Oleada de "extranjerización" económica
A la hora de definir su negocio, La Serenísima se autoproclama "la empresa argentina líder en productos lácteos". Ahora, a 80 años de su fundación, los dueños de esta emblemática compañía estarían negociando su venta a una multinacional de capitales franceses.
Los números no cierran para la familia Mastellone, dueña histórica de La Serenísima: en 2008, la empresa reportó pérdidas por tercer año consecutivo. Y aunque resultó elegida "marca argentina del año" en el ranking iEco, por votación de los consumidores, el traspaso a manos extranjeras parece inexorable.
El caso de esta empresa nacional por antonomasia confirma lo que muchos analistas consideran una tendencia: la extranjerización de la economía en el país, en la que se registra una transferencia creciente de industrias de capital argentino a inversionistas del exterior.
Según el informe de Balance Cambiario del Banco Central (BCRA), la progresiva llegada de dinero internacional no registra precedentes desde el comienzo de la llamada etapa kirchnerista, iniciada en 2003 con el presidente Néstor Kirchner y continuada en la gestión de su esposa y actual mandataria, Cristina Fernández.
Las cifras del BCRA señalan que en 2008 la inversión extranjera alcanzó los US$7.418 millones, siempre en curva ascendente de los US$1.084 millones contabilizados en 2003.
Cúpula extranjera
Pero, además, la lista de empresas que más facturan en el país también registró un incremento de nombres foráneos.
Aquí no existe una gran burguesía nacional que tenga un proyecto de nación, con lo cual, ante cualquier oferta, muchos empresarios no dudan en vender. Esto comenzó en los años 90 y continúa ahora
Nicolás Salvatore, del Cedes
De acuerdo con los datos del Instituto de Estudios y Formación de la Confederación de Trabajadores de la Argentina (CTA), a los que tuvo acceso BBC Mundo, la cantidad de compañías extranjeras en el top 200 argentino pasó de 104 a 128 entre 1997 y 2007.
"El proceso de trasnacionalización es notorio. Antes, el 65% de la facturación conjunta de las 200 principales correspondía a empresas de carácter extranjero, y en 2007 creció al 78%", le detalló a BBC Mundo el economista de la CTA Claudio Lozano, diputado electo por el opositor Proyecto Sur.
Los capitales que llegan provienen de todas partes del mundo y, entre los latinoamericanos, hay mayoría de origen brasileño, chileno y mexicano. Así, la extranjerización parece haberse convertido en una característica del mapa empresarial argentino y no tiene miras de detenerse.
Historia y actualidad
A la hora de evaluar el impacto de este proceso, las voces de los expertos están divididas.
El proceso de trasnacionalización es notorio. Antes, el 65% de la facturación conjunta de las 200 principales correspondía a empresas de carácter extranjero, y en 2007 creció al 78%
Claudio Lozano, economista
Mientras algunos celebran la llegada de inversión extranjera, ansiada por muchas economías en desarrollo, otros señalan que la fuerte presencia de capital internacional debilita el potencial desarrollo de las industrias locales.
Las razones que explican el fenómeno deben buscarse tanto en la situación estructural de Argentina, como en un contexto internacional de crisis globalizada.
"Aquí no existe una gran burguesía nacional que tenga un proyecto de nación, con lo cual, ante cualquier oferta, muchos empresarios no dudan en vender. Esto comenzó en los años 90 y continúa ahora", le señaló a BBC Mundo el economista Nicolás Salvatore, del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (Cedes).
Según el experto, esta "falta de visión de largo plazo" se evidencia, sobre todo, en el cambio de manos de los recursos naturales, desde la compra de tierras a la minería.
Pero, a esta cuestión histórica, se suman las condiciones que imponen las circunstancias internacionales.
"Ante la recesión que estamos viviendo, muchas empresas tienen problemas de liquidez que se transforman en problemas de solvencia, y entonces no hay más opción que vender", sintetizó el investigador del Cedes.
Burguesía autóctona
El proceso de "desnacionalización", como lo denominó el diario La Nación en un informe reciente, se da en simultáneo con un proceso inverso, propiciado por el gobierno, de recuperación de empresas que estaban en manos extranjeras.
Ante la recesión que estamos viviendo, muchas empresas tienen problemas de liquidez que se transforman en problemas de solvencia, y entonces no hay más opción que vender
Nicolás Salvatore, del Cedes
La mandataria Cristina Fernández, al igual que su esposo y antecesor, llevó adelante la renacionalización y propició la intervención estatal, sobre todo en el sector de los servicios públicos.
Uno de los casos más resonantes fue el de la recuperación del sistema de jubilaciones y pensiones, que había pasado a empresas privadas en los '90. La gestión gubernamental también se aplicó a prestadoras de servicios de agua y cloacas, a empresas de generación y distribución de electricidad, y a la aerolínea de bandera nacional.
Asimismo, el discurso kirchnerista destacó siempre la necesidad de crear una "burguesía nacional" comprometida con el desarrollo del país, que el ex mandatario Néstor Kirchner calificó de urgente desde el comienzo de su gestión.
Sin embargo, las estadísticas parecen confirmar que el empresariado argentino camina en la dirección contraria.
Estado, ¿sí o no?
Una vez más, los analistas disienten sobre el papel que debe tener el Estado en la regulación de la llegada de capitales.
Para algunos, las autoridades tienen que cumplir una doble misión: por un lado, seducir a inversionistas extranjeros, potenciales generadores de nuevos empleos, a la vez que imponer reglas para poder transformar los beneficios de esos capitales en desarrollo económico.
"Al Estado no le cabe una responsabilidad de control, pero sí le cabe establecer pautas claras para que sea atractivo invertir en Argentina", opinó Salvatore, el economista del Cedes, para quien la falencia de una burguesía nacional pujante "no se va a suplir con una regulación".
Otros, en cambio, abogan por un intervencionismo mayor.
"Se debería decidir en qué áreas quieren aceptar capitales extranjeros. Hoy no hay intervención pública, y el capital extranjero compra principalmente empresas existentes, sin ampliar la capacidad productiva del país ni propiciar la integración sectorial", reclamó Lozano.
Una de las cuestiones que más preocupa a los observadores es el volumen de dividendos que sale del país desde estas empresas internacionales. En 2008, según el BCRA, las utilidades de compañías extranjeras giradas al exterior alcanzaron los US$3.552 millones, una cifra que duplica a la de 2007.
En tanto, la reinversión de utilidades en el país cayó a su valor más bajo: fue de US$396 millones, comparados con US$ 2.049 millones del año anterior.
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Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
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