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domingo, noviembre 02, 2008

REPORTAJE: Crisis financiera mundial - Los efectos en la vida real

REPORTAJE: Crisis financiera mundial - Los efectos en la vida real

Diez consejos para los malos tiempos

Soluciones a las cuestiones más comunes sobre las consecuencias del frenazo económico

 


Parados en el INEM

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Parados en el INEM- SANTIAGO CARREGUÍ

 

 

 

J. SÉRVULO GONZÁLEZ - Madrid - 02/11/2008 EL PAIS

 

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- ¿Cuánto tiempo hay que trabajar para tener derecho a paro y cuánto cobrará? El trabajador debe acumular al menos un año de cotización durante los seis años anteriores a la pérdida del empleo, que debe ser por causas ajenas a su voluntad. El trabajador cobrará, por término general, cuatro meses de paro por cada año trabajado. La cuantía que recibirá será del 70% de su base de cotización durante los primeros seis meses y el 60% durante el resto de la prestación. La ayuda no será inferior a 482 euros ni superior a 1.055 euros para un individuo sin cargas familiares. Si el trabajador tiene un hijo podrá cobrar hasta 1.206 euros, y hasta 1.356 euros con dos o más hijos.

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- ¿Existen otras ayudas para los desempleados? El Servicio Público de Empleo prevé otras ayudas como el subsidio por desempleo o la renta activa de inserción para desempleados mayores de 45 años, o con una discapacidad de más del 33%, víctimas de violencia de género o emigrantes retornados mayores de 45 años. Las ayudas pueden alcanzar los 413 euros.

- ¿Se puede cobrar el paro de una sola vez? Si, los desempleados que pongan en marcha un negocio y lo justifiquen podrán cobrar hasta el 40% de la prestación de una sola tacada.

- ¿Cuál es la indemnización por despido? Si el despido es improcedente será de 45 días de salario por año trabajado con un máximo de 42 meses de salario. Si el despido es procedente por causas objetivas, la indemnización será de 20 días de salario por año trabajado, con un máximo de un año. Esta es también la indemnización mínima para los expedientes de regulación de empleo.

- ¿Dónde puede buscar trabajo y cuáles son los empleos más demandados? Lo más efectivo es hacer uso de las relaciones personales. Comunicar a su entorno que busca trabajo. Hay que visitar empresas para ofrecer los servicios. También, acudir a las agencias públicas de empleo de las comunidades autónomas y presentar el currículo en las empresas de trabajo temporal y los gabinetes de selección de personal.

El Servicio Público de Empleo ha publicado un catálogo de trabajos de difícil cobertura. Se puede consultar en la página web (www.inem.es). Entre las profesiones más ofertadas destacan las de médicos y pastores en casi todas las provincias del país.

- ¿Qué ocurre si deja de pagar la hipoteca? Depende del número de cuotas que el cliente haya escaqueado al banco. Normalmente, lo último que quieren las entidades financieras es quedarse con la casa del cliente. Antes de llegar a ese punto los bancos proponen negociar nuevas condiciones, aumentar el periodo de amortización o reducir las cuotas durante un tiempo. Incluso conceden meses de carencia. Pero si no hay acuerdo el banco ejecutará la hipoteca y un juez embargará la casa.

- ¿Qué bienes pueden embargar los bancos si no paga la deuda? Las financieras que conceden créditos de consumo no dudan en iniciar un proceso judicial en cuanto el cliente acumula tres cuotas mensuales impagadas. El procedimiento es diferente con las hipotecas sobre la vivienda. Los bancos sólo inician el proceso jurídico cuando constatan que el cliente no puede pagar la hipoteca. Esto ocurre a partir del sexto mes de impagos. El juez ejecutará la hipoteca para cancelar la deuda. Para ello ordenará subastar la vivienda. Si el dinero no satisface toda la deuda, el juez puede embargar los ingresos del deudor (nóminas) e incluso algunos de sus bienes personales. Los avalistas son tan responsables como el deudor.

- ¿Qué es el concurso de acreedores? Es la figura que sustituye a la antigua suspensión de pagos. Convocarlo no supone la desaparición de la empresa, sino que permite la continuidad. El empresario podrá renegociar las deudas. La norma prevé una quita máxima de hasta el 50%. Lo más recomendable es que sean los empresarios los que se acojan a esta fórmula. Si lo hacen podrán mantener las riendas de la compañía, aunque bajo la supervisión del juez y los administradores concursales. Cuando se inicia este proceso se interrumpen los pagos y las deudas dejan de generar intereses. Los administradores determinan los activos a vender para salir del apretón.

- ¿Pueden las familias declararse en suspensión de pagos? Si, las familias o cualquier persona. De hecho, ya hay sentencias favorables que reducen el importe de las deudas un 30%. Pero no todos los casos terminan con buen sabor de boca. El coste de gestionar el proceso es elevado para un sólo individuo, además, tendrá restringidos sus cobros y pagos hasta que concluye el proceso y sobre todo, la hipoteca queda fuera de esta figura por ser una garantía preferente.

- ¿Cómo puede reducir su factura de gasto? Las ofertas de las compañías eléctricas aún afectan poco al bolsillo. Para ahorrar la única medida es consumir menos y ser más eficientes. Por eso, es recomendable no poner la calefacción más alta de los 21 grados, supone un ahorro de cerca del 6%. Otros trucos: esperar a llenar el lavavajillas o la lavadora antes de ponerla en marcha o utilizar bombillas de bajo consumo.

