Amargas, duras, pero sobre todo tensas, así han sido las últimas semanas para la ministra de Justicia, Javiera Blanco, que ha estado en la mira de todas las críticas políticas por los conflictos que en paralelo han salido a la luz pública en las áreas más sensibles de su gestión: Gendarmería y Sename.
Es la figura del gabinete que tiene la llegada más directa con la Presidenta Michelle Bachelet, una relación privilegiada, pero la debilidad que evidencia en estos momentos obligó a que desde La Moneda y la Nueva Mayoría salieran a blindarla políticamente, para evitar que escalen los cuestionamientos a las falencias que arroja su gestión y la pongan en jaque.
Tiene fama de ser muy aplicada, matea, inteligente, que tiene "talento político", que escucha, que es solvente y encantadora, lo que le abre muchas puertas en momentos clave de negociación política. Además, tiene llegada y goza de una buena evaluación transversal, tanto en el grueso del oficialismo como en la derecha, donde su pasado al alero de Fundación Paz Ciudadana le permitió obtener buenas redes políticas y gozar de la venia permanente de sectores de la oposición, especialmente del otrora todopoderoso Agustín Edwards, su diario y su entorno.
Hizo gala de eso el año pasado, cuando lideró en el Senado las tratativas dirigidas a asegurar la elección de Jorge Abbott como Fiscal Nacional, para evitar un traspié como el que había vivido el entonces ministro del Interior, Jorge Burgos, con la fallida postulación de Enrique Rajevic a la Contraloría General.
Pero hoy, en reserva, se le critica a Blanco desde el oficialismo, el Congreso y La Moneda por haber esquivado la toma de decisiones complejas, "quebrar huevos", no ha querido arriesgarse y, por ende, pagar los costos de adoptar ciertas decisiones ministeriales, precisamente para no hipotecar su capital político de cara a las próximas elecciones parlamentarias.
En definitiva, en Palacio reconocen que el escenario actual en gran medida se debe a que no resolvió en su momento, cuando pudo, temas clave que pudieron desactivar o al menos aminorar los incendios políticos que se desataron en paralelo las últimas semanas.
El caso de la jubilación de 5,2 millones de pesos de la ex esposa del diputado PS, Osvaldo Andrade, que trabajó más de 20 años en Gendarmería, fue la mecha con la que se incendió la pradera en Justicia. Eso puso en el foco de los cuestionamientos públicos los altos montos de las pensiones en dicha institución, puntualmente las de 187 ex funcionarios, como también dejó en tela de juicio la venia parlamentaria para no aplicar el techo de 60 UF a los retiros, situación que desató la molestia de los suboficiales de Gendarmería y los rangos más bajos de la institución.
Luego vino el anuncio ministerial de despidos masivos –que se concretarían hoy viernes 15 de julio– a más de 100 funcionarios de Gendarmería por el uso de licencias médicas fraudulentas. En este cuadro, el miércoles 13, al final del día y tras una reunión con la ministra Blanco, se hizo pública la renuncia del director de Gendarmería, Tulio Arce.
Entremedio, Blanco enfrentó un fuerte gallito político a fines de la semana pasada, que concluyó con la salida del subsecretario de la Segegob, el radical Osvaldo Soto, luego que el jueves 7 apareciera enEl Mercurio afirmando que "hay graves debilidades en los equipos técnicos de la ministra de Justicia, debería hacer un análisis de eso".
La crítica que hizo Soto se enmarcaba en un informe de la Contraloría sobre una denuncia que se realizó en febrero por un déficit de más de dos mil millones de pesos en la Corporación de Asistencia Judicial (CAJ) y contrataciones de personal en el período en que la ex autoridad PR fue su director.
"Las grandes denuncias se descartaron, por ejemplo, no hubo contrataciones millonarias ni el déficit es de mi gestión, ni tampoco contrataciones de operadores políticos, como se dijo (…) son funcionarios del Ministerio de Justicia los que estaban informados del déficit. Aquí no es como se quiso hacer ver: que se descubrió un déficit. Yo en febrero informé y así como existen debilidades de tipo administrativo en la Corporación, la ministra debería hacer un análisis de los equipos técnicos de que dispone", afirmó Soto en el diario.
En La Moneda aseguraron ese jueves que sus declaraciones desataron la ira de la ministra Blanco, la que pidió la salida del subsecretario y, como esta no se concretó ese día, habló directamente del asunto con la Presidenta Michelle Bachelet el viernes 8, según confirmaron diversas fuentes gubernamentales.
Esa mala semana terminó para Blanco con un par de guindas para la torta.
La encuesta Adimark arrojó que la ministra es la peor evaluada por la opinión pública de todo el gabinete, con un 27% de apoyo, después de sus pares de Salud, Carmen Castillo (32%), y de Educación, Adriana Delpiano (31%), posición que comenzó a registrarse a fines del año pasado como consecuencia directa del paro que enfrentó por 39 días de los funcionarios del Registro Civil.
