Cecilia Sarkozy no será una primera dama inactiva.
Los medios franceses escrutan como nunca antes las idas y venidas de la esposa del electo Mandatario
Cecilia Sarkozy, una polémica primera dama para Francia
Sin haberlo deseado, la ex modelo de origen español, de 49 años, se convirtió el domingo en la nueva primera dama de Francia con la victoria en las elecciones presidenciales de su esposo, con quien mantiene una relación incierta. Su ausencia durante la jornada electoral aumentó las dudas sobre la situación real de la pareja.
Lluís Uría
París
Domingo 6 de mayo. Neuillysur-Seine. 12:30 horas. Nicolas Sarkozy vota en su colegio electoral de la isla de la Jatte acompañado por las dos hijas de su esposa, Judith y Jeanne-Marie -nacidas de un anterior matrimonio-, pero sin su mujer, Cecilia. París. 20:15 horas. El candidato de la conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP) al Elíseo -ya virtualmente Presidente electo- se dirige hacia la sala Gaveau, donde le esperan sus seguidores y donde tiene previsto pronunciar su primera declaración. Cecilia sigue sin aparecer.
Los medios franceses empiezan a preguntarse inquietos por la ausencia de la futura primera dama de Francia cuando, de repente, ya entrada la noche, reaparece junto a su marido camino de la fiesta de la Plaza de la Concordia. Una vez allí, sube con él al estrado.
La desaparición de Cecilia durante toda la jornada de la segunda vuelta de las presidenciales, ¿es una muestra ostensible y querida del carácter independiente de la esposa de Sarkozy? Podría ser. En el 2005, dejó en claro que no encajaba en el molde tradicional de esposa del Presidente, al comentar: “No me veo haciendo de primera dama. Es algo que me fastidia porque no soy políticamente correcta”.
¿O es cierto que sobre ambos, como apuntaron algunos medios extranjeros justo después de la primera vuelta, vuelve a planear la sombra de una ruptura sentimental?
Sea lo que fuere, el incidente confirma que la pareja presidencial francesa va a ser escrutada como nunca.
Oficialmente, no hay papel alguno reservado para la primera dama en la República francesa, pero su influencia real puede ser determinante. Más aún en el caso de Nicolas Sarkozy, acostumbrado a buscar constantemente el consejo y el aliento de su esposa, convertida con los años en su principal y más cercana consejera.
Jefa de gabinete de su marido en la presidencia de la UMP, consejera oficial de su equipo en el Ministerio de Economía, asesora áulica en el Ministerio del Interior, su influencia ha sido motivo en ocasiones de roces con los colaboradores del nuevo Presidente francés. Cecilia nunca ha querido presentarse a unas elecciones -pese a que ha tenido la oportunidad-, pero no se ha quedado al margen de la carrera de su marido: “La política es tan violenta que de a dos es mejor”, ha dicho.
HISTORIA DE CLAROS Y OSCUROS
Pero ¿quién es Cecilia Sarkozy? Nacida hace 49 años en Boulogne-Billancourt (al oeste de París) bajo el nombre de Cecilia Ciganer Albéniz, la esposa de Nicolas Sarkozy tiene doble origen extranjero, algo de lo que al parecer se vanaglorió años atrás en unas polémicas declaraciones (“No tengo una gota de sangre francesa en las venas”, dijo) que la extrema derecha utilizó en contra de su marido durante la campaña.
Hija de André Ciganer, un inmigrante rumano que haría fortuna en París como peletero, y de Teresita Albéniz, hija de un embajador español y nieta del compositor Isaac Albéniz, Cecilia Sarkozy está emparentada con el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón.
Tras estudiar en un centro católico y pasar brevemente por la Facultad de Derecho, la joven Cecilia aprovecha sus 1,78 metros de altura y su mirada felina para trabajar como modelo en una casa de alta costura, Schiaparelli.
El encuentro con Sarkozy tiene todos los ingredientes de un folletín rosa. Fue el 10 de agosto de 1984. El nuevo Presidente francés era entonces alcalde de Neuillysur-Seine y se disponía a oficiar el matrimonio de un conocido actor y animador de televisión, Jacques Martin. Cecilia era la novia. Fue un auténtico flechazo.
Tras la boda, Sarkozy y su primera mujer -Marie Culioli, con quien tuvo dos hijos, Pierre y Jean- empezaron a frecuentar a la pareja, con la que acabaron trabando amistad. Hasta que el amor prohibido se impuso: a finales de 1988 Cecilia abandonó a su marido y Nicolas se separó de su esposa en 1989. Tras años de convivencia, ambos se casarían finalmente en 1996, y al año siguiente nacería su único hijo en común: Louis.
