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Este fenómeno ambiental y la irresponsabilidad humana causal o agravante son factores que cada día descartan la posibilidad real de recuperar este recurso fundamental para el desarrollo de la vida. "Se necesita una ley que, con firmeza, asegure el cumplimiento de acciones sustentables", aseguró al respecto el director de la Escuela de Geografía de la Universidad de Chile, Dr. Francisco Ferrando, destacando que si bien una Política Nacional refleja "un cierto estado de avance" falta aún mucho por hacer e investigar.
Para que los Glaciares puedan ser considerados "renovables" se deben dar por un largo período condiciones similares a las que les dieron formación. Es absolutamente necesaria la persistencia de factores ambientales que permitan su mantención o recuperación cíclica. Así lo explico el doctor en Geografía y académico de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Francisco Ferrando, al ser consultado sobre los alcances de una política nacional destinada a la protección de estas masas agua dulce en estado sólido.
La estrategia adoptada por la Comisión Nacional del Medio Ambiente (CONAMA) desde abril de este año se orienta, principalmente, al desarrollo de acciones para asegurar la continuidad de los procesos naturales y productivos de los Glaciares, y la mantención de los servicios ambientales que estos ecosistemas generan en las cuencas en que están emplazados.
En esa línea, el Gobierno avanzará en clarificar el número y la superficie de los Glaciares que se encuentran dentro de áreas protegidas, para identificar claramente los que no lo están.
Según el documento Política para la Protección y Conservación de Glaciares "dadas sus particulares características de regeneración y su fragilidad frente a los nuevos escenarios de cambio climático" surge la respuesta del mundo científico sobre tal capacidad de reestablecimiento natural. Y las evidencias demuestran que estamos en una situación bastante crítica al respecto.
Recursos sujetos a un proceso natural "de largo plazo"
Y es que los glaciares son en su mayoría formas remanentes de la última glaciación que terminó hace unos 14.000 años, es decir, son una expresión de condiciones climáticas con rangos de precipitaciones y temperaturas que no se han vuelto a repetir.
"Hasta ahora no ha existido un período de frío tan importante como para que se vuelvan a formar glaciares. Sólo la pequeña Edad del Hielo del siglo XVI hizo bajar las temperaturas en algunos países del mundo. Desde entonces todas las condiciones han sido de calentamiento", sostuvo el experto, explicando que a raíz de múltiples oscilaciones y perturbaciones climáticas, estos recursos hídricos han resultado sometidos a escenarios cada vez menos favorables para sus balances de masa.
"Los glaciares son sensibles tanto a cambios en las condiciones naturales, principalmente las climáticas, como a los efectos derivados de la actividad humana, como las acciones que implican vibraciones (explosiones, tráfico y trabajo de maquinaria pesada en sus inmediaciones), y a la recepción de nubes de polvo u otros materiales generadas tanto por procesos naturales (erupciones volcánicas) como antrópicos (tronaduras en áreas mineras o para la construcción de caminos)", afirmó.
Por lo tanto, el profesor comentó que sólo si se repiten oscilaciones climáticas de largo plazo, que entrañen una disminución significativa de las temperaturas, tanto extremas como medias, se podría conformar un escenario que llevara gradualmente a condiciones de balance de masa glacial positivo. Ello sin contar que la actividad humana e industrial sigue un nocivo rumbo ascendente desde este punto de vista.
La alimentación de glaciares es un proceso muy lento sobre todo en las zonas con climas tropicales. En el sur de nuestro país, en tanto, podría tardar un poco menos, a escala geológica del tiempo, por el frío y la humedad. No obstante en la actualidad la mayor parte de los glaciares presenta un balance de masa negativo.
Altas temperaturas ponen en riesgo reservas de agua
El panorama dista de ser alentador. Diversas investigaciones han determinado que las altas temperaturas registradas a la fecha, derretirán los hielos aumentando momentáneamente los caudales y de forma más permanente el nivel del mar.
Al respecto, especialistas han establecido que en la Antártica las temperaturas han aumentado cerca de 2.5° en los últimos 50 años, ocasionando entre sus más graves consecuencias el desplome de la Plataforma Larsen-B, mientras que los glaciares alimentadores de esta plataforma han acelerado su proceso de deshielo entre dos y seis veces más rápido que lo normal.
Lamentablemente, son muchos los ejemplos de glaciares que han y están disminuyendo de manera acelerada su extensión y masa, como son el AX010 en Nepal; San Quintín en Chile; de la Cordillera Blanca en Perú; del Monte Kilimanjaro en África; Upsala en Campos de Hielos Sur; y de Los Andes Colombianos, entre muchos otros.
