Aldara Pérez Alonso.
Madrid, 23 nov (EFE).- Es "muy fácil" equivocarse en internet y en las redes sociales, donde un movimiento reflejo de dedo o un clic apresurado, puede provocar un "cataclismo mediático", como le ha pasado al primer ministro inglés quien, "accidentalmente", acabó siguiendo en su cuenta de Twitter a una agencia de prostitución.
"Este tipo de errores pasa a una persona de a pie y también al primer ministro. Equivocarse es fácil y normal, tan sencillo como ir con prisa o no fijarse y presionar la tecla incorrecta", ha explicado a EFE el experto en internet Enrique Dans.
David Cameron seguía en su perfil a la agencia de prostitución "Carltons of London" y ha tenido que explicar a la BBC que su cuenta estaba configurada para que automáticamente se siguiese a todos sus seguidores, sin saber quién estaba detrás de los perfiles.
"La confusión no tiene por qué ser grave, pero en las redes sociales, al ser casi todo público hay una gran viralidad, que hace que todo el mundo se ponga a hablar" ha detallado Dans, profesor de Sistemas de Información en IE Business School de Madrid.
Aunque "intimida", porque parece que mucha gente está pendiente, no tiene trascendencia real: se desencadena "la tormenta tuitera" pero pasa "muy pronto", ha asegurado Dans.
Empezar a seguir a alguien "inapropiado", escribir palabras de forma errónea, meter un gazapo o publicar algo sin querer son algunos de los fallos típicos.
Puede pasarle a cualquiera, porque las redes sociales se usan en diferentes plataformas (en el ordenador, en el teléfono móvil), y cambian las versiones, pero si le ocurre a un personaje público adquiere "más relevancia".
Por ello, según Dans, lo importante es la reacción ante el error: usar el sentido común como se haría en otros ámbitos de la vida, adecuarse al medio y pedir disculpas o corregir el fallo.
"No hay que darle importancia a una cosa que no la tiene, ni hacer un ejercicio de constricción, en la red la gente aprecia la naturalidad y la espontaneidad", ha afirmado el experto.
Twitter es un medio "conversacional" por lo que pedir perdón con un guiño o reconocer rápido el error son actitudes "bien valoradas", al contrario que contestar de forma rígida y "acartonada".
El verano pasado, Fátima Báñez publicó sin querer en su perfil de Twitter el resultado de una partida de un minijuego y se desató la polémica. La ministra borró el mensaje y explicó que había sido consecuencia de "una travesura infantil".
Para Dans, que ha calificado el percance de Báñez como una "chorrada", ha indicado que jugar a un minijuego no tiene nada de malo y que personajes públicos y políticos deberían adaptarse más a la dialéctica y a la dinámica de la red para no ser "tan estatuas".
La sinceridad es otro rasgo "muy apreciado" en internet, y por eso, muchos políticos reconocen ya en sus perfiles que comparten la cuenta con su equipo de comunicación.
"Bienvenido a mi Twitter (y al de mi equipo)", advierte el perfil de Esperanza Aguirre, y también el de Rubalcaba, en donde además se avisa de que la cuenta está gestionada de forma mixta.
Barack Obama, que tiene más de 40 millones de seguidores, explica en su perfil que los tuits que él escribe están firmados con sus iniciales "-bo", para diferenciarlos de la información que publica su equipo.
"La mentira no gusta" ha indicado Dans, quien ha recordado que Rosa Díez fue objeto de una polémica por este motivo en 2009, porque se descubrió que no era ella la que usaba su cuenta de Twitter.
Mientras la líder de UPyD estaba en una entrevista en directo en la televisión, se publicaban tuits en su perfil; la gente se percató y el revuelo fue tal que Rosa Díez acabó cerrando su cuenta. EFE
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