Regresa la vieja costumbre de sentarse en el suelo de casa para hablar desde el teléfono fijo. Las llamadas nacionales de fijo a fijo son gratis en todos los paquetes que incluyen teléfono e Internet y hay que aprovecharlo. En cuanto al móvil, ha llegado la hora de examinar con detenimiento la factura y ver cuáles son los hábitos de consumo, para escoger el mejor plan de ahorro que ofrecen las operadoras. No hay que dejarse llevar por la moda de tener el mejor terminal. Para el bolsillo es mejor negociar una buena tarifa que el regalo de un móvil de última generación.

Las estrecheces de la crisis están cambiando los hábitos de consumo. Las marcas blancas, más baratas, venden cada vez más. Además, comienzan a proliferar los supermercados de "superdescuentos". Cada vez hay más consumidores que llenan el carrito de la compra en estas grandes superficies. Los outlets, centros comerciales de productos rebajados, ofrecen grandes oportunidades. Hay que rebuscar porque Bancos, hoteles, marcas de ropas están creando productos de low cost (bajo coste). Las épocas de crisis son momentos de oportunidades.

 


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Saludos
Rodrigo González Fernández
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La crisis pone a prueba a Latinoamérica: ¿CAERÁ LATINOAMERICA?

REPORTAJE: Primer plano

La crisis pone a prueba a Latinoamérica

La región tiene ahora un reto: demostrar si su modelo es viable en condiciones adversas

 


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ALICIA GONZÁLEZ 02/11/2008 e EL PAIS

 

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Hace aproximadamente una semana, una queja casi unánime emergía en un encuentro informal de empresarios y responsables políticos en Guanajuato, al norte de la capital de México. "En contra de lo que dictaría la lógica económica, el país que ha provocado la crisis financiera internacional [Estados Unidos] es el que se ha convertido en el refugio de los inversores, y somos nosotros los que sufrimos el castigo y no el dólar. No tiene sentido". "Es más sencillo que todo eso", respondió uno de los invitados, "hay tanta gente demandando dólares que eso hace que el valor de la divisa se dispare. Así de simple. El tipo de cambio ahora no tiene nada que ver con los fundamentos económicos".

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·         Duro revés para México

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·         Perú, listo para el impacto

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El mercado ha empezado a diferenciar entre los países de la región

La evolución de la economía de China es clave para el futuro de la zona

El coste de los fletes se desploma ante la caída de la demanda de materias primas

El recurso a la política fiscal no es una opción para la mayoría de la región

Esta explicación más o menos simplificada de lo que ha sucedido con el peso mexicano desde el verano puede extrapolarse al impacto de la crisis financiera en la región. Latinoamérica se ha visto arrastrada a una espiral de caída generalizada de sus divisas, huida de capitales y aumento de la prima de riesgo que poco o nada tiene que ver con el desempeño económico de la región en los últimos años.

Han sido seis ejercicios de crecimiento económico y corrección de los desequilibrios como pocas veces ha vivido la zona. "Desde 2003, el crecimiento económico se ha situado de media en el 5%, frente al 3,5% registrado entre 1970 y el año 2000. Mientras tanto, la inflación llegó a caer hasta el 5% a finales de 2006, su mínimo en 37 años", recuerda el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su último informe regional.

Un escenario que se ha visto ensombrecido, sobre todo desde el pasado mes de septiembre, ante el deterioro de las condiciones financieras a nivel global y regional y la caída de los precios de las materias primas. Los principales organismos y analistas internacionales han rebajado sus previsiones de crecimiento para la región hasta el entorno del 4,5% este año y alrededor del 3% en 2009. Algunos países, como en el caso de México, apenas crecerán el 1% el próximo año.

El cambio en las perspectivas económicas ha arrojado nuevas dudas sobre uno de los debates de este último año. Si Internet y las tecnologías de la información crearon la ilusión de que los ciclos económicos habían llegado a su fin, el impresionante avance económico logrado por muchos países emergentes en los últimos años había hecho creer a los expertos que el decoupling -el desacoplamiento de estos mercados del ciclo económico de los países desarrollados- era posible.

Pero, como explica Don Hanna, de Citigroup, "la mayor caída en la actividad económica de Estados Unidos, Unión Europea y Japón [conocidos como el G3] desde los años ochenta y el peor comportamiento de los mercados desde los años treinta ha provocado que la metástasis haya llegado también a los mercados emergentes".

Aunque esos mercados ya no son uniformes, como sí se constató en la crisis asiática de 1997 y 1998 y la crisis suramericana de 2001 y 2002, ni tienen respuestas casi miméticas. Tampoco dentro de la región.

"Latinoamérica es una realidad heterogénea", asegura Gerardo della Paolera, presidente emérito y profesor de Económicas de la Universidad Americana de París. "México ya está en otra liga desde hace tiempo, y ahora también lo está Brasil".

