Greenpeace clausura a British Petroleum
Desde hace ya algunos años, nadie piensa en Greenpeace como un grupo de eufóricos activistas ecológicos
la OSC ha ganado respeto, poder e influencia alrededor del mundo. Tras la paliza propinada a Nestlé por el caso KitKat, cualquier empresa debe cuidar su RSE
si no quiere encontrarse con sorpresas.
El día de ayer le tocó a British Petroleum en un caso previsible y un tanto obvio. Londres, apenas despuntó el sol, vio clausuradas todas sus estaciones de gasolina pertenecientes a la empresa inglesa, responsable del derrame del pasado 22 de abril en el Golfo de México.
En cada gasolinera, activistas colocaron el mensaje "Cerrado. Dejemos atrás el petróleo" y procedieron a sustituir el logotipo de BP- un girasol verde y amarillo- por uno que se hunde en un mar de petróleo, para mostrar cómo la campañía está contaminando los mares en los que hace explotación petrolera, en particular nuestro Golfo. Para evitar que las bombas vuelvan a utilizarse, los activistas retiraron cuidadosamente los interruptores.
Con esta acción, Greenpeace declara buscar:
* Prohibir inmediatamente nuevas perforaciones en alta mar y la explotación de todas las fuentes no convencionales de petróleo de alto riesgo (como la arenas bituminosas canadienses);
* Poner fin a los subsidios a los combustibles fósiles y aumentar el apoyo a la generación de energía limpia;
* Impulsar leyes y políticas que combatan el cambio climático y estimulen una revolución en nuestra forma de producir y consumir energía.
Un claro ejemplo que las ONG deben ser tomadas como un stakeholder muy importante en la estrategia empresarial, pues organizaciones como Greenpeace, WWF, Amnistía Internacional, PETA, entre otras muchas, están a la expectativa de malas conductas empresariales para señalarlas. Asimismo, autores como Naomi Klein, Klaus Werner, Hans Weiss, Noam Chomsky o Raj Patel, son duros críticos de las actuaciones corporativas. Eso sin dejar de lado el poder de las redes sociales que pueden quemar, literalmente, a una marca por un traspiés cometido.
Al parecer, las empresas, a raiz del nacimiento de la RSE han sido presas de la maldición china que versa "Ojalá vivas tiempos interesantes"; dicha condena alude a la ironía de que normalmente se desea una existencia tranquila y sin altibajos, sin embargo, la vida nos lleva por las situaciones más azarosas y difíciles, a las que no nos queda de otras que denominarlas eufemísticamente, interesantes pues bien, desde que la RSE es RSE, las empresas han vivido en tiempos más que interesantes.
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Saludos,
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