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viernes, mayo 11, 2012

El 99 y el 1

El 99 y el 1

Mises Daily: Viernes, 11 de mayo 2012 por 

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[ Mercado Libre , enero 2012]

"Somos el 99%!" Esta consigna de los manifestantes ocupan de Wall Street que se ha llamado la cita más memorable del año pasado. Los que reunir a su grito de hacerlo en oposición a la villana del 1%.

Por un puñado de los manifestantes, al ser un miembro de el 1% significa ser un receptor rico de un rescate del gobierno, o de alguna otra forma de bienestar corporativo. Pero para los partidarios de la igualdad económica en sus filas, significa simplemente ser demasiado rico. Dicen los más ricos del 1% del país son cada vez más de su cuota justa de la riqueza en la sociedad, a expensas del 99%.

Todo lo que uno piensa en la difícil situación actual del 99%, a lo largo de casi toda la historia, las cosas eran mucho peor para la gran mayoría de la población. En épocas precapitalistas, el miembro promedio de la economía del 99%, si la suerte de sobrevivir la infancia, se les obliga a vivir de un trabajo agotador y la pobreza, constantemente al borde de la hambruna, las enfermedades y la muerte.

Las únicas personas que no tenían una vida tan miserable era el "1%" de la antigüedad. Este económica del 1% era prácticamente idéntica a la del Estado. Se compone de los reyes franceses, los señores de Inglés, los senadores romanos, los visires de Egipto, y los sacerdotes del templo sumerio.Los miembros de esta élite vivía en todo su esplendor olímpico: los funcionarios a su entera disposición, tanto alimento como se pueda desear, casas espaciosas, una gran cantidad de joyas, y una cantidad tremenda de tiempo libre.

Y, por supuesto, este estilo de vida fue llevado sobre las espaldas de las masas. Fue el 99% que se produce el pan que rellena la boca de el 1%, que talan los árboles para construir sus mansiones, y que extrae los metales y piedras preciosas para adornar sus cuerpos.

Todo lo que el Ocupar Wall Street dicen que los manifestantes de hoy sobre el 99% y el 1% era completamente exacto a continuación. La riqueza en la sociedad era un pastel de tamaño fijo determinado. Cuanto mayor sea la porción de pastel de que el 1% tomó para sí mismos, menos se queda para el 99%. Cada poco de lujo al 1% disfrutó fue tomado de los recursos que podrían haber hecho algún miembro de la 99% menos miserable.

¿Por qué el 99% de la vieja soportar el 1% como teniendo señorío sobre ellos? ¿Por qué no se levantan, y derrocar a sus amos? ¿Fueron simplemente intimidados por los puños por correo y los sables intermitentes?

No, como David Hume señaló, puesto que "los gobernados" siempre son mucho más numerosos "los que gobiernan," el poder de un régimen no puede ser sobre la fuerza bruta. Los muchos gobernado debe creer que el poder de los pocos fallo de alguna manera es bueno para ellos.

Tal vez los sacerdotes del templo han convencido a la gente que los dioses se enojarían si los gobernantes fueron desobedecidas: que las lluvias no vendrán, y los cultivos no crecen. O tal vez la población cree que los gobernantes son responsables de la paz y el orden en la sociedad.

No sólo el 99% que ponga para arriba con el fallo del 1%, sino que los puso en sus pedestales elevados. El 99% dar el 1% de su potencia.

Como Ludwig von Mises hizo claro poder, real, lo que calificó como "ideológica podría," siempre se encuentra en el apoyo de la opinión pública. Si la opinión pública alguna vez para encender cualquier régimen, sus días estarían contados.

Mises fue más lejos al sostener que la opinión pública no sólo determina quién tiene a su cargo, pero el carácter general del ordenamiento jurídico, o como él decía, "si existe la libertad o la esclavitud."

En última instancia la única clase de tiranía que puede durar es una opinión pública tiránico.

La lucha por la libertad no es en última instancia, la resistencia a los autócratas u oligarcas, pero la resistencia al despotismo de la opinión pública. [1]

Si el 99% de los oprimidos, también son en última instancia a sus propios opresores, a fuerza de la opinión pública opresiva.

Eso explica la situación política del viejo orden (y todas las órdenes, para el caso). ¿Qué pasa con la situación económica? ¿Por qué el "pastel económico" tan rara vez se hacen más grandes?

