Viera-Gallo: Tesis de salvar al Transantiago sólo con la Concertación "se debilitó"
Tras la dura semana del gobierno en el Congreso, el ministro de la Segpres asegura que "nunca debiéramos haber entrado a este debate abstracto de hacer valer la mayoría, cuando en el Senado esa mayoría prácticamente no existe o es muy precaria".
¿Disputa con la tesis de Belisario Velasco?: "Ante proyectos tan urgentes, no se puede hacer una rencilla".
Karen Trajtemberg D. HACE UNA MUY BUENA ENTREVISTA QUE TRAERÁ CONSECUENCIAS POLITICAS
"Uno sufre la gota gorda cuando necesita que un proyecto se apruebe y ve todas las dificultades que se presentan... Se sufre para que las cosas salgan, como cualquier trabajador"...
Con esas palabras resume el ministro de la Secretaría General de la Presidencia, José Antonio Viera-Gallo, la zigzagueante semana que le tocó vivir junto al resto del Comité Político en el Congreso, a raíz de la tramitación del proyecto que inyecta US$ 290 millones al Transantiago. Y es que aunque el martes La Moneda había conseguido una victoria cuando la Cámara de Diputados -con los votos de toda la Concertación- aprobó la iniciativa, pasaron menos de doce horas para que todo amenazara con venirse abajo... A la mañana siguiente, el presidente del Senado, Eduardo Frei, y el vicepresidente, Carlos Ominami, aguaron el festejo con un paquete de indicaciones que dieron inicio a una nueva batahola en Valparaíso.
¿El resultado? Algunos dicen que el proyecto pende de un hilo; el PS amenazó a su senador con quitarle el cupo parlamentario; la timonel DC, Soledad Alvear, insinuó que el ex Presidente se estaba dando "gustos personalistas", y Ominami acusó al mismo Viera-Gallo de "desordenar todo" el debate en el Senado.
Todo ello, en medio de insistentes versiones respecto del «choque» de dos estrategias en el gobierno: la del ministro de la Segpres, que privilegiaba negociar también con la oposición, y la del jefe de gabinete, Belisario Velasco, que aboga por un acuerdo sólo con la Concertación.
Pese a ello, Viera-Gallo está optimista y cree que la iniciativa no se perderá. Si así fuera, dice, no lo sentiría como una derrota personal. "Mi ego está curado de esas evaluaciones, son muchos años en la vida pública", dice, aunque inmediatamente lanza una advertencia: "la gente no podría entender que, habiendo recursos para solucionar el problema, el Parlamento los negara y eso trajera como consecuencia un alza de tarifas... Eso no lo explica ni Mandrake el Mago".
-¿Se volvió a fojas cero, tras la auspiciosa votación del martes?
-Aquí hay que ser realista: la Concertación tiene mayoría en la Cámara, pero en el Senado no la tiene, porque Fernando Flores no es de la Concertación, no tiene por qué estar obligado a la disciplina y a las exigencias del resto.
-¿Y Adolfo Zaldívar?
-El hace un tiempo hizo un discurso en el Senado, diciendo que de ahora en adelante iba a tener una línea de mayor independencia y que iba a juzgar cada proyecto en su mérito. Entonces, es una realidad que con él hay que hablar en cada caso.
-¿Qué harán si la próxima semana el Senado rechaza el proyecto?
-No nos pongamos en hipótesis negativas. Siempre hay recursos legales para solucionar los problemas, pero lealmente nosotros creemos que el camino para hacerlo es el Parlamento.
-¿Se instauró una nueva forma de entendimiento entre La Moneda y los parlamentarios, en que nunca más los apoyos podrán darse por descontado?
-Eso ha ocurrido siempre, porque muchas veces los parlamentarios hacen planteamientos a los ministros y éstos no les hacen caso. En cambio, cuando un ministro tiene que ir a pedir los votos, el parlamentario aprovecha y le recuerda que le habló de tal o cual tema... Ahora, puede ser que ahora se haya hecho más público, que el diputado Gabriel Ascencio lo manifestara demasiado, o los regionalistas, pero no hay nada extraordinario.
