El golpe en la UDI y el escándalo en La Polar, según Evelyn Matthei
La ministra aborda el escándalo de la multitienda sin eufemismos, asegura que las manifestaciones callejeras son organizadas para desestabilizar al gobierno, afirma que en el gabinete falta oficio político y se declara convencida de que la llegada de los coroneles UDI a la directiva es una gran noticia para el Presidente Piñera.
por Cony Stipicic H.
Evelyn Matthei sabe que tiene oficio político. Y ser ministra del Trabajo no es impedimento para desplegarlo cuando estima que el resto del gabinete está al debe. Consideró que hacía falta un mensaje de condena potente de parte de la autoridad ante el caso La Polar y lo comparó con el robo a los cajeros automáticos. "No porque unos lleven cuello y corbata son menos lumpen. Esto no es un problema de monto. Esto es delito y es grave", afirma.
"Este caso me indigna, además, porque hay un sistema de entrega de información para sociedades anónimas abiertas obligatorio justamente para que la gente pueda evaluar si tiene sentido comprar una acción o no, cuánto va a pagar por ella, si compra bonos o no. Y ahora te das cuenta de que todas las decisiones que has tomado han sido sobre la base de información falsa. Perdón, pero eso es robo, y hay que ponerlo en castellano. Terminemos de eufemismos, no digamos que son malas prácticas contables, no. Es robo, tal cual".
¿Qué está en juego en este caso?
Todavía no sabemos quién urdió o ejecutó este robo. A la gente se le mintió en forma sistemática. Ahora ¿cómo pudieron tragárselo los directores, los bancos, las clasificadoras de riesgo? Ese es el tema que se tiene que empezar a investigar. Aquí no sólo se remece el funcionamiento de muchas instituciones, sino que se hace un daño brutal a personas que son deudores, a pequeños proveedores, a los fondos de pensiones y a los propios trabajadores.
¿Le parece que tiene que salir alguna autoridad a raíz de este caso?
Tenemos que tener claro que todos nosotros somos tapones: podemos saltar en forma justa o injusta, pero en algunos casos es necesario que así sea.
¿Y le parece que éste es un caso?
No tengo suficiente información interna como para saber.
Los tapones a veces se hacen saltar para dar señales.
Los tapones sirven para mandar señales, y hay veces en que es bueno que así sea.
Esto ocurre justo cuando el país está viviendo un clima de crispación. El denominador común de las manifestaciones pareciera ser el hastío ante el abuso, en cualquiera de sus formas. Algunos lo han leído como "los ricos robando a los pobres".
Hay dos temas distintos. Creo que muchas manifestaciones están urdidas políticamente. Siempre supe que si llegábamos al poder habría un intento por no permitirnos hacer un buen gobierno. Pensé que iba a ser el primer año, y creo que no se dio así por el terremoto. Pero siempre supe que iba a haber una época en que íbamos a tener que amarrarnos los pantalones con fierro.
¿Pero usted atribuye el clima sólo a una cuestión política, o a que ha pasado el tiempo y la gente está efectivamente más empoderada y expresa su descontento?
Hay un elemento político enorme, armado, gestado. Mire lo que sucede en aquellas materias en que no necesitamos de los políticos: reducción de listas de espera Auge y no Auge, creación de empleos, crecimiento, seguridad… todo eso está funcionando. O sea, todas aquellas cosas que puede hacer el Ejecutivo por sí sólo, están andando bien. Y, sin embargo, lo que encontramos en el mundo político es un intento por boicotear la gobernabilidad. Yo creo que a la izquierda no le importa en absoluto destruir el país con tal de destruir a la derecha...
¿En eso ve a la Concertación?
A una parte de la Concertación. No a la DC. Claramente buena parte del socialismo, no todos. Girardi y su gente. El Partido Comunista que está en todas y juega como a dos bandas. Los veo claramente en una decisión de no permitir la gobernabilidad. Y creo que la DC va a estar cada vez más complicada: permitir que se vaya polarizando el país o tratar de poner paños fríos y racionalidad.
Pero eso encuentra caldo de cultivo en el malestar de la gente.
¿Pero realmente la situación es tan distinta de hace dos años?
¿Entonces usted considera que el elemento gatillador es la política?
Obviamente. No sólo gatillador: organizador.
¿Se abusa en Chile?
