En una decisión del 15 de marzo, que viola el principio de precaución, las pruebas científicas y el presunto compromiso de la Unión Europea con la salud pública, la protección de los trabajadores y la defensa del medio ambiente, el Comité de Evaluación de Riesgos de la Agencia Europea de Sustancias Químicas dictaminó que el herbicida tóxico glifosato, ingrediente activo del Roundup de Monsanto, no es cancerígeno.
La ECHA tiene 6 meses para elaborar un informe a partir de esta decisión, que relanzará los esfuerzos por renovar el uso del glifosato en la Unión Europea durante un período prolongado.
Al igual que el informe anterior de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria luego de que el Centro Internacional de Investigación sobre el Cáncer de la Organización Mundial de la Salud clasificara en marzo de 2015 al glifosato como "probablemente carcinógeno para los seres humanos", el Comité de Evaluación de Riesgos basó sus hallazgos en informes inéditos de la industria (ver aquí).
Se descartó notable evidencia de investigadores independientes en un método de ponderación de las pruebas que prioriza el "riesgo" por encima de la eliminación del peligro. Y el informe fue emitido dos días después de que un tribunal de Estados Unidos diera a conocer documentos internos de Monsanto (en inglés) donde se registran los intentos constantes de la empresa por elaborar estudios afines al glifosato y por aplastar los análisis independientes de los organismos reguladores oficiales (ver aquí). El tribunal divulgó los documentos, que revelan el grado de colusión entre Monsanto y la Agencia de Protección Ambiental, en respuesta a una demanda presentada por trabajadores agrícolas que vinculan la exposición al glifosato con el linfoma no Hodgkin, un cáncer que surge en la sangre.
La Comisión Europea debe emitir una decisión definitiva a finales de 2017. Los estados miembros volverán a someter la reautorización del glifosato a votación en el Comité Permanente de Plantas, Animales y Alimentación de la UE; en ausencia de una mayoría especial, la Comisión decidirá.
En Europa, la lucha contra el glifosato y la lucha más amplia por rescatar el sistema alimentario de su adicción a los plaguicidas tóxicos y métodos de producción destructivos, ha llegado de vuelta al punto en que estaba hace un año. Las autoridades públicas han demostrado una vez más hasta qué punto se encuentran presas de la industria a la que están encargados de regular, mientras se continúan acumulando pruebas para prohibir el glifosato.
Ahora más que nunca se necesita la presión pública para sacar al sistema alimentario de la espiral de plaguicidas (ver aquí).
Fuente: Rel - UITA