Obama visitará a Sebastián Piñera, Mauricio Funes y Dilma Rousseff.
En junio de 2009, el presidente de EE.UU., Barack Obama, aprovechó la Cumbre de las Américas de Trinidad y Tobago para estrenarse en la sociedad política continental. Tenía menos seis meses en la Casa Blanca y era la novedad de la escena internacional
La presencia de Obama fue recibida con gran expectativa y hasta con cierto alivio, tras los difíciles años que vivió la diplomacia continental con su antecesor, George W. Bush.
La foto del informal apretón de manos con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, fue mostrada como signo de nuevos tiempos por venir, ideológicamente menos pugnaces y más alineados con las necesidades latinoamericanas, por encima de las agenda antidrogas y de seguridad.
Pero dos años después, hasta los propios voceros de la Casa Blanca aceptan que el promisorio panorama que pareció dibujarse en Trinidad y Tobago no se ha concretado.
Y por eso en Washington están vendiendo la gira que Obama inicia este viernes a Brasil, Chile y El Salvador como un intento de "reengancharse con la región", aunque haya algunos que teman que puede ser muy tarde o un esfuerzo insuficiente.
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Nunca prioritaria
En las ciudades que recibirán a Obama es evidente el ajetreo con los preparativos.
En EE.UU., los especialistas en relaciones con América Latina, se resignan a que el vínculo con la región nunca vaya a tener el sitial privilegiado que pueden tener para Washington otras partes del planeta, como Medio Oriente, Asia o Europa. Sin embargo, algunos esperaban más de Obama.
"Yo no podría estar más decepcionado de la política latinoamericana de este gobierno", le dijo a BBC Mundo Larry Byrns, director del Consejo de Asuntos Hemisféricos, un centro que estudia la política regional de Washington.
"Es casi como la continuación de la política de Bush, por el bajo perfil que se le han dado a los asuntos latinoamericanos", afirmó Byrns, poniendo de ejemplo de ese "mal manejo" el golpe de estado en Honduras en el 2009 contra el presidente Manuel Zelaya, que aunque la Casa Blanca condenó, muchos la acusaron de promoverlo.
Otros, aunque reconocen "descuidos" en la política hacia América Latina, afirman que el viaje es una "buena oportunidad" y destacan el que se produzca incluso en medio de las crisis políticas en Medio Oriente y los problemas en Japón.
"Una cosa es que no sea prioridad y otra cosa es que no se aprovechen las oportunidades que se presentan", dijo a BBC Mundo Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano, otro centro de estudios políticos hemisféricos.
"Hay muchos temas pendientes en los que se puede ser más activos. No van a ser la primera plana, ni lo más urgente de la política exterior, pero se puede ser más activo", explicó Shifter refiriéndose a puntos como energía, medio ambiente, economía y comercio.
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Una región cambiada
El distanciamiento de Obama con la región después de Trinidad y Tobago se explicaría por el difícil arranque que tuvo el presidente estadounidense, según le comentó a BBC Mundo Eric Farnworth, vicepresidente del Consejo de las Américas, un centro de promoción de las relaciones en el continente.
La Casa Blanca defiende que la gira es una forma de "reengancharse a la región".
"Hubo demasiadas cosas en los primeros dos años de la presidencia de Obama que le impidieron visitar más la región y eso hay que tomarlo en cuenta: crisis económica, las guerras en Irak y Afganistán, y ahora la crisis en el Medio Oriente", comentó Farnworth.
Pero Farnworth destaca que gracias a ese retraso ahora Obama podrá experimentar directamente los cambios vividos por una región reforzada tras la crisis económica global del 2008 y que goza de una mayor independencia política frente a Washington.
Brasil es la séptima economía mundial, con un peso cada vez mayor en la escena internacional, Chile está completando en lo político la transformación económica de los últimos treinta años, y hasta El Salvador es un país democrático, pese a los problemas de pobreza y criminalidad que enfrenta.
"Tenemos que aceptar que la región ha cambiado y que la manera de mantener nuestra influencia en la zona es trabajar conjuntamente con los países de la región. Si no lo hacemos seremos nosotros los que nos aislaremos", dijo Farnworth.
EE.UU. es "el mejor socio"
El presidente tiene una misión muy importante de convencer a los latinoamericanos de que EE.UU. sigue siendo el mejor socio para la región
Eric Farnworth, Consejo de las Américas
Pero con todo y el discurso de reenganche o alineación política hemisférica, el foco de la gira es económico, como explicó este martes el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney.
"El crecimiento económico es la máxima prioridad del presidente y este viaje se concentrará en las oportunidades comerciales y económicas", dijo Carney durante un encuentro con la prensa para explicar los objetivos del viaje.
En ese sentido, muchos analistas coinciden en que la gira debería servir de arranque para una estrategia que ayude a Washington a contrarrestar el cortejo que países como China, Rusia y hasta Irán están haciendo en una región rica en recursos naturales y con un mercado en expansión.
"Hay varias interrogantes en América Latina ahora mismo sobre cuál es el mejor socio para la región. El presidente tiene una misión muy importante de convencer a los latinoamericanos de que EE.UU. sigue siendo el mejor socio para la región", dijo Eric Farnworth, descartado eso implique que "otras asociaciones sean inapropiadas".
Y esa tarea puede ser crucial para la economía estadounidense, cómo reconoció este martes el asesor para asuntos económicos del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Mike Froman, al afirmar que América Latina "tiene un papel cada vez más importante en nuestra recuperación económica".