Hay un abuso que no ha sido abordado como corresponde en mucho tiempo. El tema de La Polar es un abuso brutal e inaceptable. En este ministerio se ven abusos, lo de Francisco Javier Errázuriz es algo que te llena de espanto. Pero también se da el abuso de las licencias médicas, el sindicato del día después, no pagar el Transantiago, imponer por el mínimo. Chile es un país donde el abuso se ha tolerado, y cada persona siente el abuso que se comete contra de él. Existe una cultura de hacer las cosas no como corresponde, y yo creo que esto está haciendo crisis.
Ministra, ¿no estará haciendo crisis la concentración del poder? Con la derecha en el gobierno hay quienes acusan concentración del poder económico y político en las mismas manos.
No está concentrado.
Pero este es un gobierno percibido como mucho más cercano a los empresarios que los anteriores.
Este gobierno tiene que hacer un esfuerzo enorme por tratar de hacer lo justo, lo correcto, lo que corresponde. Eso significa que si tienes que ir en contra de personas que conoces -por ejemplo- en el caso La Polar, debes hacerlo sin eufemismos.
Hay muchos conocidos en ese caso.
Obviamente que los conocemos, al igual que la gente de la Concertación. A lo mejor muchos de ellos tienen a sus hijos en los mismos colegios que nosotros, pero eso no significa que debas quedarte callado. Hay que salir a decir las cosas claras. En segundo lugar, este gobierno tiene que hacer un esfuerzo muy grande por desconcentrar la propiedad. La concentración que tenemos en Chile no da para más, y esto significa preocuparse de cuáles son las condiciones de pago que dan las grandes tiendas de retail a sus proveedores, qué pasa con los tiempos de pago, con las facturas. Cuántas veces se nos han quejado las pequeñas empresas que le venden a una gran tienda, que tienen que pagar el IVA al mes siguiente cuando a ellos les pagan a 90 ó 120 días. Eso, perdón, es un abuso. Todas esas cosas este gobierno tiene que salir a decirlas sin eufemismos.
¿Tiene dudas de que eso pueda ocurrir?
Yo creo que puede pasar... El otro día leía a alguien que decía que si un ministro de izquierda o de la DC hubiera dicho las cosas que yo he señalado desde acá, hubiera ardido Troya. En algunas cosas nosotros tenemos más libertad que los gobiernos de la Concertación, por ejemplo para cambiar la ley reservada del cobre, para hablar de los abusos en materia laboral, respecto del trato que hay entre los grandes y los más pequeños. Tenemos una oportunidad, pero tenemos que atrevernos.
¿Por qué tendrían más libertad?
Porque si la izquierda hubiera tratado de eliminar la Ley del Cobre, probablemente los hubieran acusado de que tenían sangre en el ojo contra las Fuerzas Armadas. A nosotros no nos van a decir eso. O en el caso de la concentración del poder, que estaban contra los empresarios. Por ejemplo, yo creo que ya se demostró que la educación municipal no funciona. Estas cosas hay que enfrentarlas sin miedo a quebrar huevos y hacer tortillas. Tenemos una oportunidad maravillosa.
Pero respecto de esos temas en la Alianza tampoco hay una sola opinión…
Es el Presidente el que tiene que ponerle el cascabel al gato y darle el sello a su gestión.
¿La gente en la calle no puede terminar paralizando al gobierno?
No creo. Si alguien alguna vez se imaginó que esto no nos iba a ocurrir, no sé en qué estaba pensando, porque para mí era absolutamente evidente que cuando asumiera el Presidente Piñera iba a haber uno o dos años de una efervescencia feroz. Los próximos meses, creo, van a ser así, y hay que seguir trabajando a toda máquina sin temor, haciendo las cosas que a la dueña de casa le importan, poniéndonos en sus zapatos y tratando de defender lo que es justo, equitativo y razonable. En la medida que la gente vea eso en forma genuina, no va a haber ningún problema.
O sea, el efecto de esta situación en el gobierno debiera ser…
Una oportunidad espectacular de hacer lo correcto.
¿Cómo interpretó usted lo que se llamó "el golpe de Estado interno" en la UDI?
Como un golpe de Estado interno.
¿Necesario?
Necesario.
¿Por qué?
Porque el mayor partido de gobierno, cuando se participa del Ejecutivo por primera vez en mucho tiempo, tiene que tener a sus mejores representantes, los que más poder tienen, los de mayor experiencia, los que se pueden sentar de igual a igual con un ministro a exigirle, a negarle, a conversar.
