Martes 28 de diciembre de 2010 Guadalupe Galván | El Universalmaria.galvan@eluniversal.com.mx
Quien tiene la información, tiene el poder. Y Julian Assange, el fundador de WikiLeaks, la tiene; por eso es, sin duda, el personaje del año 2010. El diario francés Le Monde le concedió ese título. La revista Time se decantó por el creador de Facebook, aunque Assange fue el más votado por el público. Incluso la edición italiana de The Rolling Stone le otorgó el premio a la "Estrella rock del año", al definirlo como "el ángel exterminador de cada secreto del poder... el jefe pop del fin de la diplomacia".
Pero la trascendencia de Assange va más allá. Analistas como Bill Thompson hablan de una era antes y después de WikiLeaks. Y hablar de WikiLeaks es hablar de Assange. Aunque haya más gente detrás del portal de filtraciones que puso en jaque este año a Estados Unidos, Assange es el rostro de WikiLeaks, enemigo jurado del Pentágono, ídolo de hackers y de todos aquellos que busquen descubrir los secretos del país más poderoso del mundo.
Hasta abril de este año, a muchos el nombre de WikiLeaks no les decía nada, aunque ya había lanzado algunos golpes desde su lanzamiento, en 2006. Pero el portal, con múltiples servidores y nombres de dominio que utiliza como protección, se hizo mundialmente famoso en abril de este año, cuando difundió el video de un helicóptero estadounidense que dispara contra civiles desarmados en Irak —suceso ocurrido en julio de 2007, en el que perdieron la vida dos periodistas de la agencia de noticias Reuters.
Seis meses después, WikiLeaks entregó a diarios internacionales como The New York Times, El País Le Monde y The Guardian documentos secretos de la guerra en Irak que revelaban presuntos crímenes de guerra cometidos por las fuerzas de Estados Unidos, así como una elevada cifra de muertes de civiles iraquíes —más de 100 mil. El gobierno de EU dio la voz de alerta: acusó a WikiLeaks de poner en riesgo la vida de soldados en situaciones de conflicto.
Pero nada de eso intimidó a Julian Assange, quien el 28 de noviembre pasado lanzó la mayor filtración de la historia; unos 250 mil cables confidenciales escritos por diplomáticos estadounidenses apostados en diversos países.
Era el cablegate que la secretaria de Estado de EU, Hillary Clinton, definió como un "ataque contra Estados Unidos". Entonces, el país le declaró la guerra a Assange.
Hasta ahora, los cables no han causado mayores daños, aunque sí han obligado al gobierno de Estados Unidos a disculparse con presidentes como la de Argentina, Cristina Kirchner, por haber dudado de su sanidad mental, y a crear una comisión especial de la CIA para "evaluar el impacto de los daños".
Los cables han sido, en resumidas cuentas, un "bochorno" para la diplomacia estadounidense, "chismes", como los definió el presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, al defender a Assange.
El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, se quejó de que filtraciones como estas dificultarán a futuro la diplomacia, porque ya nadie querrá decir nada. Otros citan las palabras del ex presidente estadounidense Woodrow Wilson, quien decía que "la diplomacia siempre deber proceder francamente, a la vista del público".
Assange ha prometido más revelaciones. Aunque el australiano está metido en líos sexuales que lo mantienen hasta el momento bajo un arresto domiciliario que él ha tachado como una "conspiración" en su contra, cuyo objetivo final es extraditarlo a EU para ser juzgado allí bajo cargos de espionaje, la gente detrás de WikiLeaks asegura que seguirá adelante con su labor.
El año que viene promete más sorpresas al estilo WikiLeaks. Bank of America es uno de los blancos posibles, según ha dejado entrever Assange. Pero 2011 podría no ser un buen año para el australiano. Si él prometió que con WikiLeaks no habrá secretismos, Estados Unidos también está decidido a descubrir los de él.
De igual manera, los medios están decididos a saber quién es Assange, el mismo que en 2006 se describiera en la página gratuita de búsqueda de citas OkCupid —según la CNN— como un "activista intelectual, apasionado y a menudo cabezota (que) busca a una sirena para tener una relación amorosa, hijos y ocasionalmente llevar a cabo alguna conspiración criminal".
Por ahora, Assange debe lidiar con las acusaciones que dos mujeres presentaron en su contra en Suecia, país donde leyes sobre acoso y abuso son mucho más estrictas que en otros.
Si el Pentágono tiene su talón de Aquiles, también Assange: el australiano requiere de los fondos que aportan voluntarios para que WikiLeaks siga funcionando. Empresas como Paypal, Visa, Mastercard y el Bank of America decidieron ya retirarle sus servicios.
Ahora falta por ver si, como adelantó Assange, EU realmente desempolva el Acta de Espionaje de 1917 para encausarlo en suelo estadounidense acusado de alentar o ayudar a Bradley Manning, el ex analista de inteligencia acusado de extraer archivos militares y del Departamento de Estado, sospechoso de haber proporcionado esa información a WikiLeaks.
Además, Assange tendrá que enfrentar que WikiLeaks ya tiene competencia: OpenLeaks, creado por ex socios suyos y que filtrará información, pero sólo a medios e instituciones abonadas.
La estrella de Assange brilló en 2010. Pero no hay secreto o debilidad que no puedan ser descubiertos, ni los de Assange...