CHILE: Sebastián Piñera: "La figura y el legado de Aylwin han ido creciendo con el tiempo"
la tercera / Hijo de uno de los fundadores de la Democracia Cristiana, el ex presidente Sebastián Piñera creció con la figura de Patricio Aylwin presente en las conversaciones familiares. José Piñera Carvallo, embajador durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva, mantuvo una relación de amistad con el entonces senador Aylwin. "Desde esos tiempos, la imagen que yo tengo de Aylwin fue de un hombre bueno, honesto, que quería a Chile y tenía una visión de Estado que estaba por encima de las pequeñeces", recuerda Sebastián Piñera pocas horas después del fallecimiento del ex mandatario DC.
Hoy, Piñera -quien fue a visitar por última vez al ex mandatario a su casa el 1 de abril- recuerda su relación con el ex gobernante y su influencia en la última mitad del siglo.
¿Cuál diría que fue el principal aporte de Patricio Aylwin a la historia de Chile?
El Presidente Aylwin fue un gran aporte para la política y la sociedad nacional. Todos los chilenos le debemos mucho y hoy, en que la calidad de la política se ha deteriorado gravemente, su trayectoria y calidad humana debiesen ayudarnos para recuperar la dignidad de la política. Ojalá que más personas que ingresen a la vida pública, lo hagan con la calidad humana, valores y la visión de país que nos entregó Patricio Aylwin Azócar.
¿Cómo cree que la historia va a recordarlo?
A pocos políticos de nuestro país les ha tocado jugar un rol protagónico en momentos tan estelares de nuestra historia como a Patricio Aylwin. Como presidente de la DC y de la Confederación Democrática durante el gobierno de Salvador Allende, él hizo muchos esfuerzos por encontrar una vía democrática para sacar a Chile del verdadero desastre en que la UP lo había convertido. Desgraciadamente esas gestiones no dieron resultados y el desenlace fue el Golpe de Estado, posteriormente el quiebre de la democracia y todo lo que eso trajo aparejado.
¿Cuál fue el gran aporte de Patricio Aylwin en los años 70?
En esos años él hizo un genuino esfuerzo por encontrar una salida pacífica y democrática a la crisis del gobierno de Allende. No fue exitoso. Tanto es así que en una oportunidad señaló, quizás pensando en esos tiempos, que él pertenecía a una generación fracasada, la generación que perdió la democracia.
¿Qué otros aportes destaca en los años 80 y los 90?
Un segundo momento estelar, y esta vez exitoso, fue cuando le tocó liderar el proceso de recuperación de la democracia. Normalmente, las transiciones de gobiernos militares a gobiernos democráticos se hacen en medio de crisis políticas, caos económico, violencia social y nada de eso ocurrió en Chile. Eso no es una casualidad. Yo creo que el aporte de Patricio Aylwin fue decisivo. Supo encontrar un camino para recuperar la democracia.
Después le tocó encabezar el primer gobierno democrático post régimen militar con nuevos desafíos: consolidar la democracia, la economía social de mercado, incorporar mayores niveles de justicia social y al mismo tiempo iniciar un camino para lograr una mayor reconciliación entre los chilenos. Llevábamos décadas de divisiones profundas, de odios cruzados que le habían causado un grave daño a la convivencia y a la sociedad chilena.
El suyo fue un gran gobierno no sólo por los logros cuantitativos, sino que también por los logros cualitativos que apuntaron a sanar el alma nacional y lograr un mayor encuentro y reconciliación entre los chilenos. Para alcanzarlo, su carácter, personalidad y visión fueron decisivos.
Cuando fue candidato a la presidencia usted consideró que Aylwin era un hombre del pasado ¿Le sorprendió su gobierno?
Creo que la figura y el legado de Patricio Aylwin han ido creciendo con el tiempo. En ese momento yo sentí que el primer programa de gobierno de la Concertación no era lo que Chile necesitaba. Una cosa era recuperar la democracia por el camino más rápido y más directo -causa que yo compartía- pero otra cosa era qué hacer con esas libertades y esa nueva democracia conquistada. El programa original de la Concertación, en mi opinión, representaba una vuelta atrás. El mundo había cambiado, ya había caído el muro de Berlín, estábamos en medio de una revolución de la sociedad del conocimiento y la información, y por tanto, había que dar un salto en democracia y con libertades hacia adelante y no hacia atrás.
