Andrés Chadwick y el dilema presidencial de la derecha “Estaríamos felices si la Alianza gana con Piñera”
¿Hay piñeristas en la UDI? Al parecer sí, y éstos comienzan a aumentar proporcionalmente con las encuestas que colocan al candidato de RN en el primer lugar. Aquí, el senador gremialista y primo del accionista de LAN explica esta tendencia.
Nación Domingo
Por Boris Bezama
En la Alianza están entusiasmados con las encuestas, aunque unos más que otros. Y Andrés Chadwick es uno de ellos. El senador por la VI Región confía en que la diversidad de intereses en la Concertación llevará inevitablemente a la alternancia política. “Existe una dificultad tremenda del Gobierno para imponerse. En el Senado, uno ve a los ministros corriendo por los pasillos, cazando parlamentarios, destinando un tiempo infinito a cada uno”, asegura.
–Pero en todos los gobiernos los ministros han tenido que ir a buscar a los parlamentarios incluso al baño para que voten.
–La sensación antes era que, por más que se produjeran discrepancias, llegado el momento estaban los votos. Pero al Gobierno cada vez se le hace más difícil sacar adelante su agenda legislativa; y si piensa que cuando la Concertación no le dé los votos puede obtenerlos de la Alianza, tiene que cambiar su manera de entenderse con la oposición. Es intolerable que mientras te piden los votos para un proyecto determinado, al mismo tiempo mandan una iniciativa como la LOCE, en que te quieren dejar como defensores del lucro en la educación. Tontos no somos.
–La Alianza no ha logrado capitalizar los problemas del Gobierno, parece que se acostumbraron a ser oposición.
–Como conglomerados políticos, la Concertación ha bajado y nosotros no hemos subido. Pero si la elección presidencial fuera el próximo domingo, gana la Alianza.
–¿Con quién?
–Con Sebastián Piñera.
–¿Da por descontado que la UDI no llevará candidato presidencial?
–No, ya que tenemos la experiencia de tener una sola ficha en el tablero y no cometeremos el mismo error. Pero si gana la Alianza con Piñera estaríamos felices.
–Pero ustedes no quieren a Piñera.
–A algunos les gustará más y a otros menos. Lo importante es que culturalmente tenemos que meternos eso en la cabeza.
–Tienen dos años para aprender.
–Ya aprendimos. Para la segunda vuelta tomamos la decisión de apoyar a Piñera dos días antes de la elección, sin que él alcanzara a levantar el teléfono. Y al día siguiente comimos en mi casa Jovino Novoa, Piñera y yo. De hecho, los votos se traspasaron casi integralmente.
–¿Entonces están dispuestos a apoyarlo?
–Evidente, pero repito: también aprendimos que no es bueno colocar una sola ficha en el tablero, por muy segura que esté la elección. Falta tiempo y hay situaciones impredecibles. Como UDI tenemos que aportar a la Alianza una opción presidencial que esté junto a Piñera, para correr menos riesgos si las cosas no se dan con él. Cuando efectivamente la elección esté más cerca deberemos determinar quién estará en la mejor posición.
–¿El mejor plazo para eso es mayo de 2009, como lo planteó Lavín?
–Debería estar en torno a eso. Los plazos deben resolverse este 4 y 5 de mayo, en el Consejo Directivo Ampliado. Ahí se verá si el tema se resuelve antes o después de las municipales de octubre de 2008. Personalmente, creo que la UDI debiera llegar a esas elecciones con un candidato presidencial posicionado.
–Entonces, la Alianza llegará con dos candidatos a la primera vuelta, como lo plantea Longueira.
–Nadie está amarrado a una fórmula. La definición estratégica tiene que estar dada a partir de lo que suma más. Si tenemos la posibilidad de tener dos candidatos bien posicionados, Piñera y el representante de la UDI, y la suma de ambos se potencia llegando a más sectores, llevaremos dos candidatos. Por el contrario, si la gente reclama un solo candidato de una potencia de unidad y que muestre capacidad de gobernar, debiera ser uno. Esa definición la debiéramos tomar al inicio de 2009.
–Y si fueran dos, ¿sería mejor llevar a una mujer y un hombre?