Uno podría pensar que con el tiempo, la gente ser más eficientes en la producción de las cosas, y por lo tanto el nivel de vida mejoraría. Sin embargo, durante milenios, las cosas apenas mejoró en absoluto.

Las raíces de esta situación económica de los asuntos se encuentran en el orden político se ha descrito anteriormente.

Una vez más, en la mayor parte de la historia de la civilización, la sentencia del 1% tomó para sí una enorme porción de lo que produce el 99%. Y si cualquier persona particular alguna acumulado suficiente riqueza para que sea notorio, un potentado arrebataría eso también. Esta es la razón por enterrado el tesoro fue la moda siempre príncipes fueron sobre todo comprender.

Con este decomiso desenfrenada del gobierno, nunca hubo suficientes incentivos para la acumulación de capital a gran escala. Sin acumulación de capital en gran escala, no puede haber producción en masa. Y sin producción en masa, no puede haber grandes mejoras en las vidas de las masas.

Y esa es la razón esencial por el 99% tenía una vida tan mal para casi toda la historia.

Luego, en los siglos 18 y 19, algo revolucionario sucedió. Un grupo de filósofos empezaron a pensar muy cuidadosamente acerca de la propiedad, el comercio, los precios y la producción. Estos filósofos fueron llamados "economistas".

Desde teniendo en cuenta las leyes económicas que descubrieron, los economistas concluyeron que la sociedad es mucho más productivo si la propiedad privada es más consistente respetada. "Laissez faire et laissez passer", dijeron los economistas. Que las personas a controlar la mayor cantidad de su propiedad tanto como sea posible, y todo el mundo será más próspero.

Estos filósofos económicos, la gente como Richard Cantillon, Adam Smith y JB Say, eran teóricos .Ellos escribieron brillantes, aunque a veces ampuloso, libros que cambiaron la mente de loscomunicadores : ". los concesionarios de segunda mano de las ideas de" personas a las que FA Hayek llamó

Entre ellos profesionales de la comunicación : escritores, como Richard Cobden, y los altavoces, como John Bright. Estos escritores y oradores, escribió panfletos y pronunciaron discursos que han cambiado las mentes de muchos reflexivo, aunque menos elocuente, los individuos, que pueden ser llamados aficionados comunicadores . Y esto atenta estrato, a su vez, condujo a sus compañeros nonthoughtful (que, en lenguaje moderno que se podría llamar "borregos") para cambiar sus posiciones sobre los asuntos públicos.

A través de este proceso, la opinión pública cambió hacia la creencia de que el gobierno debe ser lo más limitada posible, y los derechos de propiedad como sacrosanto como sea posible: hacia una doctrina llamada "liberalismo".

Una vez más, la sociedad de manera que se organiza en última instancia depende de la opinión pública. Por lo tanto, ya la opinión pública cambia, la política también ha cambiado. El capital privado se hizo más seguro. Las restricciones comerciales fueron levantadas. Las barreras de negocios fueron abolidos. Propiedad privada reinó como nunca antes.

Y los resultados fueron milagrosos. Como nunca antes en la historia, las energías productivas de la humanidad se habían desatado. Los artículos que se encontraba reservada para la elite del 1% no tardaron en producirse a gran escala el 99%. Servicios que no existían antes de que se han desarrollado, en primer lugar para los mercados pequeños, pero en última instancia, para el mercado masivo.

La producción de necesidades básicas se dispararon. La población en las zonas del mundo afectadas por el liberalismo explotó. Las personas marginales que de otra manera habría muerto de subsistencia encontrado. Las personas que de otro modo habrían vivido en el borde del desastre encontrado seguridad. Y los que de otro modo habría sido sumidos todos sus días en la monotonía prosaica fueron capaces de llevar una vida de confort y refinamiento.

En el nuevo orden no era todavía un 99% y un 1%. Sin embargo, el 99% de este período vivían mejor que el 1% de los tiempos pasados. Y la principal manera de ascender al 1% se convertiría en un éxito capitalista-empresario: a esforzarse por servir mejor al 99% (las masas de consumidores) que los competidores.

En el viejo orden, la mayoría de los aspirantes a uno de percenters, con el fin de avanzar en la vida, hubiera tenido que aplicar su inteligencia y ambición de convertirse en conquistadores, gobernantes y administradores públicos, y en esas funciones a explotar a las masas. En el nuevo orden, de conformidad con lo que Mises llama "soberanía del consumidor" del mercado, sus capacidades se volvió hacia proporcionar a las masas de consumidores soberanos.