Pero debo decir que a pesar de mi aprensiones de entonces, Patricio Aylwin nos sorprendió gratamente a todos, porque hizo un gran gobierno para Chile. Fue capaz de compatibilizar muchos objetivos. No solamente gobernar bien al país, mantener la capacidad de crecer, de crear empleos, de mejorar los salarios, sino que además se incorporó con sabiduría a esta sociedad moderna, del conocimiento y la información y supo rodearse de gente talentosa como Edgardo Boeninger o Alejandro Foxley, que fueron claves en su gobierno. También supo conducir con mucha sabiduría la relación con las Fuerzas Armadas y el general Pinochet, que después de 17 años, habían dejado el poder.
¿Qué hechos recuerda que grafiquen la habilidad política de Patricio Aylwin?
Tenía astucia y habilidad para enfrentar los laberintos de la política y el poder. Por ejemplo, mostró gran habilidad en la forma en que logró ser el candidato único de la Concertación. Inicialmente había más de 10 candidatos y él, con paciencia y sabiduría logró convertirse en candidato único.
También es destacable cómo manejó la democracia de los acuerdos y terminó con esa idea de que gobierno y oposición tenían por tarea destruirse mutuamente. Yo lo recuerdo muy bien porque a mí me tocó ser senador por Santiago durante todo su mandato y logramos grandes acuerdos con el ministro Foxley y el ministro Cortázar en las reformas social, tributaria y laboral, que le dieron estabilidad y legitimidad a la economía social de mercado por largas décadas.
¿Cómo fue negociar con su gobierno desde la oposición?
Desde el primer instante en que el Presidente Aylwin fue electo, mucho antes que asumiera, iniciamos una serie de conversaciones con quien sería el ministro de Hacienda, Alejandro Foxley. Proponíamos no esperar que los frutos del crecimiento llegaran automáticamente a la clase media y a los sectores menos favorecidos. En esa época, casi el 40% de la población nacional vivía en condiciones de pobreza. Trabajamos en pedirle un esfuerzo adicional a los sectores más favorecidos -a través de la reforma tributaria- para financiar un programa social muy específico que consistía en mejorar las condiciones en salud, educación, sueldo mínimo, sueldos de profesores y pensiones.
Al asumir el Presidente Aylwin, esos acuerdos fluyeron, con la oposición de algunos, pero se dieron acuerdos amplios y sólidos que le dieron mucha estabilidad y tranquilidad al país. Por lo tanto, aquellos que pronosticaban que el primer gobierno de la democracia iba a significar un caos económico se equivocaron.
Aylwin mostró también su habilidad política al cortejarlo a usted para tener su apoyo y después a Sergio Onofre Jarpa, cuando convenía.
En esa época cuando se inauguró la democracia de los acuerdos lo que se conocía como la patrulla juvenil eran propuestas muy novedosas porque en la Unidad Popular había el espíritu de avanzar sin transar y en el gobierno militar el concepto de que no se mueve una hoja sin que yo lo sepa. Por eso junto con la recuperación de la democracia teníamos la enorme oportunidad de recuperar el tiempo perdido en materia de amistad cívica, reconciliación y reencuentro entre los chilenos y por tanto la democracia de los acuerdos surgió desde este grupo joven y fue muy bien recibida por el gobierno de Patricio Aylwin y por sus principales colaboradores como Boeninger, Foxley, Cortázar, Correa, Krauss, y por tanto nosotros conversábamos con el Presidente Aylwin y sus ministros, pero el también tenía este otro canal de comunicación que era este canal generacional. Sabíamos que conversaba con Sergio Onofre Jarpa al igual que conversaba con Pinochet. Ha contado que recibió muchas veces a Pinochet en La Moneda.
Tuvo esta virtud de saber conversar con cada uno en su idioma con los jóvenes y su idealismo y entusiasmo y con los más adultos con esa sabiduría que da la experiencia. Patricio Aylwin supo navegar en esas aguas turbulentas pero con el timón firme, escuchando, sumando e incorporando a los jóvenes y también a los mayores y por eso él dialogaba con nosotros y con sus contemporáneos.
¿Cómo fue la relación de Aylwin con Pinochet?