"Hay indicaciones que son impracticables"
-Ominami dijo que usted y Camilo Escalona conocían las indicaciones desde el martes y que no las objetaron.
-Yo conocía la idea que él y el senador Frei tenían de presentar una indicación.
-¿Cuál era?
-Me parece que la que establecía algunas condiciones para entregar los fondos. Yo le dije, sin avalar la idea, que en principio podían presentarla. No es que yo o el gobierno avalemos la idea, es simplemente que estamos dispuestos a estudiar cualquier indicación. Pero el resto de las indicaciones nunca las conocí.
-¿Cuál considera más compleja?
-Hay una serie de indicaciones que son bastante técnicas de cómo manejar los fondos, que son impracticables yo creo, pero no quisiera pronunciarme sobre su contenido, porque para eso está la comisión especial que tendrá que analizarlas el lunes.
-¿Esas propuestas no implican virtualmente rehacer el proyecto?
-Primero, casi todos estos proyectos requieren el patrocinio del Ejecutivo. Nosotros repetimos que estamos dispuestos a estudiarlas y ver cada una en su mérito.
-¿No le parece razonable una cuenta mensual de los US$ 290 millones, donde si al segundo mes se ve que se invierten mal las platas, se corte el flujo?
-Nosotros estamos dispuestos a buscar fórmulas que hagan posible el traspaso de estos fondos al Transantiago. Pero tienen que ser fórmulas que no entraben la acción del gobierno y que no alteren la naturaleza del régimen presidencial.
-Frei y Ominami han dicho que, pese a todo, su apoyo a los recursos no está en juego. ¿No se armó una tempestad en un vaso de agua?
-En la Cámara de Diputados se levantó la tesis de alinear al oficialismo, la que se contrapuso con la idea de buscar votos no sólo en la Concertación, sino también más allá de ella. Y al presentar las indicaciones en el Senado, muchos diputados sintieron que su tesis cojeaba, porque ellos esperaban que se aprobara el proyecto de la Cámara tal cual estaba, suponiendo que la Concertación hubiera tenido mayoría en el Senado, para lo cual tenía que contarse con el senador Flores y con la disciplina de todos. Entonces, esa tesis se debilitó y eso produjo irritación en algunos diputados, pero yo siempre les dije que en cada cámara el proyecto hace un trámite de fondo y que era muy difícil pensar que el Senado iba a llegar y ponerle un visto bueno al proyecto de la Cámara.
Por eso me pareció que nunca debiéramos haber entrado a este debate abstracto de hacer valer la mayoría, cuando en el Senado esa mayoría prácticamente no existe o es muy precaria. Ahora, al gobierno le habría convenido que el proyecto que se aprobó en la Cámara fuera ratificado en el Senado tal cual, pero eso no depende de nosotros. Yo dije en la Cámara que el gobierno no tiene la llave del Senado.
-Si el proyecto se cambia en el Senado, Escalona ya alertó que los diputados protestarán, porque se sentirán como un buzón del gobierno.
-Más que protestar, lo que los diputados debieran hacer en el tercer trámite es ver cuáles son las modificaciones que el Senado introduce y, si les parecen mal, rechazarlas; entonces, el proyecto va a comisión mixta, aunque ahí vamos a estar muy ajustados en los tiempos. Y si les parece bien, aprobarlas. No creo que se puedan saltar los trámites normales.
-Algunos hablan de un "síndrome" de la depreciación acelerada en el Congreso, donde los diputados se ordenan y aprueban un proyecto, y el Senado hace después lo que quiere.
-Aquí se trata de un proyecto que es vital para cinco millones de usuarios de la capital. Por eso, hay que actuar con mucha responsabilidad. En la Cámara hubo un paso muy importante cuando la Concertación votó a favor y la derecha se abstuvo. Eso fue un signo de la oposición, que dio una señal de que en la tramitación del proyecto podrían encontrarse fórmulas que llevaran a una convergencia mayor de voluntades.
"Que se haga el trámite normal, donde está presente la derecha"
-¿Va a aprovechar esta situación para insistir en lograr un acuerdo amplio con la derecha en el Senado?
-No. Hay que lograr que esto tenga la tramitación normal y que los senadores, el lunes y martes, cuando analicen a fondo el tema, sopesen su decisión.
