Neokeynesianismo: El Estado al rescate de los mercados
Dr. Oec. Rómulo Sánchez Leytón* END - 07:40 - 21/10/2008
El caos financiero (hipotecario) que vive la economía mundial llena de pánico a moros y cristianos, pero más seriamente a los bancos que tienen en estos momentos a miles y miles de morosos e inmensas deudas "tóxicas" que están "contagiando" la economía mundial. Hasta el mismo recién ganador del Premio Nobel de economía 2008, Paul Krugman, señaló que la crisis financiera lo ha puesto "extremadamente aterrorizado".
Una vez más la práctica evidencia que los mercados no son perfectos, no se autorregulan y padecen deficiencias, si se les deja a su libre albedrío, que es lo mismo dejar la voluntad gobernada no por la razón, sino por la avaricia y el capricho. El "orden espontáneo" que llamó F. Hayek ha destruido inmensas riquezas y ha ocasionado un descalabro mundial, nada parecido a un orden perfecto, ni a una generación de equilibrio económico "guiado por una mano invisible".
El rescate de US$ 700 mil millones de la FED hacia el sistema bancario --que no será suficiente-- intenta sacar a flote los mercados financieros. Unos US$ 250 mil millones de ellos se utilizarán para comprar acciones preferentes a los bancos. Aunque los sacerdotes a ultranzas del mercado sienten alergia y despotrican por la regulación estatal; la práctica se encarga de corregir esa falacia. Es decir que la legitimidad de la intervención ni siquiera puede ponerse en discusión por el enjambre de mercadólatras. Es muy seguro que el precio del rescate lo sentirán los contribuyentes estadounidenses, eso establece costos políticos para los que lo apliquen. El voluminoso rescate aumentará la deuda pública estadounidense. Y ahora más que nunca lo que necesita Estados Unidos es un plan de austeridad (como el que ha recetado a otros países en épocas de crisis, México 2004) y desendeudarse, para recuperar la credibilidad en su economía. Lo más dañino es que hay una crisis profunda de confianza.
La crisis no surge este año, hay que tomar en cuenta también los factores como la crisis y recesión de 2002, donde las grandes aseguradoras tuvieron pérdidas mayúsculas y la gente perdió mucho dinero, luego del derribo de las Torres Gemelas. La guerra de Irak significa para Estados Unidos una hemorragia financiera cada mes. Ha obligado a Estados Unidos a gastar de manera improductiva multimillonarias cantidades. El voluminoso rescate contrasta con la negativa de otros programas sociales que Bush ha rechazado. El paquete salvador significa 7 veces el PIB de Centroamérica.
La FED dará buen dinero para comprar activos "envenenados", pero también agentes privados, como Barry Buffett, que inyectó US$ 5,000 millones a Goldman Sachs Group Inc., una de las firmas más respetada de Wall Street (pasó de ser un banco de inversiones a un banco comercial, con lo que se reducirán las ganancias y tendrá reglas más estrictas), y gobiernos (Japón y países europeos) han proporcionado liquidez para apoyar el rescate de los bancos. Además, el FMI ha puesto a disposición de los Estados miembros sus reservas de casi US$ 250 mil millones, para tratar de curar la enfermedad del sistema.
Hay propuesta de crear un organismo internacional que supervise y controle el sistema financiero internacional. Éste debería funcionar como árbitro, pues en los mercados andan pistoleros asaltando (Bankers, banqueros gángster). Lo que sucede de nuevo es el cinismo y la indecencia de los neoliberales, -ser testigos de fe cuando hay ganancias-, renegar e implorar la "mano visible" del Estado, cuando se contabilizan pérdidas. Hay quienes recurren a la figura consoladora de que "el mercado tiene un poder cicatrizador inmenso" y sólo debemos confiar en él. O bien otro calamitoso teorema que "Habrá (ya hay) perdedores y ganadores", como consecuencia del funcionamiento de la "mano de Dios", y eso no debe asustar a nadie.
El presidente francés Nicolas Sarkozy señalaba: "Estoy convencido de que el mal es profundo y de que hay que revisar todo el sistema financiero y monetario mundial, como se hizo en Bretton Woods después de la Segunda Guerra Mundial", y agregaba que se trata "de crear las herramientas de una regulación mundial que la globalización de los intercambios hacen necesario en lo sucesivo". Seguramente ésta es una medida a tomar en el mediano plazo, para poder enfrentar lo explosivo de la crisis, ya que nos enfrentamos a un cuarteto agresivo, además de la crisis financiera-hipotecaria, hay una crisis ecológica, una crisis alimentaria y, por supuesto, la crisis energética.