Sin duda que fue los primeros pasos de la democracia fueron momentos de gran tensión. Teníamos una Constitución que tenía grandes enclaves de autoritarismo por ejemplo la inamovilidad de los Comandantes en Jefe, los senadores designados, el Consejo de Seguridad Nacional que podía autoconvocarse y contradecir al propio Presidente de la República y por tanto eran tiempos difíciles. Creo que Patricio Aylwin demostró su habilidad y virtudes personales para conducir ese proceso. En más de una oportunidad me comentó que tenía mayor facilidad para relacionarse con el General Pinochet y Sergio Onofre Jarpa que eran de la misma generación y por tanto esa complicidad o cercanía generacional también jugó un rol importante. Patricio Aylwin fue muy firme y muy claro con su relación con el General Pinochet pero al mismo tiempo lo trató con respeto y deferencia.
Sin perjuicio de ello, hubo un momento muy tenso, recordemos que durante el gobierno del Presidente Aylwin fue el ejercicio de enlaces, y el boinazo. Estas fueron en cierta forma señales o amenazas que venían desde el mundo militar hacia este proceso de transición hacia la democracia.
¿Cuál fue el rol de Aylwin durante el Piñeragate?
No es el momento más oportuno para recordar aquello, pero en un momento determinado yo le dije a Mariana Aylwin que sentía que el gobierno no había cumplido en plenitud el rol de defender la libertad de expresión y el derecho a la privacidad de un senador. Dadas las circunstancias que el teléfono de un senador había sido intervenido por elementos militares en recinto militar utilizando recursos y tecnología militar, el gobierno no había actuado con la fuerza que se requería en defensa de la libertad de expresión, de la privacidad y de los derechos individuales. Al día siguiente me llamó Patricio Aylwin y yo lo fui a ver y me dijo porqué ha dicho eso y yo le dije mire aquí se intervino un teléfono en forma ilegal lo hizo utilizando recursos del ejército sin embargo el gobierno no ha tomado partido ni acciones y yo he tenido que defender estos derechos y la confidencialidad de las comunicaciones en forma muy solitaria. El me aseguró que esto no iba a quedar así. Me dijo 'yo parto mañana a los países nórdicos y a mi regreso me haré cargo del tema´. Se fue y en ese tiempo ocurrió el ejercicio enlace. Comprendí que las circunstancias habían cambiado. No volví a hablar del tema con él.
CHILE: Sebastián Piñera: "La figura y el legado de Aylwin han ido creciendo con el tiempo"
Con Información de la tercera
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Hoy, Piñera -quien fue a visitar por última vez al ex mandatario a su casa el 1 de abril- recuerda su relación con el ex gobernante y su influencia en la última mitad del siglo.
¿Cuál diría que fue el principal aporte de Patricio Aylwin a la historia de Chile?
El Presidente Aylwin fue un gran aporte para la política y la sociedad nacional. Todos los chilenos le debemos mucho y hoy, en que la calidad de la política se ha deteriorado gravemente, su trayectoria y calidad humana debiesen ayudarnos para recuperar la dignidad de la política. Ojalá que más personas que ingresen a la vida pública, lo hagan con la calidad humana, valores y la visión de país que nos entregó Patricio Aylwin Azócar.
¿Cómo cree que la historia va a recordarlo?
A pocos políticos de nuestro país les ha tocado jugar un rol protagónico en momentos tan estelares de nuestra historia como a Patricio Aylwin. Como presidente de la DC y de la Confederación Democrática durante el gobierno de Salvador Allende, él hizo muchos esfuerzos por encontrar una vía democrática para sacar a Chile del verdadero desastre en que la UP lo había convertido. Desgraciadamente esas gestiones no dieron resultados y el desenlace fue el Golpe de Estado, posteriormente el quiebre de la democracia y todo lo que eso trajo aparejado.
¿Cuál fue el gran aporte de Patricio Aylwin en los años 70?
En esos años él hizo un genuino esfuerzo por encontrar una salida pacífica y democrática a la crisis del gobierno de Allende. No fue exitoso. Tanto es así que en una oportunidad señaló, quizás pensando en esos tiempos, que él pertenecía a una generación fracasada, la generación que perdió la democracia.
¿Qué otros aportes destaca en los años 80 y los 90?