-¿Pero seguirá conversando con la derecha?
-No. Ya todos tienen los antecedentes y esta pausa hasta el lunes es positiva, porque permite la reflexión. Ahí veremos si se abren caminos que viabilicen el proyecto o no. Y si el proyecto fuera rechazado en el Senado, se forma una comisión mixta y habría que seguir intentando, pero evidentemente el gobierno preferiría no llegar a ese punto, porque ahí nos colocamos al borde de que se terminen las platas para evitar que suban las tarifas del Transantiago.
-¿Fue un error que el ministro Belisario Velasco cerrara la posibilidad de un entendimiento con la Alianza?
-No. Todos estábamos de acuerdo en el equipo político en que las siete condiciones que pusieron no eran aceptables.
-Pero sus diferencias han sido evidentes... Casi todas sus declaraciones han sido propiciando un acuerdo con la derecha, y las de Velasco pidiendo un entendimiento con la Concertación.
-Mis declaraciones van a demostrarle a la gente lo complejo del trámite parlamentario: cuando tenemos una mayoría de un voto y, si descontamos al senador Flores, tenemos un empate. Además, eso supondría que haya una férrea disciplina de los 19 senadores de la Concertación y a nadie se le escapa que ésta es una situación compleja. Entonces, ante proyectos que son tan urgentes, no se puede hacer una rencilla partidista, sino que se debe tratar el proyecto en su mérito. Yo confío en que todos los senadores mediten profundamente la importancia de su voto.
-Usted varias veces dijo que había que seguir conversando con la derecha.
-Lo que digo es que se haga el trámite normal del Parlamento, donde está presente la derecha.
-¿Cómo pueden exigirles a sus parlamentarios que se ordenen, si ustedes mismos en La Moneda no lo hacen?
-Siempre hay que tratar de predicar con el ejemplo, siempre se puede hacer mejor.
"No es contradictorio" pedir apoyo oficialista y de oposición
-¿No es lo lógico que el gobierno quiera sacar adelante sus iniciativas con los votos de su sector en vez de pedir los de la Alianza?
-No es contradictorio.
-¿Es más fácil tratar con la derecha que con los "díscolos"?
-Le puedo decir que no es nada de fácil, todo es difícil, pero no veo por qué una cosa sea contradictoria con la otra. Al gobierno le conviene que cualquier proyecto suscite la mayor adhesión posible. Obviamente, se espera la primera adhesión de la coalición que lo respalda, de la cual espera lealtad, pero ¿cómo se va a negar a que haya más votos?
-Para muchos usted fijó su estilo cuando se designó al contralor y ahora intenta repetirlo.
-Mi tarea es tratar de conseguir en cada proyecto que se apruebe. A veces hay proyectos fáciles, que se aprueban con los votos de todo el mundo, hay otros más conflictivos, que sólo se aprueban con los de la Concertación, y hay otros que requieren, por el quórum, que se aprueben con votos también de la derecha.
-Se le criticó que negociara primero con la derecha y después con su conglomerado.
-No lo hice primero con unos que con otros, ésa fue una mala imagen.
-¿Existe el riesgo de que llegue fin de mes sin nada aprobado y eso obligue al gobierno a subir las tarifas del Transantiago?
-No me pongo en esa hipótesis, porque no me puedo imaginar que el Parlamento pueda bloquear un proyecto de tanta urgencia.
"A nadie se le podía escapar la reacción en cadena" que producirían las indicaciones
Asegura que la fuerte discusión que se produjo en el oficialismo era previsible, pero cree que esto no es más que ''el rebaraje de un naipe'' y que ''las cosas se pueden volver a ordenar''.
Viera-Gallo admite que le dijo al jefe del gabinete, Belisario Velasco, que se les había "desordenado todo" cuando Eduardo Frei y Carlos Ominami decidieron presentar sus polémicas indicaciones. Sin embargo, para el titular de la Segpres esto no reviste mayor gravedad que "el rebaraje de un naipe" y por eso afirma convencido que "cuando las cosas se desordenan, se pueden volver a ordenar, no son definitivas".