Lo que ha sucedido es carencia de transparencia de las instituciones financieras en el manejo de la contabilidad e incompetencia de los políticos y de las calificadoras. Lo que ha fallado es la vigilancia y regulación preventiva, por eso, hoy igual que ayer, es un imperativo mejorar el escrutinio público. El sistema financiero internacional requiere una solución sistémica (integral), por la severidad de la crisis. Los fundamentos académicos de la economía del laissez faire, --a saber que los mercados se bastan a sí mismos para manejar con eficacia, ya no digamos con justicia la economía--, se han derrumbado estrepitosamente. Y es que cuando se pierde el balance entre el mercado y el Estado lo más probable es que el desastre aguarde.
Los efectos para América Latina y Nicaragua
La multiplicidad de la crisis --que no dejará a nadie inmune-- ha ocasionado el enfriamiento de la demanda de la economía mundial y turbulencia en las bolsas. La dependencia de América Latina de las materias primas (commodities) hace vulnerable a estos países. Si la crisis se prolonga, caerán las exportaciones. Mucho depende de cómo se gestione la misma en los mercados emergentes (a los cuales hay que diferenciarlos) de los llamados BRIC (Brasil, Rusia, India y China). No es despreciable señalar que para 2008 se calcula que estos países superarán el 50 % de la producción mundial. China, por ejemplo, constriñe el consumo de petróleo, no compraron en septiembre y se abstendrán en octubre.
Muchos países de América Latina están en mejor posición de enfrentar el efecto contagio de la crisis de Estados Unidos. Se han acumulado reservas y hay países que están creciendo de manera robusta, como Perú, Panamá, Argentina, Venezuela y Chile. Si la economía mundial crece menos, algunos países sudamericanos se verán impactados por la reducción del precio de las materias primas. La demanda internacional se enfriará, se comprará menos cobre, hierro, petróleo, soja, que han sido bastión del crecimiento de Chile, Argentina, Venezuela y Brasil. Si se desinflan los precios, se derrumba el crecimiento, como está sucediendo con el petróleo. En Latinoamérica se está tratando de reactivar el Banco del Sur para conseguir independencia financiera. Esta institución contaría con unos 7 mil millones de dólares, como capital inicial.
Otros países verán menguados sus ingresos de divisas en concepto de remesas familiares. Se resentirá el turismo porque llegarán menos visitantes estadounidenses, otros, con mejores ingresos, podrán elegir países donde hacer turismo resulte más barato. Centroamérica se verá seriamente golpeada, al igual que México, porque se reducirán las transferencias de los migrantes. La accesibilidad a los créditos se pondrá difícil, sobre todo para los países que tienen un elevado riesgo país.
Para Nicaragua, los efectos no serán menores. Somos una economía vulnerable respecto al mercado estadounidense. Cualquier desaceleración o recesión de la economía estadounidense repercute de manera directa en la nuestra. Las exportaciones de textiles se han resentido en los últimos meses. Si se pierden empleos, los perderán muchos nicaragüenses que trabajan allá. Perderemos capacidad de exportar hacia ese mercado, si la incertidumbre de los consumidores se eleva, y éstos se preocuparán más por sus puestos de trabajo, las pensiones y sus cuentas de ahorro (seguramente disminuirá el consumo en Navidad). Se reducirán los ingresos por remesas. Los créditos se endurecerán cuando se busquen, porque se vendrá una crisis de crédito. El crédito de las microfinancieras también está en grave riesgo, porque gran parte de los recursos son proporcionado desde el exterior.
El premio Nobel de economía J. Stiglitz ha señalado: "El mundo no ha sido piadoso con el neoliberalismo, ese revoltijo de ideas basadas en la concepción fundamentalista de que los mercados se corrigen a sí mismos, asignan los recursos eficientemente y sirven bien al interés público". No hay dudas de que el dogmatismo neoliberal ha sido siempre una doctrina política al servicio de intereses y la ganancia. Jamás ha tenido corroboración con la teoría económica. Como siempre ganancia es una palabra maravillosa y es la consecuencia de vivir bajo su dictadura.
El mismo A. Smith reconocía el poder de los mercados, pero también reconocía sus límites. La experiencia se está encargando de demostrarlo. Los mercados están siendo rescatados por la "mano visible" del Estado, y muy seguro, don J. Maynard Keynes se retuerce en la tumba, ante sus detractores que hoy lo invocan con religiosidad. Mientras tanto hay muchas nubes oscuras que se ciernen sobre la economía mundial. Y no faltan los magos buscando consejos para poner fin a la crisis global actual. Muy importante es una adecuada regulación y supervisión bancaria. Y seguramente, Estados Unidos necesitará en el mediano plazo- eliminar exenciones fiscales a grandes empresas, aumentar los impuestos y, lo menos deseable, reducir los programas sociales, lo cual golpeará a 45 millones de estadounidenses que no tienen seguro social. Los países en desarrollo tienen ya desafíos que enfrentar.
*Profesor de economía
Facultad de Ciencias Económicas
Escuela de Economía
UNAN- Managua
Palabras Claves: Opinión, Dr. Romulo Sánchez, Neokeynesianismo:El Estado al rescate de los mercados