Rodrigo González Fernández
Consultajuridicachile.blogspot.com
Renato Sánchez 3586
telefono: 5839786
santiago-chile
RODRIGO GONZALEZ FERNANDEZ, HA CREADO EL OBSERVATORIO POLITICO PARA DIFUNDIR LOS ASPECTOS RELEVANTES DE LA POLITICA PLURALISTA Y PARA ELLO NOS CONECTAMOS CON LOS PRINCIPALES REFERENTES MUNDIALES EN LA RED.DICTAREMOS CHARLAS , CONFERENCIAS DIRIGIDAS A ORGANIZACIONES, EMPRESAS, PERSONAS, PARTIDOS POLITICOS, ETC. PORQUE LA POLITICA ES DE LA ESENCIA DE LA DEMOCRACIA. FOMENTAMOS LA POLITICA 2.0, EL MARKETINGPOLITICO2.0 PUEDEN RESERVAR FECHAS EN FONO: cel: 93934521SANTIAGO-CHILE
Madrid -- La OEA, que no sirve para casi nada, aunque la presida José Miguel Insulza, un político competente, pudiera asumir con realismo su condición de club de debates y olvidarse de otras misiones gloriosas que casi nunca consigue llevar a buen puerto. No es serio firmar compromisos solemnes, como la Carta Democrática, y luego ignorar olímpicamente lo que está sucediendo en Venezuela, Bolivia o Ecuador (y lo que empieza a ocurrir en Nicaragua), donde las instituciones republicanas, frágil sustento del Estado de derecho, están siendo sistemáticamente demolidas desde el poder.
¿Cómo pudiera el señor Insulza ganarse honradamente el pan al frente de una OEA modesta y pequeñita, pero razonablemente útil? Podría, por ejemplo, convocar a los presidentes de América Latina para debatir el gran tema moral, político y económico que sacude a toda la región desde el Río Grande a la Patagonia: ¿por qué los latinoamericanos constituyen el segmento más pobre y atrasado de Occidente? ¿Por qué en sus universidades y centros tecnológicos, algunos de ellos con cuatrocientos años de existencia, apenas se producen hallazgos significativos? ¿Por qué la mitad de la población latinoamericana vive en la miseria? ¿Por qué --en suma-- el capitalismo latinoamericano ha dado tan pobres resultados si se contrasta, por ejemplo, con el éxito de los países escandinavos o con Canadá y Estados Unidos, las otras dos expresiones europeas del otro lado del Atlántico?
En realidad, casi todas esas preguntas ya fueron respondidas, indirectamente, en un excelente libro, Good Capitalism/Bad Capitalism, escrito por los economistas norteamericanos William J. Baumol, Robert E. Litan y Carl J. Schramm, publicado recientemente por Yale University Press. El título agrega algo más para explicar de qué se trata: ''la economía del crecimiento y la prosperidad''. Y la tesis es sencilla de entender: el hecho de que existan propiedad privada y mercado no genera necesariamente desarrollo. En Haití y en Holanda hay mercado y propiedad privada, pero en un país la gente se muere de hambre y en el otro las grandes preocupaciones comienzan a ser la obesidad y la longevidad excesiva.
De acuerdo con la persuasiva explicación de los autores, no hay un capitalismo, sino cuatro:
el guiado por el Estado, el capitalismo mercantilista, donde los funcionarios escogen a los amiguetes ganadores o a los desdichados perdedores;
el capitalismo oligárquico, muy parecido al primero, donde un pequeño grupo de gentes adineradas pone el Estado a su servicio y convierte la actividad económica en un coto cerrado para su único beneficio;
el gran capitalismo o capitalismo de las grandes empresas, donde el poder de los gigantes económicos hace girar la organización de la sociedad en provecho de sus enormes y ubicuos intereses;
y --por último-- el capitalismo empresarial, donde el Estado no asigna privilegios y se limita a crear las condiciones para el surgimiento incesante de empresas que deben sustentarse en mercados abiertos y competitivos gobernados por la agónica búsqueda de innovaciones, calidad y mejores precios con los que conquistar a los consumidores.
Este último es el ''buen capitalismo'' de que habla el libro, y aunque no existe en estado puro en ninguna parte, es evidente la relación que se advierte entre este modelo de producción y el buen desempeño económico. De diversas maneras y grados, esto es lo que sucede en las veinte naciones más prósperas y desarrolladas del planeta.
