Foto CLAUDIO CORTES
Lucía Santa Cruz fue una pionera en lo que a trabajo femenino se refiere, y hoy, además de todavía ser una excepción dentro de su generación, es dueña de una carrera exitosa.
En el mundo de las empresas participa a través del Banco Santander, en el de los círculos de influencia tiene un espacio en ICARE y en Libertad y Desarrollo, en el de la academia está presente gracias a su labor en la Universidad Adolfo Ibáñez, e incluso participa en el rubro culinario a través de su libro "La Buena Mano".
Prácticamente no hay espacio en donde no haya plantado una bandera, y desde ese sitial, habla de los temas más diversos.
Aunque dice que no le gusta dar entrevistas y que no es amiga de la exposición, rápidamente se apasiona con temas que van desde la participación de las mujeres en el mundo laboral y la política, hasta las recetas de cocina y sus nietas. Todos los temas los palpa a diario en todas las actividades que realiza.
Sobre el rol de la mujer en la sociedad, por ejemplo, es de aquellas que prefiere mirar el vaso medio lleno. Dice que aunque se ha avanzado mucho, sabe que aún queda camino por recorrer.
El próximo jueves 11 de octubre tendrá la oportunidad de hablarle a cientos de mujeres en una nueva versión de Mujeres al Timón, el foro de ICARE y Mujeres Empresarias, donde desarrollará sus ideas respecto a cómo ha cambiado el rol de la mujer en la sociedad durante los últimos 10 años.
Es de la idea de que el tema de la participación de las mujeres en el mercado laboral hay que mirarlo con perspectiva, teniendo muy claro que la sociedad está cambiando, y sin entramparse, por ejemplo, en que su participación sigue siendo menor que la de los hombres.
Para ella, la mayor "revolución" en este sentido va de la mano con el aumento del nivel de educación de las mujeres. "Las mujeres no solamente están entrando en mayor cantidad a la universidad, sino que son mejores alumnas. Desde hace un tiempo son más de la mitad de los matriculados en las universidades, permanecen más tiempo que los hombres, se gradúan más, y tienen mejores notas. De cada 10 titulados 6 son mujeres", explica.
-Considerando este mayor nivel educacional, ¿cuándo se debieran ver cambios en términos laborales?
-Esto no se refleja inmediatamente. Hay un desfase. Acabo de estar en Inglaterra y en la revista The Spectator venía un artículo en el que se hablaba que las mujeres son el género más rico. Aquellas que nacieron después de 1985 y que tienen mejores niveles educacionales, no sólo han equiparado sus salarios con los hombres, sino que los han superado.
- ¿Podría pasar eso en Chile?
-Estamos siguiendo el mismo patrón. El problema que tenemos que enfrentar ahora es cómo nos ajustamos a ese cambio, porque ni los hombres ni las mujeres nacieron pensando en que iba a ser la mujer la mayor proveedora.
Cosas como el pleno empleo ayudan, pero creo que para mejorar la empleabilidad se necesitan cambios legislativos que permitan flexibilidad.
-Mujeres más educadas, ¿debieran ganar lo mismo que los hombres?
-Cuando una empresa busca a los mejores egresados y la mayoría de los currículos que le llegan son de mujeres, tendrán que emplearlas y pagarles el equivalente.
Soy de una generación pionera en incorporarse al mercado laboral. Mi impresión es que el vaso se va llenando. Esa es la gran transformación.
- ¿Qué falta en Chile para eliminar la brecha salarial?
-Una es la flexibilización laboral y la otra es completar el cambio cultural, que son más lentos que los cambios económicos. Estamos empezando un cambio cultural importantísimo.
Las empresas tendrán que ir adaptándose. Espero que esto se produzca de forma normal y espontánea. Creo que eso es mucho más eficaz que a través de regulaciones y de cuotas.
Aspiro que llegue un momento en que a un gerente general o presidente de empresa le de vergüenza mostrar la memoria de su compañía enteramente poblada de fotografías masculinas. Creo que eso está comenzando a pasar.
"El posnatal no me gusta, pero sobreviviremos"
- ¿Aporta una ley como la de postnatal en este sentido?
-El postnatal no me gusta. Un post natal obligatorio de 6 meses me parece un atentado contra la libertad de las mujeres. Si yo estuviera teniendo guaguas hoy, me tomaría los 6 meses porque encuentro maravilloso tener esa oportunidad con un hijo recién nacido. Pero creo que hay que darles espacio a esas mujeres que sencillamente no pueden hacerlo.
