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Profetizó la crisis y acertó. En 2000 impulsó medidas de prudencia en el sistema bancario y, a la vista de lo sucedido, también acertó. Es muy crítico con la actuación de los organismos financieros internacionales.
Luis Ángel Rojo Duque (Madrid, 1934) recibe en su casa, repleta de libros y buenos cuadros. Sobre la mesa del despacho, la agenda abierta y el ordenador cerrado. Desde que dejó el Banco de España, al que se incorporó en 1971 y fue gobernador entre 1992 y 2001, ése es su refugio. Y que abandona, entre otras cosas, para acudir dos veces por semana al Grupo Santander, del que es consejero y presidente de las comisiones de auditoría y nombramientos. Catedrático de Teoría Económica desde 1966, formó a muchas generaciones de economistas, que le veneran. La política iniciada por el Banco de España de Rojo es hoy referencia en Europa. Es una autoridad que se expresa con una concisión y claridad que impone. Contesta sin pelos en la lengua, quizá por la libertad que le da no tener ataduras.
"La crisis se genera por la actuación de los bancos con muy poco criterio y rigor"
"La regulación bancaria y la actuación de las autoridades han sido muy deficientes"
"Todo lo que sea reforzar la confianza es importante. La morosidad va a ir a más"
"No me gusta absolutamente nada la política de nacionalización de la banca"
"En estos momentos en Europa no hay mucha gente muy brillante"
"La crisis va a durar más en España por la crisis de la construcción"
"Va a haber fusiones de cajas, el número tendrá que ser mucho más reducido"
Pregunta. ¿Cuándo va a acabar esto, señor Rojo?
Respuesta. No lo sé. Es para pensar que, normalmente, se acabará en año y medio o cosa así, en el mundo. Pero en España va a durar más porque tenemos una crisis inmobiliaria muy grave.
P. O sea que nos hinchamos de decir que el sistema financiero español es el mejor, y nos encontramos con que la crisis va a durar más por los excesos inmobiliarios.
R. Sí, yo creo que sí.
P. ¿Es esta crisis peor que las otras?
R. Yo diría que es más desconcertante. Y más difícil de salir de ella.
P. A su juicio, ¿por qué empezó?
R. Por muy diferentes causas; pero las más importantes fueron las relativas al mundo financiero. Tiene su origen en Estados Unidos y se genera como consecuencia de una actuación de los bancos muy compleja, con muy poco criterio y una falta muy considerable de rigor en los préstamos concedidos. Ése es el origen básico del problema. Luego ha habido otros adicionales como el precio del petróleo, las materias primas y, finalmente, la crisis alimenticia. Todo ha determinado una situación muy difícil de atajar.
P. ¿A eso se podría añadir que algunos Gobiernos y organismos reguladores no han sabido tomar las medidas oportunas?
R. Pues sí, claro. Lo que ha pasado también es que la regulación bancaria y la actuación de las autoridades han sido muy deficientes. No me cabe la menor duda. Y ha sido, además, una política cuyas medidas se han adoptado con muchísimo retraso.
P. ¿En todo el mundo?
R. En todas partes.
P. ¿Incluida España?
R. Sí. En España algunas medidas se han tomado más a tiempo; pero en conjunto se ha producido un retraso muy considerable.
P. Usted predijo en 2006 que iba a haber una recesión y que iba a empezar en EE UU. Acertó.
R. Cuestión de suerte.
P. Supongo que hay algo más que suerte.
R. La verdad es que vi en 2001 que las cosas iban mal y que irían a peor. Y, ciertamente, así ha sido. Tras los ataques a las Torres Gemelas, Estados Unidos adoptó una política a mi juicio equivocada. Les ha pasado lo que les tenía que pasar, se ha reventado la burbuja porque se tenía que reventar inevitablemente.