Quizás por eso mismo el secretario de Estado le resta dramatismo a la fuerte discusión que se generó en el oficialismo al conocerse el texto de la dupla Frei-Ominami, donde llovieron los epítetos desde uno y otro lado.
-¿Es razonable la reacción de furia que desataron las indicaciones de Frei y Ominami?
-Yo no juzgo las actuaciones de los parlamentarios, simplemente digo que el gobierno, tanto el ministro René Cortázar como yo, expresamos siempre que estamos dispuestos a analizar y a estudiar todas las indicaciones en su mérito.
-Pero se produjo un escenario difícil, con fuertes declaraciones de diputados y senadores en contra de ambos. Se les acusó incluso de ponerse al margen de la Concertación.
-No cabe duda que eso ocurrió, pero en esa seguidilla de declaraciones no participó el gobierno.
"No voy a entrar en la disputa" entre Schilling y Ominami
-¿Le parece bien que se dé ese tipo de ataques tan fuertes entre parlamentarios de la misma coalición?
-Siempre he sostenido que cuando un proyecto de ley se manda al Parlamento es para que sea discutido en toda su profundidad. Y, por tanto, diputados y senadores tienen todo el derecho a presentar las indicaciones que estimen del caso. Otra cosa es el contexto político en el que se hacen, las consecuencias políticas que se derivan de esos hechos, y eso depende de cada caso. A nadie se le puede escapar que un conjunto de indicaciones tan significativas a un proyecto que había suscitado tanta discusión en la Cámara iba a provocar una serie de reacciones en cadena que era difícil que no ocurrieran.
Otra cosa es que yo las justifique, pero son cosas que a nadie se le escapa que podían ocurrir, sobre todo cuando esas indicaciones no estaban concordadas con los partidos de la Concertación.
-Como militante del PS, ¿qué le parecen las amenazas del secretario general del partido, Marcelo Schilling, a Ominami, en cuanto a recordarle que pronto vienen las elecciones parlamentarias y que su cupo no está asegurado?
-No voy a entrar en debates internos del PS. Estimo mucho a Marcelo Schilling y considero que Carlos Ominami también es un muy importante senador; entonces, no voy a entrar en esa disputa.
Tras la dura semana del gobierno en el Congreso, el ministro de la Segpres asegura que "nunca debiéramos haber entrado a este debate abstracto de hacer valer la mayoría, cuando en el Senado esa mayoría prácticamente no existe o es muy precaria".
¿Disputa con la tesis de Belisario Velasco?: "Ante proyectos tan urgentes, no se puede hacer una rencilla".
Karen Trajtemberg D. HACE UNA MUY BUENA ENTREVISTA QUE TRAERÁ CONSECUENCIAS POLITICAS
"Uno sufre la gota gorda cuando necesita que un proyecto se apruebe y ve todas las dificultades que se presentan... Se sufre para que las cosas salgan, como cualquier trabajador"...
Con esas palabras resume el ministro de la Secretaría General de la Presidencia, José Antonio Viera-Gallo, la zigzagueante semana que le tocó vivir junto al resto del Comité Político en el Congreso, a raíz de la tramitación del proyecto que inyecta US$ 290 millones al Transantiago. Y es que aunque el martes La Moneda había conseguido una victoria cuando la Cámara de Diputados -con los votos de toda la Concertación- aprobó la iniciativa, pasaron menos de doce horas para que todo amenazara con venirse abajo... A la mañana siguiente, el presidente del Senado, Eduardo Frei, y el vicepresidente, Carlos Ominami, aguaron el festejo con un paquete de indicaciones que dieron inicio a una nueva batahola en Valparaíso.
¿El resultado? Algunos dicen que el proyecto pende de un hilo; el PS amenazó a su senador con quitarle el cupo parlamentario; la timonel DC, Soledad Alvear, insinuó que el ex Presidente se estaba dando "gustos personalistas", y Ominami acusó al mismo Viera-Gallo de "desordenar todo" el debate en el Senado.
Todo ello, en medio de insistentes versiones respecto del «choque» de dos estrategias en el gobierno: la del ministro de la Segpres, que privilegiaba negociar también con la oposición, y la del jefe de gabinete, Belisario Velasco, que aboga por un acuerdo sólo con la Concertación.