El postnatal tiene que ser mucho más libre, negociado y con más fórmulas. La ley no puede imponer un modelo de maternidad.
-Pero la ley da la opción de trabajar media jornada...
-Eso no me basta. Dicen que eso se hizo porque los empleadores son abusadores. Pero no es así. Y si es así, tenemos que educar a la gente para que defienda sus derechos.
- ¿Se complicará la empleabilidad de las mujeres?
-En cierto sentido y durante un tiempo. Si la economía sigue creciendo, se siguen creando trabajos, sigue la tendencia de mayor educación, creo que sobreviviremos al postnatal de 6 meses.
- ¿Es necesario hacer ajustes a la ley, considerando que ya hay voces que piden flexibilidad?
-Yo no sé si es que hay piso político. Pareciera que la sociedad está emborrachada de felicidad con el postnatal.
"El gobierno ha tenido grandes logros, pero..."
"Siento que vivo en un país, al contrario de lo que se repite en forma reiterada en término de lugares comunes, infinitamente mejor y más justo que en el que me crié", asegura Lucía Santa Cruz.
Explica que aunque las cifras de pobreza siguen siendo altas, los beneficios materiales le han cambiado la vida a miles, que hay cambios de movilidad social, y que la meritocracia hace la vida más justa.
"He trabajado en Libertad y Desarrollo y he sido partidaria de estos cambios en la economía, no para ayudar a que los ricos sean más ricos, eso realmente no me interesa", asegura frente a las críticas que incluso desde la Iglesia se han hecho al "modelo".
- ¿Cómo ve los próximos años para Chile?
-Me preocupa que se haya generado una brecha grande entre la realidad objetiva, y la percepción y el clima de opinión que se está generando respecto al modelo. Esa brecha la encuentro peligrosa porque al parecer no existe suficiente anticuerpo para toda esta crítica tan fundamentalista.
Sin embargo, la realidad es fuerte y muchas veces se impone. Si el país logra evitar la crisis económica, vale decir, si China sigue creciendo, seguiremos por una senda muy positiva al margen de quien gobierne.
- ¿Qué evaluación hace del gobierno del Presidente Piñera?
-Es un gobierno que ha tenido grandes logros y realizaciones. Ha sido un gobierno muy equilibrado y ahora están dando señales de una gestión más entusiasta y con mayor ahínco en crear oportunidades.
La reunión del sábado recién pasado entre ministros y empresarios para ver cómo seguir adelante con las inversiones es muy positiva. Pero creo que es un gobierno que tiene un problema comunicacional gigantesco. Estuve en el Chile Day en Londres y oí al ministro Felipe Larraín. Quedé sorprendida de la cantidad de información que entregó y que yo no conocía.
- ¿Cree que la derecha se va a repetir el plato en La Moneda?
-No existe ninguna seguridad. La ventaja principal que tiene la derecha es la disgregación de la Concertación. Pero por otro lado, hay una gran posibilidad de que los incentivos por el poder agrupen a la Concertación, y otra de que esta vez incluya al Partido Comunista. Obviamente eso hace más difícil una elección para la derecha.
- ¿Cómo influiría el aterrizaje de Bachelet en el escenario?
-Obviamente es una candidata que tiene grandes ventajas de popularidad en este momento, pero las cosas cambian mucho en las campañas. Votar es muy distinto que contestar una encuesta.
No veo imposible que la derecha gane, ni mucho menos.
-Entre los precandidatos de la derecha, ¿cuál cree que podría llegar a La Moneda?
-No estoy segura de cómo se dará la lógica. Si se opta exclusivamente por las encuestas, que a mi juicio es un error, posiblemente sería Laurence Golborne. Si se hace un raciocinio un poquito más complejo, creo que Andrés Allamand podría tener grandes posibilidades. Pero no sé qué va a primar.
Si la lógica de las encuestas hubiera primado, Patricio Aylwin no habría sido presidente y eso habría sido muy lamentable.
Tengo mucha conciencia política. Si tuviera que elegir, obviamente elegiría a Andrés Allamand. Pero voy a estar con el candidato que la Alianza elija.
- ¿Le interesaría a usted seguir una carrera política?
-Jamás. Me han tentado, pero es impensable. No me gusta la actividad política. Le tengo pavor al poder porque encuentro que es una droga intoxicante.
-Pero usted tiene poder...
-Tengo influencia, pero no poder (ríe).