Lo cierto es que el mercado ya ha empezado a marcar esas diferencias. El acuerdo alcanzado esta semana entre la Reserva Federal de Estados Unidos y los bancos centrales de Brasil y México -junto a los de Corea y Singapur- para dotar de liquidez en dólares a esos mercados es un reconocimiento a la solidez macroeconómica que han alcanzado en los últimos años, así como a su importancia en el sistema financiero global. Es el mismo reconocimiento que quiere demostrar el FMI con los 250.000 millones de dólares que ha puesto a disposición de "los países que atraviesan dificultades temporales de liquidez", pero que tienen "fundamentos económicos saneados". Entre ellos, claramente, México y Brasil, aunque también otros países de la zona, como Colombia.

Esos acuerdos han sido necesarios por el castigo que los mercados venían infligiendo a las divisas de la región. Desde su nivel más alto frente al dólar, en agosto pasado, el peso mexicano ha perdido un 22%; el real de Brasil, un 25%; el peso chileno, otro 36% desde marzo, y desde julio, el peso argentino, un 11%. Detrás de esos bruscos movimientos "está pasando algo más que sólo el miedo", dice Citigroup.

Muchas oscilaciones tienen que ver con operaciones de carry trade, en las que se toman préstamos en monedas con bajos tipos de interés (por ejemplo, el yen, ahora al 0,3%) para invertir en otras divisas con mayor rentabilidad. Una de las prácticas de ingeniería financiera que también ha llegado a estos mercados. A mediados de octubre, Comercial Mexicana, la tercera empresa de comercio minorista del país, presentó la suspensión de pagos de sus obligaciones al verse atrapada en operaciones de derivados en divisas por más de 1.000 millones de dólares.

Los movimientos en los tipos de cambio también están relacionados con la elevada presencia de entidades financieras extranjeras en estos mercados (de más del 80% en el caso mexicano) que, ante las dificultades del mercado crediticio, repatrían capitales a su país de origen. Es parte del proceso de desapalancamiento (vender determinados activos para obtener liquidez y reducir otras deudas) que se está produciendo a nivel global y que es una de las claves de esta crisis.

Esta combinación "trasladará las restricciones de crédito que sufren la mayoría de los países desarrollados a los países emergentes", asegura BNP Paribas. De hecho, el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por sus siglas en inglés) prevé que los préstamos netos de la banca a los países emergentes (salvo los del Golfo) pase de 401.000 millones de dólares en 2007 a 245.000 millones este año y 135.000 el que viene.

Una noticia preocupante para una región como América Latina, muy dependiente del capital exterior para financiarse, y que se refleja en el aumento de los costes para asegurar su deuda (credit default swaps) y el índice de riesgo-país de JPMorgan. De nuevo aquí, el mercado discrimina: las tensiones financieras han aumentado para todos, pero el coste para países como Argentina y Ecuador es muy superior al de Chile, Brasil o México [ver gráfico].

En el caso de Argentina, la decisión del Gobierno de nacionalizar los fondos de pensiones privados ha disparado la prima de riesgo hasta exigir un rendimiento superior al 23%. Es decir, "que nadie quiere prestarle dinero a Argentina, ni siquiera Venezuela", aclara Nicholas Morse, de Schroders, que sostiene que ni con esa decisión se elimina el riesgo de una nueva suspensión de pagos del país suramericano por las tensiones presupuestarias que tendrá que afrontar ante las caídas del precio del petróleo y de la soja.

Por si fuera poco, los países emergentes afrontarán una dificultad añadida en 2009. La mayoría de los planes de rescate de los países desarrollados se va a financiar con emisiones de deuda, por lo que los países con riesgos añadidos van a tener que pagar una prima sustanciosa para conseguir colocar sus bonos. Es el efecto crowding out, en el que las emisiones de deuda de los países ricos expulsan del mercado a los países emergentes o incluso a inversores privados menos cualificados.

Las dificultades de este escenario quedan reflejadas en la marcha de las bolsas a lo largo del último mes, con caídas que van desde el 39% de los índices de Argentina o Perú al 5,6% de Venezuela o el 9,5% de Chile. "Las recientes caídas de las bolsas pueden reflejar no sólo la huida del riesgo, sino también la desaceleración del crecimiento en los países emergentes", advierte Citigroup. Ahí es donde el comportamiento de China cobra gran relevancia para el futuro de la región.

Estados Unidos y, en mucha mayor medida, Europa han perdido peso como socio comercial del conjunto de América Latina y el Caribe en detrimento de la región Asia-Pacífico. Casi el 36% de las exportaciones de Chile se dirige a esa región; el 24%, en el caso de Perú; el 18%, de Brasil, y el 16%, de Argentina, según datos de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) de Naciones Unidas.

"Si el crecimiento de China se desacelera hasta niveles del 7%, los países más dependientes de las ventas a ese país sufrirán, aunque no será un drama. Pero si China entrara en recesión, entonces sí que se produciría una auténtica catástrofe", asegura Della Paolera.

No parece que sea eso lo que le espera al gigante asiático. El FMI pronostica un crecimiento de poco más del 9% el año que viene, después del 11,9% registrado en 2007. Pese al ritmo todavía elevado del crecimiento, el frenazo ya se deja notar, especialmente en la demanda de materias primas, y no sólo el petróleo.

