DIARIO FINANCIERO: Es hora de un rescate amplio
LA COLUMNA DE MARTIN WOLF
En palabras atribuidas a John Maynard Keynes, "cuando los hechos cambian, cambio de opinión. ¿Qué hace usted, señor?" He cambiado de opinión a medida que el pánico ha crecido. Inversionistas y acreedores han pasado de confiar en cualquiera a no confiar en nadie. El temor tras el colapso de hoy en los mercados financieros es tan exagerado como la codicia que condujo la conducta anterior hace muy poco. Pero el pánico injustificado también causa devastación. Hay que pararlo, no la próxima semana, sino ahora mismo.
El momento de una aproximación selectiva, caso a caso, pasó. Me tomó un tiempo (posiblemente demasiado), darme cuenta de la magnitud del peligro. Tal vez fueron errores en el Tesoro de Estados Unidos, en especial la decisión de permitir la quiebra de Lehman, lo que provocó el pánico de hoy. ¿Qué hay que hacer? En resumen, "todo". Las economías afectadas representan más de la mitad del producto global. Esto hace de la crisis la más significativa desde los '30.
Primero, hay que lidiar con el pánico. Esto ya ha convencido a algunos gobiernos de ofrecer garantías plenas o parciales a los pasivos de la banca. Estas garantías distorsionan la competencia, pero una vez que se ofrecen, no pueden retirarse hasta que termine la crisis. Así que los países europeos deben ofrecer ahora una garantía acotada (digamos, seis meses) al grueso de las obligaciones de las instituciones sistémicamente importantes. Pero en Estados Unidos, con su enorme cantidad de bancos, tal garantía no es factible ni necesaria.
Esta garantía debería animar a las instituciones financieras a prestarse entre sí. Si no lo hacen, los bancos centrales deben prestar libremente a las instituciones que se consideran demasiado significativas como para dejarlas caer. Pero los gobiernos no pueden permitir que los bancos jueguen con el balance del sector público. Durante el período de la garantía, los gobiernos deben ejercer una estrecha supervisión sobre las instituciones que han decidido proteger.
La segunda prioridad es la recapitalización. La gran lección de las crisis recientes (como muestra un excelente capítulo en el último Panorama Económico Mundial del FMI) es que "las autoridades deben forzar un pronto reconocimiento de las pérdidas y dar pasos para asegurar que las instituciones financieras estén capitalizadas adecuadamente".
La recapitalización es esencial para que las instituciones se consideren solventes después del retiro de las garantías. Los gobiernos deben insistir en un nivel de capitalización que permita asumir nuevas amortizaciones. Y deben suscribir una emisión de acciones o comprar títulos preferentes, asegurando una ganancia sobre sus inversiones cuando las instituciones recuperen la salud.
Alguna contracción del sistema financiero es inevitable, en particular en Estados Unidos y el Reino Unido. Debería permitirse que ocurra en el llamado "sistema bancario en la sombra".
Esto lleva a una tercera pregunta: ¿Qué hacer con los activos malos? A veces tiene sentido sacar tales activos de los bancos. Eso es lo que el Tarp, el plan de rescate de Paulson, persigue. Como los activos estadounidenses malos están distribuidos por todo el mundo, el programa estadounidense para crear un mercado para estos activos (y tal vez subir sus precios a un nivel de equilibrio más alto) beneficiará a muchos otros sistemas bancarios.
La gran pregunta acerca de estas propuestas es si los gobiernos pueden permitírselo. Algunos economistas dicen que muchos bancos no son sólo demasiado grandes para caer, sino demasiado grandes para rescatarlos. Apuntan a la relación de obligaciones brutas de la banca respecto del producto interno bruto del país de origen. Pero lo que importa es la relación de recapitalización fiscal en el peor escenario respecto del PIB. Y hasta esto puede ser enorme.
Algunos dicen que la eurozona tiene un desafío especial, porque no hay acceso a un banco central único. El diferencial de tasas entre los bonos alemanes y los italianos sugiere que los mercados pueden estar de acuerdo. Pero la inflación también es una forma de incumplimiento. Un país con un banco central, como el Reino Unido puede sufrir de altas tasas de interés en el largo plazo si surgen dudas acerca de su capacidad de financiar los rescates necesarios.
Pero si se necesita una recapitalización de un número sustancial de bancos de la eurozona, puede que algunos estados miembros no puedan poner el dinero. Sería peligroso para el resto si ese gobierno eligiera no hacer nada o iniciara un canje de deuda por capital. Eso podría causar pánico. La solidaridad fiscal puede ser ineludible. Y la coordinación es esencial.
Este pánico también tendrá un impacto enorme en las economías. Así que los bancos centrales, fuera de la Reserva Federal, deberían bajar las tasas de interés. La semana pasada pensaba que un recorte de medio punto tendría sentido para Inglaterra, hoy, abogaría por una baja de un punto completo. El mundo ha cambiado mucho y para peor.
Los ministros de finanzas y banqueros centrales del Grupo de los Siete países líderes de altos ingresos se reunirán pronto en Washington. Por una vez, son las personas correctas. Deben viajar con una tarea en la mente: restaurar la confianza. La historia juzgará su éxito. Esta gente puede pasar a la historia como los autores de otra gran depresión. Es un destino que deben evitar, por el bien de todos.
CONSULTEN, OPINEN , ESCRIBAN LIBREMENTE
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en RSE de la ONU
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