Urgencia para protección legal de reservas hídricas
"El tema es complejo, pues hay una tendencia entre natural e inducida por el hombre en términos de calentamiento. Por eso, si se piensa en los alcances de una política nacional lo indispensable es que ésta apunte a dejar que los glaciares sigan su condición y balance natural, impidiendo que su dinámica sea acelerada", argumentó Ferrando.
Sería, desde este punto de vista, importante "generar una ley, dado que una política es más bien indicativa, lo que le resta fuerza. La idea es que se impongan condiciones a todas las empresas que directa o indirectamente puedan afectar con su quehacer la permanencia o la persistencia de los Glaciares".
Entonces, decir que estas reservas de agua son renovables a juicio del especialista "es una ligereza, razón por la que muchos organismos en el mundo están pidiendo instrumentos para una protección efectiva y prioritaria para prolongar su existencia en el tiempo".
Además, hay una gran cantidad y variedad de glaciares rocosos, enterrados o semienterrados que también son afectados por la energía calórica. "Muchas veces tenemos en los valles acumulaciones detríticas de donde surgen aguas que alimentan esteros, los que posibilitan la existencia de zonas de pastoreo en las montañas y la mantención de los caudales de los ríos. Si estos glaciares rocosos no existieran, los déficit hídricos en verano, especialmente de los ríos de la zona semiárida, serian mucho más marcados y la gente tendría problemas de abastecimiento".
Desarrollo sustentable: Entre el calor y la oscuridad
Por un lado se esta hablando de Calentamiento Global, pero por otro se ha detectado un fenómeno denominado Oscurecimiento Global o Global Dimming, el que encuentra sus bases en las partículas de contaminación emanadas de zonas urbanas o industriales. Se trata de nubes negras que retienen la humedad, formando gotas de agua en torno al material particulado. En el techo de la capa de contaminantes, estas gotas funcionan como un espejo que por reflejo está impidiendo el paso de rayos solares a la superficie terrestre.
Si bien ambos fenómenos en cierta manera se contraponen, se teoriza que el Global Dimming corresponde a un fenómeno local. La búsqueda de antecedentes al respecto partió en Israel "a propósito de ver las necesidades de agua de riego para unas plantaciones. Para esto se analizaron aspectos como la pérdida de agua por evaporación. Se detecto así una tendencia a la reducción de la evaporación en las ultimas décadas que también se ha producido en otros países".
Sobre la injerencia de ambos procesos climáticos en la situación de los Glaciares el Doctor Ferrando acotó que mucho material particulado, con mayor conductividad térmica, por acción de los vientos está llegando sobre la superficie de los glaciares. Por una parte, el calentamiento acelera su derretimiento y por otro, los materiales contaminantes que generan el oscurecimiento en los sectores señalados están aportando una capa de cuerpos extraños a la superficie de los glaciares, lo que también viene a contribuir al proceso.
"Si un cuerpo blanco como la nieve recibe radiación solar devuelve a la atmosfera más del 90%, en cambio, una superficie gris o negra absorbe un 80%. Entonces si se deposita algo negro sobre el blanco del hielo o la nieve, se va a transmitir calor, acelerando su fusión", explicó, aseverando que por esto "existe un nexo muy importante de esta problemática con todas las políticas a nivel mundial por reducir las emisiones, pues están contribuyendo no sólo al efecto invernadero o al oscurecimiento global sino que también a acelerar el derretimiento de los glaciares. Éste es un sistema en que el medio ambiente natural y el construido interactúan, y si producto de ello estamos derritiendo directa o indirectamente los glaciares, o contribuyendo a que se acelere el proceso, claramente no estamos generando condiciones para un desarrollo sustentable".
Dificultades de suministro mundial
"Es claro que el tema del agua es un problema acuciante que más tarde o más temprano nos alcanzará a todos", manifestó el académico. Las cifras lo confirman: para lograr los objetivos de suministro de agua dulce para 2015, habrá que abastecer de agua a 1.500 millones de personas más en África, Asia, América Latina y El Caribe.
La cantidad de personas que vive en países con estrés por falta de agua pasará de 470 millones a 3.000 millones en 2025, principalmente en países subdesarrollados. Y es que según la tendencia, en los próximos 20 años los seres humanos usaran un 40% más de agua que en la actualidad.
El retroceso de los Glaciares en las altas cumbres implicará en el corto plazo una mayor disponibilidad de recursos hídricos, pero escasez por agotamiento progresivo en un período de tiempo más largo. Las proyecciones indican que más de 1.000 millones de personas tendrán problemas de suministro en todo el mundo dentro de los próximos 50 a 100 años.
Edición: Universia / RR
Fuente: Universidad de Chile |
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