Una buena muestra de ello es la evolución del índice del Báltico, que recoge el coste de los fletes de transporte de materias primas y que ha demostrado ser un indicador fiable de la evolución de la demanda de estos productos. Desde el pasado mes de mayo, el índice ha pasado de rozar los 12.000 puntos a menos de 900 puntos esta semana. Es decir, una caída de más del 90% en apenas cinco meses y que los analistas de Barclays atribuyen al deterioro de las perspectivas macroeconómicas globales y, más en concreto, al descenso de la demanda china de acero. De hecho, el consumo chino de este metal ha pasado de crecer el 22% a apenas el 4,8% en septiembre. Brasil, el principal productor mundial de acero, ha tenido que cancelar varios envíos al país asiático, y sus productores, dar marcha atrás en sus pretensiones de aumentar el precio un 11% este año.

Tanto Barclays como los técnicos del FMI también advierten de otra preocupante tendencia que afecta a las materias primas: la congelación del crédito tanto para las pequeñas y medianas empresas exportadoras de China, Brasil y Rusia ("lo que contribuirá a reducir el comercio mundial", dicen desde el banco británico), como a los productores agrícolas, que no pueden acceder así a las semillas, fertilizantes y maquinaria necesarias para la próxima cosecha. De confirmarse estas tendencias, cabría esperar un cierto alza en los precios de los productos agrícolas para la próxima primavera y así lo apunta el mercado de Chicago (donde cotizan los granos), que ha registrado notables subidas este mes.

El Fondo calcula que una caída en el precio de las materias primas del 10% reduce el crecimiento del PIB de la región en 0,8 puntos porcentuales.

Citigroup advierte que si el descenso va más allá, hasta el 15%, "el impacto sobre Latinoamérica empeorará" y el consiguiente deterioro del déficit por cuenta corriente añadirá presión sobre las divisas de la zona, aumentará las probabilidades de subida de los tipos de interés y afectará seriamente al crecimiento.

Hay otras fuentes de ingresos que empiezan a hacer mella en la región. La desaceleración económica de Europa y Estados Unidos ha empezado a frenar la llegada de turistas, sobre todo en la zona del Caribe.

A ello cabe añadir las caídas en las remesas, segunda fuente de ingresos en el caso de México y Ecuador. Aunque las autoridades mexicanas advierten de que puede tratarse de un fenómeno temporal, que los trabajadores mexicanos en Estados Unidos difícilmente volverán a su país, donde el empleo tampoco está garantizado; que muchos pueden haber perdido su trabajo en la construcción, pero que lo buscarán en otro sector, y que en el último mes han empezado a notar que, aunque hay menos envíos, los inmigrantes mandan cada vez más cantidad de dinero.

Este nuevo escenario se convierte, así, en el test a la solidez macroeconómica de Latinoamérica. Si, a diferencia de otras crisis, el modelo de crecimiento de la región resulta viable cuando las condiciones no son las óptimas y si los avances registrados en los últimos años (reducción de la deuda externa, mejora de la balanza por cuenta corriente, credibilidad macroeconómica...) han llegado para quedarse o no.

El Banco de España se hace eco de ese temor. En su último informe semestral sobre la economía latinoamericana, la entidad admite que el deterioro de la situación puede intensificar los síntomas de cambio de ciclo "y condicionar de forma importante las respuestas de política económica en América Latina en los próximos meses".

Es uno de los riesgos que más temen los analistas. Los mercados emergentes tienen en general tasas de inflación muy superiores a los objetivos fijados por sus bancos centrales. Pese al deterioro de la situación económica, los analistas de Citigroup dudan que los bancos emisores vayan a proceder a una rebaja de los tipos de interés "para no arriesgarse a perder parte de su credibilidad".

Según se recrudezca el endurecimiento de las condiciones crediticias, "el recurso a las medidas menos ortodoxas -como la nacionalización de los fondos de pensiones llevada a cabo por las autoridades argentinas- corre el riesgo de incrementarse", dice Don Hanna. Aunque los analistas no prevén que este tipo de medidas se generalicen, sí apuntan la posibilidad de que las autoridades impongan controles de capital si la caída de las divisas se acentúa.

La política fiscal, la respuesta que a la mayoría de los países desarrollados ha recurrido en esta segunda etapa de la crisis financiera, no es una opción para muchas economías emergentes. Algunos países, como India o Brasil en la región, cuentan de partida con niveles de déficit y deuda públicos demasiado elevados para utilizar el presupuesto público como estímulo al crecimiento. Otros todavía están centrados en reducir sus déficit fiscales, como Colombia, en un intento de mantener bajo control sus costes de deuda a largo plazo. De momento, sólo México ha anunciado un paquete de estímulo para intentar compensar el frenazo económico.

Lo que no ha mejorado en este tiempo es la distribución de la riqueza en el continente, y Latinoamérica sigue siendo el que mayores diferencias sociales registra. Un informe del FMI sugiere que la subida de los precios de los alimentos desde finales de 2006 ha reducido el poder de compra de los hogares urbanos más pobres un 16% en Nicaragua y un 3% en México en este tiempo. Con esos incrementos en los precios de productos básicos, advierte el organismo, los avances en la reducción de la pobreza registrados en la última década se han visto anulados.

