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lunes, mayo 01, 2017

JUAN CARLOS VALDA EN EL DIA DEL TRABAJO


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Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
Diplomado en Gerencia en Administracion Publica ONU
Diplomado en Coaching Ejecutivo ONU( 
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martes, abril 25, 2017

Enrique Dans : Compañías Intangibles

Compañías intangibles

Posted: 23 Apr 2017 11:04 PM PDT

Decentralized Autonomous Organization (DAO)

¿Qué es una compañía? Básicamente, un conjunto de accionistas que destinan unos recursos a una actividad comercial o industrial, un propósito común para el cual organizan a una serie de empleados que enfocan sus diferentes talentos y organizan sus habilidades o recursos disponibles colectivamente para alcanzar unas metas específicas y declaradas.

¿Qué pasaría si, haciendo un ejercicio de abstracción, tratásemos de reducir esa estructura a lo mínimo imprescindible? Si definimos el objetivo de la compañía de manera transparente, permitimos que entren los accionistas, y creamos un sistema transparente de toma de decisiones descentralizada, sin necesidad de ningún tipo de directivo o de sistema de control más allá del funcionamiento de esos mecanismos, ¿con qué nos encontramos?

Un interesante y accesible artículo en Venture Beat habla sobre las organizaciones descentralizadas y autónomas, conocidas como DAO, que algunos consideran como "las compañías del futuro": una estructura carente de dirección física, sin empleados y sin ninguna persona en papeles directivos. Unicamente con una serie de contratos con profesionales externos, cuya actividad es controlada y registrada a través de blockchain.

Un modelo de gobernanza totalmente distribuido en el que las decisiones se toman simplemente cuando los accionistas apoyan o retiran su apoyo a los contratos presentados o en curso de realización, de manera que aquellos que no cumplen o no lo hacen al nivel adecuado son eliminados de la organización de manera rápida y eficiente. Plantéate cualquier compañía, y trata de reimaginártela con la totalidad de los flujos de trabajo que la integran llevados a cabo por profesionales independientes, mediante contratos que son controlados a través de un registro infalible. La organización decide qué profesionales hacen qué cosas, establece unas reglas para esos contratos, los paga cuando son entregados, y sustituye a esos profesionales si no cumplen o no lo hacen al nivel adecuado. El incentivo a que esos contratos se lleven a cabo de la mejor manera posible es tan simple como que si no son entregados a tiempo o no responden a la calidad esperada, dejan de trabajar con la organización, porque los accionistas retirarían su apoyo a ese contrato. La compañía pasa a ser simplemente una serie de contratos gestionados de manera descentralizada y completamente transparente, y dado que se trata únicamente de una serie de personas que han destinado unos fondos a un proyecto común, sin necesidad siquiera de constituir legalmente ninguna entidad para dar soporte, y que pueden estar en cualquier lugar del mundo, sería difícil incluso especular acerca del sistema legal al que deben responder sus actos.

El primer intento de crear una DAO fue una compañía llamada precisamente The DAO, y fue un desastre, una prueba evidente de que las cosas no siempre salen bien al primer intento: tras convertirse en el proyecto de crowdfunding más grande de la historia y lograr fondos equivalentes a 120 millones de dólares en moneda virtual para dedicarlos al capital riesgo, la compañía, que había publicado el código íntegro de su actividad en open source y al que se le habían detectado algunas vulnerabilidades, fue objeto de una intrusión que aprovechó dichas vulnerabilidades y logró hacerse con más de un tercio de sus fondos (aunque finalmente, y tras una decisión que generó una fuerte discusión en la comunidad Ethereum, el contrato fue rescatado y esa transacción fue anulada).

La idea de una DAO se asienta en una máxima de internet: la reducción máxima de los costes de transacción. En el momento en que un sistema puede registrar con total fiabilidad todas las transacciones, la necesidad de estructuras directivas y sistemas jerarquizados para llevar a cabo un control desaparece, y se convierte en ineficiente frente a un modelo completamente descentralizado en el que los accionistas deciden libremente si apoyar o retirar su apoyo a un contrato determinado. Una compañía etérea, virtual e intangible, sin jefes, tan solo la expresión de los intereses de sus accionistas en torno a un proyecto común: organizaciones integradas por personas que llevan a cabo determinadas actividades de manera completamente descentralizada. Por el momento, hablamos de cuestiones puramente experimentales y de posibilidades que se están definiendo prácticamente sobre la marcha. Pero con el tiempo, podríamos estar hablando del futuro de las organizaciones tal y como las conocemos. O cuando menos, marcando una línea a explorar o a seguir…

 

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