Los maestros se convirtieron en funcionarios: funcionarios ricos, pero los funcionarios, no obstante.

El liberal ideológica revolución había engendrado un Industrial Revolución. Y lo que Mises llama la "Era del liberalismo" duró desde 1815 hasta 1914: un siglo de oro en el que la humanidad por primera vez una idea de lo que era capaz de hacer.

Trágicamente, la época del liberalismo fue terminada por una contrarrevolución ideológica: una ola de pensamiento estatista que es responsable de todos los males del siglo 20, así como nuestras actuales crisis económicas y geopolíticas.

Ahora, el 99%, bajo la esclavitud de las ideas erróneas, una vez más se oprime. Gracias al calamitoso estado de la opinión pública, de las filas del 1%, una vez más cada vez que se llena, no por capitalistas-empresarios al servicio del 99%, pero por el estado y sus compinches de la explotación y empobrecimiento del 99%. Y los recursos de redistribución que el clamor autodenominado 99% para no haría sino acelerar esta tendencia.

Si nuestra civilización ha de ser rescatado - si la marea de la opinión pública es cada vez para encender de nuevo - será gracias a las ideas formuladas por los teóricos de sonido como Mises y los académicos que trabajan en su tradición. Pero eso sólo puede suceder si esas ideas se difundan con eficacia por una nueva generación de comunicadores.

Por ello, el Instituto Mises y Mises.org son tan vitales.También es la razón de esta generación de aficionados comunicadores - que difunden el mensaje de libertad a través de mensajes de Facebook, vídeos de YouTube y similares - son también una enorme importancia.

Como Mises escribió:

El florecimiento de la sociedad humana depende de dos factores:. El poder intelectual de los hombres destacados de concebir sólidas teorías sociales y económicas, y la capacidad de los hombres estos u otros para hacer estas ideologías aceptable para la mayoría [2]

Puede parecer las ideas ganar el día, y la flor de mayo de la sociedad humana de nuevo.



Saludos
Rodrigo González Fernández
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Mises Daily The 99 and the 1

The 99 and the 1

Mises Daily: Friday, May 11, 2012 by 

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[Free Market, January 2012]

"We are the 99%!" This slogan of the Occupy Wall Street protesters has been called the most memorable quote of the past year. Those who rally to its cry do so in opposition to the villainous 1%.

For a handful of the protesters, being a member of the 1% means being a wealthy recipient of a government bailout, or some other form of corporate welfare. But for the economic egalitarians in their ranks, it simply means being too rich. They say the wealthiest 1% of the country are getting more than their fair share of the wealth in society, at the expense of the 99%.

Whatever one thinks of the current plight of the 99%, throughout almost all of history, things were much worse for the vast majority of the population. In precapitalist ages, the average member of the economic 99%, if lucky enough to survive infancy, was consigned to a life of back-breaking work and poverty, constantly on the verge of famine, disease, and death.

The only individuals who did not have such a wretched life were the "1%" of old. This economic 1% was virtually identical with the state. It was made up of the French kings, the English lords, the Roman senators, the Egyptian viziers, and the Sumerian temple priests. The members of this elite lived in Olympian splendor: servants at their beck and call, as much food as they could possibly want, spacious homes, an abundance of jewelry, and a tremendous amount of leisure time.

And of course, this lifestyle was borne on the backs of the masses. It was the 99% who produced the bread that stuffed the mouths of the 1%, who felled the trees to erect their mansions, and who mined the precious metals and stones to adorn their bodies.

Everything the Occupy Wall Street protesters say today about the 99% and the 1% was completely accurate then. Wealth in society was a pie of a certain fixed size. The bigger the slice of pie that the 1% took for themselves, the less was left over for the 99%. Every bit of luxury the 1% enjoyed was taken from resources that could have made some member of the 99% less miserable.

Why did the 99% of old put up with the 1% lording it over them? Why did they not rise up, and overthrow their masters? Were they simply cowed by the mailed fists and the flashing sabers?

No; as David Hume pointed out, since "those who are ruled" always vastly outnumber "those who rule," a regime's power can never be about brute strength alone. The ruled many must believe that the power of the ruling few is somehow good for them.

Perhaps the temple priests have convinced the people that the gods would be angry if the rulers were disobeyed: that the rains won't come, and the crops won't grow. Or maybe the populace believes that the rulers are responsible for the peace and order in society.