La historia reciente de la pareja, ampliamente aireada por los medios de comunicación, es conocida: en la primavera del 2005, Cecilia dejó temporalmente a su marido por el presidente de Publicis Events, Richard Attias, romance que saltaría a la portada de la revista “Paris Match” para irritación de Sarkozy. Tras muchas idas y venidas, el matrimonio se acabaría reconciliando en el verano del 2006. O, al menos, eso aparenta.
La Vanguardia
The New York Times Syndicate
Controversia por lujosas vacaciones
Antes de asumir oficialmente su cargo el 16 de mayo, el Presidente electo de Francia, Nicolas Sarkozy, se tomó unos días para pensar en sus desafíos futuros. Pero la meditación no fue precisamente en la montaña, sino un yate de lujo en Malta, lo que desató una ola de críticas.
Sarkozy, de 52 años, prometió durante su campaña ser el “portavoz del pueblo” y se comprometió a romper con la forma de hacer política en los últimos 25 años. Pero muchos sectores consideraron que pasear por el Mediterráneo invitado por el multimillonario Vincent Bolloré, no era la mejor forma de iniciar esta labor. Menos cuando en París se seguían quemando autos en las calles (hasta ayer casi 1.400 vehículos habían sido quemados en Francia desde la elección, según un nuevo recuento policial) y los estudiante votaban -ayer- una huelga para protestar contra las reformas educativas anunciadas por el Presidente electo.
Pero Sarkozy no está dispuesto a pedir disculpas por lo que considera su derecho que, además, no costó “ni un euro” a los contribuyentes. “No pienso ocultarme, mentir o excusarme”, afirmó.
Pero los derrotados socialistas calificaron la escapadita de Sarkozy como un “insulto” al pueblo que dice representar. “Ya lo sabíamos. Sarkozy nunca dijo que sería el Presidente de los pobres, es el Presidente del CAC 40”, declaró el senador socialista Jean Luc Melenchon, refiriéndose al indicador de la bolsa de valores de París.
Inmutable, Sarkozy volvió a París y hoy pretende acompañar a la ceremonia sobre la abolición de la esclavitud al Presidente saliente, Jacques Chirac, quien le expresó su “plena confianza” en que su elección “permitirá a Francia cosechar nuevos éxitos en la cohesión y la unidad”.
Los medios franceses escrutan como nunca antes las idas y venidas de la esposa del electo Mandatario
Cecilia Sarkozy, una polémica primera dama para Francia
Sin haberlo deseado, la ex modelo de origen español, de 49 años, se convirtió el domingo en la nueva primera dama de Francia con la victoria en las elecciones presidenciales de su esposo, con quien mantiene una relación incierta. Su ausencia durante la jornada electoral aumentó las dudas sobre la situación real de la pareja.
Lluís Uría
París
Domingo 6 de mayo. Neuillysur-Seine. 12:30 horas. Nicolas Sarkozy vota en su colegio electoral de la isla de la Jatte acompañado por las dos hijas de su esposa, Judith y Jeanne-Marie -nacidas de un anterior matrimonio-, pero sin su mujer, Cecilia. París. 20:15 horas. El candidato de la conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP) al Elíseo -ya virtualmente Presidente electo- se dirige hacia la sala Gaveau, donde le esperan sus seguidores y donde tiene previsto pronunciar su primera declaración. Cecilia sigue sin aparecer.
Los medios franceses empiezan a preguntarse inquietos por la ausencia de la futura primera dama de Francia cuando, de repente, ya entrada la noche, reaparece junto a su marido camino de la fiesta de la Plaza de la Concordia. Una vez allí, sube con él al estrado.
La desaparición de Cecilia durante toda la jornada de la segunda vuelta de las presidenciales, ¿es una muestra ostensible y querida del carácter independiente de la esposa de Sarkozy? Podría ser. En el 2005, dejó en claro que no encajaba en el molde tradicional de esposa del Presidente, al comentar: “No me veo haciendo de primera dama. Es algo que me fastidia porque no soy políticamente correcta”.
¿O es cierto que sobre ambos, como apuntaron algunos medios extranjeros justo después de la primera vuelta, vuelve a planear la sombra de una ruptura sentimental?
Sea lo que fuere, el incidente confirma que la pareja presidencial francesa va a ser escrutada como nunca.
Oficialmente, no hay papel alguno reservado para la primera dama en la República francesa, pero su influencia real puede ser determinante. Más aún en el caso de Nicolas Sarkozy, acostumbrado a buscar constantemente el consejo y el aliento de su esposa, convertida con los años en su principal y más cercana consejera.
