Ye Shiwen obtuvo el oro en los 400 metros estilos individual.
Un recorrido por redacciones periodísticas y corrillos del mundo de la natación no puede dejar de detectar uno de los grandes temas del momento: Ye Shiwen, 16 años de edad, china, más rápida que el mismísimo Ryan Lochte, ¿podemos creer en ella?
En otras palabras: estamos ante el verdadero fenómeno de los Juegos de Londres o ante un nuevo caso de posible dopaje.
Pero como suele ocurrir, la información tiene un trasfondo que los redactores de títulos no tienen en cuenta, porque se les acaba el espacio.
Durante el fin de semana se extendió la impresión de que Ye, que todavía no ha completado su desarrollo físico, es "más rápida" que Lochte, un monstruo anfibio, rápido e incansable en el agua y que, en tierra, acostumbra a subir cuestas de arena arrastrando cadenas con gomas de tractor atadas a ellas.
Es un típico ejemplo de ilusión periodística, creado para estimular el interés del público.
Cuestión de tiempos
El sábado, en la final de los 400 metros estilos individual, Ye marcó un nuevo récord mundial de 4:28.43 y su remate de la carrera dejó atónitos a quienes la presenciaron: 28.93s en los últimos 50 metros, más rápida que los 29.10s del estadounidense Lochte en la final de varones de la misma carrera.
Nunca hasta ahora, en la historia de los Juegos Olímpicos, una mujer había sido más rápida en un tramo de cualquier distancia que el ganador varón de la carrera equivalente.
Pero esta misma información se puede interpretar en forma diferente agregando los datos que faltan: que el tiempo de Lochte para los 400m fue de 4:05.18, y que en los últimos 50 metros disminuyó su rendimiento, dejando escapar el récord mundial que pareció estar fácilmente a su alcance.
Dicho de otra forma, a Ye los últimos 50 metros le llevaron 17 centésimas menos que a Lochte, pero éste tardó 23 segundos menos en los 400 metros.
Récords con y sin bañador
El remate de Shiwen dejó boquiabiertos tanto al público como a las demás competidoras.
Esto no disminuye la proeza de la nadadora china, ni el carácter extraordinario de su récord mundial, el primero en natación desde el retiro de los bañadores de fibras especiales que tanto distorsionaron el rendimiento de los atletas.
Utilizando un traje de esos, Michael Phelps marcó 4:03.84 en la final de Pekín 2008; su tiempo en Londres fue un decepcionante 4:09.28.
También en Pekín, y con esos bañadores, la australiana Stephanie Rice marcó el récord mundial previo de 4:29.45, o sea 1s02 más que Ye Shiwen el sábado.
La facilidad con que Ye superó en los últimos 50 metros a su principal rival, la estadounidense Elizabeth Beisel (compañera de entrenamiento de Lochte), ha dejado con la boca abierta a las otras nadadoras y sus técnicos.
Gregg Troy, el jefe del equipo estadounidense, entrenador de Lochte y Beisel, se limitó a decir, con una pesada carga de ironía, que "es el tramo más rápido que haya corrido una mujer en toda la historia".
Dudas y aclaraciones
La disyuntiva trae de cabeza a todos los comentaristas y también al público: estamos ante uno de los fenómenos deportivos más formidables de la historia o… la alternativa es tan penosa que hace vacilar a los escépticos.
"No es posible, ¿qué demonios es eso?" se le escuchó gritar a un periodista estadounidense en la sala de prensa.
Esto podría interpretarse como un prejuicio machista, pero la británica Clare Balding, una feminista muy enérgica, presentadora de la BBC, preguntó al ex nadador Mark Foster cómo era posible que "alguien pueda de repente nadar mucho más rápido que antes".
Una respuesta a esto, claro, es que en el caso de Ye el "antes" se refiere necesariamente al comienzo de su adolescencia, cuando no se podía esperar grandes tiempos en una especialidad tan exigente como los 400 metros estilos.
Foster dijo que había sido una mejora de cinco segundos, algo notable, pero que los jóvenes suelen ser capaces de ese tipo de progreso en su rendimiento.
El caso de otra china
Nunca una mujer había sido más rápida en un tramo que el ganador varón de la carrera equivalente.
Pero la juventud no es garantía de inocencia. Una ex compañera de equipo de Ye, también de 16 años, Li Zhesi, no está en Londres porque hace poco más de un mes las autoridades deportivas chinas anunciaron que había dado "positivo" por EPO (eritropoyetina) en un análisis realizado el 31 de marzo.
Y todos recuerdan que en la década de los '90 los controles antidopaje (mucho más básicos que los actuales) dieron casi 50 "positivos" en nadadores chinos.
Diagnóstico de WADA
Los recelos, que parecían acallados, volvieron a emerger hace unas semanas, tras algunos comentarios de John Fahey, el titular de la WADA, la agencia mundial antidopaje, que los chinos encontraron demasiado filosos.
La agencia de noticias china, Xinhua, pidió una aclaración a Fahey, quien contestó en forma evasiva: dijo que China estaba haciendo "enormes esfuerzos para adoptar el código y práctica de la WADA".
Si Fahey fuera un médico, su diagnóstico sería que China ha mejorado pero que todavía no está fuera de peligro.
"Debo mejorar"
La propia Ye ha enfrentado a los periodistas con la naturalidad de un pez en el agua: dice que todavía debe mejorar en varios aspectos, que no le convence su estilo braza de pecho, y que su crawl, o libre, deja mucho que desear.
Esto debe tener que ver con la acción psicológica, tan importante en el deporte moderno: si ganas, bien; si ganas y además sugieres que todavía tienes mucho por mejorar, tanto mejor.
Señores, estamos ante Ye Shiwen, 16 años, campeona mundial de 400m estilos individual, "más rápida" que Lochte, pero que todavía debe mejorar…