Pese a ello, Viera-Gallo está optimista y cree que la iniciativa no se perderá. Si así fuera, dice, no lo sentiría como una derrota personal. "Mi ego está curado de esas evaluaciones, son muchos años en la vida pública", dice, aunque inmediatamente lanza una advertencia: "la gente no podría entender que, habiendo recursos para solucionar el problema, el Parlamento los negara y eso trajera como consecuencia un alza de tarifas... Eso no lo explica ni Mandrake el Mago".
-¿Se volvió a fojas cero, tras la auspiciosa votación del martes?
-Aquí hay que ser realista: la Concertación tiene mayoría en la Cámara, pero en el Senado no la tiene, porque Fernando Flores no es de la Concertación, no tiene por qué estar obligado a la disciplina y a las exigencias del resto.
-¿Y Adolfo Zaldívar?
-El hace un tiempo hizo un discurso en el Senado, diciendo que de ahora en adelante iba a tener una línea de mayor independencia y que iba a juzgar cada proyecto en su mérito. Entonces, es una realidad que con él hay que hablar en cada caso.
-¿Qué harán si la próxima semana el Senado rechaza el proyecto?
-No nos pongamos en hipótesis negativas. Siempre hay recursos legales para solucionar los problemas, pero lealmente nosotros creemos que el camino para hacerlo es el Parlamento.
-¿Se instauró una nueva forma de entendimiento entre La Moneda y los parlamentarios, en que nunca más los apoyos podrán darse por descontado?
-Eso ha ocurrido siempre, porque muchas veces los parlamentarios hacen planteamientos a los ministros y éstos no les hacen caso. En cambio, cuando un ministro tiene que ir a pedir los votos, el parlamentario aprovecha y le recuerda que le habló de tal o cual tema... Ahora, puede ser que ahora se haya hecho más público, que el diputado Gabriel Ascencio lo manifestara demasiado, o los regionalistas, pero no hay nada extraordinario.
"Hay indicaciones que son impracticables"
-Ominami dijo que usted y Camilo Escalona conocían las indicaciones desde el martes y que no las objetaron.
-Yo conocía la idea que él y el senador Frei tenían de presentar una indicación.
-¿Cuál era?
-Me parece que la que establecía algunas condiciones para entregar los fondos. Yo le dije, sin avalar la idea, que en principio podían presentarla. No es que yo o el gobierno avalemos la idea, es simplemente que estamos dispuestos a estudiar cualquier indicación. Pero el resto de las indicaciones nunca las conocí.
-¿Cuál considera más compleja?
-Hay una serie de indicaciones que son bastante técnicas de cómo manejar los fondos, que son impracticables yo creo, pero no quisiera pronunciarme sobre su contenido, porque para eso está la comisión especial que tendrá que analizarlas el lunes.
-¿Esas propuestas no implican virtualmente rehacer el proyecto?
-Primero, casi todos estos proyectos requieren el patrocinio del Ejecutivo. Nosotros repetimos que estamos dispuestos a estudiarlas y ver cada una en su mérito.
-¿No le parece razonable una cuenta mensual de los US$ 290 millones, donde si al segundo mes se ve que se invierten mal las platas, se corte el flujo?
-Nosotros estamos dispuestos a buscar fórmulas que hagan posible el traspaso de estos fondos al Transantiago. Pero tienen que ser fórmulas que no entraben la acción del gobierno y que no alteren la naturaleza del régimen presidencial.
-Frei y Ominami han dicho que, pese a todo, su apoyo a los recursos no está en juego. ¿No se armó una tempestad en un vaso de agua?
-En la Cámara de Diputados se levantó la tesis de alinear al oficialismo, la que se contrapuso con la idea de buscar votos no sólo en la Concertación, sino también más allá de ella. Y al presentar las indicaciones en el Senado, muchos diputados sintieron que su tesis cojeaba, porque ellos esperaban que se aprobara el proyecto de la Cámara tal cual estaba, suponiendo que la Concertación hubiera tenido mayoría en el Senado, para lo cual tenía que contarse con el senador Flores y con la disciplina de todos. Entonces, esa tesis se debilitó y eso produjo irritación en algunos diputados, pero yo siempre les dije que en cada cámara el proyecto hace un trámite de fondo y que era muy difícil pensar que el Senado iba a llegar y ponerle un visto bueno al proyecto de la Cámara.
