que producimos. En ese sentido, la humanidad jamás estuvo ante algo tan omnipresente".

 

Con tantos elementos, ¿cómo obtienen información las empresas y saben qué pasos dar en una nueva era consciente de la importancia del clima? ¿Deberían dar prioridad a la modernización de sus sedes de acuerdo con patrones en sintonía con los nuevos tiempos, o introducir rápidamente en el mercado un nuevo producto que atraiga los consumidores verdes? Los profesores de Wharton y otros expertos señalan que las empresas deben utilizar una combinación de recursos internos y externos, siguiendo siempre hacia adelante, buscando no sólo gestionar los riesgos del cambio climático, sino también ganar ventaja competitiva.

 

Para las grandes empresas localizadas en EEUU y en otros países, responder al cambio climático "ya no es algo opcional", dice Paul Kleindorfer, profesor emérito de Gestión de Operaciones y de Información de Wharton. "Cada vez más, accionistas y organizaciones no-gubernamentales actúan de forma decidida y objetiva en el sentido de que las empresas, por lo menos, comprendan su impacto sobre el medio ambiente". Con los tres candidatos a la presidencia apoyando la legislación conocida como cap-and-trade [que fija un límite máximo de emisiones y crea un mercado para el libre cambio de acciones de derecho de emisión], la llegada de normas favorables a la conservación del medio ambiente es una "certeza", añade Eric Orts, director del Proyecto de Liderazgo de Medio Ambiente Global de Wharton (Initiative for Global Environmental Leadership).

 

De acuerdo con un informe de 2007 de Lehman Brothers, banco de inversiones de Manhattan, las empresas deben tener en cuenta no sólo su exposición a la normativa vigente, sino también su vulnerabilidad a los efectos físicos del calentamiento global, la competencia de otras empresas y la exposición de su reputación, inclusive el riesgo de una posible acción judicial. "Las empresas que prosperarán en un mundo con el clima alterado serán aquéllas que ya han reconocido cuanto antes la importancia y la inexorabilidad de ese contexto, que han sabido prever, por lo menos, algunas de las implicaciones para su industria y que den los pasos necesarios con bastante antelación", según el informe "El negocio del cambio climático", de John Llewellyn, consultor senior de política económica de Lehman Brothers.

 

Con algunos de esos riesgos en mente, muchas empresas se dedican actualmente a la planificación "del escenario", es decir, buscan evaluar no sólo las incertidumbres relativas a cómo y cuándo el calentamiento del planeta comenzará a tener algún impacto físico, sino también cómo el público reaccionará a ese tipo de situación, dice Kleindorfer.

 

"Imagine las consecuencias de la ruptura de una gran parte de la Antártida y su desplazamiento en dirección al Atlántico Sur, o una temporada más de huracanes de categoría cuatro o cinco. El efecto contagioso de un público alarmado puede dar lugar a una legislación con desdoblamientos significativos sobre las operaciones de las empresas, sobre todo para aquellas que están expuestas al clima", observa Kleindorfer, que trabaja actualmente como profesor investigador de INSEAD, en Francia. "Es preciso que las empresas pongan en práctica sistemas que las permitan conducirse, de buena gana, en medio de eventos de ese tipo, si llegan a materializarse".

 

Aunque en lo referente al público, de modo general, hay un debate sobre si el calentamiento global es un fenómeno causado por el hombre o no, Orts dice que los responsables de la toma de decisiones en la mayor parte de las empresas ya no cuestionan más el raciocinio científico detrás de las presuposiciones del cambio climático. "Lo que he oído de algunas empresas, cualquiera que sea el raciocinio de la ciencia, es que existe una realidad política, la introducción, que en un futuro próximo, de una normativa que atienda a la realidad del cambio climático".

 

El análisis de las normas fragmentarias relativas al medioambiente en todo el país ha hecho también que las empresas presionaran a favor de una política nacional coherente, añade. "La legislación es ineludible, y el objetivo es hacerla lo más racional posible. Hay quien ve en eso una oportunidad estratégica de adelantarse a la curva de la regulación" introduciendo medidas voluntarias.

 

Pero, ¿qué medidas voluntarias tomar? Aunque se puedan imaginar tecnologías fantásticas — coches movidos a basura o paneles solares hipereficientes —, las empresas deben decidir lo que, de hecho, es factible, observa Michael Tomczyk, director del Centro Mack de Innovación Tecnológica dela Wharton (Mack Center for Technological Innovation). "Hay más carbón en EEUU que petróleo en Oriente Medio. Sin embargo, las fábricas a carbón producen un 40% de las emisiones de carbón de EEUU. La solución tecnológica ideal tal vez consista en el suministro de carbón limpio, ¿pero se trata de un mito o es un objetivo factible?"