Un segundo momento estelar, y esta vez exitoso, fue cuando le tocó liderar el proceso de recuperación de la democracia. Normalmente, las transiciones de gobiernos militares a gobiernos democráticos se hacen en medio de crisis políticas, caos económico, violencia social y nada de eso ocurrió en Chile. Eso no es una casualidad. Yo creo que el aporte de Patricio Aylwin fue decisivo. Supo encontrar un camino para recuperar la democracia.
Después le tocó encabezar el primer gobierno democrático post régimen militar con nuevos desafíos: consolidar la democracia, la economía social de mercado, incorporar mayores niveles de justicia social y al mismo tiempo iniciar un camino para lograr una mayor reconciliación entre los chilenos. Llevábamos décadas de divisiones profundas, de odios cruzados que le habían causado un grave daño a la convivencia y a la sociedad chilena.
El suyo fue un gran gobierno no sólo por los logros cuantitativos, sino que también por los logros cualitativos que apuntaron a sanar el alma nacional y lograr un mayor encuentro y reconciliación entre los chilenos. Para alcanzarlo, su carácter, personalidad y visión fueron decisivos.
Cuando fue candidato a la presidencia usted consideró que Aylwin era un hombre del pasado ¿Le sorprendió su gobierno?
Creo que la figura y el legado de Patricio Aylwin han ido creciendo con el tiempo. En ese momento yo sentí que el primer programa de gobierno de la Concertación no era lo que Chile necesitaba. Una cosa era recuperar la democracia por el camino más rápido y más directo -causa que yo compartía- pero otra cosa era qué hacer con esas libertades y esa nueva democracia conquistada. El programa original de la Concertación, en mi opinión, representaba una vuelta atrás. El mundo había cambiado, ya había caído el muro de Berlín, estábamos en medio de una revolución de la sociedad del conocimiento y la información, y por tanto, había que dar un salto en democracia y con libertades hacia adelante y no hacia atrás.
Pero debo decir que a pesar de mi aprensiones de entonces, Patricio Aylwin nos sorprendió gratamente a todos, porque hizo un gran gobierno para Chile. Fue capaz de compatibilizar muchos objetivos. No solamente gobernar bien al país, mantener la capacidad de crecer, de crear empleos, de mejorar los salarios, sino que además se incorporó con sabiduría a esta sociedad moderna, del conocimiento y la información y supo rodearse de gente talentosa como Edgardo Boeninger o Alejandro Foxley, que fueron claves en su gobierno. También supo conducir con mucha sabiduría la relación con las Fuerzas Armadas y el general Pinochet, que después de 17 años, habían dejado el poder.
¿Qué hechos recuerda que grafiquen la habilidad política de Patricio Aylwin?
Tenía astucia y habilidad para enfrentar los laberintos de la política y el poder. Por ejemplo, mostró gran habilidad en la forma en que logró ser el candidato único de la Concertación. Inicialmente había más de 10 candidatos y él, con paciencia y sabiduría logró convertirse en candidato único.
También es destacable cómo manejó la democracia de los acuerdos y terminó con esa idea de que gobierno y oposición tenían por tarea destruirse mutuamente. Yo lo recuerdo muy bien porque a mí me tocó ser senador por Santiago durante todo su mandato y logramos grandes acuerdos con el ministro Foxley y el ministro Cortázar en las reformas social, tributaria y laboral, que le dieron estabilidad y legitimidad a la economía social de mercado por largas décadas.
¿Cómo fue negociar con su gobierno desde la oposición?
Desde el primer instante en que el Presidente Aylwin fue electo, mucho antes que asumiera, iniciamos una serie de conversaciones con quien sería el ministro de Hacienda, Alejandro Foxley. Proponíamos no esperar que los frutos del crecimiento llegaran automáticamente a la clase media y a los sectores menos favorecidos. En esa época, casi el 40% de la población nacional vivía en condiciones de pobreza. Trabajamos en pedirle un esfuerzo adicional a los sectores más favorecidos -a través de la reforma tributaria- para financiar un programa social muy específico que consistía en mejorar las condiciones en salud, educación, sueldo mínimo, sueldos de profesores y pensiones.
Al asumir el Presidente Aylwin, esos acuerdos fluyeron, con la oposición de algunos, pero se dieron acuerdos amplios y sólidos que le dieron mucha estabilidad y tranquilidad al país. Por lo tanto, aquellos que pronosticaban que el primer gobierno de la democracia iba a significar un caos económico se equivocaron.