Estas circunstancias introducen fuertes tensiones sociales en la región y, con ello, el sistema democrático también se pone a prueba. "Hay una fuerte relación directa entre la situación económica y el auge del populismo", reconoce el profesor Della Paolera. De hecho, los partidos de Gobierno de Brasil y Chile, dos de los más estables de toda la región, ya han sufrido sendas derrotas electorales a nivel local en las últimas semanas. Y ése podría ser sólo el principio de una nueva etapa de inestabilidad. -

Elecciones en EE UU

"Salga quien salga elegido en los comicios presidenciales de Estados Unidos , no va a cambiar la mirada de Estados Unidos hacia Latinoamérica". Así de rotundo se muestra Gerardo della Paolera, profesor de Económicas y presidente emérito de la Universidad Americana de París. Lo cierto es que en estas elecciones Latinoamérica ha estado más ausente que nunca de las propuestas electorales de los dos candidatos. El 'vecino del patio trasero' no ha concitado el mínimo debate durante la campaña ni siquiera para atraer el apoyo del importante electorado hispano que participará en estos comicios.

El nuevo presidente estará tan acuciado por los problemas derivados de la situación económica de su propio país que poca atención dedicará al resto del continente. El distanciamiento que se ha producido con la región bajo el mandato de George Bush tampoco ayudará a reconstruir puentes. -

 


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REPORTAJE: EL MUNDO LE ESPERA

REPORTAJE: EL MUNDO LE ESPERA

La refundación del imperio

JUAN JESÚS AZNÁREZ 02/11/2008

 

 


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¿Cómo será el mundo después de George W. Bush? El próximo presidente de Estados Unidos asumirá la titánica tarea de refundar el desfalleciente imperio que su antecesor le deja. Una herencia lastrada por la terrible guerra de Irak, la mayor crisis económica desde 1929 y una inmensa pérdida de credibilidad internacional

Hace poco más de cinco años, cuando los halcones de la Casa Blanca ultimaban la invasión de Irak, Barack Obama participó en un mitin contra la guerra. Sus palabras ante las 2.000 personas reunidas en la Plaza Federal de Chicago fueron proféticas. Tras invocar el alistamiento militar de su abuelo al día siguiente del bombardeo de Pearl Harbor (1941), y el suyo propio si así evitara un atentado como el que demolió las Torres Gemelas de Nueva York, el candidato demócrata denunció ante los concentrados que la intervención norteamericana en Irak era apasionada y apresurada, apegada a la política y no a los principios. Incluso si Estados Unidos tiene éxito, será necesaria una larga ocupación, con un costo y unas consecuencias imprevisibles, dijo entonces. "Sé que una invasión sin motivos claros y sin un amplio apoyo internacional empeorará el conflicto en Oriente Próximo, provocará que el mundo árabe siga sus peores, y no sus mejores, instintos y reforzará la capacidad de Al Qaeda de captar reclutas".

·         Bush o los años del caos

·         En busca desesperada de la seriedad

Barack Obama

Barack Obama

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Nacimiento:

04-08-1961

Lugar:

(Honolulu)

Estados Unidos

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Capital:

Washington.

Gobierno:

República Federal.

Población:

303,824,640 (est. 2008)

Obama frente a McCain

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"No puedo imaginar lo que tiene que ser llegar de nuevas y tener que lidiar con todo esto", ha comentado Bush McCain pide ahora "escuchar a nuestros aliados". Obama propondrá un nuevo consenso internacional

La gran potencia ha despilfarrado buena parte de su reputación tras meterse sola en varios frentes a la vez

El ganador del próximo martes habrá de cerrar Guantánamo, proscribir la tortura y reconducir las prioridades del país

McCain pide ahora "escuchar a nuestros aliados". Obama propondrá un nuevo consenso internacional

Nadie le hizo caso. Y un año después, el candidato favorito en todas las encuestas, el nuevo presidente de Estados Unidos si aciertan, viajó a Irak acompañado por dos senadores y su asesor en política exterior, Mark Lippert. Se reunió con los mandos de las tropas desplegadas en el país árabe, conversó con los corresponsales atrincherados en la Zona Verde y escuchó las detonaciones de los morteros mientras seguía por satélite el partido de los Redskins, el club de Washington en la liga del fútbol americano. El día anterior, cinco marines murieron en una emboscada, y un general confesó al curioso senador de Illinois que por tres dólares un niño podía colocar una bomba. Durante su posterior reunión con miembros del Gobierno interino iraquí, observó que sonreían mucho, pero los ojos de los políticos a las órdenes de Washington no transmitían emoción alguna. Todo era lúgubre y sombrío. Poco antes de regresar a Estados Unidos, Mark Lippert preguntó a un veterano oficial qué debía hacer Estados Unidos para mejorar la situación en Irak. "Marcharnos", fue la respuesta, según revela el propio Obama en su libro La audacia de la esperanza.

Los marines siguen en Irak y el candidato demócrata desea su pronta salida. Para conseguirlo, deberá ganar las históricas elecciones del próximo martes y levantar la deteriorada imagen de su país en el mundo. Durante los ocho años de administración de George Bush han sucedido muchas cosas, pero pocas buenas. Satélites de Estados Unidos orbitan el planeta, 761 bases del Pentágono en 151 países lo circunvalan, la hamburguesa es imbatible en Papúa Nueva Guinea y nadie puede acercarse al poderío de una economía con trillones suficientes para curar el sida, librar varias guerras a la vez y aterrizar en Marte. Pero el imperio acusa fatiga y descrédito: perdió aliados durante su cruzada contra el terrorismo; gastará 700.000 millones de dólares contra la recesión, igual millonada en la manutención de sus legiones en Irak y Afganistán; y la factura anual de su dependencia energética ronda los 450.000 millones de dólares.

