Señor Director el mercurio, emol
Días atrás comenté que la teleserie anunciada (Archivos del Cardenal) serviría para remachar la condición de víctima que la parte más agresiva de la izquierda chilena reivindica como su gran capital. Toda la televisión usa un bien público. TVN es, además, estatal, y como si fuera poco, la serie en septiembre del 2009 obtuvo 300 millones de financiamiento fiscal. El canal nacional, en lugar de afirmar la vida colectiva, gira contra ella para servir un sesgo político: hay que mantener vivo el odio. Lo anterior bastó para ser acusado de censurador y enemigo de los derechos del hombre.
Nadie niega que la verdad hay que mirarla a la cara, pero veámosla completa. A partir de fines de la década de 1960 actuaron en Chile grupos violentos, alentados por los partidos de izquierda, y también desde el Gobierno. La intervención militar ocurrió porque Allende les abrió el apetito (integraron tres gabinetes) y porque la DC, único grupo que tenía relaciones con ellos, les prestó apoyo. Ellos no deben avergonzarse hoy de haber combatido a Allende, como lo justificaron por escrito Frei padre y el Presidente Aylwin. Muchos DC trabajaron con los militares hasta el final, y no por eso son cómplices en los crímenes que se cometieron.
En mi condición de abogado, debí estar mucho más alerta en la protección a la persona frente a un gobierno de facto. Ese fue mi error y el de muchos otros, pero la patria destruida y arrinconada nos hacía mucha fuerza. En todo caso, oficiales jóvenes, 25 a 30 años, no fueron más imputables que los muchos que fueron lanzados a la vía ilegal y violenta por fogueados políticos, que debían saber más sobre las consecuencias personales y colectivas del recurso a la violencia.
Cuando la senadora Allende y varios parlamentarios reclamaron por un programa por TVN sobre la muerte de su padre (¡por qué no lo dejarán morir tranquilo!), nadie invocó las libertades ni la maldad de la censura. El doble standard es algo para evitar.
Tampoco es justo que la responsabilidad de la telenovela en cuestión recaiga sobre quienes hoy tratan de dirigir TVN con más ecuanimidad y altura. El problema es rancio: la izquierda dejó todo "atado, y bien atado", y estamos soportando el peso de 20 años de ese predominio político que quiere ser cultural.
Carlos Larraín P.
CONSULTEN, OPINEN , ESCRIBAN .
Saludos
Rodrigo González Fernández
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