El "lobby informativo"
Es obligación de los representantes públicos –puesto que los medios de comunicación son empresas privadas- distinguir entre una entrevista concedida a un medio de comunicación de una reunión privada con sus directivos, entre el interés público de una información y el interés particular
Se preguntaba Umberto Eco, en su clásico texto -y siempre de actualidad- La Guerrilla Semiológica si "los medios de comunicación transmiten ideologías o son una ideología en sí mismos". Partiendo de la premisa de que el semiólogo italiano llegó a definir la semiótica como "la ciencia de la mentira", es necesario considerar que muchas veces hay más información en lo no dicho que en lo dicho.
El pasado domingo el ex secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) Pedro Sánchez hacía las siguientes afirmaciones sobre su relación con los medios de comunicación:
- "Es verdad que ha habido determinados medios de comunicación que sí que me han dicho que si hubiera habido un entendimiento entre el Partido Socialista y Podemos ellos lo criticarían e irían en contra" (refiriéndose posteriormente de manera explícita a El País).
- "Ha habido una línea editorial, en algunos momentos, con la que yo no me he sentido identificado y que creo que tenía una intención política detrás y era no consolidar o no facilitar la consolidación de mi liderazgo" (respondiendo a una pregunta de Jordi Évole sobre el papel de La Sexta).
Las presiones políticas, económicas y mediáticas en la esfera pública
La respuesta de El País en su editorial del 2 de noviembre "Opiniones y Presiones" señalaba:
"Las reuniones con directivos de EL PAÍS en las que Sánchez participó y en las que asegura que se vio más o menos intimidado se realizaron en el marco de los contactos habituales que este periódico y los demás medios de comunicación mantienen con los líderes de todas las formaciones políticas, por insignificante que sea nuestra contribución, con el objeto de conocer de primera mano sus planteamientos y posiciones".
En junio de este año se conocía que el recién cesado director de El Mundo, David Jiménez, demandaba a Unidad Editorial por las presiones editoriales, alegando que durante el año que se mantuvo en el cargo se produjo "una vulneración de los derechos fundamentales y de la cláusula de conciencia por parte de Antonio Fernández-Galiano Campos, presidente de Unidad Editorial". Que las presiones a directores de medios o a candidatos a presidente del Gobierno son algo inherente a nuestras democracias es algo repetidamente explicado por la teoría liberal de los medios de comunicación.
Bernardo Díaz Nosty hablaba en 1995 de los factores de preagenda, entendidos éstos como "los factores de distinto signo que limitan previamente, o determinan en parte, el contenido publicado por los medios de comunicación" (anunciantes, grupos de presión, accionariado, partidos políticos...). Sin embargo, cuando un medio de comunicación como El País habla de contactos habituales con líderes de todas formaciones políticas, omite decir que como empresa informativa PRISA lo hace también como representante de un accionariado con una serie de intereses particulares (un 13% de las acciones las posee Telefónica, un 10% el banco HSBC, el 9% CaixaBank o el 4,6% el Banco Santander).
¿Hacia el registro de los medios de comunicación como grupos de presión?
El registro de grupos de presión de la UE "está reservado a las actividades de presión, defensa de intereses y representación. Abarca todas las actividades que tienen por objeto influir, directa o indirectamente, en la definición y aplicación de políticas y en el proceso de toma de decisiones de las instituciones de la UE, independientemente del lugar en que se lleven a cabo o del canal o medio de comunicación utilizado. Lo más importante no es la identidad de los inscritos, sino las actividades que lleven a cabo".
Sin embargo, cuando un medio de comunicación como El País habla de contactos habituales con líderes de todas formaciones políticas, omite decir que como empresa informativa PRISA lo hace también como representante de un accionariado con una serie de intereses particulares
Si tomamos esa definición como punto de partida y la aplicamos a las funciones que tienen los medios de comunicación en la actualidad -más allá de las tradicionales de servicio público, contrapoder, espacio de debate de la esfera pública, etc.- su propio papel dentro del nuevo escenario comunicativo necesita ser redefinido. Los medios de comunicación conviven entre la información publicada y su rol de lobbies informativos (en la medida en que ya no se trata de editores independientes sino de grupos empresariales con sus correspondientes intereses).
Como bien señala El País en su editorial: "Confundir el derecho de los medios de comunicación a tener una línea editorial y expresarla libremente con el ejercicio de una presión inmoral e ilegítima sobre los partidos políticos solo puede deberse a la ignorancia acerca del papel de los medios de comunicación en una democracia o, peor aún, a una mala fe deliberada al servicio de intereses y estrategias puramente personales". En ese sentido, es obligación de los representantes públicos –puesto que los medios de comunicación son empresas privadas- distinguir entre una entrevista concedida a un medio de comunicación de una reunión privada con sus directivos, entre el interés público de una información y el interés particular.
La transparencia, más allá de un ejercicio de rendición de cuentas sobre la gestión de lo público, es un contrato de confianza. Un contrato de confianza entre representantes políticos y ciudadanía pero también entre los medios de comunicación y sus lectores.
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
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Santiago- Chile