La potencia despilfarró buena parte de su reputación al batirse a solas en varios frentes, porque sola se metió en ellos, y experimenta una cierta sensación de orfandad. Bush inauguró su presidencia con el peor atentado de la historia y la termina con el descalabro económico más grave desde la Gran Depresión de 1929. El ranchero de Tejas se marcha pulverizado por la crisis económica y las ansias de cambio, rechazado por el 73% de sus compatriotas, según la empresa de sondeos Gallup, y sin haber sabido adaptarse a un mundo progresivamente refractario al unilateralismo, globalizado, imposible de entender en blanco y negro. Aunque la fuerza de Estados Unidos sigue siendo descomunal, no puede afrontar en solitario los complejos desafíos del siglo en curso.

"El mundo ha sido diseñado por Estados Unidos desde el final de la II Guerra Mundial, pero entra en un periodo de cambio multipolar", precisa el periodista especializado en relaciones internacionales Fareed Zakaria en su libro The Post American World. El poder de dictar y ser obedecido declinó, y si hubiera que datar el comienzo de la inflexión descendente, el 11 de septiembre del 2001 sería una buena fecha. Cuando el terrorismo acabó con las Torres Gemelas de Nueva York, el arsenal del imperio se puso en marcha con la delicadeza de un elefante en una cacharrería. Al grito de democracia y libertad, pateó puertas e instituciones, ignoró las recomendaciones de la ONU y marchó a la carga arrasando la verdad y las conciencias. Sadam Husein fue ahorcado, y la misión liberadora parecía factible, pero no lo fue.

Una rotación de 895.000 soldados no ha aplastado la insurgencia ni garantizado una normalización improbable a corto plazo. La enmarañada situación geopolítica del país y el sectarismo se mezclan con el desquiciamiento asociado a las decenas de miles de muertos civiles, los 3,5 millones de refugiados o desplazados, y la diáspora de médicos, maestros, abogados y profesionales formados. A partir de Irak y del engaño de las armas de destrucción masiva, todo fueron tropiezos en la guerra global contra el terror: el enfriamiento de relaciones con importantes socios de la Organización del Atlántico Norte (OTAN), el caudal de muertos en la antigua Mesopotamia, la insurgencia talibán desde un Pakistán asilvestrado, las ínfulas nucleares de Irán, las tensiones con Rusia y Siria o la urticaria venezolana.

Las barbaridades cometidas en Guantánamo y Abu Ghraib minaron la autoridad moral de EE UU, y una calamidad sobrevoló el resto: el progresivo aislamiento del césar. "Definitivamente, los americanos no estamos contentos con nuestra mala reputación. Hemos sufrido un enfermizo espasmo de unilateralismo y soberbia. Guantánamo y las alegaciones de torturas tienen parte de la culpa", según Robert Kagan, asesor del partido republicano en política exterior.

El ganador de este martes -Barack Obama o John McCain- afrontará retos enormes en su tortuoso camino hacia la recuperación del crédito: primero deberá cerrar Guantánamo y proscribir la tortura, y después reconducir las alianzas y prioridades de un país sobrado de ideas y de recursos, capaz de integrar en casa culturas y razas diversas, pero acechado por enemigos jurados y un terrorismo escurridizo y potencialmente devastador. Irak, Irán, Afganistán y Pakistán son un quebradero de cabeza, y pueden serlo también Somalia, Sudán, Zimbabue y el Congo. Paralelamente, poderes emergentes, aunque comparativamente pequeños -China o India, entre ellos- le disputan mercados, cancillerías e influencia política. Los imperios nunca afrontan problemas menores.

Un intenso dinamismo mundial aguarda al nuevo inquilino de la Casa Blanca. Aunque Pekín colabora con Washington en la desnuclearización de Corea del Norte, rivaliza en otros ámbitos; Rusia añora pasados esplendores; Bolivia es un polvorín y en Cuba puede haber cambios. Algunas de las transformaciones detonadas por la desordenada irrupción en Irak son peligrosas: los nuevos cismas islamistas nutren la guerra santade Bin Laden, que sueña con megatones y el extermino del infiel, y el sometimiento del oficialismo suní facilitó el despliegue chií por el golfo Pérsico; también se activaron las esperanzas del independentismo kurdo, con millones de nacionalistas en Turquía, Siria, Irán e Irak.

"No puedo imaginar lo que tiene que ser llegar de nuevas y tener que lidiar con todo esto", comentó Bush refiriéndose al legado que deja a su sucesor, según una filtración publicada por The New York Times. McCain, compañero de partido, lo imagina bien porque a la administración saliente "se les fueron las cosas de las manos". La complejidad de la agenda del próximo presidente sólo es comparable a la asumida por el demócrata Franklin Delano Roosevelt (1933-1945) en 1933, con el New Deal (nuevo trato) como eje. Sus primeros cien días se desarrollaron con el país hundido en un abismo económico. Prometió la prosperidad doméstica y la supremacía norteamericana en el mundo, y fue a por ellas. Para lograrla combatió en Europa y Asia contra el fascismo, Hitler y el expansionismo japonés. Más de medio siglo después se le recuerda en la orla de los próceres nacionales.

