El CEO de TeliaSonera, Lars Nyberg, pone las cosas en su sitio con unas declaraciones a Financial Times, "TeliaSonera expects data roaming price drop" en las que afirma que
… la industria ha estado disparándose en el pie durante años con el tipo de precios que hemos mantenido. Ha sido un grave error (…) La gente desconecta el roaming al llegar al aeropuerto. Me gustaría que siguiesen utilizando sus teléfonos, pero no van a hacerlo si los precios son desproporcionadamente altos."
TeliaSonera ya ha rebajado sus tarifas de roaming más del 90% para viajeros en países de la zona nórdica y báltica, y se propone hacer lo mismo para otros veintinueve países, en una estrategia que busca incrementar el uso en lugar de penalizarlo severa e irracionalmente.
Los datos cantan: un artículo en PC Pro, "40GB of data that costs the same as a house", demuestra que los 40GB de datos que suelen incluir la mayoría de los paquetes de conectividad doméstica en el Reino Unido podrían (hipotéticamente, por supuesto) llegar a costar lo mismo que un lujoso yate o que una vivienda de tres dormitorios si los consumiésemos en roaming en operadores como Virgin Mobile u O2 respectivamente. Si los costes del roaming de voz jamás estuvieron ya de por sí justificados por ningún tipo de coste extra o mecanismo que llevase a las operadoras a incurrir en ellos más allá de unos muy escasos costes administrativos derivados de los procesos de facturación cruzada, cuando llegamos al tráfico de datos y a la conmutación de paquetes en lugar de la conmutación de circuitos, la cuestión se vuelve irracional y absurda, cuando no directamente alucinógena. Los datos son datos, no entienden de fronteras ni se detienen en las aduanas, y la práctica de las operadoras de tasarlos a precio de cocaína en cuanto pasan de la red de una a la de otra resulta sencillamente insostenible, y no representa más que un impuesto absurdo que las operadoras utilizan para financiarse a costa de sus clientes. Una práctica sin justificación alguna que deberíamos, directamente, calificar como un robo.
La Comisión Europea ha propuesto de cara a julio de 2012 un techo máximo de precio de 0.90 euros por megabyte en tráfico internacional para llegar a 0.50 euros en 2014 frente a los más de dos euros actuales, marcando un descenso que, aunque afirma estar destinado a largo plazo a la abolición del roaming como tal, sigue siendo claramente insuficiente. Pero sobre todo, más que insuficiente, ilógico y absurdo, carente de base racional alguna más allá de la torcida lógica de unas operadoras que, actuando como lobby, lo exigen. ¿Cuánto vamos a tardar en recuperar la lógica?
Saludos
Rodrigo González Fernández
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