Not only do the 99% put up with the ruling 1%; they put them up on their lofty pedestals. The 99% give the 1% their power.

As Ludwig von Mises made clear, real power, what he called "ideological might," always lies in the support of public opinion. If public opinion were ever to turn on any regime, its days would be numbered.

Mises went even further to argue that public opinion not only determines who is in charge but the general character of the legal order, or as he put it, "whether there is freedom or bondage."

Ultimately the only kind of tyranny that can last is a tyrannical public opinion.

The struggle for freedom is ultimately not resistance to autocrats or oligarchs but resistance to the despotism of public opinion.[1]

If the 99% are oppressed, they are also ultimately their own oppressors, by dint of oppressive public opinion.

So that explains the political situation of the old order (and all orders, for that matter). What about the economic situation? Why did the "economic pie" so rarely get bigger?

One would think that over time, people would get more efficient at producing things, and so living standards would improve. Yet, for millennia, things hardly got better at all.

The roots of this economic state of affairs are to be found in the political order described above.

Again, throughout most of the history of civilization, the ruling 1% took for itself a huge portion of what the 99% produced. And if any private person ever accumulated enough wealth for it to be noticeable, some potentate would snatch that too. This is why buried treasure was all the rage wherever princes were particularly grasping.

With such rampant government confiscation, there was never enough incentive for large-scale capital accumulation. Without large-scale capital accumulation, there can be no mass production. And without mass production, there can be no great improvements in the lives of the masses.

And that is basically why the 99% had such shabby lives for almost all of history.

Then in the 18th and 19th centuries, something revolutionary happened. A group of philosophers started thinking very carefully about property, trade, prices, and production. These philosophers were called "economists."

From considering the economic laws they discovered, the economists concluded that society is much more productive if private property is more consistently respected. "Laissez faire et laissez passer," the economists said. Let people control as much of their property as completely as possible, and everybody will be more prosperous.

These economic philosophers, people like Richard Cantillon, Adam Smith, and J.B. Say, weretheorists. They wrote brilliant, if sometimes turgid, books that changed the minds ofcommunicators: individuals whom F.A. Hayek called "secondhand dealers of ideas."

These included professional communicators: writers, like Richard Cobden, and speakers, like John Bright. These writers and speakers wrote pamphlets and gave speeches that changed the minds of many thoughtful, if less eloquent, individuals, who might be called amateur communicators. And this thoughtful stratum, in turn, led their nonthoughtful fellows (who, in modern parlance might be called "sheeple") to change their positions on public affairs.

Through this process, public opinion shifted toward the belief that government should be as limited as possible, and property rights as sacrosanct as possible: toward a doctrine called "liberalism."

Again, the way society is organized ultimately depends on public opinion. So, since public opinion changed, policy changed too. Private capital became more secure. Trade restrictions were lifted. Business barriers were abolished. Private property reigned supreme as never before.

And the results were miraculous. As never before in history, the productive energies of humanity were unleashed. Items that were once reserved for the elite 1% were soon mass produced for the 99%. Amenities that did not even exist before were developed, first for small markets, but ultimately for the mass market.

The production of bare necessities soared. The population in the parts of the world touched by liberalism exploded. Marginal people who otherwise would have died found subsistence. People who otherwise would have lived on the edge of disaster found security. And those who otherwise would have been mired all their days in prosaic drudgery were able to lead lives of comfort and refinement.

In the new order there was still a 99% and a 1%. But the 99% of this period lived better than the 1% of times past. And the chief way to ascend to the 1% was to become a successful capitalist-entrepreneur: to strive to serve the 99% (the masses of consumers) better than one's competitors.

In the old order, most would-be one-percenters, in order to get ahead in life, would have had to apply their smarts and ambition to become conquerors, rulers, and government administrators, and in those roles to exploit the masses. In the new order, under what Mises called the "consumer sovereignty" of the market, their capabilities were turned toward providing for the masses of sovereign consumers.

The masters became servants: wealthy servants, but servants nonetheless.

The liberal ideological revolution had engendered an Industrial Revolution. And what Mises called the "Age of Liberalism" lasted from 1815 to 1914: a golden century in which mankind first got an inkling of what it was really capable of.

Tragically, the Age of Liberalism was ended by an ideological counterrevolution: a wave of statist thinking that is responsible for all the woes of the 20th century, as well as our present economic and geopolitical crises.