El maltrecho crédito norteamericano permanece a la espera del desenlace de la disputa electoral entre dos candidatos muy diferentes en su enfoque de la diplomacia: el republicano McCain, de 72 años, miembro de una dinastía militar, a veces paloma y a veces halcón en su larga trayectoria política, sugirió atacar a Corea del Norte incluso con la oposición del Corea del Sur. Recientemente, sin embargo, retomó el valor de la diplomacia y pide "escuchar a nuestros aliados. No podemos hacer todo lo que queramos". El ex piloto de la guerra de Vietnam no aporta grandes novedades en política exterior, si acaso su convocatoria a una Liga de Democracias, casi rivalizando con la ONU, y de improbable aceptación internacional por tanto.

Barack Obama, de 47 años, el carismático senador que encandiló al mundo prometiendo escuchar, convencer y entender la diferencia, representa el cambio. De ser cierto y factible lo prometido, el mundo asistirá al nacimiento de una nueva y esperanzadora manera de hacer política y resolver crisis internacionales. Licenciado en Derecho por Harvard, lamenta los fallos en que frecuentemente ha incurrido la política exterior estadounidense por haberse fundamentado en supuestos erróneos: ha ignorado las aspiraciones legítimas de otros pueblos, minado la credibilidad norteamericana y hecho del mundo un lugar más peligroso. El demócrata ofrece enmendar el rumbo de Bush y su valido Cheney, que resucitaron políticas no vistas desde la guerra fría.

La nueva Administración heredará el 20 de enero de 2009 un ejército con más potencia de fuego que la suma de los ocho siguientes, pero también un país sacudido por fortísimas turbulencias: una crisis financiera susceptible de precipitarle en la recesión con pérdidas de millones de empleos; la necesidad de importar el 60% del crudo que consume; y conflictos de enrevesado formato: difusos y bíblicos en Oriente Próximo, a punto de cocción en países institucionalmente frágiles, y religiosos o étnicos en África, Europa o Asia. Pocas de esas crisis son solucionables a cañonazos. La pasada semana, el parlamento paquistaní alertó sobre la futilidad de los bombardeos norteamericanos en las zonas tribales con refugios talibanes si la diplomacia no cierra filas con el islam moderado en la lucha por pacificar el avispero afgano-paquistaní.

Estados Unidos tiene que recuperar habilidad e influencia si desea volver a ser un líder respetado y un catalizador de valores, según un informe del Instituto de Estudios Diplomáticos de la Universidad Georgetown. Que lo consiga dependerá de tres factores: el impacto de las fuerzas desencadenadas por la globalización sobre la economía y las políticas norteamericanas, la redistribución del poder global entre los nuevos poderes, estatales o no, y los costes ambientales de la prosperidad económica y sus consecuencias en la salud. El segundo factor, según el informe, depende de las lecciones que las élites de EE UU puedan extraer de los complejos conflictos de Irak y Oriente Próximo; y el tercero, de la habilidad de su sistema político para construir un centro de decisión bipartidista, neutralizador de las guerras entre republicanos y demócratas en las tomas de decisión en política exterior.

El replanteamiento es imprescindible porque las mutaciones internacionales son profundas. La capacidad de Estados Unidos para influir en las decisiones de Rusia, China, India, Japón, Corea del Sur o Turquía ha disminuido porque las naciones buscan su propio rumbo, según el grupo que redactó el informe, compuesto por académicos y políticos. "La política exterior norteamericana será progresivamente difícil en una era en la que los poderes principales (Europa entre ellos) están con nosotros en algunos asuntos y contra nosotros en otros". Contra Washington están los gobiernos y sociedades convencidas de que la subordinación de la fuerza política a la militar en la lucha contra el terrorismo, en lugar de debilitarlo, lo expandió a través de inquinas y grupos relativamente pequeños y de funcionamiento autónomo. "El mundo contemporáneo es más complejo que el de la Guerra Fría", afirma el informe de la Georgetown.

Para administrarlo con equidad, el ex canciller nicaragüense Miguel D'Escoto, presidente de la Asamblea General de la ONU, invoca al diálogo y la moral, aunque no cree que la nueva Administración estadounidense vaya a aplicarlas. "El hombre es un animal de costumbres y cuando se ha acostumbrado a la mentalidad de dueño (EE UU) es muy difícil hacerlo cambiar, pero tiene que cambiar. El mundo no aguanta más ese comportamiento", dice en su despacho de Nueva York. La crisis no es tanto económica o política como ética, según D'Escoto. "Y aquí si hablas de justicia social y de normas ético-morales en el comercio mundial, la respuesta tradicional es 'business esbusiness', o sea, el lucro, sin normas morales".

Pero al igual que la salvación de los negocios aconsejó a Bush aceptar, a regañadientes, la convocatoria de una conferencia mundial sobre la regulación de los sistemas financieros globales, el próximo día 15 en Washington, algunos analistas proponen otra conferencia sobre la nueva orientación del liderazgo norteamericano para la solución de conflictos internacionales. "¿Qué le aconsejaría al próximo presidente de Estados Unidos?", preguntaron a Zbigniew Brzezinski (1928), ex asesor de Seguridad Nacional con Jimmy Carter (presidente de 1977 a1981) y analista del Centro de Estudios Estratégicos Internacionales. "Yo le diría que acometa la crisis de credibilidad que observamos en el mundo sobre nuestro liderazgo. Debe consultar a los aliados, no actuar unilateralmente". El mundo necesita de unos Estados Unidos en forma porque los fracasos de la locomotora mundial benefician a pocos. Dos ejemplos: el fiasco iraquí complicó las relaciones de EE UU con los vecinos del país ocupado, Turquía entre ellos; y las hipotecas basura de Wall Street desangraron los mercados globales. Si la Bolsa de Nueva York acumuló pérdidas del 25% en tres meses, en la alemana alcanzaron el 28%, en la china el 30%, en la japonesa el 37%, en la brasileña el 41%, y en la rusa el 61%.