Fue, asimismo, el epicentro de críticas mediáticas y en redes sociales, a pesar de disculparse inmediatamente y corregir la equivocación, por usar erróneamente la palabra "stock" para referirse a los niños de los centros Sename durante una sesión de la comisión investigadora de la Cámara Baja.
Si el caso de la pequeña Lissette Villa Poblete, de 11 años, que murió la primera quincena de abril al interior de un recinto del Servicio Nacional de Menores (Sename), desató una ola de reparos a la deficiente situación que hay en distintos centros de esa institución e incluso la creación de una comisión investigadora de la Cámara de Diputados, a finales de mayo se conoció un duro informe de la Contraloría que fiscalizó a casi un centenar de estos, y que concluyó evidenciando la existencia de problemas como falta de infraestructura adecuada, falencias de capacitación y carencia de habilidades del personal a cargo de los menores de edad, además de un inadecuado seguimiento de los casos.
A principios de esta semana, el Ministerio de Justicia entregó al Congreso un informe –solicitado vía oficio a principios de mayo por el diputado René Saffirio– que determinó que, desde 2005 y hasta mayo de este año, hubo 185 niños que fallecieron estando bajo el cuidado del Estado: 134 murieron en recintos de salud, 49 se encontraban en centros colaboradores y otros dos en centros propios del Sename.
La derecha no desperdició la oportunidad ni el conflictivo escenario. Tras anunciarlo públicamente en la semana, ayer concretó la presentación de una interpelación a la ministra Blanco para que explique a la Cámara de Diputados su responsabilidad en la situación del Sename, así como en las cuestionadas pensiones en Gendarmería.
Una decisión polémica, que no contaba con el visto bueno ni la aprobación de la mitad de la derecha, puntualmente de los senadores, donde hay una buena evaluación del desempeño de Blanco. Ahí consideran que, si bien se han juntado todos los problemas del sector Justicia, no se debe a la gestión de la ministra sino que a falencias que se arrastran hace años en cada institución hoy incendiada.
En la Nueva Mayoría dicen que Blanco tiene falencias de gestión política, que no se adelantó a ninguno de los problemas de su cartera, sino que solo ha reaccionado una vez que explotaron, pero igual consideran un grave error de la derecha interpelarla, porque con eso solo consiguen que toda la coalición se alinee tras ella. En el Gobierno aseguraron que no existe el escenario para pensar en moverla de Justicia, que esa no es la mejor solución en estos momentos y que el camino es blindarla, lo que se hizo ayer.
Por el Ministerio de Justicia desfilaron parlamentarios y dirigentes de toda la Nueva Mayoría, le dieron su apoyo público, fustigaron a la derecha por aprovecharse políticamente de la situación. El jefe de los senadores DC, Andrés Zaldívar, menifestó que Blanco "tiene capacidad y espaldas para enfrentar cualquier situación que se pueda presentar. Pero en este momento que hay una situación de crítica y muchas veces muy injusta, tenemos que hacerle un reconocimiento, porque es una ministra que está cumpliendo sus funciones, que tiene mucha capacidad y conoce los temas que tiene que abordar (…) hay que darle todo el respaldo que sea necesario".
En reserva, se le critica a Blanco desde el oficialismo, el Congreso y La Moneda por haber esquivado la toma de decisiones complejas, "quebrar huevos", no ha querido arriesgarse y, por ende, pagar los costos de adoptar ciertas decisiones ministeriales, precisamente para no hipotecar su capital político de cara a las próximas elecciones parlamentarias. En definitiva, en Palacio reconocen que el escenario actual en gran medida se debe a que no resolvió en su momento, cuando pudo, temas clave que pudieron desactivar o al menos aminorar los incendios políticos que se desataron en paralelo las últimas semanas.
También se reunieron con ella la presidenta del PS, Isabel Allende, los senadores socialistas Juan Pablo Letelier y Carlos Montes, durante la tarde fue el turno de la bancada PPD, liderada por el diputado Ramón Farías, y representantes del Partido Radical.
La doctrina del shock
Por ley, la tarea principal de los subsecretarios es llevar las riendas cotidianas de los ministerios, en sus manos está la administración interna de estos, son los colaboradores directos de los secretarios de Estado, por lo tanto, están encargados de coordinar las acciones de los órganos y servicios dependientes de cada cartera. En el oficialismo y La Moneda concuerdan que eso es precisamente lo que no ha sucedido en el Ministerio de Justicia y que el subsecretario, Ignacio Suárez, es en gran medida responsable por los problemas que enfrenta hoy dicha repartición.
"El subsecretario no ha hecho la pega", sentenció un alto dirigente de la Nueva Mayoría, diagnóstico que es plenamente compartido en Palacio, donde aseguraron que hay "una gran responsabilidad de él en el escenario actual".