 

Para Tomczyk, las incertidumbres de ese tipo pueden dar lugar a nuevas oportunidades. "Los innovadores adoran los desafíos monumentales. Actualmente, los investigadores en empresas diversas, fábricas y universidades están buscando innovaciones que reduzcan las emisiones de fábricas que utilizan carbón, aíslen el dióxido de carbono y promuevan el desarrollo de células solares más eficientes".

 

Muchas empresas tomarán la delantera introduciendo estrategias "verdes" cuyas proposiciones de valor todavía no han sido probadas, añade Tomczyk, "sin embargo, ya existen indicaciones de que las empresas que se dispusieron a correr riesgos están, efectivamente, reduciendo el volumen de carbono emitido y comienzan a alcanzar resultados cuantificables".

 

Para entender mejor ese escenario complejo, las empresas no sólo están buscando mantener contacto unas con otras; también recogen el apoyo especializado de las agencias gubernamentales, como el Centro Pew de Cambio Climático Global. Actualmente, 42 empresas participan en el Consejo de Liderazgo Ambiental de Empresas, cuya filiación se consigue sólo mediante invitación. Para esto, es preciso que todas las empresas participantes fijen objetivos específicos para la reducción de emisiones de carbono y endosen, públicamente, la petición de creación de una legislación obligatoria para la reducción de los efectos de los gases de efecto invernadero.

 

"No necesitamos el 100% de concordancia"

 

Exelon, con sede en Chicago, miembro del consejo del Centro Pew y patrocinadora del proyecto de liderazgo ambiental de Wharton, informa que está empeñada en alcanzar su objetivo de reducir las emisiones de los gases de efecto invernadero un 8% hasta finales de año.

 

De acuerdo con Helen Howes, vicepresidente de medio ambiente, salud y seguridad corporativa de Exelon, la empresa "ha recurrido a una serie de estrategias para alcanzar el objetivo propuesto como, por ejemplo, el cierre de fábricas ineficientes, mejora de la eficiencia energética en los edificios y vehículos administrativos, introducción de un programa de aislamiento parcial del carbono, además del trabajo conjunto con sus subsidiarias de generación de energía con el propósito de reducir la emisión de un gas de aislamiento térmico en particular. Howes explica que "queríamos fijar objetivos voluntarios para tener el derecho de participar en la mesa de políticas públicas y así colaborar en la estructuración de la legislación federal".

 

Al tomar decisiones sobre las actividades de grupos de presión y prácticas corporativas, dice Howes que Exelon "busca informaciones y consejos de voces confiables", como la del Panel Intergubernamental de Cambio Climático patrocinado por las Naciones Unidas, que es considerado el principal representante de los científicos en la cuestión, así como de organizaciones no-gubernamentales como el Centro Pew. Además de promover el conocimiento sobre el asunto en el ámbito de la empresa, Exelon, a veces, recurre a servicios de consultoría externos. "Escuchamos también a los empleados, que se preocupan por el asunto, y quieren que seamos extremadamente enérgicos en ese punto. Ellos escuchan las comunidades donde actuamos", dice. "Oímos fuentes diversas, y no necesitamos un acuerdo del 100% para actuar", añade.

 

Para International Paper, de Memphis, en Tennessee, otra patrocinadora del proyecto de liderazgo ambiental de Wharton, la experimentación y el aprendizaje forman parte de una estrategia para lidiar con la complejidades de los riesgos propios del cambio climático, según afirma David Struhs, vicepresidente de asuntos medioambientales. "La estrategia que adoptamos consiste en reunir el mayor número posible de diferentes experiencias en el mayor número posible de diferentes lugares del mundo, independientemente de que eso implique la elaboración de un informe ambiental, el desarrollo de un nuevo producto, o el comercio de emisiones. Queremos tener un conjunto rico de experiencias, sabiendo que algunas de ellas darán el retorno esperado, mientras que otras, no. Pero, nuestra situación será mejor que si estamos a la vanguardia de los acontecimientos, de tal modo que cuando las cosas estén más definidas en el futuro, tengamos alguna experiencia sobre el asunto".

 

En 2003, por ejemplo, el informe de sostenibilidad de International Paper siguió las directrices del Proyecto de Informe Global (GRI), organización sin ánimo de lucro localizada en Amsterdam cuyo objetivo es la de estandarizar y profundizar en la elaboración de informes sobre sostenibilidad. "Nosotros nos sometemos a las directrices del Proyecto para probarnos a nosotros mismos que podíamos hacerlo", dice Struhs. "Nos pareció un patrón bastante amplio de transparencia, por eso decidimos seguirlo. Queríamos aprender con la experiencia. Tal vez no lo hagamos nuevamente, no porque la experiencia haya sido mala, sino porque creemos que aprendimos la lección. No hay magia en ese proceso. Estamos en condiciones de alcanzar los objetivos generales de transparencia y de percepción del momento oportuno. Eso es lo que importa".