P. ¿Por qué ocurrió?
R. Por no actuar con demasiado rigor y no fijarse en lo que tenían delante. Ha sido muy perturbador.
P. ¿Hubo demasiada ambición? ¿Demasiado quererse hacer rico muy deprisa?
R. Sí, sí. Pero eso que ha dicho el señor [Alan] Greenspan de que la culpa la tienen los banqueros porque se han dejado llevar por su ambición, no lo veo así. Los banqueros siempre habrán sido más o menos ambiciosos, pero ése no es el problema. Francamente, Greenspan no ha estado demasiado afortunado con ese diagnóstico de la situación.
P. La crisis ha desnudado a Greenspan, que era intocable.
R. Era inevitable. Su política era absurda. Yo me he pasado bastantes años diciendo que la política del señor Greenspan no me gustaba y todo el mundo me miraba. Y yo les decía ¿qué queréis que os diga? No me gustaban nada las cosas que hacía y cómo las hacía. Al final, mire, nos hemos dado todos el batacazo.
P. Ustedes, desde el Banco de España, impidieron la aplicación de hipotecas subprimey sus derivaciones que él permitió.
R. Nosotros adoptamos las medidas correspondientes en 2000, como las exigencias de provisiones, para que no pudieran pasar cosas así. Lo vimos bastante claro. Yo me he equivocado en sentido contrario porque creí que la crisis iba a estallar antes. Luego ha reventado y ha sido peor, evidentemente.
P. Y mientras la figura de Greenspan se derrite, la suya y la del Banco de España se agigantan.
R. Porque adoptamos las medidas que nos parecían razonables. Yo las expuse en el Banco Central Europeo [BCE] y no me hicieron ningún caso, excepto Francia que lo estuvo dudando. Pensaron que eran excesivas, que las cosas no eran para tanto, como para adoptar medidas tan duras. Y bueno, pues ahí están los resultados.
P. ¿Qué medidas?
R. Mayor control del riesgo y ser más estricto en la regulación y en los criterios de provisiones, entre otras.
P. Se le ve muy crítico con el BCE.
R. Tenía que haber actuado antes y bajar los tipos. Pero mis críticas mayores son para el Fondo Monetario Internacional [FMI]. Lo del señor [Dominique] Strauss-Kahn [director del FMI] en los últimos 10 días ha sido como para que se dedique a otra cosa.
P. ¡Ah, sí!
R. Cuando se están hundiendo los bancos, el FMI no puede entrar en el escenario y decir que la situación es terrible, que los bancos se van a hundir. No me fastidie, ¿usted qué ha hecho? ¿ha hecho una política sensata de suavizar las cosas y mejorar a los bancos? No. Entonces, ¡cállese, por Dios! Ni Greenspan, ni el FMI, ni el BCE me parece que han funcionado bien.
P. ¿Y en la época de Rato?
R. No hizo nada. No sé si lo dejó porque vio lo que se le venía encima o por qué. De todos modos son las instituciones...
P. ¿Y qué hay que hacer?
R. He estado yendo durante años al FMI y al BCE y no puede ser ese funcionamiento...
P. Habrá que crear las instituciones de nuevo.
R. Pues sí. Pero poner de acuerdo a tantos países... Además, en estos momentos en Europa no hay mucha gente muy brillante. Es muy difícil.
P. ¿El BCE debe cambiar?
R. Lo que pasa es que nació bajo el dominio de Alemania y Francia, que querían oxígeno, que se inyectara liquidez porque tenían problemas. Así no pueden funcionar los bancos centrales. Estoy de acuerdo en que tiene que adoptar una política antiinflacionista; pero no por eso ponerla delante de todo cuando hay otras cosas que están funcionando mal. Luego pasa lo que pasa.
P. Y pasa que no baja los tipos.
R. Creo que hay bajarlos más.
P. Aunque las medidas hayan llegado tarde, ¿son buenas y suficientes?
R. Que son buenas y que van en la buena dirección, no me cabe ninguna duda. Ahora, que sean suficientes, ya lo veremos. Lo peor es que han llegado muy tarde.