Los autores, por supuesto, no prometen que el capitalismo empresarial traerá un mundo más justo y equitativo, e incluso defienden las virtudes de los desequilibrios como parte del impulso destructor que regenera constantemente al mercado, pero sí advierten que en las naciones que lo practican es donde se observan menores desigualdades. El índice Gini, que mide las diferencias de ingreso en las naciones, demuestra que una sociedad como la danesa, paradigma del capitalismo empresarial, tiene un índice de distribución de ingreso dos veces más equitativo que los países latinoamericanos.
En realidad, Good Capitalism/Bad Capitalism no dice nada radicalmente nuevo, pero aporta algo muy importante al debate: una manera muy ordenada y convincente de presentar los argumentos, y lo hace sin recurrir a la jerga complicada de la economía. Es un libro para profanos. Por ejemplo, con tres o cuatro excepciones, para los presidentes latinoamericanos. Ojalá Insulza se anime a leerles el texto despacito y en voz alta. Se beneficiarían. Nunca es tarde para aprender un par de cosas.
MÁS INTERESANTES NOTICIAS PINCHA AQUÍ
ttp://www.elnuevoherald.com/opinion/story/60101.html
Republicanos y demócratas en Estados Unidos, conservadores y laboristas en Gran Bretaña, son un buen ejemplo de las ventajas del bipartidismo. La atomizacion del poder favorece poco a la estabilidad del sistema. El ballotage, o segunda vuelta, fue un invento francés para equilibrar la política.
Desde los años 40, Argentina tuvo un bipartidismo relativo con dos grandes fuerzas, peronistas y radicales. Los primeros fueron mayoría desde su triunfo en 1946 y los segundos el partido más antiguo del país que democratizó el sistema político a comienzos del siglo XX.
La corrupción y la ineficiencia fueron minando la política y los partidos mientras el poder económico se concentraba pasando a ser el más influeyente. Con la crisis del 2001 explotó el sistema y el reclamo generalizado fue ''que se vayan todos''. Por supuesto no se fueron, pero la aparición de líderes personalistas atomizó el sistema político. Elisa Carrió y Ricardo López Murphy, dirigentes radicales, formaron sus propias agrupaciones, el ingeniero Mauricio Macri, millonario presidente del club Boca Juniors, lanzó su partido y el justicialismo quedó dividido entre el Frente para la Victoria de Néstor Kirchner y el viejo partido tradicional.
Kirchner se dedicó a condenar los crímenes de la dictadura y a demonizar la década menemista. Es cierto que ambas fueron malas para el país, pero también lo es que el presidente y su esposa fueron menemistas furiosos y su participación fue decisiva para la irresponsable privatización de la renta petrolera.
El ingeniero Macri ganó la jefatura de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires diciendo que hay que dejar atrás los fantasmas del pasado y terminar con las campañas sucias basadas en el insulto y la descalificación del adversario.
Los fantasmas del pasado son lo crímenes cometidos por la dictadura que ayudó a que el poder económico de las empresas del grupo Macri creciera considerablemente. Su referencia a las campañas sucias es una obviedad que no constituye un plan de gobierno.
Lo grave es que en toda la campaña por el gobierno de Buenos Aires no se escuchó una sola idea sobre posibles soluciones a problemas gravísimos como la violencia, el hacinamiento, el narcotráfico, la educación y la salud.
Macri, hoy por hoy la cara de la oposición a Kirchner, habla más de gestión que de ideologías y confiesa su amistad y admiración por personajes como el pinochetista chileno Joaquín Lavín.
Muchos de los problemas de Buenos Aires vienen de la dictadura militar y el menemismo. El modelo de concentración económica y apertura indiscriminada de mercados provocó desempleo, miseria y marginalidad social. Macri quiere sacar los pobres de la ciudad pero eso no resuelve el problema de la pobreza, sólo la cambia de lugar.
Uno de grandes líderes argentinos, el lúcido Domingo Faustino Sarmiento, definió al país como un ''enano con cabeza de gigante''. Definía magistralmente un país subdesarrollado, no integrado y con una enorme ciudad que creció junto al puerto.
Los miles de personas, en un buen porcentaje no argentinos, que fueron llegando a la gran ciudad lo hacían para escapar de la miseria rural y la incomunicación. Allí los excedentes de la riqueza que pasaban por el puerto alcanzaban para paliar la miseria.