 

GRI, dice Struhs, tenía preguntas que "no eran importantes" para la industria de papel como, por ejemplo, preguntas sobre el trabajo infantil en el mundo en desarrollo y cuestiones relativas a políticas públicas. "Observamos lo que los otros están haciendo, comparamos nuestra empresa con otras; a fin de cuentas, sin embargo, nosotros mismos decidimos lo que vale la pena colocar en el informe".

 

Struhs dice que International Paper busca optimizar dos objetivos distinguidos, pero que se sobreponen: la reducción de los costes de energía y de las emisiones de los gases de efecto invernadero. Según Kleindorfer, mejorar el desempeño de las cadenas de proveedores siempre hace converger los dos objetivos citados. El fabricante de juguetes Mattel, de El Segundo, en California, reestructuró recientemente su logística no sólo con propósitos económicos, sino también con el objetivo de cortar las emisiones de carbono. "Ocurre que ambas cosas se hallan relacionadas", dice. De igual modo, Wal-Mart, presionado por EEUU para que hiciera sus operaciones más sustentables, comenzó a recortar costes en el segmento de embalaje de juguetes en 2006, eso tuvo como resultado un ahorro de 2,4 millones de dólares al año — además de economizar más de 1.000 barriles de petróleo, de acuerdo con evaluación de la propia empresa.

 

Empresas de gran tamaño, como Wal-Mart, dice Kleindorfer, que pueden actuar aisladamente. "Ellos no necesitan esperar a que otros se unan a su objetivo. Pueden simplemente decir al personal de su cadena de proveedores: 'Hagan lo que estoy pidiendo'. Creo que esas empresas se sienten responsables [en relación al cambio climático], además de que vislumbren también, a largo plazo, las consecuencias casi fatales de la falta de preparación".

 

Evitando Miami

Uno de los aspectos más inciertos del cambio climático es la forma en la que se manifestará en las próximas décadas. Inundaciones costeras, tempestades violentas y el aumento de las enfermedades tropicales son sólo algunas de las posibilidades previstas. Cada industria, incluso cada empresa en particular, se verán afectadas de formas diferentes, según un informe de abril de 2008 del Centro Pew, "Adecuándose al cambio climático: un enfoque empresarial". La industria de la construcción, por ejemplo, tendrá que trabajar un número mayor de días en situaciones de más calor, o más humedad.

 

"No toda empresa tendrá que actuar inmediatamente, pero vale la pena evaluar cuáles son los riesgos y monitorizarlos", dice Juliani. En el caso de algunas empresas, evaluar un futuro en que el clima será más caluroso podrá influenciar decisiones como, por ejemplo, donde instalar una nueva sede, dice Orts, de Wharton. "Será preciso pensar dos veces en cambiar de residencia a Miami si su objetivo fuera quedarse allí cien años".

 

Howard Kunreuther, director adjunto del Centro de Gestión de Riesgo y de Procesos de Decisión de Wharton (Risk Management and Decision Processes Center), observa que un sector que está — o debería estar — particularmente en sintonía con los riesgos de largo plazo del cambio climático es la industria de seguros. De acuerdo con un informe de marzo de 2008, del cual Kunreuther es coautor, las compañías de seguros se encuentran en "una nueva era de catástrofes". Aunque el papel del clima "no esté claro" en eventos climáticos extremos ocurridos recientemente, como el huracán Katrina, "hay una preocupación cada vez mayor por el hecho de que el calentamiento global pueda hacer que haya huracanes mucho más intensos en las regiones costeras en un periodo mucho más corto de tiempo", observan los autores en un informe titulado "Controlando riesgos de larga escala en una nueva era de catástrofes". Lo que es correcto, informa el informe, es que "el valor de las propiedades en las áreas sujetas a riesgos en EEUU aumentó drásticamente en años recientes".

 

Así como las propuestas de un sistema del tipo cap-and-trade o impuesto sobre el carbono impusieron un precio sobre las emisiones de gas, de la misma forma Kunreuther argumenta que el desarrollo de activos asegurables en áreas de riesgo requieren una franja de precio específica. "Si tuviéramos primas de seguro que reflejen los riesgos incurridos, podrían desempeñar un papel importante alertando sobre la presencia de peligro" desincentivando así el desarrollo en lugares sujetos a eventos peligrosas, dice.

 

El informe sobre gestión de riesgos a larga escala remite a la financiación pública, y no al descuento de las primas de seguros, para lidiar con cuestiones relativas al patrimonio y a la viabilidad financiera que resultarían de primas mayores de seguros en áreas de riesgo.

 

El cambio climático, dice Kunreuther, es semejante al riesgo de fumar. "Si el individuo continua fumando, los riesgos son mayores, y si continuamos operando de la forma en la que lo hacemos actualmente, probablemente provocaremos la elevación del nivel de los mares. La lección aquí es evitar la miopía y el raciocinio de corto plazo ofreciendo a las personas recompensas y beneficios hoy para que puedan actuar ahora".


Publicado el: 25/06/2008
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Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en RSE de la ONU
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