Cuatro de mayo. Las calles de gran parte de Chile se colman de animalistas y La Serena no es la excepción. Ellos están furiosos y marchan por quienes, dicen, son sus hermanos pequeños.
Hay de todas las edades, hombres y mujeres, con alegóricos trajes carnavalescos gritando consignas en contra de lo que consideran una aberración: Las modificaciones a la Ley de Caza.
Y es que mientras todos estaban preocupados por el resultado del diferendo marítimo con Perú ante La Haya el 27 de enero recién pasado, la Contraloría General de la República tomaba razón del decreto emanado desde el Gobierno que cambia el artículo 65 de la disposición legal ampliando la lista de animales considerados como “dañinos” de 17 a 21, incluyendo al zorro chilla o gris y al ciervo exótico, a los que ahora se podría cazar.
Esto ya fue una afrenta para los animalistas. Pero lo fue más aún cuando se enteraron de que la tercera especie que ingresaba a la fatídica lista era nada más y nada menos que el perro salvaje, bravío o asilvestrado. Daniela Molina, presidenta de la agrupación animalistas La Serena-Coquimbo, organizadora de la marcha del día martes, fue quien hizo de vocera de la indignación que sintieron por lo que consideraron una “ley ilegal. Esta normativa no tiene ni pies ni cabeza, y fue introducida ocultamente, ya que nadie supo nada hasta que el decreto ya estaba en la Contraloría”, criticó Molina.
La animalista además agregó que la disposición es ambigua, ya que habla de “perros asilvestrados” los que, según ella, no serían fáciles de identificar. “En general la gente no distingue entre lo que es un perro silvestre y un perro abandonado. Nosotros no estamos a favor de la caza de ninguna de estas dos especies, pero la nueva normativa va a dar pie a una matanza indiscriminada de perros, ahora cualquiera se va a sentir con el derecho a eliminar los animales porque estarán amparados por la ley”, dijo una sentida animalista.
Para Daniela Cortés, otra amante de los animales y quien también se ha estado manifestando para que las “autoridades recapaciten” y no se autorice la caza de perros, la noticia fue un verdadero “golpe bajo”. Y es que ella no tiene dudas de que esta disposición es una medida encubierta para autorizar la matanza de perros abandonados. “El Estado no puede hacerse cargo del problema y ahora lanzan una medida facilista porque han sido inoperantes. Con esto, nos están demostrando que no tienen una conciencia valórica animal”, sostuvo.
“Animales dañinos”
Pero más allá de las consideraciones de los animalistas, las modificaciones legales no nacen de la nada. Y el principal argumento para autorizar la caza de perros salvajes es que este animal, en determinadas circunstancias, estaría provocando una merma para la fauna silvestre de algunos lugares de Chile, desde la Región de Coquimbo hacia el Sur, que es desde donde regirían las nuevas disposiciones de la Ley de Caza. Y es que los canes bravíos, a partir de ahora, son considerados “animales dañinos”, los que por norma general pueden ser capturados. Pero, ¿qué se entiende por esta denominación? Según la Ley, un animal dañino es “el que por sus características o hábitos naturales o adquiridos, está ocasionando perjuicios graves a alguna actividad humana realizada conforme a la Ley o causando algún desequilibrio de los ecosistemas en que desarrolla su existencia”, consigna la normativa. Y claro, particularmente en la zona, los perros asilvestrados estarían ocasionando graves problemas al campesinado y fundamentalmente a los crianceros ya que las pérdidas que éstos tendrían debido a los ataques de los canes, serían inmensas. Por ello, la nueva Ley de Caza se justificaría. Así, al menos, lo cree el diputado Mario Bertolino. “Se entiende que la Ley no se refiere al perro que está en la calle, sino al salvaje”, acota el diputado. “Lo que se estaría autorizando es la caza de los perros que generan un daño a la ganadería, y desde ese punto de vista estaría bajo la norma. Yo estoy de acuerdo en que este tipo de medidas deben concretarse, porque estos animales originan pequeñas manadas y están pasando a ser un depredador de esta área productiva”, agrega el legislador.
Aquello es ratificado por los propios crianceros de la zona quienes han visto cómo estos perros los han hecho perder dinero y a veces, incluso, correr peligro.
Cecilia Alfaro, presidenta del sindicato de ciranceros de Coquimbo hace un crítico diagnóstico del mal que generan los animales. “El problema hay que solucionarlo, no tenemos cómo lidiar con ese problema, el animal que más daño nos causa es el perro. Aquí lo hemos hablado nosotros, todos porque son salvajes, se juntan en jauría y son un peligro”, indica Alfaro.