Por eso me pareció que nunca debiéramos haber entrado a este debate abstracto de hacer valer la mayoría, cuando en el Senado esa mayoría prácticamente no existe o es muy precaria. Ahora, al gobierno le habría convenido que el proyecto que se aprobó en la Cámara fuera ratificado en el Senado tal cual, pero eso no depende de nosotros. Yo dije en la Cámara que el gobierno no tiene la llave del Senado.
-Si el proyecto se cambia en el Senado, Escalona ya alertó que los diputados protestarán, porque se sentirán como un buzón del gobierno.
-Más que protestar, lo que los diputados debieran hacer en el tercer trámite es ver cuáles son las modificaciones que el Senado introduce y, si les parecen mal, rechazarlas; entonces, el proyecto va a comisión mixta, aunque ahí vamos a estar muy ajustados en los tiempos. Y si les parece bien, aprobarlas. No creo que se puedan saltar los trámites normales.
-Algunos hablan de un "síndrome" de la depreciación acelerada en el Congreso, donde los diputados se ordenan y aprueban un proyecto, y el Senado hace después lo que quiere.
-Aquí se trata de un proyecto que es vital para cinco millones de usuarios de la capital. Por eso, hay que actuar con mucha responsabilidad. En la Cámara hubo un paso muy importante cuando la Concertación votó a favor y la derecha se abstuvo. Eso fue un signo de la oposición, que dio una señal de que en la tramitación del proyecto podrían encontrarse fórmulas que llevaran a una convergencia mayor de voluntades.
"Que se haga el trámite normal, donde está presente la derecha"
-¿Va a aprovechar esta situación para insistir en lograr un acuerdo amplio con la derecha en el Senado?
-No. Hay que lograr que esto tenga la tramitación normal y que los senadores, el lunes y martes, cuando analicen a fondo el tema, sopesen su decisión.
-¿Pero seguirá conversando con la derecha?
-No. Ya todos tienen los antecedentes y esta pausa hasta el lunes es positiva, porque permite la reflexión. Ahí veremos si se abren caminos que viabilicen el proyecto o no. Y si el proyecto fuera rechazado en el Senado, se forma una comisión mixta y habría que seguir intentando, pero evidentemente el gobierno preferiría no llegar a ese punto, porque ahí nos colocamos al borde de que se terminen las platas para evitar que suban las tarifas del Transantiago.
-¿Fue un error que el ministro Belisario Velasco cerrara la posibilidad de un entendimiento con la Alianza?
-No. Todos estábamos de acuerdo en el equipo político en que las siete condiciones que pusieron no eran aceptables.
-Pero sus diferencias han sido evidentes... Casi todas sus declaraciones han sido propiciando un acuerdo con la derecha, y las de Velasco pidiendo un entendimiento con la Concertación.
-Mis declaraciones van a demostrarle a la gente lo complejo del trámite parlamentario: cuando tenemos una mayoría de un voto y, si descontamos al senador Flores, tenemos un empate. Además, eso supondría que haya una férrea disciplina de los 19 senadores de la Concertación y a nadie se le escapa que ésta es una situación compleja. Entonces, ante proyectos que son tan urgentes, no se puede hacer una rencilla partidista, sino que se debe tratar el proyecto en su mérito. Yo confío en que todos los senadores mediten profundamente la importancia de su voto.
-Usted varias veces dijo que había que seguir conversando con la derecha.
-Lo que digo es que se haga el trámite normal del Parlamento, donde está presente la derecha.
-¿Cómo pueden exigirles a sus parlamentarios que se ordenen, si ustedes mismos en La Moneda no lo hacen?
-Siempre hay que tratar de predicar con el ejemplo, siempre se puede hacer mejor.
"No es contradictorio" pedir apoyo oficialista y de oposición
-¿No es lo lógico que el gobierno quiera sacar adelante sus iniciativas con los votos de su sector en vez de pedir los de la Alianza?
-No es contradictorio.
