La posibilidad de que Holanda, miembro de la Unión Económica del Benelux y paladín de la austeridad y la disciplina fiscal, deje de pertener al núcleo duro del euro ya no parece tan alejada.
¿Podrían los Países Bajos perder su mejor calificación crediticia, la triple A? Miembros del exclusivo grupo de la "AAA", los mejores entre los 17 socios de la Eurozona junto a, por ejemplo, Alemania, Finlandia o Luxemburgo, Holanda enfrenta tiempos adversos, lejos de la bonanza a la cual estaba acostumbrada hasta hace menos de un lustro, poco antes de que estallara la crisis de las hipotecas "subprime" en Estados Unidos.
Técnicamente en recesión
Jan Kees de Jager, ministro de Finanzas, de "mano dura".
El pasado 5 de marzo la oficina central de planificación (CPB) anunciaba un dato demoledor: el país está técnicamente en recesión y su déficit público alcanzará en 2012, según las previsiones, el 4,6 por ciento del producto interior bruto (PIB), muy lejos del 3 por ciento, como máximo, que permite Bruselas.
De repente, el país de los tulipanes, patria entre otras empresas de la multinacional de la electrónica de consumo Philips, una de sus joyas industriales, se ve forzado a emprender reformas y recortes como si se tratara de un país del sur de Europa, a la par que los que antes fustigó con sus posturas en Bruselas: Grecia o Portugal, rescatados, al igual que Irlanda, por la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
"Hacemos los recortes no porque lo pida Bruselas, sino porque son necesarios", comentaba el pasado mes de marzo en una reunión del Eurogrupo el primer ministro holandés, Mark Rutte, del liberal de derechas VVD.
Como una dura ironía de la crisis, Holanda, hasta hace poco partidaria de la disciplina contra los socios del euro, generalmente en el sur, que vulneran las normas, se encuentra ahora confrontada a una situación adversa que no se esperaba, y mucho menos su ministro de Finanzas, Jan Kees de Jager, uno de los artífices de la "mano dura" con Grecia, para la cual propuso -junto a Berlín- la creación de un "superagente" de la UE que vigilara la aplicación de los recortes helenos.
"El gobierno holandés jugaba antes al duro de Europa, y ahora se tiene que retractar", asegura Martin van Vliet, economista del grupo bancario holandés ING Group, citado por el Financial Times. Y es que Holanda debe, al igual que los denominados socios periféricos de la moneda única, rebajar su déficit, como mucho, hasta el 3 por ciento del PIB para 2013 como marca la Comisión Europea.
¿Perderá Holanda su estatus de miembro del núcleo duro del euro?
Philips tuvo que eliminar 4.500 puestos de trabajo en 2011.
Es la pregunta, y al mismo tiempo, el temor de Rutte y de sus socios de coalición, el democristiano CDA, que recibe apoyos parlamentarios puntuales del islamófobo Partido de la Libertad (PVV), del polémico Geert Wilders.
"En nuestra opinión, los Países Bajos han abandonado ya el corazón (económico) de Europa", aseguraba el pasado marzo un estudio de Citigroup. Y es que se suman dos problemas: uno estrictamente económico y otro político interno. En lo económico, el gabinete conservador del VVD y el CDA debe negociar con el PVV de Wilders, la tercera fuerza del país, ajustes por valor de hasta 15.000 millones de euros para cumplir con las normas del pacto fiscal de la UE. El dilema es cómo hacerlo sin que la frágil coalición se hunda.
Rutte quiere aplicar la tijera en numerosos sectores del gasto, pero Wilders se opone, por ejemplo, a que se toquen las pensiones o el gasto social. De hecho, hace pocos días amenazó con dejar de apoyar el gobierno si sus exigencias eran ignoradas y, con ello, forzar la convocatoria de nuevas elecciones, apenas dos años después de las anteriores, de junio de 2010.
Para complicar más la situación, el pasado 20 de marzo el gabinete de gobierno perdió -por un solo asiento- la precaria mayoría con la que contaba (76 de los 150 escaños del parlamento) tras la salida del diputado del PVV Hero Brinkman, muy crítico con la página web xenófoba abierta por el partido de Wilders en febrero pasado, en la cual se pedía a los holandeses que denunciaran posibles molestias de los inmigrantes del este de Europa. Brinkman, ahora diputado independiente, prometió seguir apoyando al gabinete aunque con condiciones (dpa).
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
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