Now, the 99%, under the thrall of unsound ideas, are once again oppressing themselves. Thanks to the calamitous state of public opinion, the ranks of the 1% are once again increasingly being filled, not by capitalist-entrepreneurs serving the 99%, but by the state and its cronies exploiting and impoverishing the 99%. And the redistributionist remedies that the self-styled 99% clamor for would only accelerate this trend.

If our civilization is to be rescued — if the tide of public opinion is ever to turn again — it will be thanks to the sound ideas formulated by theorists like Mises and the scholars who work in his tradition. But that can only happen if those ideas are effectively disseminated by a new generation of communicators.

This is why the Mises Institute and Mises.org are so vital. It is also why this generation's amateur communicators — who spread the message of liberty through Facebook posts, YouTube videos, and the like — are also hugely important.

As Mises wrote,

The flowering of human society depends on two factors: the intellectual power of outstanding men to conceive sound social and economic theories, and the ability of these or other men to make these ideologies palatable to the majority.[2]

May sound ideas win the day, and may human society flower again.

Notes

[1] Ludwig von Mises, Theory and History, chapter 3.

[2] Mises, Human Action, chapter 37.



Saludos
Rodrigo González Fernández
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EN SEMANA DE ENCUESTAS, DIRECTOR DE ADIMARK ANALIZA SEÑALES Y RESULTADOS Méndez y silencio de Michelle Bachelet: “Es una manera de decir que será la candidata” Aunque sostiene que “siempre es bueno saber con quién se compite” aún con la definición de

EN SEMANA DE ENCUESTAS, DIRECTOR DE ADIMARK ANALIZA SEÑALES Y RESULTADOS


Méndez y silencio de Michelle Bachelet: "Es una manera de decir que será la candidata"

Aunque sostiene que "siempre es bueno saber con quién se compite" aún con la definición de la ex presidenta, "las posibilidades de un segundo gobierno de centro-derecha son ciertas", asevera.


 
Por Patricia Arancibia Clavel



Roberto Méndez Torres es sinónimo en Chile de la encuesta Adimark, una de las más prestigiadas del país. Enamorado de lo que hace, mes a mes mantiene en vilo a la clase política, el gobierno y a los Presidentes de turno, que esperan con ansias la evaluación de la ciudadanía. Respetado por su experiencia y capacidad de análisis, sobriedad y ponderación, este ingeniero comercial experto en opinión pública, desmenuza las últimas cifras de su encuesta, coincidentes con las del CEP, entregando una radiografía del momento político actual y de los posibles escenarios de futuro.

- La última encuesta Adimark cayó como bomba en La Moneda. ¿Existen casos similares de tan baja aprobación a un Presidente?
- El 26% en el último mes, es la más baja evaluación que ha tenido el presidente Piñera durante su mandato. Es una gran paradoja pues no conozco otro caso en el mundo donde se ve una economía que para todos los estándares, incluso internacionales, está funcionando muy bien y por otra parte, se produzca este verdadero desencuentro del gobierno con la opinión pública. Es cierto que en Europa la mayor parte de los gobiernos están teniendo niveles de evaluación muy baja, pero las razones son objetivas: sus economías están enfrentando una crisis tremenda.

- ¿Cómo se explica esta paradoja?
- Las cifras están ahí y son indesmentibles. La verdad es que no tenemos una explicación única y sólida para explicar porqué se está dando esta paradoja que no tiene paralelo en la historia reciente ni en el mundo. A nivel de hipótesis, pienso que hay un problema con el estilo del Presidente. Como alguien dijo por ahí, a la opinión pública se le "atravesó" su figura por diversas razones, entre ellas, como ha manejado el cargo, el ser millonario, etc. Muchas cosas que se mezclan a las que hay que sumar el tema de las expectativas. Porque la personalidad del Presidente sigue siendo la misma que cuando fue elegido. Es la misma persona que llegó a tener un 63% de aprobación en octubre de 2010.

- Al parecer, se esperaba mucho más de su gestión…
- Lo que ha pasado es que ha habido un desencanto, una frustración de expectativas que fueron obviamente exageradas. Con su personalidad, fuerza y capacidad para proponer ideas novedosas y sacarlas adelante, creó expectativas muy grandes que hizo que la gente lo eligiera, aunque no les gustara personalmente. Él nunca fue una persona querida, no lo votaron por cariño, más bien fue un voto utilitario y de rechazo a la Concertación.