¿Concuerda con Pablo Longueira en que al gobierno hay que exigirle y no pedirle?
Ni exigir ni pedir, sino que sentarse de igual a igual. Y eso le va a hacer muy bien al gobierno. Será una voz potente, de gente que está en la calle todos los días, que en el fondo entiende los efectos políticos de una decisión que puede ser muy buena desde el punto de vista técnico, pero que desde el punto de vista político puede ser inaceptable.
¿Y eso pasa porque a su juicio hoy día el gobierno está rigiéndose más por parámetros técnicos que políticos?
Es indudable que la mayoría de los ministros no tiene esa experiencia política. La política muchas veces es mirada por académicos o por empresarios, o por gente que es exitosa en lo suyo...
Esa es la cuna de muchos ministros…
Es la cuna de muchos de ellos. Ahí, la política es vista como algo inferior, como algo obvio; no tienen idea que la política es un oficio que se aprende haciendo. Uno ve a mucha gente que con un vasito de whisky en una mano y un habano en la otra hablan de política y arreglan el mundo, pero nunca han tenido que ganarse un voto, nunca han aplanado las poblaciones, y generalmente se mueven entre La Dehesa y Cachagua. Así no se hace política.
¿Así son los ministros de este gobierno?
Nosotros estamos llenos de ministros que realmente son capaces, inteligentes y bien intencionados.
Pero que guardan relación con ese grupo que usted está describiendo.
Sin la arrogancia que he descrito. Yo no veo a ninguno de ellos arrogante, en cambio mucha gente que es muy exitosa sí lo es.
Escuchar a Pablo Longueira en el consejo de la UDI fue como oír los reclamos de Francisco Vidal contra Andrés Velasco: alegó contra la supremacía de los criterios económicos sobre los político-sociales.
A mí me acusaron de otra cosa en el Posnatal. La crisis que vivió Chile fue tan brutal que Hacienda tomó un rol muy preponderante y uno ve que mucha gente todavía no entiende la importancia de una economía ordenada. Con desorden el país finalmente termina destruyéndose y no hay política que valga.
¿Ha tenido diferencias profundas por las demandas de su ministerio con Hacienda?
No por las demandas de mi ministerio; con el posnatal sí las tuve, y muy fuertes.
Se pensó que con su llegada y la de Andrés Allamand al gabinete habría más "política" en el gobierno. Pero no fue así. ¿Qué pasó?
Nunca estuvo en el diseño de nadie que nosotros estuviéramos en el Comité Político. Pero yo creo que el hecho de que Allamand esté en Defensa ha acelerado la Ley del Cobre. Eso es político y es importante. Y probablemente el que yo esté acá haya significado que desde el punto de vista laboral tengamos una visión muy fuerte y hayamos reaccionado ante coyunturas. Aquí lo que corresponde son partidos fuertes y por eso creo que lo que pasó con la UDI es, nuevamente, una tremenda oportunidad para el gobierno.
La relación del Presidente con Longueira no ha sido históricamente de las mejores. ¿Será el mejor interlocutor, habrá que reconstruir confianzas?
La relación será con la mesa directiva. Pero sería un tremendo error si no hubiese confianza. Cuando uno a Pablo Longueira le pide ayuda, no hay nadie que esté dispuesto a mayores sacrificios por ayudar que él.
Por lo tanto, ¿el Presidente debería pedirle ayuda a Pablo Longueira?
No es que yo esté diciendo lo que el Presidente debe hacer. Yo creo que a Pablo hay que involucrarlo.
¿Fue un error no nombrarlo ministro?
-Yo creo que es más valioso dentro de la UDI que como ministro, absolutamente, porque la UDI ha crecido de forma muy rápida y hay un problema de gobierno interno que no es fácil.
Ahora, es una señal interna bastante compleja. Son los mismos de siempre, es un portazo al recambio generacional.
-Es bastante conocido que yo venía abogando por el recambio en forma controlada. Yo estoy convencida de que la política es un oficio y que tienes que caerte, morder el polvo, volver a levantarte, ver cómo el otro se cayó y se levantó… Esas vivencias las asimilas cuando estás en un puesto de alguna responsabilidad. Ahora que estamos en el gobierno tenemos que recurrir a las figuras de siempre porque al resto no se le dio el espacio suficiente cuando era el momento.
CONSULTEN, OPINEN , ESCRIBAN .
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
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