P. ¿El plan de Estados Unidos le convence?
R. Está bien, pero es brutal, como hacen las cosas los americanos, aunque las debían haber tomado bastante antes.
P. ¿Y las medidas españolas, son suficientes?
R. Si son suficientes, eso no hay quién lo sepa. Pero como es una cuestión de confianza en buena medida, todo lo que sea reforzar la confianza de la gente es importante. La gente también es muy exagerada. Yo creo que las medidas funcionarán, aunque tardarán porque lo de la construcción es algo tremendo. Lo que ha sido eso es un disparate. Me parece absolutamente grave. Cuando veo las inacabables urbanizaciones me pregunto cómo se ha podido pensar que puede funcionar. Arreglar eso va costar tiempo.
P. Eso puede llevar a que la morosidad de la banca, ahora en el 2%, se dispare.
R. El 2% es poco; pero va a ir a más. Por eso el ajuste va a ser más largo. Realmente es muy duro ver hasta las palas por el suelo.
P. ¿Se atreve a pronosticar un ratio de morosidad?
R. No me atrevo a pronosticar nada.
P. ¿Le gusta la política de nacionalizaciones de la banca como han decidido algunos países con la compra de acciones?
R. No me gusta nada. No sé si no tenían más remedio, pero que se nacionalice no me gusta absolutamente nada.
P. ¿Usted cree que va a haber fusiones entre entidades financieras en España?
R. Las va a haber seguro. Esta situación, cuando se prolongue, va a presionar a las entidades para que estudien si les resulta conveniente e incluso necesario fusionarse. Pero, por otra parte, tienen que cambiar las normas, porque con las actuales no puede ser. Si quieren, tienen que pedir permiso a las autoridades competentes, que son las entidades políticas, que no van a querer de modo alguno que se produzca...
P. ¿Se está refiriendo a las cajas y a los gobiernos autonómicos, claro?
R. No puede mantenerse así.
P. De todos modos, ¿cuántas cajas tendrían que quedar, hay cuarentaytantas?
R. Pues un número mucho más reducido de las que hay, desde luego. Yo no digo que no funcionen bien y que no ganen dinero, que sí; pero es evidente que va por ese camino.
P. ¿Y entre los bancos?
R. Es posible que algún banco mediano; pero veo menos posibilidad que en las cajas. La gran banca está muy bien y ahí no lo veo.
P. ¿Pueden convertirse los grandes bancos españoles en los primeros del mundo?
R. Ya están en cabeza.
P. ¿Qué le pareció el discurso de Botín?
R. Tremendo. Está bien lo que ha dicho.
P. ¿Se lo enseñó a usted antes de pronunciarlo, siendo consejero del banco?
R. No, no tiene nada que ver.
P. ¿Usted recomienda mirar a la Bolsa en momentos de crisis?
R. No es lo que más hay que mirar. La Bolsa es importante desde el punto de vista de la relación de las expectativas de la confianza del público.
P. ¿Habría que modificar los Presupuestos como pide el PP?
R. Son bastante restrictivos ya. Pero cuando se está en una situación como la actual, lo que no pueden hacer los partidos políticos es ponerse a pelear por los presupuestos y no se qué. De lo que se trata es de ver si se sale entre todos de ésta y luego ya tendrán oportunidad de pelearse. Pero decir eso en este país, es cantarle a la luna.
P. ¿Está apuntando con el dedo a Rajoy y su reacción al plan de apoyo del Gobierno?
R. Es muy desagradable ver que se tiran piedras contra el propio tejado en un momento tan complicado y tan difícil.
P. ¿Qué lecciones nos deja la crisis?
R. En primer lugar que no se puede seguir con esas regulaciones laxas. Tampoco puede ser que haya retribuciones de los ejecutivos tan inmensas. ¡Hay que ver las cantidades que están ganando los americanos! La gente se irrita con razón. En España hay que procurar que el sistema funcione y no se produzcan desequilibrios con el sistema financiero y la construcción.