Aylwin mostró también su habilidad política al cortejarlo a usted para tener su apoyo y después a Sergio Onofre Jarpa, cuando convenía.
En esa época cuando se inauguró la democracia de los acuerdos lo que se conocía como la patrulla juvenil eran propuestas muy novedosas porque en la Unidad Popular había el espíritu de avanzar sin transar y en el gobierno militar el concepto de que no se mueve una hoja sin que yo lo sepa. Por eso junto con la recuperación de la democracia teníamos la enorme oportunidad de recuperar el tiempo perdido en materia de amistad cívica, reconciliación y reencuentro entre los chilenos y por tanto la democracia de los acuerdos surgió desde este grupo joven y fue muy bien recibida por el gobierno de Patricio Aylwin y por sus principales colaboradores como Boeninger, Foxley, Cortázar, Correa, Krauss, y por tanto nosotros conversábamos con el Presidente Aylwin y sus ministros, pero el también tenía este otro canal de comunicación que era este canal generacional. Sabíamos que conversaba con Sergio Onofre Jarpa al igual que conversaba con Pinochet. Ha contado que recibió muchas veces a Pinochet en La Moneda.
Tuvo esta virtud de saber conversar con cada uno en su idioma con los jóvenes y su idealismo y entusiasmo y con los más adultos con esa sabiduría que da la experiencia. Patricio Aylwin supo navegar en esas aguas turbulentas pero con el timón firme, escuchando, sumando e incorporando a los jóvenes y también a los mayores y por eso él dialogaba con nosotros y con sus contemporáneos.
¿Cómo fue la relación de Aylwin con Pinochet?
Sin duda que fue los primeros pasos de la democracia fueron momentos de gran tensión. Teníamos una Constitución que tenía grandes enclaves de autoritarismo por ejemplo la inamovilidad de los Comandantes en Jefe, los senadores designados, el Consejo de Seguridad Nacional que podía autoconvocarse y contradecir al propio Presidente de la República y por tanto eran tiempos difíciles. Creo que Patricio Aylwin demostró su habilidad y virtudes personales para conducir ese proceso. En más de una oportunidad me comentó que tenía mayor facilidad para relacionarse con el General Pinochet y Sergio Onofre Jarpa que eran de la misma generación y por tanto esa complicidad o cercanía generacional también jugó un rol importante. Patricio Aylwin fue muy firme y muy claro con su relación con el General Pinochet pero al mismo tiempo lo trató con respeto y deferencia.
Sin perjuicio de ello, hubo un momento muy tenso, recordemos que durante el gobierno del Presidente Aylwin fue el ejercicio de enlaces, y el boinazo. Estas fueron en cierta forma señales o amenazas que venían desde el mundo militar hacia este proceso de transición hacia la democracia.
¿Cuál fue el rol de Aylwin durante el Piñeragate?
No es el momento más oportuno para recordar aquello, pero en un momento determinado yo le dije a Mariana Aylwin que sentía que el gobierno no había cumplido en plenitud el rol de defender la libertad de expresión y el derecho a la privacidad de un senador. Dadas las circunstancias que el teléfono de un senador había sido intervenido por elementos militares en recinto militar utilizando recursos y tecnología militar, el gobierno no había actuado con la fuerza que se requería en defensa de la libertad de expresión, de la privacidad y de los derechos individuales. Al día siguiente me llamó Patricio Aylwin y yo lo fui a ver y me dijo porqué ha dicho eso y yo le dije mire aquí se intervino un teléfono en forma ilegal lo hizo utilizando recursos del ejército sin embargo el gobierno no ha tomado partido ni acciones y yo he tenido que defender estos derechos y la confidencialidad de las comunicaciones en forma muy solitaria. El me aseguró que esto no iba a quedar así. Me dijo 'yo parto mañana a los países nórdicos y a mi regreso me haré cargo del tema´. Se fue y en ese tiempo ocurrió el ejercicio enlace. Comprendí que las circunstancias habían cambiado. No volví a hablar del tema con él.
CHILE: Sebastián Piñera: "La figura y el legado de Aylwin han ido creciendo con el tiempo"
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Rodrigo González Fernández
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