-¿Es más fácil tratar con la derecha que con los "díscolos"?
-Le puedo decir que no es nada de fácil, todo es difícil, pero no veo por qué una cosa sea contradictoria con la otra. Al gobierno le conviene que cualquier proyecto suscite la mayor adhesión posible. Obviamente, se espera la primera adhesión de la coalición que lo respalda, de la cual espera lealtad, pero ¿cómo se va a negar a que haya más votos?
-Para muchos usted fijó su estilo cuando se designó al contralor y ahora intenta repetirlo.
-Mi tarea es tratar de conseguir en cada proyecto que se apruebe. A veces hay proyectos fáciles, que se aprueban con los votos de todo el mundo, hay otros más conflictivos, que sólo se aprueban con los de la Concertación, y hay otros que requieren, por el quórum, que se aprueben con votos también de la derecha.
-Se le criticó que negociara primero con la derecha y después con su conglomerado.
-No lo hice primero con unos que con otros, ésa fue una mala imagen.
-¿Existe el riesgo de que llegue fin de mes sin nada aprobado y eso obligue al gobierno a subir las tarifas del Transantiago?
-No me pongo en esa hipótesis, porque no me puedo imaginar que el Parlamento pueda bloquear un proyecto de tanta urgencia.
"A nadie se le podía escapar la reacción en cadena" que producirían las indicaciones
Asegura que la fuerte discusión que se produjo en el oficialismo era previsible, pero cree que esto no es más que ''el rebaraje de un naipe'' y que ''las cosas se pueden volver a ordenar''.
Viera-Gallo admite que le dijo al jefe del gabinete, Belisario Velasco, que se les había "desordenado todo" cuando Eduardo Frei y Carlos Ominami decidieron presentar sus polémicas indicaciones. Sin embargo, para el titular de la Segpres esto no reviste mayor gravedad que "el rebaraje de un naipe" y por eso afirma convencido que "cuando las cosas se desordenan, se pueden volver a ordenar, no son definitivas".
Quizás por eso mismo el secretario de Estado le resta dramatismo a la fuerte discusión que se generó en el oficialismo al conocerse el texto de la dupla Frei-Ominami, donde llovieron los epítetos desde uno y otro lado.
-¿Es razonable la reacción de furia que desataron las indicaciones de Frei y Ominami?
-Yo no juzgo las actuaciones de los parlamentarios, simplemente digo que el gobierno, tanto el ministro René Cortázar como yo, expresamos siempre que estamos dispuestos a analizar y a estudiar todas las indicaciones en su mérito.
-Pero se produjo un escenario difícil, con fuertes declaraciones de diputados y senadores en contra de ambos. Se les acusó incluso de ponerse al margen de la Concertación.
-No cabe duda que eso ocurrió, pero en esa seguidilla de declaraciones no participó el gobierno.
"No voy a entrar en la disputa" entre Schilling y Ominami
-¿Le parece bien que se dé ese tipo de ataques tan fuertes entre parlamentarios de la misma coalición?
-Siempre he sostenido que cuando un proyecto de ley se manda al Parlamento es para que sea discutido en toda su profundidad. Y, por tanto, diputados y senadores tienen todo el derecho a presentar las indicaciones que estimen del caso. Otra cosa es el contexto político en el que se hacen, las consecuencias políticas que se derivan de esos hechos, y eso depende de cada caso. A nadie se le puede escapar que un conjunto de indicaciones tan significativas a un proyecto que había suscitado tanta discusión en la Cámara iba a provocar una serie de reacciones en cadena que era difícil que no ocurrieran.
Otra cosa es que yo las justifique, pero son cosas que a nadie se le escapa que podían ocurrir, sobre todo cuando esas indicaciones no estaban concordadas con los partidos de la Concertación.
-Como militante del PS, ¿qué le parecen las amenazas del secretario general del partido, Marcelo Schilling, a Ominami, en cuanto a recordarle que pronto vienen las elecciones parlamentarias y que su cupo no está asegurado?
-No voy a entrar en debates internos del PS. Estimo mucho a Marcelo Schilling y considero que Carlos Ominami también es un muy importante senador; entonces, no voy a entrar en esa disputa.
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