–[Ríe]. Para nadie es un misterio que están Longueira y la Coca [Jacqueline van Rysselberghe], aunque pueden surgir otros.
–¿La opción de Coca no es testimonial?
–No es así. Ella tiene un valioso cuento regional.
“Estamos recién empezando”
–¿La UDI se quedó atrás con esta reactivación del equipo de campaña de Piñera? ¿Cómo van a reaccionar?
–No creo que nos hayamos quedado atrás, pero es súper importante que Sebastián Piñera y RN, que tiene, clarificada su opción presidencial dentro de la Alianza, concreten equipos de trabajo y formas de desarrollar su campaña. La UDI ya definirá la suya.
–¿Hasta cuándo dilatará la UDI la decisión de apoyar a Piñera? Está claro que él es el mejor candidato de la derecha.
–La UDI no está dilatando una decisión; la va a tomar. Tenemos consejo directivo la próxima semana y ahí seguramente vamos a tener una definición más clara. Esa es una definición estratégica que se tiene que tomar a finales de 2008 o comienzos de 2009, cuando ya tengamos también el cuadro presidencial de la Concertación más claro. Y todos entendemos que debe ser así, para definir si tenemos un candidato único de la Alianza, o dos candidatos con apoyos recíprocos. Pero esa definición debe ser más tarde, falta un año todavía.
–¿A quién temen más: a Lagos o a Insulza?
–Creo que el candidato de la Concertación va a terminar siendo un democratacristiano, que les dé una mejor opción. Pero tengo la impresión de que si el candidato no es un DC, y la opción dentro de la Concertación sigue estando en manos de la izquierda, va a ser Insulza. Lagos está en una curva declinante e Insulza en una ascendente.
Críticas respetables
–¿Coincide con Hernán Larraín en que Alfredo Ovalle no es un interlocutor válido con los empresarios?
–Los interlocutores los eligen los gremios, lo que es súper clarificador es que cada cual tenga su rol. Así como a los partidos no les corresponde defender intereses sectoriales, a los dirigentes gremiales no les corresponde instruir o dar orientaciones a los partidos. La gran lección de esta polémica es que los gremios y los dirigentes gremiales defienden sus propios intereses, que para eso están. Pero a los partidos políticos, y hablo por la UDI y por RN, nos corresponde velar por el interés general del país.
–Pero de ahí a decir que no hablarán más con Ovalle, ¿no es mucho?
–No se trata de si se va a hablar o no se va a hablar. Lo que Hernán Larraín ha marcado es que debe haber un absoluto respeto recíproco, y ese respeto significa comprender el rol que cada cual tiene; ni el dirigente más importante de los empresarios o de los trabajadores puede decirles a los partidos qué es lo que deben hacer, o cómo quieren que lo haga, o buscar pautearlo.
–Pero todos los están pauteando. Ricardo Claro dijo que la oposición dispara en forma irreflexiva y no tiene visión de largo plazo.
–Eso es completamente distinto. Ricardo Claro no es dirigente de ningún gremio, y es una opinión que da a título personal. Puede tener sus razones para pensarlo y no hay ningún inconveniente. Siempre ha sido un hombre de derecha, y que critique es perfectamente respetable y legítimo.
- Uno tiene la impresión de que todos estos dimes y diretes corresponden a un asunto mediático. ¿Efectivamente hay roces con el empresariado, o es todo para la galería?
- Es curioso lo que ocurre hoy, donde todo se evalúa desde la base de que hay una inteligencia oculta que puede tener capacidad de generar hechos mediáticos o comunicacionales. No, acá no hay segundos pisos. Esos están en La Moneda y tienen financiamiento público; en la Alianza no hay segundos pisos, ni cerebros grises que tengan esas capacidades. En este tema, se dio una situación absolutamente real; frente a un proyecto de ley la Confederación de la Producción y el Comercio tenía un determinado planteamiento y nosotros otro. La Moneda, en una de las cosas más rústicas que he visto en política, les pidió a los empresarios en un desayuno que fuesen a convencernos de que cambiáramos nuestro voto. Eso fue algo totalmente inaceptable. LND