Por 20 votos a favor y 18 en contra, Senado aprobó la idea de legislar
Proyecto para Transantiago no quedó en panne
El voto a favor del independiente Carlos Bianchi rompió el virtual empate. El senador DC, Adolfo Zaldívar, voto en contra junto a la derecha y ensanchó sus diferencias con la Concertación.
Fecundos fueron finalmente los esfuerzos del Ejecutivo para lograr que se aprobara la idea de legislar
¿lobby o trafico de influencias? ....más bien me inclino por el tráfico.
sobre el proyecto que inyecta 290 millones de dólares al Transantiago. Foto: UPI
La Nación: Ivonne Toro / Soraya Rodríguez
El arribo conjunto de los ministros del Interior, Belisario Velasco, y de la Segpres, José Antonio Viera-Gallo, al Congreso, dio el tono de lo que fue ayer la frenética negociación del Gobierno para aprobar el proyecto que inyecta 290 millones de dólares al Transantiago. Una iniciativa en la que finalmente el equipo político del Ejecutivo coordinó fuerzas para consagrar sufragios que le fueron desde un principio esquivos. Lo consiguió cuando ya la propuesta estaba siendo debatida en sala y gracias al respaldo del independiente pro RN, Carlos Bianchi. El saldo anoche fue de 20 votos a favor y 18 en contra.
En la hora previa al debate del texto legal en sala, La Moneda se concentró en dos frentes cruciales tras el acuerdo alcanzado en palacio con el ex PPD, Fernando Flores: los del DC, Adolfo Zaldívar y el del legislador por Magallanes.
Velasco partió raudo las 15 horas a reunirse con el líder colorín, que durante la mañana y en una cumbre con los diputados de su sector, había manifestado su intención de rechazar el texto legal. El titular de Interior le explicó a Zaldívar que la orden de la Presidenta Michelle Bachelet era que ningún parlamentario oficialista apareciera obstruyendo la normativa, por lo que apeló a una abstención, que, con la cesión de Flores aseguraba un estrecho triunfo. Zaldívar insistió en sus argumentos para desechar este camino.
Paralelamente, Viera-Gallo ultimaba los detalles de la elección clave de Bianchi, que horas antes había admitido una gran presión desde la derecha, para impugnar la entrega de fondos, y desde el Gobierno para sumarse a la moción. "He sido como el jamón del sándwich, y eso no es malo, porque demuestra que hay una independencia política, pero tampoco es bueno, porque demuestra que hay una suerte de pelea o rivalidad mediática, que no contribuye a resolver el problema de fondo", sostenía.
Sus palabras no eran en vano. El teléfono de Bianchi fue el que más sonó ayer en Valparaíso. Desde la directiva de Renovación le consultaron temprano cuál sería su resolución. Él quedó de responder al mediodía en el almuerzo que programó junto a la bancada de senadores de RN y la cúpula de esta tienda. Allí recibió las quejas por parte de sus pares de RN por sus coqueteos con el Ejecutivo. En la ocasión admitió que estaba en una disyuntiva difícil, porque en los medios de su zona se hablaba respecto de que de su voto dependía cómo se comportaría el arca fiscal en la austral región. No obstante se comprometió a "no defraudar" a sus padrinos políticos. Dijo que la colectividad no debía temer sobre cuáles serían sus pasos y durante toda la tarde las señales indicaban que cumpliría la promesa hecha a RN. Sin embargo mantuvo el suspenso hasta el último minuto, aceptando ofertas que emanaban desde el Ejecutivo con una sola premisa: en ningún escenario se abstendría. Así, durante la extensa exposición previo al conteo de votos, salió varias veces del hemiciclo, en una oportunidad para dialogar telefónicamente con la Jefa de Estado, que le solicitó desde Santiago una mano en esta chance. Esta conversación fue el punto de inflexión. La gobernante lo convenció y pasada las 21 horas se inició la votación en el Congreso con una mayoría adquirida por cauces no tradicionales. "Es un poquito engorroso estar en esta posición distinta. Espero que no se nos mienta a las regiones y que lleguen los recursos y que las regiones podamos solidarizar (con Santiago), afirmó Bianchi al justificar su decisión.
RESPIRO
La administración bacheletista tuvo este respiro casi a última hora. Durante la jornada se analizó como uno de los escenarios más probables un empate. Esta eventual situación -que sorteó apenas el Gobierno- fue comentada en la reunión de casi media hora que los ministros del comité político de La Moneda, además del de Transportes, René Cortázar, sostuvieron en privado con los presidentes del PS, Camilo Escalona y de la DC, Soledad Alvear, cita que precedió al debate del proyecto. En la oportunidad se vislumbró la posibilidad de que, de pasar directo a mixta, se pusiera discusión inmediata al documento, de modo de que los fondos estuvieran disponibles, como requiere Cortázar, a fines de este mes. Favorablemente para el ministro, la micro del Transantiago no quedó en panne.
Salvar el pellejo
La derecha también preveía que se equipararían fuerzas, lo que era visto como un triunfo. Desde temprano el senador Jovino Novoa daba cuenta de que los pronósticos de su sector podían cumplirse y por ello aseveró que "con este proyecto el gobierno no está pensando en los usuarios sino en salvar el pellejo" y argumentó que "no hay ninguna inversión en el sistema público de transporte, hay platas para pagar un déficit, recursos de todos los chilenos para tapar el hoyo que está dejando el desastroso Transantiago".
Los parlamentarios de la Alianza expusieron en extenso sus reparos a la iniciativa en discursos que muchas veces coincidieron con los de sus pares oficialistas, con la confianza en que Zaldívar no echaría pie atrás y cumpliría su anuncio de rechazar y que Bianchi se alinearía con la oposición, cosa que no ocurrió. En esta determinación, Bachelet tuvo un rol central. Fue su gestión personal ante Bianchi la que salvó la idea de legislar. Hoy deben verse las indicaciones en la Comisión Unida de Hacienda y Transportes, instancia en que la oposición pretende imponer tres puntos: entrega fraccionada, rendición mensual de cuentas y compromiso de mantener la tarifa, condiciones que el Gobierno ya comprometió con sus parlamentarios, tras un día donde imperó la tensión y en el que Bachelet ordenó el Congreso, aunque no a toda la Concertación.LN
Saludos
Rodrigo González Fernández
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