- ¿Le jugó a favor o en contra el rescate de los mineros?
- Creo que ese rescate, a nivel comunicacional, es lo más costoso que le ha sucedido al gobierno. Fue algo tan espectacular, tan heroíco, que no hizo más que potenciar las expectativas que había hasta entonces. Si este hombre -el Presidente- es capaz de rescatar a 33 personas enterradas a 800 metros bajo tierra, es capaz de solucionar problemas de todo tipo. De ahí en adelante, el gobierno ha tenido un descenso prácticamente permanente. No se puede obviar tampoco que al gobierno en su conjunto le ha faltado un mejor manejo político.

- Que la población percibe…
- Claro, porque el manejo fino de las relaciones humanas con los que lo apoyan, con la oposición, con sus propios parlamentarios e incluso ministros, ha sido hecho con poca pericia. Lo que pasó con el ministro Bulnes en la crisis de educación el año pasado, con el ministro Álvarez en el caso de Aysén, fueron errores absolutamente innecesarios que dañaron al propio equipo interno.

- Y la oposición, ¿ha jugado un rol importante en la baja aprobación del gobierno?
- Entre las posibles causas hay que descartar definitivamente que la acción de la oposición haya cooperado a esta mala evaluación. De hecho, la oposición está aún peor evaluada que el gobierno. El problema está en el gobierno, en cómo se ha planteado, cómo se ha manejado. La Concertación -que no es lo mismo que la oposición- ha sido una mera espectadora, lo que hace pensar que el futuro es más difícil de predecir de lo que uno puede imaginar.

- Quizás otro elemento a considerar es el empoderamiento de una ciudadanía cada día más exigente…
- Absolutamente. Aquí ha habido un cambio social que le está tocando enfrentar a este gobierno de manera inédita y que está afectando a la clase política completa. Es un cambio entre cultural y tecnológico, que al final pone en duda todas las intermediaciones y que hace que la gente sienta que ya no necesita intermediario. ¿para qué quiero tener a un señor sentado en el Congreso si yo puedo directamente expresar mi opinión a través manifestaciones callejeras o redes sociales? Todas las intermediaciones hoy están cuestionadas, incluso en el ámbito religioso. ¿Para qué quiero a los curas, si me puedo relacionar directamente con Dios? Estamos frente a una crisis de representatividad en todos los niveles.

- ¿Hay antecedentes históricos similares?
- No he visto algo similar desde que tengo uso de razón política. Ni siquiera en la gran crisis institucional de 1973. Hoy, la política dejó de representar los intereses de la gente, el nivel de sospecha hacia las instituciones y actores políticos no lo había visto nunca a este grado. Todos están mal evaluados, partidos, gobierno, Congreso. Es un vacío de representación y de liderazgo extremadamente peligrosa, el caldo de cultivo de populismos y caudillismos.

- Esa ha sido una tónica en América Latina. ¿Podemos llegar a eso de verdad?
- En Chile es tal el nivel de rechazo que ni siquiera ha habido el espacio para que caudillos al estilo de los que vemos en Venezuela, Ecuador, Bolivia o Argentina aparezcan. Quizás lo más parecido -aunque no quiero denominarla caudillo- es Bachelet que está donde está, no porque sea socialista o concertacionista, sino porque es ella, un personaje muy atractivo. Que no hayan aparecido todavía habla bien de la madurez de nuestra gente, pero tampoco descarto que en el futuro pueda aparecer algún tipo de populismo o algo más sofisticado.

- Nuestra opinión pública se está dejando llevar demasiado por slogans más que por realidades…
- Es cierto que a veces aparece un tanto frívola, pero yo que me he dedicado a estudiarla, veo que es sumamente sensata a la hora de sus decisiones. En un momento determinado se puede entusiasmar con un personaje como Farcas o como Camila Vallejo, que encandilan, pero a la hora de elegir eso no se traduce en votos. A los actores, por ejemplo, no les ha ido bien en las elecciones.

- ¿Crees que los 5 millones de nuevos inscritos, generarán un cambio radical en este escenario?
- Para las Municipales, no. Probablemente votará el mismo número de gente que hasta ahora. Para las parlamentarias y presidenciales, es muy impredecible pues dependerá si se logra reencantar a la población. Pero me atrevo a hacer una predicción: si en la próxima elección presidencial la gente siente que va a estar obligada a elegir entre Concertación y Alianza, va a votar menos gente, porque estas dos coaliciones tienen hoy el 60% de rechazo. Si no hay renovación -y no la veo cerca- nuevos liderazgos, capacidad de pensar alternativas nuevas, si, en definitiva el menú sigue siendo el mismo, simplemente, como el voto es voluntario, mucha gente se quedará en su casa.