Jefa de gabinete de su marido en la presidencia de la UMP, consejera oficial de su equipo en el Ministerio de Economía, asesora áulica en el Ministerio del Interior, su influencia ha sido motivo en ocasiones de roces con los colaboradores del nuevo Presidente francés. Cecilia nunca ha querido presentarse a unas elecciones -pese a que ha tenido la oportunidad-, pero no se ha quedado al margen de la carrera de su marido: “La política es tan violenta que de a dos es mejor”, ha dicho.
HISTORIA DE CLAROS Y OSCUROS
Pero ¿quién es Cecilia Sarkozy? Nacida hace 49 años en Boulogne-Billancourt (al oeste de París) bajo el nombre de Cecilia Ciganer Albéniz, la esposa de Nicolas Sarkozy tiene doble origen extranjero, algo de lo que al parecer se vanaglorió años atrás en unas polémicas declaraciones (“No tengo una gota de sangre francesa en las venas”, dijo) que la extrema derecha utilizó en contra de su marido durante la campaña.
Hija de André Ciganer, un inmigrante rumano que haría fortuna en París como peletero, y de Teresita Albéniz, hija de un embajador español y nieta del compositor Isaac Albéniz, Cecilia Sarkozy está emparentada con el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón.
Tras estudiar en un centro católico y pasar brevemente por la Facultad de Derecho, la joven Cecilia aprovecha sus 1,78 metros de altura y su mirada felina para trabajar como modelo en una casa de alta costura, Schiaparelli.
El encuentro con Sarkozy tiene todos los ingredientes de un folletín rosa. Fue el 10 de agosto de 1984. El nuevo Presidente francés era entonces alcalde de Neuillysur-Seine y se disponía a oficiar el matrimonio de un conocido actor y animador de televisión, Jacques Martin. Cecilia era la novia. Fue un auténtico flechazo.
Tras la boda, Sarkozy y su primera mujer -Marie Culioli, con quien tuvo dos hijos, Pierre y Jean- empezaron a frecuentar a la pareja, con la que acabaron trabando amistad. Hasta que el amor prohibido se impuso: a finales de 1988 Cecilia abandonó a su marido y Nicolas se separó de su esposa en 1989. Tras años de convivencia, ambos se casarían finalmente en 1996, y al año siguiente nacería su único hijo en común: Louis.
La historia reciente de la pareja, ampliamente aireada por los medios de comunicación, es conocida: en la primavera del 2005, Cecilia dejó temporalmente a su marido por el presidente de Publicis Events, Richard Attias, romance que saltaría a la portada de la revista “Paris Match” para irritación de Sarkozy. Tras muchas idas y venidas, el matrimonio se acabaría reconciliando en el verano del 2006. O, al menos, eso aparenta.
La Vanguardia
The New York Times Syndicate
Controversia por lujosas vacaciones
Antes de asumir oficialmente su cargo el 16 de mayo, el Presidente electo de Francia, Nicolas Sarkozy, se tomó unos días para pensar en sus desafíos futuros. Pero la meditación no fue precisamente en la montaña, sino un yate de lujo en Malta, lo que desató una ola de críticas.
Sarkozy, de 52 años, prometió durante su campaña ser el “portavoz del pueblo” y se comprometió a romper con la forma de hacer política en los últimos 25 años. Pero muchos sectores consideraron que pasear por el Mediterráneo invitado por el multimillonario Vincent Bolloré, no era la mejor forma de iniciar esta labor. Menos cuando en París se seguían quemando autos en las calles (hasta ayer casi 1.400 vehículos habían sido quemados en Francia desde la elección, según un nuevo recuento policial) y los estudiante votaban -ayer- una huelga para protestar contra las reformas educativas anunciadas por el Presidente electo.
Pero Sarkozy no está dispuesto a pedir disculpas por lo que considera su derecho que, además, no costó “ni un euro” a los contribuyentes. “No pienso ocultarme, mentir o excusarme”, afirmó.
Pero los derrotados socialistas calificaron la escapadita de Sarkozy como un “insulto” al pueblo que dice representar. “Ya lo sabíamos. Sarkozy nunca dijo que sería el Presidente de los pobres, es el Presidente del CAC 40”, declaró el senador socialista Jean Luc Melenchon, refiriéndose al indicador de la bolsa de valores de París.
Inmutable, Sarkozy volvió a París y hoy pretende acompañar a la ceremonia sobre la abolición de la esclavitud al Presidente saliente, Jacques Chirac, quien le expresó su “plena confianza” en que su elección “permitirá a Francia cosechar nuevos éxitos en la cohesión y la unidad”.