Los problemas de Buenos Aires son los del país sólo que más concentrados. La represión no va terminar con la violencia y el narcotráfico serguirá siendo una salida para los jóvenes que se hacinan en la villas miseria del gran Buenos Aires.
Líderes personalistas con discursos llenos de obviedades y expresiones de deseos difícilmente puedan poner en marcha un país que hace décadas gira en círculos sobre sí mismo sin encontrar el rumbo.
Darle al país un valor agregado, volver a tener una educación de excelencia, integrar a la gente mediante el trabajo, son cosas de estadistas. Arruinada por hombres providenciales y caudillos hegemónicos la Argentina deberá generar otro Alberdi y otro Sarmiento para salir del infierno.
La precandidata demócrata a la presidencia, Hillary Clinton, criticó ayer en Miami que Estados Unidos esté perdiendo aliados importantes en América Latina, e insistió en la necesidad de reducir drásticamente la dependencia energética con países inestables y poco amistosos en Latinoamérica y el Medio Oriente.
Clinton delineó las principales metas de su política si llega a la Casa Blanca frente a un grupo de centenares de mujeres del sur de la Florida, que se reunieron en un desayuno ayer en Jungle Island para apoyar a la candidata en la primera parada de su nueva gira por la Florida.
La aspirante presidencial insistió también en su plan de cobertura de salud, criticando a las empresas aseguradoras, e hizo un llamado a redoblar los esfuerzos para aumentar el uso de energías alternativas como la solar y los biocombustibles, a la vez que ofreció sacar a Estados Unidos de la guerra contra Irak.
Clinton cuestionó enérgicamente la pérdida de ''amigos en América Latina'', aseveró que muchos países ''se están volviendo contra el sistema democrático'', y agregó: ``Creo que debemos revertir esta dirección.
''Necesitamos alguien como Hillary para parar de hacer enemigos y comenzar a procurarnos aliados'', había dicho durante la presentación de la precandidata la comisionada de Broward Diana Wasserman-Rubin, de origen cubano.
Clinton amenizó su discurso con recuerdos familiares de sus padres y su familia, contando la historia de cómo hizo su primer viaje a la Florida desde Chicago, para conocer por primera vez el mar.
''Ahora, éste es un lugar internacional, con lo mejor de América en exhibición'', indicó la candidata. ''Desde Miami podemos tener un acercamiento optimista al futuro'', puntualizó.
Hillary criticó abiertamente la administración Bush calificándola de corrupta, incompetente y basada en el amiguismo. Dijo que si gana la presidencia, ``tenemos que hacer mucha limpieza''.
Refiriéndose a la política exterior, cuestionó también que Estados Unidos se conduzca bajo la creencia de que ``podemos ordenar a la gente alrededor del mundo que haga lo que queremos que haga''.
''Este enfoque nos ha costado el apoyo de muchos aliados, así que tenemos que regresar a la diplomacia para construir alianzas'', destacó.
La candidata fue ovacionada de pie cuando ofreció ``terminar con la guerra en Irak''.
Mencionó tres aspectos claves del conflicto. En primer lugar, la noción de que los soldados y comandantes estadounidenses en Irak ''se han desempeñado de una manera magnífica'' cuando derrotaron a Hussein y crearon un ambiente de mayor seguridad en el país.
Pero enseguida acotó: ``No hay una salida militar a la guerra civil sectaria en Irak''.
En segundo lugar, destacó la necesidad de retirar la ayuda a los iraquíes si no promueven cambios politicos necesarios. Y en tercer lugar habló de la necesidad de ``volver a la diplomacia para crear alianzas''.
En materia energética, defendió su propuesta de crear un fondo estratégico de energía para promover el uso de fuentes alternas como la luz solar, el viento y los biocombustibles, además de atender la problemática del calentamiento global.
La rentabilidad del proyecto está garantizada, ya que Suiza y Europa se han comprometido a reducir drásticamente su emisión de gases de efecto invernadero antes del 2020.
En Suiza, un total de 396 bancos enfrentan cada día una batalla incesante por ganar clientela, capital y utilidades.
Está en juego para ellos un patrimonio de 3 billones de francos suizos. Dicho con todas sus letras y para dimensionarlo mejor, se trata de recursos equivalentes a la riqueza que es capaz de generar la economía suiza en 10 años.