Barack Obama propondrá un nuevo consenso internacional contra las redes terroristas, apoyadas a veces por Estados cómplices, y previsiblemente conversaciones directas entre Washington y sus enemigos. Pero nadie debe esperar bajo su eventual mandato movimientos radicales o una renuncia de EE UU al empleo de su arsenal en solitario.

La guerra preventiva de Bush careció de una estrategia que el mundo pudiera entender, y recordó los errores de Vietnam, según Obama. Nació sin la legitimidad requerida por la empresa y perdió adeptos incluso entre los gobiernos que aportaron tropas, que no pudieron sostener ante sus sociedades una campaña de objetivos poco claros y empapada en sangre y destrucción. Como ocurrió en el caso de España, que retiró a sus tropas. "La Casa Blanca se sintió engañada cuando Bono (José Bono, ex ministro de Defensa) prometió que todo se haría coordinadamente, y también le pareció intolerable que el presidente español (Rodríguez Zapatero) pidiera a los otros países de la coalición que la abandonaran. Eso no gustó ni a los demócratas", según recuerda un observador europeo.

Barack Obama propugna coaliciones como la promovida por George H. W. Bush en 1991 para expulsar a Irak de Kuwait. La argamasa de aquella fue el mantenimiento del orden mundial, mientras que la espoleta de la forzada en la reciente invasión de Irak fue la seguridad nacional, el temor a nuevos ataques terroristas. El candidato demócrata es un rupturista made in USA, nada aventurero en sus propuestas: aboga por la progresiva retirada de las tropas de combate de Irak, dejando un gobierno amigo, o al menos no enemigo, y batallones de seguridad y adiestramiento. "¿Estamos decididos a usar la fuerza siempre que un régimen despótico aterrorice a su pueblo? Y si es así, ¿cuánto tiempo nos quedamos allí para que la democracia eche raíces?", se pregunta.

Poco amigo de soluciones militares, se pronunció contra las armas nucleares y a favor de un mano a mano con Hugo Chávez, Kim Jong Il o Mahmoud Ahmadineyad sobre distensión y reactores nucleares, o sobre el enriquecimiento de uranio de Teherán y su apoyo a Hamás y Hezbolá. Nicholas Burns, subsecretario de Estado para asuntos extranjeros hasta su jubilación en abril, compara en Newsweek las diferencias de este nuevo método con las directrices aplicadas hasta ahora. "Nunca me permitieron entrevistarme con un iraní", explica en referencia a sus tres años de destino diplomático en Irán bajo Bush.

El poder de la negociación seduce a Obama, un hombre dispuesto a discutir a fondo y replantear viejos conflictos, entre ellos el que enfrenta a Israel y a la Autoridad Palestina, cuya negociación contaría presumiblemente con el acompañamiento diplomático de EE UU, Líbano, Siria y Arabia Saudí. El perfil de Obama, un ingenuo y peligroso soñador, según sus críticos, cumplió con las expectativas de quienes pedían un mea culpa del imperio. Lo emitió al denunciar la tendencia de Estados Unidos a ver los conflictos y a las naciones bajo el prisma de la guerra fría, tolerar o apoyar a tiranías amigas, y fomentar la corrupción y la degradación medioambiental cuando sirvieron a los intereses nacionales. Los promotores de este comportamiento tenían la convicción, según Obama, de que "los Big Macs e Internet supondrían el fin de los conflictos históricos".

El pensamiento del contendiente demócrata sintoniza con el análisis de Joseph S. Nye, profesor en Harvard, para quien la estrategia del próximo presidente debe combinar la fuerza militar con el poder de captación de la política, de la ayuda social, los intercambios de programas o los contactos entre militares. "En la lucha contra el terrorismo debemos usar la fuerza contra su núcleo, pero nunca podremos ganar si no conquistamos el corazón y la mente de los moderados", señala Nye. Por ejemplo, la coerción en Abu Ghraib abarrotó los banderines de enganche de Al Qaeda.

Desde el trauma del 11-S, Estados Unidos "ha sido exportador de miedo y rabia más que promotor de nuestros tradicionales valores de esperanza y optimismo. Guantánamo es un icono más poderoso que la Estatua de la Libertad", subraya el profesor. Obama acude al rescate del simbolismo de la escultura regalada por Francia en el año 1886, abrazando el multilateralismo como receta para la solución de las crisis y el rediseño de las instituciones internacionales. Lo hará, según propia confesión, para garantizar el liderazgo de su país y reforzar la legalidad internacional. Una de sus reflexiones resume las intenciones del hombre aparentemente destinado a hacer historia: "No podemos imponer la democracia a punta de pistola".

 


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Rodrigo González Fernández
Diplomado en RSE de la ONU
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