Hace rato que en el Gobierno hay una evaluación deficiente de la gestión de Suárez, al punto que desde diciembre al menos existe claridad interna en el ministerio respecto a que, apenas se consolide el ajuste de subsecretarios, él está en la nómina para salir del gabinete y así se le habría notificado hace meses.
Suárez, abogado de la Universidad de Chile y DC, fue nombrado como subsecretario de Justicia en marzo de 2015, tras la salida del también militante de la falange, Marcelo Albornoz. Los temas de dicho ministerio no le son ajenos, ya que previamente fue jefe jurídico del Servicio Médico Legal y después se desempeñó como jefe de la División de Reinserción Social de esta cartera.
A pesar de eso, en el oficialismo aseguran que la principal carencia que hay en Justicia es la falta de articulación política, la que debería ser responsabilidad del subsecretario y que es precisamente lo que no ha sucedido, impactando directamente a la ministra Blanco. "Los subsecretarios son los encargados de ser los fusibles, de estar en lo cotidiano y eso aquí no ha sucedido", añadió un parlamentario de la NM.
Es la misma explicación que se da al interior del Gobierno sobre la tensión que hay con las asociaciones de funcionarios del ministerio, como la Asociación de Gendarmes, que pidió la salida de la ministra y que, a través de un comunicado, sentenció que Blanco "siempre ha mantenido una actitud altanera y arrogante. Su indisposición al diálogo se torna inconcebible en un momento en que la institución requiere más que nunca de una relación constructiva, muy lejana a lo que ha demostrado hasta ahora, incapacitada de comprender el complejo escenario que hoy atraviesa no solo Gendarmería".
El blindaje oficialista a Blanco es reforzado con una "estrategia de shock" desde Justicia, precisamente para comenzar a apagar rápidamente los distintos incendios.
Al final de la tarde ayer, se anunció que el nuevo director de Gendarmería será el PPD Jaime Rojas Flores, quien cumplía funciones en el Ministerio del Interior y en gobiernos anteriores fue jefe de gabinete más de una vez de Francisco Vidal.
"Tiene manejo", afirmaron en el Gobierno. "Es hombre de Aleuy y claramente este tomó el control de la crisis, Rojas tiene su mismo estilo y viene de hacer inteligencia fina en materia de conflictos, le dicen el 'chupacabras', quizá la Javiera no vea la pelota nunca más", señala una autoridad gubernamental que conoce a Rojas.
En el Ministerio aseguraron que durante la jornada de hoy se concretarían los despidos por el tema de las licencias médicas en Gendarmería, se están analizando las modificaciones a los equipos regionales, como también la reestructuración de los equipos internos en el Sename. La próxima semana la ministra Blanco comenzaría visitas en terreno a diferentes centros de menores y se evalúa la creación de una comisión de "hombres probos" que fiscalice permanentemente el trabajo con los menores de edad que están bajo el cuidado del Estado.
En la Nueva Mayoría y el Gobierno creen que la interpelación terminará siendo una buena oportunidad para la ministra Blanco, para cerrar esta estrategia de shock y mostrar esta lista de acciones concretas para terminar los flancos de críticas. "Es matea y, por lo tanto, es una oportunidad para lucirse", aseguraron en la coalición.
Sabido es en el oficialismo que la ministra Blanco es una de las "favoritas" de Bachelet. Después de la salida del Ejecutivo del otrora hombre de confianza de la Mandataria, Rodrigo Peñailillo, la titular de Justicia quedó como una solitaria sobreviviente del reducido núcleo que cuenta con la confianza de la Presidenta.
El lazo entre ambas se gestó durante la primera administración bacheletista, en la que Blanco se desempeñó, por esos cuatro años, como la primera mujer a cargo de la Subsecretaría de Carabineros. Cuando la Presidenta volvió a Chile para asumir la campaña el año 2013, Blanco asumió la primera línea en el comando como vocera y, tras el triunfo electoral, fue nombrada ministra del Trabajo.
"Tiene todo el respaldo de la Presidenta de la República, que es el más importante", dijo ayer el senador Zaldívar.
Un apoyo férreo que hasta ahora ha blindado políticamente a la ministra de Justicia, según reconocen en el Gobierno, al punto que su situación llevó a que en la semana se optara por congelar los ajustes de autoridades que están en carpeta, para no exponerla.
Pero hay quienes advierten que el hecho de ser "la regalona" de la Presidenta no implica que su blindaje político sea indefinido y más de uno en La Moneda recordó por lo mismo, estos días, la situación de Peñailillo, quien también era el preferido de la Mandataria, su "hijo político", su brazo derecho, el que gozaba de su confianza plena y, pese a lo cual, fue sacado del gabinete.
"A la ministra Blanco la puede afectar el síndrome Peñailillo", advirtieron en el Gobierno, entendiendo que la Presidenta hace meses que no logra salir del fondo en las encuestas, lo que –agregaron– le estrecha el espacio de maniobra si estos temas sensibles a la opinión pública, como las pensiones, las licencias y los niños del Sename, terminan convertidos en un búmeran para La Moneda.