Pero el perro no sería su único problema, asegura que, además, tienen que lidiar con la terrible sequía que enfrenta la región, “con los pumas y también los zorros, que matan a nuestro sustento. Porque no crean que sólo son los perros. Por eso la Ley me parece que está bien, pero hay que estar consciente también de que aquí la culpa de que estén esos perros salvajes es de la misma gente, porque en su mayoría son animales que han tenido dueño y los vienen a botar, y si llegan acá, bueno, vamos a tener que hacer cumplir la Ley”, consigna.
Sin embargo, en el sector del agro, contrario a lo que podría suponerse no existe una opinión generalizada y Patricio Hevia, del Consejo Regional Campesino tiene una impresión distinta. Él indica que está consciente del problema sin embargo, no está de acuerdo con la solución. “No queremos que frente a la situación, la respuesta que se entregue sea algo ilógico, que toda la gente empiece a salir con una escopeta a matar perros. Yo no estoy de acuerdo con estas modificaciones, entiendo el problema de las jaurías, pero la solución no está en un arma, hay otras formas”, indica Hevia.
El SAG responde a las críticas
Los críticos del polémico decreto que modifica la Ley sindican a un solo responsable: El gobierno con su entidad responsable del tema, el SAG (Servicio Agrícola y Ganadero).
Y es que las interrogantes con respecto al alcance de la normativa y al cómo se aplicaría son demasiadas: ¿Influirá esto en los perros abandonados tal como consignan los animalistas?, ¿Cómo se determinará cuándo un can es silvestre o no? ¿quién fiscalizará que efectivamente estos perros sean cazados conforme a las nuevas disposiciones? Aquello es lo que la entidad gubernamental pretende responder.
En una primera instancia, se manifestaron a través de un comunicado de prensa, el día previo a la marcha de los animalistas. En él aclaran que la Ley está en tramitación, que aún no se ha oficializado y que los canes a los que se alude “no tienen ninguna relación con los perros abandonados de las ciudades. Las jaurías de perros son carnívoros y procuran su alimento cazando, generando con esto un fuerte impacto (…). Los perros vagos son los que deambulan en el medio urbano y subsisten gracias al cuidado de personas sin causar daño alguno, no son parte del reglamento”, consignan.
Del documento se desprende también que no sería difícil distinguir entre un perro vago y uno asilvestrado. “El comportamiento de los animales domésticos es completamente distinto al de los salvajes o bravíos, estos últimos andan en jauría, mantienen una actitud agresiva y sus reacciones ante el ser humano son completamente diferentes a las que tiene un animal doméstico o que convive con personas”, agregan en el documento.
Pero este comunicado de prensa no fue suficiente. Insistimos y logramos comunicarnos con el director (S) del SAG Región de Coquimbo, Jorge Sáenz, quien recalcó una vez más que estas modificaciones a la Ley eran necesarias debido a la proliferación de perros salvajes, sobre todo en la Región de Coquimbo. “Aquí, en la zona, han generado pérdidas en el ganado caprino y daño a las aves sueltas. Esto se produce porque esos animales son abandonados en lugares no habitados y van adquiriendo hábitos salvajes (…) Esta es una medida precautoria para los ganaderos, para que puedan defenderse de los ataques, dentro de la Ley”, precisó.
En relación a cómo será la fiscalización para que efectivamente la norma no dé pie a una matanza indiscriminada tal como sostienen los animalistas, Sáenz señala que ellos sólo están estableciendo un marco regulatorio y no aclara el cómo cautelarán que se cumpla. “Lo que pasa es que la ley es la ley, es sólo un marco regulatorio, la esencia no tiene que ver con que nosotros estemos día a día vigilando. Pero sí, ahora, la persona va a poder actuar como en una especie de ‘defensa propia’”, enfatiza Sáenz.
"La lucha sigue"
Pese a las explicaciones del Gobierno, los animalistas no están conformes. Y es que están convencidos de que las modificaciones son impracticables debido a que es imposible fiscalizar y además sostienen que dará pie a matanzas indiscriminadas. “Ellos están equivocados, el matar no es la forma de solucionar los problemas. Aquí lo que se requiere es trabajar en el tema de fondo que es la tenencia responsable de de los animales, porque en Chile no hay perros salvajes y para que un animal haya llegado a vivir en esas condiciones, primero un ser humano tuvo que irlo a botar”, sostiene, anunciando que no cesarán en sus protestas si las modificaciones legales llegan a ver la luz.
Ariztía entrega sus razones
••• De visita en la región, director nacional de Indap y ministro (S) de Agricultura Ricardo Ariztía también justificó las modificaciones a las Ley de Caza y aseguró que los animalistas, simplemente han sobrerreaccionado y que no habrían entendido lo que se pretende realizar. “Muchas veces se reacciona sin leer los documentos y sin entender de qué se trata, porque lo que nosotros estamos planteando como Ministerio de Agricultura y como SAG es poder buscar la forma de terminar con las jaurías de perros salvajes que es muy distinto a que conversemos de las mascotas o los perros vagos de la ciudad, son dos aspectos diferentes”, expresó Ariztía.