Cuando los gobiernos se reúnan en Río +20, en junio, un resultado decisivo, positivo y clave para el planeta y sus habitantes podría ser el logro de un compromiso global respecto a los informes de sostenibilidad corporativa.
Por Achim Steiner, director ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA);
Mervyin King, presidente del International Integrated Reporting Committee;
Steve Waygood, director jefe de Inversiones de Aviva Investors;
David Pitt-Watson, presidente de Hermes Focus Asset Management y presidente de la Comisión de Inversiones de la Iniciativa Financiera del PNUMA;
Herman Mulder, presidente del Consejo de Administración de la Global Reporting Initiative.
Cuando los gobiernos se reúnan en Río +20, en junio, un resultado decisivo, positivo y clave para el planeta y sus habitantes podría ser el logro de un compromiso global respecto a los informes de sostenibilidad corporativa.
Desde la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro, en 1992, un número creciente de empresas ha venido incorporando los temas ambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) a sus operaciones y modelos de negocio.
Alrededor de una cuarta parte de las empresas encuestadas por Bloomberg está incluyendo y divulgando algunos de estos elementos en sus informes anuales junto con los flujos de efectivo, las deudas y los pasivos.
Mientras tanto, varias bolsas de valores, desde Estambul y Johannesburgo a Sao Paulo y Singapur, están exigiendo un compromiso serio en los temas ambientales, sociales y de gobernanza, por parte de sus empresas cotizadas.
También han surgido índices de sostenibilidad en algunas agencias de evaluación internacionales y bolsas de valores, incluyendo el Índice de Sostenibilidad del Dow Jones, el FTS4Good y el Índice Global de Sostenibilidad del NASDAQ.
Este avance es bienvenido: permite a los fondos de pensiones, accionistas y otros inversores, escoger empresas en las que la sostenibilidad es primordial – entre otras razones porque hay buenas evidencias de que estas empresas funcionan mejor, gestionan los recursos naturales de manera más eficiente, han reducido la huella de contaminación, son menos propensos a las crisis en un mundo globalizado y menos vulnerables al riesgo de mala reputación.
También está ayudando a los gobiernos a través de una amplia gama de desafíos, desde cumplir los objetivos de emisiones de gases de efecto invernadero, al monitoreo de mejoras en salud y seguridad para trabajadores en todos los sectores y regiones geográficas.
Sin embargo, no es suficiente: de hecho, la Corporate Sustainability Reporting Coalition (Coalición Corporativa de Informes de Sostenibilidad) -una alianza de fondos de pensiones e inversores con dos billones de dólares en activos bajo su gestión, junto con agencias de la ONU y diversas ONG- concluye que los acuerdos voluntarios existentes han alcanzado sus límites.
El momento es propicio para un marco de política global sobre los informes de sostenibilidad corporativa, y es esencial a fin de entregar la información, la transparencia y la comparabilidad básicas necesarias para seguir adelante y ayudar a acelerar la transición hacia una economía verde global.
¿Por qué? En primer lugar, varios países, entre ellos China, Dinamarca, Ecuador, India, Noruega, Singapur y el Reino Unido han creado recientemente leyes, procedimientos, directrices y normas, en consonancia con la convención propuesta. Estas herramientas deben ser bienvenidas. Pero lo que necesitan los negocios no son muchas normas diferentes, sino un acuerdo global común sobre la elaboración de informes. Será más eficaz y tendrá menor coste.
En segundo lugar, muchos de los componentes que sostienen un marco global potencial ya existen, a través de esfuerzos voluntarios como la Iniciativa de Reporte Global fundada por el PNUMA, la Global Compact, el Carbon Disclosure Project, el International Integrated Reporting Council, que aboga por los informes integrados- constituyendo una representación holística de la situación de una compañía y, respecto a los informes de sostenibilidad, un peldaño para lograr dicha representación.
En tercer lugar, una encuesta realizada en la bolsa halló que el 80% de los encuestados quería un enfoque global de los informes de sostenibilidad; solo el 30% se opuso a que se convirtiera en preceptivo.
Algunos países y empresas pueden temer que un marco de política global, como una convención, pudiera convertirse en una camisa de fuerza burocrática o un costoso freno sobre los beneficios. Este no es necesariamente el caso.
De hecho, la experiencia hasta la fecha en todo el mundo ha mostrado una imagen de cómo los beneficios de los informes de sostenibilidad corporativa pueden ser cosechados sin convertirse en una extensión de la burocracia, y de que tener un estándar global no tiene por qué implicar un enfoque único para todos los casos.
Los gobiernos pueden tener la flexibilidad para aplicarlo en una variedad de formas, ya sea a través de nuevas leyes, de las leyes empresariales existentes, o a través de autoridades como las bolsas de valores nacionales.
Una vez aprobado en el ámbito nacional, el cumplimiento por parte de las empresas individuales se podría hacer sobre la base de "informar o explicar", pasando de la situación actual, en la que las empresas deciden si realizan informes de sostenibilidad, a una en que las empresas tendrían que decidir si quieren evitar hacerlos.
En otras palabras, correspondería al consejo de administración de las empresas definir lo que es sustancial y debe incluirse en un informe, por un lado, y lo que es insustancial y solo debe ser explicado a reguladores y accionistas.
Día tras día, hay un flujo de entrada y salida de inversiones por valor de miles de millones de dólares en todo el mundo, parte del cual está ayudando a generar las condiciones para una transición a una economía verde baja en carbono, eficiente en el uso de los recursos, y que genera empleos.
Un compromiso global sobre los informes de sostenibilidad podría ayudar a acelerar y ampliar drásticamente estos flujos de inversión positivos, y servir de puente para la brecha existente entre la ambición y la realidad de un futuro sostenible.
El impulso está ganando terreno rápidamente entre inversores responsables, un número creciente de empresas, y sectores de la sociedad civil orientados al futuro.
En unas pocas semanas, se presentarán una serie de compromisos ante los líderes mundiales en Río de Janeiro - llevar los informes de sostenibilidad a un nivel más alto, más extendido y con una mayor base legal, idealmente en forma de una futura convención, debería situarse firmemente en su radar como una opción de política inspiradora, garantizada para aportar resultados ambientales, sociales y económicos potentes
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
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