- ¿Cómo explicas que la Concertación tenga un 19% de aprobación y la oposición 38%?
- Eso muestra la situación terminal en que está la Concertación. La política chilena se ha complejizado y la oposición es mucho más diversa y abierta. Lo que dicen esos números es que oposición y Concertación son cuestiones absolutamente distintas. Ahí está ME-O, el PC y un sector no politizado que hoy se manifiesta contra el gobierno.

- Y qué significa la aparición de tantos pre-candidatos dentro de la misma Concertación?
- Habla de la disolución de este sector y de lo impredecible que resulta ahora, prever cómo se va a organizar la oposición en general. Ahora, no es malo que surjan muchos nombres, aunque algunos sean pintorescos, porque al final eso se va a decantar en el momento que Bachelet decida ir como candidata.

- ¿Y crees que lo será?
- Pienso que el hecho de no pronunciarse, es una manera de decir que sí, que va a ser candidata y que en algún momento de este año lo va a anunciar. Esto, porque si deja pasar más tiempo y se mantiene la incertidumbre, le habría hecho un daño enorme a su sector. Sería muy irresponsable de su parte y ella no lo es.

- ¿Es importante también para la centro-derecha que se acabe esa incertidumbre?
- Siempre es bueno saber con quién se compite, pero aún en el caso que Bachelet no fuera candidata, las posibilidades de un segundo gobierno de centro-derecha son ciertas. Las encuestas hay que leerlas con cuidado. Si bien hay un rechazo al presidente Piñera, la acción del gobierno está siendo bien evaluada en distintas áreas. Eso se traduce en un hecho que es incontrarrestable: los ministros son bien evaluados, por lo que hay un reconocimiento que el gobierno lo está haciendo razonablemente bien, independiente del desencuentro con el Presidente, que obviamente no será candidato. La Alianza tiene una buena opción, aún corriendo contra Bachelet, porque las encuestas están midiendo hoy un escenario que es falso.

- ¿Por qué?
- Porque están midiendo a Bachelet contra Golborne, contra Allamand o Longueira y la elección presidencial no va a ser así. Probablemente van a ir cuatro o cinco candidatos alternativos, de izquierda, de centro, progresistas, etc. La primera vuelta va a ser muy distinta. Hoy ninguna encuesta, puede realmente reproducir el clima que se vivirá. Recordemos el daño que le hizo ME-O y Arrate a la candidatura de Frei. Fue tremenda. El escenario para la centroderecha es mucho mejor. Tienen mucha más capacidad de organizarse por el hecho de ser gobierno y lo más seguro es que lleve un solo candidato frente a varios de la oposición.

- ¿Es mejor el escenario, incluso a pesar de estos resultados tan negativos?
- A pesar de los malos resultados del gobierno en este momento, nada asegura cómo será la elección presidencial. Quizás el mejor paralelo de esto es que la presidenta Bachelet terminó con un 80% de aprobación y perdió. La aprobación o rechazo a un gobierno no significa que se herede lo bueno o lo malo al siguiente. Eso ya lo vimos. Por otra parte, la centro derecha en Chile representa más del 40% del electorado, un dato duro que no debe olvidarse.

- Qué será más importante a la hora de elegir candidatos. ¿La experiencia política o el carisma?
- Ha sido notable como -luego de casi un año y medio del tema de los mineros- ha logrado mantenerse separado de toda la contingencia. No lo afectó la crisis de la educación ni la de Aysén. Pareciera levitar por encima de todo y eso habla bien de cómo está siendo percibido y le da una posibilidad. Pero, independiente de la novedad y frescura que representa, la experiencia política también es un factor que entra en la balanza de los elegidos, Bachelet, no sólo tiene su parte carismática, también experiencia de gobierno y ese es un activo.

- ¿Qué rol jugarán los partidos políticos en la definición de candidatos?
- Los partidos se han negado a aceptar la crisis que están viviendo y que han perdido legitimidad para designar candidatos entre cuatro paredes. Las primarias ya son una realidad y por eso extrañan posiciones como las de Andrade. La Concertación ya cometió el error con Frei y me imagino que no querrán repetirlo.
Fuente:

Saludos
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