De ahí que las instituciones busquen en la innovación el camino para multiplicar sus ganancias. Y si sus negocios empatan con las prioridades de la agencia política internacional, mejor aún.
Y en este juego financiero, Pictet, uno de los bancos privados más rentables de Suiza, ha sabido posicionarse a través del desarrollo de fondos temáticos y sectoriales. El más reciente: un fondo "verde" vinculado al cambio climático.
El fondo ecológico de Pictet se llama Clean Energy, y su objetivo es ofrecer a su abultada clientela la posibilidad de invertir en empresas con compromiso ecológico.
Para el 2020, Suiza y Europa están comprometidas a reducir 20% la emisión de gases de efecto invernadero y aumentar en la misma proporción el uso de energías renovables.
"Necesitamos encontrar formas mucho más limpias de utilizar los recursos combustibles fósiles, y la medida que más puede contribuir a la reducción de emisiones CO2 y a combatir el cambio climático- es aumentar la eficiencia energética. Con Clean Energy incentivamos a las empresas comprometidas con este objetivo internacional", explica Laurent Ramsey, director ejecutivo de Fondos Pictet a swissinfo.
Detalla que la cartera está sustentada en empresas energéticas que están equipadas en lo técnico y que serán solventes de cara a la transición energética que experimenta el mundo.
Concretamente, refiere Ramsey, nuestro fondo trabaja con 319 compañías de todo el mundo que han probado que 20% de su facturación anual proviene de negocios ligados a las energías renovables. Algunos nombres son Gas Natural, ENAGAS o Acciona.
En contrapartida, gigantes como Shell, General Electric o Philips, no han sido incluídas por no cumplir con el principio del 20%.
Información es poder. Y Pictet simplemente ha sabido conocer a tiempo dónde se halla el potencial económico futuro.
El Clean Energy apoya especialmente el desarrollo de la energía eólica.
La razón: alrededor de 200.000 millones de francos, entre inversión privada y pública, se dedicará a este negocio en el mundo entre 2007 y 2012.
A este respecto, Pictet subraya que a su juicio "el viento tiene más posibilidades de expansión que la energía solar o los biocombustibles dentro de la nueva política de energía renovable que priva en el mundo".
Otro sector al que han apostado su resto en el ámbito ecológico es el agua.
El Water Fund de Pictet comenzó a operar en el año 2000, un año en el que las miradas estaban dirigidas al desarrollo tecnológico.
La explicación: el agua podría ser dentro de 30 o 40 años un bien más valioso que el petróleo mismo.
La Organización de las Naciones Unidas estima que para el 2050, alrededor de 2.300 millones de personas (un tercio de la población mundial en aquel periodo) padecerán escasez de H20.
El Water Fund de Pictet se ha hecho en siete años de una cartera de 3.500 millones de francos suizos y crece a tasas superiores al 20% anual.
Pictet se dice convencido del compromiso social. Y actos de lo cotidiano dan cuenta de esta filosofía. Por ejemplo, su estructura interna promueve el uso de transporte colectivo, en lugar del desplazamiento a través de automóviles individuales; y la utilización de teleconferencias siempre que puedan sustituir desplazamientos innecesarios.
La cocina que hace las veces de cantina para los empleados del grupo está obligada, por su parte, a adquirir todos sus insumos frescos en establecimientos cercanos a Pictet, de modo que se incentive la economía local y se elimine el transporte de mercancías.
Detalles que dan cuenta de los principios que enarbola, pero que también tienen sin duda un sustento económico claro.
Por ejemplo, su apuesta por la energía eólica es abiertamente criticada y cuestionada por expertos en ecología.
Uno de los más aguerridos es el científico francés Mark Duchamp, quien ha defendido en congresos, conferencias y publicaciones, que la energía eólica es una farsa y nada tiene de "verde".
Es un negocio jugoso que recibirá subvenciones de muchos gobiernos y seguirá siendo apoyado, pero los molinos no son capaces de generar niveles de energía semejantes a los de una central nuclear; las turbinas que poseen provocan frecuentemente incendios; y amenazan a las aves, que mueren por cientos a causa de las aspas de los molinos.
Su apuesta es por la geotermia, que a través de la excavación permite hallar rocas candentes que provocan corrientes de agua a presión capaz de generar electricidad y calor.
Dos visiones muy distintas sobre un mismo negocio.
swissinfo/Andrea Ornelas
|